DISCLAIMER: blablabla, los personajes no son míos y si lo fueran se pasarían el día entero fornicando.

RATING: PORN, PORN, PORN, PORN, PORN, PORN…. Y algo de romance.

TEMPORADA SUPERNATURAL: 10

PAREJAS: Dean/Crowley, Dean/Castiel, Dean/Sam

WARNINGS: porno (bastante), sado (de vez en cuando), twincest (un poquito), personajes de otras series (solo un rato), guiños a cosas frikis(a ver si las encuentras XD).

Se abre el telón….

DEMONDEAN

CHAPTER 1- DEAN

Sam se desplomó en la silla del gran salón comedor donde solían investigar. Su mano dejó el móvil sobre la mesa, casi sin fuerza.

Lo había probado todo. Había llamado a toda la gente que conocía y a gente que ni siquiera conocía. Había intentado lo imposible, incluso con los demonios del cruce de caminos. Pero se habían reído de él.

Y Crowley no respondía.

Su hermano yacía en esa pequeña habitación, muerto, y el jodido SOyElPutoReyDelInfiernoCrowley no respondía.

Por eso, cuando se le acabaron las opciones y su cerebro no dio para más, se desplomó ahí mismo. Su cabeza se había quedado vacía. No sentía nada. Porque, eran los hermanos Winchester, ¿verdad? Siempre habían sido los hermanos Winchester. Uno solo no era lo mismo. Esa realidad no era posible, no, se negaba a aceptarlo.

Se levantó lentamente de la silla y avanzó renqueando por el pasillo hacia la habitación de su hermano. Veía todo rodeado de una espesa niebla que le impedía aceptar lo que había pasado. Era imposible. No podían terminar así. ¿Sin Dean? ¿Sin su hermano mayor? ¿Su Dean?

Aún con la cabeza en otra parte, se detuvo en la puerta y, por costumbre, llamó (Algo que su hermano jamás hacía cuando se trataba de él). Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, suspiró y agarró el pomo de la puerta, preparado para enfrentarse con la realidad.

La realidad casi se dio de bruces con la cara de Sam cuando la puerta se abrió hacia dentro y Dean apareció en el umbral, mirándolo.

Y por un largo momento, el tiempo se detuvo.

Sam no reaccionó. Su mano continuaba en el aire, allí donde había tocado el pomo de la puerta antes de serle arrebatado, junto con su respiración. Y en el filo de ese tiempo, aún incapaz de reaccionar, vio cómo su hermano salía de la habitación, le echaba una última mirada y se iba.

Solo cuando oyó la puerta de la entrada cerrarse de un portazo, dejándole solo, en esa cueva fría repleta de lujos, Sam fue capaz de moverse. Se cayó al suelo y empezó a temblar, mientras su cara se humedecía lentamente. Dean no le había dicho una palabra. Se había limitado a mirarle y se había ido.

Y cuando lo miró, tenía los ojos negros.