Te miro… me miras… pero ninguno de los dos hace más… a veces quisiera quitarme este sello de seguridad autoimpuesto y correr a tu lado. Quiero tocarte… quiero tenerte… pero, aunque estés a mi lado… te siento tan distante… ¿Es tanta la diferencia entre nosotros?...
POKÉMON XY&Z
KIMI WA DARE?
I
A veces las cosas pasan cuando menos te lo esperas… Y no es que haya estado esperando que algo pasara… por eso es que dije que pasan cuando menos te lo esperas… Jajajaja creo que todo esto me tiene tan emocionada que ni yo misma sé exactamente qué es lo que siento, de un momento a otro pasé de la tristeza a la inmensa felicidad, demostrándole a todos que lo que pensaban jamás ocurriría terminó por pasar. Un chico lindo… que terminó arrodillado ante mí…
Como toda historia tuvo sus altibajos… pero sin duda todo lo que tuve que pasar valió la pena para disfrutar la felicidad el día de hoy. ¿Una típica historia de amor? No, definitivamente no…
Todo comenzó en la primavera del año pasado. El único día en que podía sentirme libre, el único día en que no importaban los modales ni las maneras, el único día en que no me importaba nada…. Bueno… nada hasta ese momento… entonces me pregunté… ¡¿POR QUÉ TUVO QUE SER EN ESTE DÍA?! Como me levanté tarde, tomé lo primero que encontré en la lavandería para salir a hacer ejercicio… zapatos tenis de cintas se resortes… de un color fucsia encendido, un pantaloncillo pequeño y ligeramente flojo, el cual por cierto olvidé sujetar con su respectivo cinturón, una camiseta enorme de mi madre… para que no me hiciera estorbo al correr… o se me pegara al cuerpo al sudar… Y una cola alta, semi coleta y semi moño… no se decidía lo que era…
Estaba parada ahí… sujetándome el pantalón por la cintura para que se no se me cayera, respirando agitada con la camiseta holgada que me sofocaba, los tenis que se me habían aflojado por las tontas cintas de resortes… y el moño coleta casi desecho por la marcha. Observándolo… Me había detenido al doblar en una esquina cuando de improvisto lo vi, la impresión me hizo soltar mi botella de agua, la cual rodó justo hacia sus pies.
Mi madre tenía razón… mi madre tenía toda la razón… ¡Mi madre tenía la maldita razón! Pensé inmediatamente al ver como los ojos castaños me miraron, para luego bajar hacia mis pies. ¡¿Pero qué estaba pasando?! ¿Ahora iba a convertirme en su objeto de burla? ¿Acaso no era suficiente con el bochorno que sentía al tenerlo frente a mí, aparecido de la nada? Y vestido de esa manera… el también había salido a ejercitarse por lo que notaba, los pants fielmente ajustados a su figura. Sentía que los colores empezaban a subirme a la cara, cuando finalmente habló.
—Será mejor que te ates los zapatos… —me dijo con una suave voz… la suave voz masculinamente atractiva que tenía… de sólo escucharlo me embobaba y me hacía sentir como la más niña entre las más tiernas de las niñas sobre el planeta. Prácticamente era la primera vez que lo escuchaba hablar… tal vez no podría controlar el sentimiento que se apoderaba de mi corazón, por lo que decidí permanecer callada. Después de todo… se trataba de él… con quien algunas veces me había topado en las horas del almuerzo en la escuela. ¡Quería con todas mis fuerzas hablarle! Pero no así… mis hombros cayeron susceptibles ante él.
—Sí… —¿Y ahora? ¿Qué le pasaba a mi lengua, era lo más que podía hacer? ¡Por favor! ¡El chico está frente a ti, muévete! –Era como si me hubiera quedado trabada, no decía nada ni podía moverme, siempre que lo veía era lo mismo, supongo que aún me faltaba un poco para acostumbrarme a su presencia.
En la escuela era diferente… día tras día esperar el momento del almuerzo para bajar por aquellas enormes escaleras de caracol y llegar a sentarme al mismo sitio. Con aquel bento preparado por mi madre, en la espera que tu llegues… a sentarte en la estancia justo frente a mí… como si no lo hubiera notado jamás… Y la verdad no me había percatado... pero por momentos, mientras comías… me mirabas; nunca hemos hablado, pero te das cuenta que estoy... yo si te veo, pero te veo como a los demás… en cambio… ¿tu punto esta hacia mí?... ¿Me miras?... Pero tu mirada se pierde cuando lo noto.
—Nos vemos Serena. –Me sonrió… aún ahora recuerdo la curvatura de sus labios, formándose lentamente. Digo, me sonrió y se dio la vuelta, llevándose consigo la botella de agua que había dejado rodar al verlo. Pero… ¿Había dicho mi nombre?... ¡Ah!
Su nombre es Satoshi, ha sido mi vecino desde hace un par de meses, desde que se mudó al edificio de apartamentos que queda al otro lado de la calle de mi casa, lo había visto quizás unas cuatro veces por el vecindario, mientras… en la escuela algunas pocas más. Ya que nuestros grados y horarios eran diferentes no lográbamos coincidir más que a la hora del almuerzo. Siempre tan serio y reservado como ahora, que me hace preguntarme qué clase de pensamientos habitarán en esa cabeza de cabellos lacios y de un perfecto oscuro. Hasta el momento lo que sé sobre él es que no tiene novia… o eso creo… Que tiene 17 años… y que está jodidamente bueno… aunque él me vea como una simple y tal vez ¿linda niña? Y no puedo culparlo… Porque eso es lo que soy… una chica de 15 años… que observaba indecentemente al vecino…
Desde el primer momento en que lo vi me gustó… quizás… porque se parece a un personaje de una serie anime que sigo… ay… se parece tanto a Ash Ketchum de Pueblo Paleta… pero sólo en apariencia… Bueno… no es que Satoshi haya combatido para ser campeón de ninguna liga para compararlos…
Estaba por irme de vuelta a mi casa, le había rogado a mi madre por un momento de sano esparcimiento en medio de la pesada agenda de la escuela, cuando noté que mi botella de agua no estaba, entonces recordé haberla visto en las manos de Satoshi. ¡Oh no! ¿Se estaba repitiendo?, lo mismo pasó el día en que lo conocí… es como si verme desaliñada y con la apariencia de una niña mugrienta fuera la única oportunidad de verlo que me presentaba la vida. Aunque esa vez él vino a devolvérmela… ¿Supongo que esta vez puedo ir yo por ella?... No tengo que estar esperando, yo puedo… aunque tratara de darme fuerzas para dar el paso necesario para empezar mi marcha hasta los apartamentos, de sólo ver el edificio a la distancia sentía que me temblaban las piernas y las manos me empezaron a sudar.
—¡AHHHHH! –me armé de valor y empecé a correr hacia su casa ¡Tenía que recuperar mi botella! Claro… como si fuera la única botella de agua del mundo… pues, tal vez lo era… porque era la conexión que me llevaba hasta él. Compartíamos el tacto por la botella de agua…
—Su apellido… ¡No sé su apellido! —buscaba en el listado que estaba en la primera parte del edificio, decidí aventurarme a ver si lo encontraba por los pasillos. Tomé las escaleras y me apresuré a subir. El lugar estaba bastante lindo, hasta había plantas en los corredores. No… eran artificiales. Noté al acercarme a tocar una. Entonces la vi, una puerta que llamó mi atención. Una puerta simple de un apartamento quizás aún más simple, pero que dentro quizás tenía el objeto de mi búsqueda.
No sé cuantos minutos estuve parada frente a ella, sin mover un solo músculo, para luego darme la vuelta y pensar en irme, pero no quería hacerlo, quería verlo… Así que apreté los dientes y los puños y me di nuevamente la vuelta hacia la puerta y ahí estaba… ¡Estaba parado ahí viéndome! ¡¿Qué rayos le pasaba que siempre que me descuidaba aparecía?!
Creo que no pude reaccionar al ver su vestimenta, una toalla a la cintura y nada más… los cabellos mojados escurridizos… me imaginaba la botella de Shampoo que uso…
—¿Te puedo ayudar en algo? –me preguntó hasta de cierta manera indiferente a mis emociones.
—Mi… este… mi botella –traté de transmitirle con los gestos de mis manos incluso.
—Serena… -abrió grandes los ojos sorprendido al verme. –Perdón… es que sin los lentes de contacto estoy más ciego que un topo. –Me dijo con una risita. —Estaba por ir a llevarte tu botella. –Se alejó de la puerta y fue hacia dentro del apartamento.
—No te preocupes —le dije aún un tanto nerviosa al verlo regresar, para luego bajar la mirada a sus manos, al sentir que tenía algo que me pertenecía y efectivamente había traído mi botella con él al acercarse a la puerta.
—¿Es esta verdad? –me la pasó, no entendí del todo si me hizo esa pregunta para resultar obvio o divertido.
—Sí… ¡Muchas gracias! –respondí más jovial de lo necesario.
—Parece que estamos destinados a estar perdiendo y encontrando botellas. Pero no dudes en contar conmigo para lo que necesites. –Me puso la mano en la cabeza de una manera demasiado tierna.
—Gracias… —las palabras apenas y salían de mi boca. Este chico me dejaba sin aire de sólo estar en su presencia… Aunque al principio me molestaba un poco esa manera de ser tan despreocupada, ahora comprendía que eso era parte de su encanto…
Me fui de ahí con la sensación de su mano sobre mi cabello y la sonrisa evidente de que algo bueno había pasado. Una mañana de ejercicio se había tornado en un acercamiento más con aquel joven tan interesante.
El detonante para que a partir de ese momento, cada que nos encontráramos platicáramos un poco más, aunque fuera por pequeños instantes.
El año se había pasado volando y con él venía la clausura del fin de mi curso, el último año de secundaria, para el año entrante presentarme por fin a la preparatoria. El baile sería en un par de horas y yo me encontraba sentada en los columpios del parque del redondel cercano a mi casa, más bien… cercano a la casa de Satoshi. Miraba mis zapatos mientras me balanceaba.
—¿Serena? –escuché, pero no logré distinguir la dirección de la que venía la voz, pero estaba segura que era la voz de Satoshi, por lo que seguí buscando, hasta localizar la motocicleta a unos cuantos metros, en la que se transportaba el joven aún con el casco puesto, por lo que me levanté y corrí unos pocos pasos hasta llegar a él.
—Hola.
—¿Qué haces ahí?... –me miró perturbado, como si le molestara que estuviera sentada, a sabiendas lo que me esperaba en la noche. —¿No me dijiste que hoy era tu clausura? –se quitó el casco, dejando su cabello despeinarse con el viento.
—Sí… lo que sucede es que… —me sentía tan tonta al tener que explicarle eso que… no sabía por dónde empezar.
—¿Pasó algo?... –me preguntó delicado, ¿cómo no iba a pasar algo si me miraba y hablaba así?...
—Es que… no te preocupes es ridículo –le respondí evadiendo. Y me sorprendió al tomarme del brazo, no sé qué reacción habrá tenido mi rostro que me soltó al instante.
—Te dije que puedes contar conmigo…
—Pero… no creo que en esto puedas ayudarme…
—Sino me explicas no sabremos si es verdad —me contradijo educadamente.
—Bueno… este baile no es como cualquier otro…
—¿Y qué tiene de especial?
—Es un baile donde las chicas invitan…
—Ahhhh… —pareció comprender y seguir dispuesto a escuchar mi explicación, pero al ver que no seguí se sorprendió. —¡¿No me digas que no invitaste a nadie?!
Mi rostro lo decía todo, completamente apenada al admitir mi gran error. Pero él no hizo más que echarse a reír a carcajadas.
—No es la gran cosa…
—Eso lo dices tú que no tienes que ir a ese tonto baile… —bajé la mirada ya sin saber qué decir.
—Pues sí… tengo que ir… —me dijo despacio, como si quisiera que leyera entre líneas sus palabras.
—¿Ah?
—¿No me acabas de invitar? —me preguntó aún con la sonrisa surcándole los labios.
—¡¿Qué?! –sentí como todos los colores subieron a mi cabeza, no se me había pasado por la mente en ningún momento, que él… él… ¿Estaba hablando en serio?
—¿o… crees que estoy muy viejo para ir a eso? –me miró preocupado, entonces fui yo la que reí.
—Para nada… -le sonreí autentica. Como de un momento a otro una palabra suya me hizo pasar de la oscuridad a la luz de su sonrisa.
—Sólo tendré que ir a hablar con tu madre al respecto. –Me dijo y con eso mi nube de felicidad se desintegró…
—No… por favor no… —sin tomarle mucha importancia a mis actos me acerqué y lo tomé por las manos en súplica.
Mis palabras abrieron sus ojos sorprendido, como si se hubiera encontrado con un camino en bifurcación y no supiera qué camino tomar.
—Serena —bajó la mirada a nuestras manos juntas y tras cerrar los ojos unos momentos, las separó, llevando su mano derecha a mi rostro, para acariciar mi mejilla con su pulgar. –Yo puedo acompañarte porque es una noche inolvidable para ti… a decir verdad las niñas de tu edad atesoran todas esas vivencias. Pero debes comprender que… —no pudo terminar su frase, al ver la mirada que puse, sus palabras en serio me molestaron.
—¿Las niñas de mi edad?
—Quiero decir… ¿Vas a graduarte de la secundaria no? –me miró inexplicado y es que tenía toda la razón… pero en ese momento me negaba a aceptar que en realidad existía una diferencia entre los dos, por más que de vez en cuando se detuviera a platicar conmigo ¿Acaso lo hacía por amabilidad?, yo… lo creía realmente auténtico.
—Perdóname por quitarte tu tiempo –me separé y con eso quitó la mano de mi rostro, entendiendo perfectamente el motivo de mi molestia, pareció irritarse ya que se llevó la mano al lado del cuello y se rascó el borde del cabello con los dos primeros dedos.
—Sí eso es lo que piensas… es mejor –dijo quitándole el seguro a su casco. No podía creer lo que estaba pasando, ¿En serio iba a irse?... No podía… ¡No quería dejarlo ir! Pero qué podía hacer… tuve que amarrar mi propia lengua para no salir con palabras en su persecución. –Nos ahorraremos un problema ambos… —dijo ofreciéndome el otro casco, uno chico que no parecía brindar ninguna protección, un casco bobo.
—¿Por qué me das esto? ¿No ibas a irte?
—No puedo dejarte aquí… vamos te llevaré a tu casa, allá tú lo que hagas luego de eso. –Sus palabras parecían hielo cortando mi esperanza.
—No necesito que me lleves… está cerca.
—…Sube –me dijo serio, tanto que no pude refutarlo. Siempre había soñado subirme en su motocicleta y dar una vuelta por ahí junto a él. Sin embargo no fue para nada como lo imaginé, me sentó delante de él, por lo que no pude "abrazarlo por la espalda" como debe ser, pero en cambio… pude sentir el calor de su pecho rozándose contra mi espalda… era como querer echarme hacia atrás para sentirlo más… pero no podía hacerlo, definitivamente sería demasiado bochornoso.
Cuando menos me lo esperaba, habíamos llegado.
—Dame tu teléfono. –me dijo sin más explicación.
—¿Qué? –pregunté mientras me bajaba. Pero se lo pasé de todas formas, entonces escribió algo en él.
—Apunté mi número, llámame si necesitas algo, no importa la hora –dijo pausado y pensando bien las palabras. ¿Qué estaba pensando que pasaría? ¿Qué me iba a suicidar o algo?
—Gracias –le dije con una mueca de sonrisa, le devolví el casco y bajando la lente del suyo, me miró con aquella mirada indescifrable y se fue.
Me quedé parada un par de minutos, mirando en la dirección en que su motocicleta había desaparecido, esperando a que regresara, después de todo sólo tendría que dar la vuelta para ir directo a su casa que cruzaba la calle. Pero nunca regresó. Me preguntaba hacia donde se había ido luego de dejarme…
Tan nerviosa me había puesto de encontrarme con él… e incluso de haber viajado en su motocicleta que no me fijé en el clima, hasta que una pequeña ventisca me azotó el cabello. Estaba helando, con razón Satoshi llevaba puesta esa chaqueta de cuero que tan bien le quedaba… tan abrigadora…
Una nueva oleada me regresó a los sentidos de la realidad y me froté los brazos, cuando la sensación del teléfono vibrando en mi mano me asustó. ¿Un mensaje?
De: Satoshi
Ya entra…
¡¿Cómo?! ¿Acaso tenía ojos en la espalda para saber qué era lo que estaba haciendo? Si estaba segura que se había marchado hace un momento… Además… ¿Quién usa el sistema de mensajería hoy en día?... deberías usar el Whatsa…pp… No había terminado siquiera de hablar conmigo misma cuando nuevamente la vibración del aparato me sorprendió.
—Ohh moo… ¿Tú de nuevo? –Me emocioné de pensar que él volvió a escribirme, pero era de esperarse que un chico como él no se la llevara de platicador… era un mensaje de mi madre, pidiendo que volviera pronto a casa que se acercaba la hora de partir hacia el baile de graduación de la secundaria.
Desgraciado baile que no ha hecho más que preocuparme… ¿Qué se supone que voy a hacer? Si el único chico con el que había remotamente hablado sobre ir… terminó por decirme muy categóricamente que no… porque soy una niña… ahh… la sola palabra me retumba en la cabeza.
Continuará…
Jojo… sé lo que todos están pensando! Otro fic! Pues sí! Juajuajuajua. La verdad que tenía este escrito un poco guardadito por ahí y gracias a una maravillosa idea que me dio una amiga, lo iré desarrollando por fin!
GRACIAS A TODOS POR LEER!
Sé que la diferencia de edad que puse no es muy grande entre los dos, pero el hecho es que deseo que Satoshi esté por irse a la Universidad xD y tampoco quería a una Sere tan peque.
Ja nee!
