Publicado originalmente en: leviantha _ cross . livejournal . com (mi blog, sin espacios)
Prompt: Tarjeta. Histeria fandom. Especial de San Valentín.

Otro lenguaje

Han dejado claro que no son como los otros reos que han caído y a fuerza de arrastrarse entre protestas, se han separado de ellos. Luciano tiene mal genio y aunque maniatado, es fuerte aún. Mónica no difiere mucho. Pronto tienen un rincón de la celda solo para los dos y el resto de los presos que no han recibido alguna patada en la mandíbula, quedando mudos y sangrantes por algún tiempo, hace de cuenta que no están ahí.
Raro. Fue ella la que empezó a dar los empujones cuando lo trajeron de la enfermería. Gritó y puteó cuando fue necesario. Amenazó de muerte y fue convincente. Él se violentó más. Los guardias les dieron descargas eléctricas, cayeron desmayados y volvieron al ataque por la noche hasta que la distancia de pocos metros, pero muy difícil de salvar en esas circunstancias nunca vividas antes, estuvo cubierta.
Sin embargo, en ese lugar tan minúsculo y con la camisa de fuerza de los prisioneros, sentarse juntos era incómodo. La única manera de entablar alguna clase de contacto fue apoyando Mónica la frente contra el hombro de Luciano, que se mantuvo erguido y orgulloso, a pesar de las circunstancias.
-Me sorprende que no nos hayas traicionado. Primero con Schneizel y ahora…
Luciano se echó a reír. Los otros prisioneros se encogieron sobre sí mismos, tan aterrador encontraron este gesto, que de hecho, lo hacía un poco más humano a ojos de Mónica. Esa risa era, creánlo o no, mucho menos sombría que la que podía oírse resonar por los comunicadores del Lamorak de sir Kruszewski. Era más parecida a la que soltó en Navidad, cuando ella dejó un regalo tonto en su media, solo por lástima, pues nadie más le tenía la menor de las simpatías. Regalo que supo él de inmediato de dónde provenía, por supuesto.
-Soy un noble. Me ha costado mucha sangre, pero como no fue mía, la derramé feliz. ¿Necesito darte mi tarjeta de presentación como el Vampiro? También olvidas que estaba vertiendo más cuando tú llegaste a interrumpirme en dos ocasiones distintas. Si te hubieras detenido a contar los cuerpos a mis pies, habrías visto tanto a aliados del viejo Rey como del bastardo real y en la revolución, tanto plebeyos como nobles caídos probaron el filo de mis cuchillos. Estaba esperando por un conflicto interno.
Mónica se descubrió sonriendo y con lágrimas en los ojos, su voz cortada al hablar.
-Pudiste…haberme…a mí también…
Luciano se rió otra vez, cambiando su posición, frotando su mentón y casi golpeándole la coronilla a Mónica con él.
-No tuve tiempo.
Ella prefirió no analizar eso. Se quedó escuchando su corazón hasta que vinieron a separarlos para la ejecución compartida. Solo entonces soltó todas las maldiciones que se sabía en polaco.
(no eran tan pocas)