"le coeur est seul une machine qu'en vain late pour maintenir un corps vivant ... quand l'âme déjà cette morte..."
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Fue un día triste, lo recuerdo muy bien... las hojas secas de los árboles caían al suelo, ese era el motivo por el cual una alfombra café cubría el amplio suelo de la senda que daba a la casa, las nubes se cernían bajas y densas, dando un aspecto nublado al ambiente. Ni una desdichada alma cubría el camino o los campos, solamente el ruido del carruaje rompía mis pensamientos de soledad.
-Ho, Sora.- entablo con una débil voz mi acompañante.-pourquoi si de tôt a-t-il changé le paysage ?(por que tan de pronto ha cambiado el paisaje?)
-il découle du climat (se debe al clima).- me limite a decir, pues no era prudente explicarle nada más. Aquella criatura respondía al nombre de Mimi Tashikawa, debil y enfermiza, esa era la impresión que causaba a los que recién la conocían, su tez era muy pálido, su cabello era castaño claro y si bien no era muy lista, si era en cambio una persona muy confiable... por eso había venido conmigo. Tras mi breve respuesta volvió a perderse en sus costuras y yo volví a adentrarme en los detalles que me habían traído hasta esta remota región de rumania. Corria el año de 1430, Moldavia surgia al noroeste como estado tributario, la china y demás regiones de oriente, eran totalmente desconocidas, y hasta cierto punto una madeja de nuevas leyendas traídas por algunos insensatos aventureros europeos, estos caminos... estas tierras pertenecían a mi Tio, el conde de Honensollerm, que apenas hacía 3 días había muerto, aparentemente por causas desconocidas.
-Wir nähern uns (nos hacercamos).- exclamó el cochero con su voz ronca, haciendo relinchar a los equinos, preste más atención... sería la primera vez en mi vida que observaría la casa, que devería de aprisionarme el resto de mi vida, si bien el abandono del trayecto siguió, nos adentramos en una zona con vegetación totalmente diferente, y a ver aunque sea de manera rápida, algunas fuentes de agua que pasabamos rápidamente. Finalmente habíamos llegado, así me lo manifestó el carruaje al pararse, las sombras nocturnas abrazaban ya casi completamente, denotando una melancolica mansion de estilo gótico. No sabría explicar como controle el total asombro que me causo su fachada, baje del carruaje lentamente con la ayuda del mozo, mi mirada se inmobilizó al observar la construcción, era desagradable, pero a la vez poetica, apocaliptica, devastadora... digna de contemplar toda una vida, sin llegar a saber cual lugar nos parecería más siniestro... la mansión o el mismo infierno...
-Bienvenu, Mademoiselle Takenouchi ( Bienvenida, Srti. Takenouchi) promulgo el hombre que se inclinaba para besarme la mano en forma cortez. Reconocí en el, al mayordomo de la casa, el sr. Alexei Suskaya, un viejo ruso que era de suma confianza para mi fallecido tío, le sonreí cortezmente, una cosa muy poco común para la epoca... pues los empleados no tenían más derecho que obedecer a su amo.
-tu dois être fatiguée... Mimi (debes estar cansada... mimi).- vire para ver a mi dama de compañía la cuál parecía absorta observaba curiosamente la fachada.- Alexei... indicale sa chambre a mimi (indicale su habitación a Mimi).- ordene mientras yo misma avanzaba por los escalones de la puerta principal. Un mozo empujo la adornada puerta para abrirla, avancé por un suelo alfombrado... que hasta cierto grado entorpecia mi paso.
-Sora ! So-chan, ma chère prime (Sora! So-chan, mi querida prima).- exclamo en forma prudente una voz masculina, que tras salir de las sombras camino, hasta quedar frente a mi.
-Taichi...- solte tirandome en sus brazos.- Taichi... autant de conviens perdue de notre oncle (cuanto siento la perdida de nuestro tio). Taichi y yo eramos primos, crecimos juntos en la niñez... pero fuimos separados en la pubertad, quiza la razón más evidente fuéron las cuestiones de negocios, pero yo sabia interiormente que había algo más que lo había alejado de mi, mucho más allá de sus espectativas... yo estaba comprometida con un noble de Rumania, almenos eso se ma había dicho, el principe Yamato Ishida... el sublime enemigo de Taichi, alemnos eso era. No encontraba otra razón, este alejamiento había sido tan repentino. Solté su abrazo, mire el oscuro pasillo que a nuestro lado estaba... seguramente aquel pasillo me llevaría a la sala.
Camine hasta aquel lugar, abrí la puerta, me encontré con un cuarto sombrío, un vació sepulcral dominó a mi llegada, todos voltearon a verme, yo los vi a todos, Taichi ingreso tras de mi cesando las miradas. Su curiosidad había muerto, ya sabían incluso sin presentarme quien era yo, y que hacía en aquel lugar. Con el corazón lleno de angustia y oprimido por el terror, me dirigí a la alcoba que se le había preparado. La habitación era grande, y se encontraba ensombrecida por gruesas cortinas que impedían la entrada a la luz de la luna, tras cada paso que yo daba un chillido provocado por la madera se escuchaba.
-Là cela ce qui reste de notre oncle (Ahí esta lo que queda de nuestro tío).- indicó mi joven primo señalando una cama, una figura cubierta en un rincón más oscuro que los demás y muy cerca un cirio con una llama siniestra.-Deseas verlo por ultima vez?.- me pregunto al ver mi mirada, clavada en aquella parte, prisionera de una duda, de una espina clavada en mi mente ¿será acaso verdad lo que tras cartas me ha dicho él?, me adelante, cosa que el tomo como afirmativa, avanzó a mi paso oprimido. Me percate del creciente olor a muerte que surgía conforme me acercaba, pare, ya estaba frente a aquel cuerpo…. Hubiera dado toda una vida por escapar de aquellos instantes, si yo hubiera sabido las consecuencias que surgirían detrás de este suceso jamás me hubiera movido ni una milla de París, que digo una milla, ni un ápice.
¡Oh, Dios mío!, pensé helada ¿será posible esto?, su piel de por si blanca era más pálida que de costumbre, contrastaba con un tono azuloso que supongo ha de haber obtenido con la muerte, su cabello castaño había sido cuidadosamente peinado, sus ojos cerrados cubrían dos ventanas verdes y su traje, Oh, aquel ropaje soberbio que nunca había usado. Moví mi mirada a su cuello para comprobar las palabras de Taichi, estaba cubierto por una piel de algún animal, lo moví un poco con mi mano derecha, no podía creer realmente aquella escena… dos orificios, dos huecos…. Uno al lado de otro…-Il n'y a pas de sang … il n'y a pas de sang (No hay sangre… no hay sangre).- susurre mientras mi vista se nublaba, caí inconsciente, presa de esta realidad, solo podía oír entre ecos a Tai murmurando mi nombre… So… Sora decía, mientras me sostenía en sus brazos hasta que ya no me percate de nada más.
Mí querida Sora Takenouchi:
Mi muy apreciada prima, tengo el deber de transmitirte la lamentable muerte de nuestro tío. El conde Honenzollerm. Te preguntarás¿Qué tipo de tragedia lo ha arrebatado de nuestros brazos?. El médico, que es un hombre sumamente respetado en la región ha quedado mudo por el suceso, el pueblo solo afirma una cosa, ha sido muerto por el Baron Le Mort, aspiró hasta la última gota de su cuerpo… nadie vio, claro esta, tal suceso pero yo con toda certeza puedo recalcar hasta cierto punto los temores del pueblo. Te ruego, de la manera más atenta, la necesidad de tu presencia en Transilvania, no solo yo te necesito en estos momentos mi querida prima, también me han solicitado que te pida que estés aquí para la lectura del testamento. Siempre tuyo Taichi Yagami
Fue una carta corta, pero sumamente alarmante ¿ Quien era ese famoso Baron Le Mort?,.. o que era?, ni Mimi, ni yo sabíamos nada de aquello, pero gracias al distinguido caballero ingles Michael Grey, que tenía algún tiempo pretendiendo a Mimi, pudimos darnos una imagen de que era ese tal Baron.
-A vampire (Un vampiro).- había dicho con voz juguetona.- There is no another creature that enjoys more the human blood (No hay otra criatura que goce más la sangre humana).-
-Oh, por favor Michael.- tuteo dulcemente Mimi.- No digas cosas tan terribles.
-No son terribles mi bella Mimi, es simplemente la pura verdad… hace 6 meses que estuve en San Petersburgo por cuestiones de negocios, y de regreso en el tren, oí las historia que narraba un viejo rumano, no le podía entender otra cosa más que Baron Le Mort, así que me atreví a preguntarle que era aquello… el, en mal francés me explico ampliamente la exigencia de una criatura con forma humana pero instintos asesinos que habitaba cerca de Moldoveanul, en la región de Transilvania, todas las noches… tras ocultarse el sol y la luna, una figura oscura sale de la misma tumba, encontrándose a la mañana siguiente casi siempre alguna muchacha tirada en las calles, muerta… por un simple beso.
-Y como es que.- interrumpí.- pueden quitarle a su victima hasta la última gota de sangre?.-
-muy sencillo, señorita.- alardeo él.- a pesar de su forma humana, algo en su estructura le delata, dos insicivos realmente grandes penden de su dentadura perfecta, los cuales le permiten perforar la piel de su victima y llegar hasta los canales de sangre que le alimentan.-
-Horroroso!, dejen de hablar de eso.- rogó ella irrumpiendo en la plática… Un vampiro… divague ensombrecida…. Sin percatarme de que ya la escena había cambiado por completo, ahora esta junto a un caudal de agua, fluía rápidamente, junto a él se podía ver un paisaje repleto de césped y algunos árboles, me agache a tocar las puras aguas, encontrándome con mi propio reflejo.
-So-chan!!.- grito una voz infantil muy por detrás de mi.- So-chan!.- me di la vuelta, para encontrar un niño castaño.
-Que pasa… Tai-kun??.- indague curiosa.
-Estoy cansado.- dijo impaciente.- vamonos a casa….- me levante de aquel lugar y lo seguí hasta la carroza, en silencio sin preguntar nada. Mi francés aún era poco fluido, quizás esa era la razón del por que siempre estaba callada, hasta aquellos años había vivido en Londres, y aunque temporalmente estaba en Paris, tarde o temprano regresaría a Inglaterra para seguir con mis estudios de señorita. Pasamos por Campos Eliseos, los cuales cautivaron mi mente, cerré los ojos… sentí una frescura en mi rostro.
- Mademoiselle Sora … : cela vous bien ? (Señorita Sora… ¿esta usted bien?).- pregunto una voz femenina, mientras se volvía a sentir nuevamente una frescura en mi frente. Trate de abrir los ojos suavemente, y al fin me encontré con la poseedora de aquella voz.
-M…mimi.- musite débilmente poniendo mi mano en la frente para descubrí el objeto que me había hecho sentir tan bien, era una compresa fría…
-beaucoup me réjouit, celui que le conciencia. a récupéré (me alegra mucho que haya recuperado la conciencia).- comentó preocupadamente.
-Mais qui a passé dis-moi … : où sommes-nous ? (Pero que ha pasado dime… ¿Dónde estamos?).-
-Nous sommes dans la maison de son oncle … : ne le rappelez-vous pas ? (Estamos en la casa de su tío… ¿no lo recuerda usted?).- unas campanas sonaron a lo lejos.
-Oh. Mimi¿Qué son esas viejas campanas¿Por qué suenan tan tristes? Dime… ¿Cuánto he estado en cama?.- solté nerviosa, mientras me sentaba en la cama.
-Señorita, cálmese.- farfullo serena.- Esas campanas suenan así por el entierro de su tío.
-Tan pronto?.- interrogue.
-A pasado ya el duelo, usted señorita ha estado en cama 3 días completos, con fiebre y delirios…- su voz se fue perdiendo en la nada. Tenía la total esperanza de que todo aquello fuera una simple alucinación, que terminaría pronto… quizás al despertar. No obstante, mi memoria estaba llena de horror, un horror que se volvía más terrible al percatarme de que todo era real, un sudor frió recorrió mi cuerpo, un temblor lo acompaño poco después, la fiebre aun no cesaba completamente.
-Esta usted escuchándome?.- indago la joven castaña totalmente alarmada por mi repentino cambio.
-Si.- indique aplacando su desconcierto.- no es nada.- recalque, al parecer ella pareció satisfecha y apartó su trasto con agua.- que es ese olor?.- cuestione al percatarme de un suave aroma en la habitación.
-Son flores.- ella se levantó un momento, trayendo poco después consigo un hermoso ramo de rosas rojas contenidas en un jarrón, las colocó en una de las mesas de al lado con sumo cuidado para después volver a sentarse en la misma silla de antes.- se las han traído esta mañana… son de su prometido, apenas se entero de su llegada al lugar…
-Ah…- solté simplemente, pues pensaba que tales cosas deberían ser de Taichi.- y le ha visto usted?.-
-Oh, no solo la primera vez… las últimas dos veces ha venido su mensajero, pero se hace enterar muy bien de su estado de salud.- supongo que el quiere conocerme, al igual que yo a él… no quiero casarme con un completo desconocido…
-Es verdad!.- exclamo de pronto sorprendida.- el joven Taichi me indico que cuando usted despertara se lo informara inmediatamente…. ¿estará bien si la dejo sola unos instantes?.- yo asentí afirmativamente, tras mi respuesta se marcho por la puerta dejándome sola en la habitación. Tome un libro que estaba sobre la mesa, al lado de las rosas, pensando que era una lectura que pertenecía a Mimi, pero al ver el contenido me di cuenta de que no era así… era sin lugar a dudas el libro más extraño que yo jamás hubiera visto… no tenía ni una sola letra en sus hojas… solo la final… una dedicatoria en tinta roja apenas perceptible.
"apenas tocas su corazón... y deja de latir"
Una pequeña mancha roja se extendía hacía abajo, como si en un intento hubieras dejado caer la tinta desde cierta distancia, toque aquella imperfección.
-Ah…- chille aventando el libro lejos de la cama, aún estaba fresca… y su textura no era más que sangre… ¿Qué clase de persona jugaría con mis nervios de aquella manera?... me separe de la cama y me dirigí a la ventana, la cual tenía un poco de luz, el día era nublado, la abrí para sentir el fresco viento que volaba hasta el cuarto, unas gotas de lluvia comenzaron a caer forzándome a entrar nuevamente a la alcoba, poco a poco esas gotas tomaron fuerza, se convirtieron en un chubasco, que ennegrecieron la vista, relámpagos surcaron el cielo produciendo ruidos devastadores…..
La tormenta azoto "castle romance" con todo furor. Entre truenos y relámpagos se levantaron fuertes ráfagas de vientos que azotaban de manera devastadora contra la ventana, el sonido producido por el choque simulaban gritos y lamentos, un ultimo relámpago feroz iluminó totalmente la habitación, la puerta de la habitación se abrió abruptamente, una sombra apareció tras ella.
-Es-tu bien ? (Estas bien?).- dijo él acercando una vela a su rostro.- pourquoi t'es-tu levé ?... Tu devrais être dans un lit (¿por que te has levantado?... Deberías estar en cama).- gruñó adentrándose más a la recamara.
-Je m'assois beaucoup mieux (Me siento mucho mejor).- me excuse profundamente aliviada.
-Tu te sens, mais toujours tu une fois pâle (Te sientes, pero aún te vez pálida).- murmuro.- fais-moi un cas et repose-toi (hazme caso y descansa…).- asentí metiéndome nuevamente bajo esas calidas cobijas, el tomo asiento en la misma silla que había ocupado Mimi hacía un buen rato, le conocía bastante bien para no ver lo que se avecinaba, miro con disgusto las rosas, mostrando repulsión en sus facciones, ira, rencor que más da lo que el sentía, muy acostumbrada me tenía a sus desplantes infantiles…. Después de un rato en la misma posición me di cuenta de lo molesto que resultaba que ambos estuviéramos ahí, simplemente callados. En vano eh tratado de borrarme el cariño que tanto me ha profesado… en vano he tratado de olvidarlo…
-J'ai lutté sans résultat (He luchado sin resultado).- irrumpió mis meditaciones.- Día, tras día, pero estos sentimientos son más fuertes que mi propia estima. Debes permitirme que confiese frente a ti.- al decir esto ultimo se arrodillo junto a la cama aprisionando mi mano entre las suyas.- Cuanto te Amo…- no me asombre en lo más mínimo, como dije, yo, internamente conocía sus sentimientos desde hacía un buen tiempo, callé frente aquella declaración….
-Ahhhh…- se oyó un grito desgarrador por toda la casa, conducido por el eco, me sobresalte al igual que mi primo, fue entonces cuando un suceso anormal ocurrió, la luz se desvaneció de todo objeto que se encontraba dentro, la única cosa que alumbraba repentinamente eran los rayos que aún caía junto con la lluvia. El reloj de la torre del sur comenzó a sonar, era un ruido pesado y hueco, tras dar la sexta campanada paro… y tras el silencio reino… la lluvia feroz de hacía algunos minutos se había ido sin que nadie se percatara.
-Iré a ver que sucede.- indicó el castaño volteando a verme, se paro y desapareció entre las tinieblas que envolvían más allá de la puerta… solo se oían sus pasos, que se alejaban cuidadosamente. Tome las sabanas con fuerza entre mis manos, observe con terror el libro que había tirado anteriormente ¿sería que acaso aquel objeto inanimado tomara vida?.
Con pocas fuerzas, pero con ganas de marcharme de aquel lugar me dirigí a la puerta, para ver un pasillo aún más oscuro, un largo corredizo sin fin… ¿una luz?, a lo lejos quizás dirigiéndose hacía donde yo estaba, note una leve luz de vela...
Aquella luz siguió avanzando a paso lento, yo seguí absorta, tratando de distinguir mediante la poca luz que producía el artefacto, quien era el portador.
-Quien es?.- interroge, pero no optuve respuesta.- Quien está ahí?.- indage más nerviosa, con la voz quebrada, temerosa... quiza.- Digame!.- grite.- Quien es usted?.- un sonido extraño fué producido, asemejaba a una risa infantil guiada por eco... quiza, pues hay cosas que aún a travéz de los tiempos quedan escondidas y sin ningun significado. Ni todas la formulas fisicas y quimicas daban una respuesta coherente a esto, mis pies se elaron de un momento a otro, aquella cosa se hacercaba más y más, paso a paso... logre sentir su respiración cortada, sus pasos sonoros e irregulares, y sin darme cuenta aquel vacio oscuro se convertia de un solo golpe en una sombre blanca y transparente, una desesperación invadió por completo mi ser, con irregularidad logre sostenerme de una mesa junto a mi, tirando ruidosamente su contenido, fué entonces cuando caí al suelo, defensa, insana, inocente. Logre voltear una vez más para observar a aquella persona a mi lado, a pocos sentimetros de mi cuerpo. Asimple vista su aspecto era borroso, sus ojos, carecían por completo de iris... de hecho no tenían nada en su interior, simplemente un oscuro vacio que se sentraba en mi, su cuerpo era transparente, y sus ropas blancas y largas no llegaban a tapar la carencia de pies... ¿como era entonces que yo oía el ruido de sus pasos¿habría alguien más en aquel lugar?.
-shibō... watashi wa shibō...- pronunció, sin que yo entendiera ni una sola palabra que salia de sí, una mariposa que rondaba su lampara cayó muerta al instante en el alo de luz, hacerco su mano muy cerca de mi cabeza, hasta sentir un estraño zumbido acompañado de un frio sepulcral.
-Ella es mi hermana!.- gritó aquel chico mientras asía mi mano a la suya con fuerza.
-Se buena... sora, obedece a nana.- prodigó una caricia a mi rostro, una vez más se desvanecieron esas imagenes en mi cabeza. Aquella chica se había ido, y yo estaba en el suelo divagando que había sido todo aquello.
-señorita, señorita!. ¿que hace usted ahí?.- interrogó alarmada Mimi con una lampara en sus manos .- Oh, que pálida esta usted, venga... venga conmigo, no la puedo dejar sola en este estado.- me pare levemente, totalmente agotada. Poco despues me daría cuenta de que significaban aquellas palabras y tambien sabría quien era aquella niña... pero ya sería demasiado tarde... demasiado tarde. Quien diría que esos minutos que pase en el pasillo serían 2 horas completas ¿Acaso abría soñado yo todo? Mimi me llevó a un enorme cuarto, un poco calido e iluminado por el fuego de la chimenea, sus paredes rebozaban de trastos polvorientos, siendo así los únicos objetos que adornaban sus paredes, las cuales mostraban cada piedra colocada, dandole un aspecto aspero y brusco. Arrimó un vaso de leche a mi mano.- Tome... le sentara bien.- bebí hasta el fondo, pero aún seguí conservando ese tono pálido que al parecer había adquirido desde mi llegada.- Oh, Dios mío señorita se acortado usted!!.- indico alarmada, haciendo que yo buscara el indicio de sangre .- Aqui..- comentó señalando su propio labio.
-Sangre...- murmure al ver aquella substancia roja en las puntas de mis dedos .- debí morderme.- dije para calmarla, mientras limpiaba con el blanco pañuelo toda evidencia.
-Deviste esperarme en la habitación.- indicó cansado mi primo, mientras irrumpia en el lugar, avanzó a paso rápido... para al fin tumbarse en la silla más cercana al fuego.
-Cafe?.- pregunto Mimi.
-Claro.- respondió el sumamente aturdido. La castaña comenzó a preparar lentamente la bebida, yo centre mi mirada y mi pensamiento en él, en su desconcierto, en su indiferencia ¿como es que me trataba de aquella forma siendo que me había confesado sus sentimientos aquella misma tarde?
-Que sucede? por que esta usted así?.- irrumpí, con formalidad. El volteó a verme por primera vez.
-Recuerdas... al cochero que te trajo a este lugar?.-
-Por supuesto.- musite indecisa, creyendo recordar solo su voz, y su acento aleman. Aspero como el clima de rumania.
-Ha muerto... - dijo seriamente. El sonido de una taza que chocaba con él suelo respondio a tal desgracia, era Mimi, que al parecer había oído todo.
-Como es que ha muerto ¿es que acaso no era joven?.-
-Claro que era joven, aún no cumplia los 35... ahora ¿recuerdas el grito?.- yo asentí.- fue la cocinera que le encontro en el establo, totalmente desfigurado, desangrado... irreconocible, su craneo había sido aplastado de manera abrupta y su cuerpo... cada trozo de piel rasgado como tela.
-Pero... quien ha hecho algo tan horrible?.- indage aterrorizada. El se quedo callado, al parecer no tenía idea, y quiza el mismo se preguntaba aquello desde el instante en que había descubierto la esena del crimen.- Mimi colocó el cafe caliente junto a Taichi, con un ligero pero perceptible temblor en las manos.
-Debes prepararte... querida prima, esta noche leeremos el testamento... esta noche veras a tu prometido.- gruñó con la vista fija en la mesa de madera.
-Si así es, ire a prepararme.- tras hacer una leve inclinación me volví al cuarto acompañada de Mimi, que me seguía tan solo unos pasos atras.
Se hacercaba el fin de este terrible sueño... solo ese pensamiento mantenía viva mi mente, en plena razón en medio de todo ese sufrimiento. Nada más me detendría cuando se diera la lectura al testamento, nada más detendría mi libertad... nadie impediria que volara lejos.
-Se pondrá usted el collar de esmeraldas?.- yo asentí, viendo poco a poco mi transformación frente al espejo del tocador. Sere yo como esa mariposa... me estare volviendo loca??
-Esta usted lista...- dijo finalmente la castaña, a la cuál mostre un total agradecimiento. Baje por aquellas escaleras, cargando un vestido mucho más pesado que mi propio cuerpo, se había iluminado delicadamente el despacho, y se podía observar que esto había sido obra de varias personas durante varias horas. Un gran escritorio, y algunas silla, ese era el centro de la habitación, al rededor miles de libros en estantes, que cubrian las paredes, pinturas de oleo y uno que otro jarron vacio, debajo una inusual alfombra negra cubria el piso, justo arriba, en el centro pendía un gran candelabro.
-Has llegado...- dijo el tristemente.
-Si.- musite simplemente, viendo a mi primo.
-Ya solo esperamos al ultimo testigo...- indico el juez que frente a mi había pasado desapersibido. Eramos en total solo tres personas.
-Toma asiento.- murmuro mi primo. Yo le obvedeci, me sente a su lado, y lo mire de reojo con timidez.
-El principe esta aqui...- pronuncio gravemente el mayordomo mientras introducia solo medio cuerpo al lugar. Mi corazón se aselero un poco en ese momento... ¿como sería¿que decía ese testamento que el debía oir¿Por que yo misma estoy aqui?...
Notas de la autora..- he querido hacer un fic de terror, pero como ven no me sale por completo... aún así estoy intentando... espero que lo disfruten!
