Autora: Mariasa

Título: "Addicted to you"

Anime: Hetalia Axis Powers

Paring: Arthur Kirkland x Alfred F. Jones (Usuk)

Resumen: Arthur Kirkland esta completamente prendado de uno de los chicos que componen un pequeño grupo de música en su barrio, Alfred. Nunca se han hablado, pero cada vez que lo escucha cantar, el joven británico se siente volar, ¿Podrá ir más allá de su timidez y alcázar unas palabras con su rubio de ojos azules? Y si consigue hacerlo, ¿Cómo reaccionara el muchacho?

Disclaimer: Fic de tres capítulos, con títulos de diferentes canciones que se atribuirán obra de Alfred –Aun que, obviamente, no lo son. El primer capitulo recibe el nombre de "Fever", de Adam Lambert. Lyrics durante el capitulo.


Addicted to you


Capítulo I : Fever

"…Would you be mine?"


Como siempre en el fondo, a la derecha. Aquel parecía mi sitio perenne encada actuación. Simplemente me había sentado allí la primera vez que había actitud y era ya como una tradición. Solo. Callado. Simplemente estando allí para disfrutar de la música.

Esperaba, sin abrir la boca, a que llegara la gente. Los demás hablaban entre ellos, siempre lo hacían. Parecía el único seguidor que no tenia ganas de "fangirlear" cual histérico. El siempre decía que simplemente eran un grupo que tocaba bastante bien, pero que tampoco era para crear una histeria… Lo que en realidad pasaba es que no quería juntarme con aquel atajo de "niñas tontas y estúpidas" que chillaban enloquecidas ante los muchachos.

Salio él. Adorable, como siempre. Riendo, hermoso, caminando por el pequeño escenario como si solo hubiera nacido para ello. Suelto, sin nervios. Único…

Trague saliva cuando lo vi bromear con sus compañeros en tono risueño mientras agarraba la guitarra, saludando a un par de chicas que casi se habían matado para poder colocarse en primera fila, ¿Qué mierdas pretendían? Me pregunté a mi mismo, frunciendo el ceño y removiéndome en mi asiento.

Con una sonrisa tatuada en los labios, comenzó a rasguear la guitarra con lentitud, haciendo que todo mi ser se encogiera. Adoraba verlo tocar, concentrado en los acordes. En ocasiones me lograba hacer sentir que no había nadie más en la sala aparte de nosotros dos. Sacudí aquella idea de la cabeza mil veces, pero no podía evitarlo. El solamente tocaba para mí y yo no tenia oídos para otra música que no fuera la que salía de su guitarra.

Arthur, eres estúpido… — Me decía a mi mismo cada vez que regresaba al mundo lógico. Y aquel mundo, relista, era que el era un simple fan mas de los tantos que se reunían cada fin de semana en aquella pequeña sala, para escuchar a la banda.

Fruncí el ceño ante los chillidos enloquecidos de las muchachas, molestos, cuando Alfred, después de dedicarles un pequeño guiño, comenzó a cantar. El mundo se desvaneció, como hacia siempre, haciéndome suspirar como si de un ataque cardiaco se tratara "Respira, respira, respira…"

"...There he goes

My baby walks so slow

Sexual tic-tac-toe

Yeah I know we both know

It isn't time, no

But could you be m-mine?..."

Alfred no tenía la voz bonita. Todo había que decirlo. Le faltaba finura y había ocasiones en las que se le descontrolaba como le ocurría a un niño entrando en la adolescencia. Pero tenia algo, era… atrayente. Como nunca antes había escuchado. Su voz lo atravesaba, lo hería. Me hacia ascender para luego caer de bruces al suelo, hacerme volar para luego ahogarme. Siempre lo había visto por el barrio, con sus amigos, corriendo con su bicicleta o, simplemente, caminando con sus gigantescos auriculares y escuchando música. Nunca le había dedicado más de dos miradas, no me había llamado la atención, hasta la tarde que, de casualidad, lo escuché tocar y cantar con su pequeño grupo improvisado.

Aquello había supuesto el principio del fin, la perdida de mi cordura y el inicio de su estúpido enamoramiento imposible por aquel rubio de ojos azules. Tan siquiera se conocían en persona, quizás Al lo había mirado un par de veces directamente a los ojos… ni tan quisiera unas palabras… Aquel era el mayor contacto que habíamos tenido, me repetía con amargura en mis largas noches, suspirando, acalorado y sin poder conciliar el sueño. Alfred ocupaba cada uno de mis pensamientos…

Aun que lo intentara, no podía evitarlo…

"...We'll never get too far

Just you, me and the bar

Silly menage a trois, sometimes

Would you be m-mine?..."

Sus letras, sus canciones… No podía evitar que me pasara la noche con los ojos como platos, suspirando, y quizás demasiado emocionado. Pero mi culpa no era que casi todas sus canciones fuera… relacionadas con temas tan sumamente íntimos. Húmedos. Y calientes… Simplemente con fantasear meterme en la piel de uno de los protagonistas de ellas junto al norteamericano, me quemaba por dentro de pura fiebre.

""...Oh baby, light's on

But your mom's not home

I'm sick of laying down alone, hey

With this fever, fever, yeah..."

¿Como pretender... como intentar... Que no me diera fiebre, tan vez una arritmia con aquello? Volví a sentir que estábamos solos y que el rubio no estaba en el improvisado escenario, si no a mi lado. Y aquel pensamiento solamente me ayudaba a acalorándome — Contrólate… Contrólate…

"...My one and ownI wanna get you alone

Give you fever, fever, yeah..."

Seguía tocando, comenzando a sudar. Al se dejaba la voz en el micro, sin perder un segundo la sonrisa. Y yo sentía palpitaciones en la garganta a cada "Fever" que salía de sus labios, sintiendo mi propia fiebre ascender, subiendo lenta e inexorablemente por mi nuca, mareándome y matándome. Aquello tenía que ser considerado como método de tortura… Seguro.

"...There it goes

You stole my so and so

´Cause, sweetheart

No-no-nobody a-kno-kno-knows me

Or can find

Time to be m-mine, mine

Let's get inside your car

Just you, me and the stars

Kind of menage a trois, sometimes

Would you be m-mine?

Would you be m-mine?

Would you be m-mine?

Oh baby, light's on

But your mom's not home

I'm sick of laying down alone, hey

With this fever, fever, yeah

My one and ownI wanna get you alone

Give you fever, fever, yeah..."

Termino, dejando de cantar y mirando de reojo a su compañero que le devolvía una sonrisa inmaculada y alzaba el pulgar. Realmente, había estado bastante bien… Suspire, tratando de controlar mi respiración de nuevo y aplaudiendo como el resto, pasando a poner la mente en blanco cuando me percate de que la siguiente canción la entonaba otro de los muchachos. Ni siquiera lo escuchaba, solo tenia ojos para la silueta que, a la derecha del cantante, tocaba la guitarra, acalorado y con las mejillas tenuemente teñidas de rojo.

Sus dedos eran rápidos, precisos, sutiles. Trague saliva innumerables veces, observando como Alfred cerraba los ojos ¿Y la cantidad de veces que había imaginado que aquellas manos tanteaban en mi cuerpo como si de aquella guitarra se tratase? Temblé al recordar ciertas fantasías sin poder evitar formar una sonrisa idiota con los labios. Sus manos sobre mi piel, acariciándome con lentitud, precisión, mientras que de mis labios solo escapaban un sinfín de indecorosos y ardientes gemidos. No podía evitarlo. Lo deseaba muchísimo. Cerré la boca, dibujando un rictus amargo antes de que se me escapara un jadeo indecoroso al ver como el muchacho sacudía su cabeza hacia un lado, de una manera que se me antojo demasiado provocadora y sensual, apartando los mechones que caían sobre sus ojos.

Ensimismado, seguí observándolo, cayendo de nuevo en la falsa ilusión de aislamiento solo, junto a él, ¿Por qué me seguía haciendo aquello? Tenía que dejarlo, comprender de que por mucho que Alfred me… Tuviera encandilado, no pasaba de aquello. Un estúpido y nada reciproco sentimiento. Las letras de sus canciones serían para alguna muchacha del barrio. O quizás de la escuela… — Deja de jugar a los enamoramientos imposibles, idiota… — Me dije a mi mismo, suspirando. El concierto llegaba a su fin casi de inmediato y las muchachas de primera fila chillaban como locas. Siempre igual. Se lanzaban contra los muchachos del grupo como hienas sobre su presa. "Patéticas…" Me decía a mi mismo, mientras me levantaba pesadamente de la silla, mirando repetidamente y con timidez al escenario. Ya se había acabado. Tendría que pasar otra semana en casa, pensando en aquellas escasas horas en las cual podía darme el lujo de mirarlo sin tapujos, sin prejuicios… Suspiré entrecortadamente, apresurándome a salir del local con rapidez, la visión de las muchachas portándose como niñas para que los muchachos les regalaran algunas de las púas de sus guitarras o las baquetas del batería era completamente estúpido.

El frío me golpeo en la cara nada mas salí por la puerta, haciéndome tiritar y meter las manos en los bolsillos rápidamente. Mierda, no había traído mucha ropa de abrigo y, lo peor de todo, llovía a mares — Mierda, mierda, mierda… — Escupí, mientras un escalofrío me recorría la espalda. Ahora tendría que esperar a que parara de llover o echar a correr hasta casa, aventurándome a mojarme por completo. Antes de que me diera cuenta, las muchachas habían salido también y observe de reojo como cada una de ellas sacaba su paraguas y se perdían bajo la densa cortina de agua que caía pesadamente en la calle ¿Había sido mas descuidado que aquel atajo de tontas? — No puede ser… — Gruñí, refugiándome un poco más, contra la puerta, ¿Qué debía hacer? ¿Volver a entrar a la sala y esperar allí, entrando de nuevo en calor? Pero eso querría decir que estaría dentro… A solas… Con el grupo… Con… La simple idea me hizo enrojecer. No. No. No… Esperaría allí, helándome hasta los huesos y cuando dejara de llover, regresaría a casa. Aun que lo más seguro es que me esperará una reprimenda…

Comencé a balancearme para despertar mis extremidades entumecidas por el frío. Aquello me estaba desesperando, ¿Cómo había podido empezar a llover tan fuerte en tan poco tiempo? — Esto es una mierda… — Me mordí con insistencia los labios, comenzando a desesperar, ¿Cuánto tendría que esperar? Parecía que no iba a quedarme otra que echar a andar bajo la lluvia. Empecé a hacerme a la idea de ello, suspirando pesadamente — Bueno, esta bien… ¿Eh? — Escuché un ruido a la espalda y antes de que pudiera volverme, la puerta del local contra la que estaba reafirmado se abrió bruscamente, empujándome hacia delante, derecho a la zona que no estaba cubierta y haciendo que sintiera ipso-facto la humedad de la lluvia en los huesos. Me gire, furioso y con el rostro completamente rojo, ¡Había pensado echar a andar, pero no de aquella manera! Escuché una disculpa avergonzada de sus labios, pero estaba completamente furioso — ¿¡Eres idiota o que te ocurre!? — Chille enrabiecido y con los ojos semicerrados a la persona que había abierto la puerta. Menudo imbécil…

D-de veras… Lo siento — Con los labios fruncidos y mal humor, volví a acercarme a la pequeña parcela de la puerta que resguardaba de la lluvia y me quede con la boca abierta. El estúpido que me había empujado y calado hasta los huesos no había sido otro más que Alfred. Abrí los ojos desmesuradamente, notando como la tanda de insultos que tenía preparada moría en mi garganta. Mierda. Mierda. ¡MIERDA! ¿Cómo había sido capaz de decirle…? — No sé me ocurrió pensar que podía haber alguien aquí… Estaba saliendo de espaldas, llevaba la guitarra y no… No te vi. Enserio, lo siento muchísimo. Perdóname… — No dije nada ante sus sinceras disculpas simplemente me quede mirando su cara con gesto atontado. Jamás lo había tenido tan cerca… Casi podía contar las pequeñas manchas que se dibujaban en su nariz a modo de pecas y si me acercaba un poco más, contar las pestañas que adornaban aquellos ojos azules que me tenían robado el sentido desde hacia meses… Nunca lo había visto con aquellas gafas de media montura que llevaba, pero que solo lo ayudaban a verse más guapo.

Y-yo… — Tartamudeé sacudiéndome el pelo con timidez. Me sentía horrible por haberle chillado así, pero… ¡Dios, había sido un soberano idiota! — Esta b-bien… Pero tendría que t-tener cuidado con… — Empecé a decir tratando de aguantarle la mirada, pero sin conseguirlo. Alfred me sonreía con dulzura y gesto animado.

¿Cómo te llamas? Has estado en el concierto, ¿Verdad? — Empezó a decir, risueño y simplemente asentí, con la boca semiabierta — ¿Y no trajiste paraguas? Esta bien… Déjame que te lleve — Invito, cerrando los ojos y sonriéndome aún más si podía.

¿Pe-pe-perdona? — Tartamudeé con nerviosismo, ¿Había escuchado bien?

¡Claro, ven! — Farfulló con ánimos, acercándose más a mi — ¡Te he tirado bajo la lluvia! — Y sin más dilación, me agarro de la mano, tirando de mí hacia el reguero de lluvia de nuevo, directo a un pequeño coche rojo aparcado delante del local.

Pero… ¡No, no hace falta! ¡Ya estoy mojado, no…! ¡No quiero! — Traté de negarme y tirar hacia el lado contrario, pero la mano de Alfred era demasiado fuerte. Temblé violentamente. Su piel era tan calida que me quemaba allí donde me tenia agarrado, haciendo que mi fiebre volviera a subir. Aquello no era bueno…

Vamos, es lo mínimo que puedo hacer por ti, después de ser tan torpe — Espetó en voz alta para hacerse oír por encima del ruido de la lluvia. Saco rápidamente las llaves del coche, abriendo la puerta del copiloto y señalándolo, mientras me empujaba — ¡Entra! — Ordenó, tras lo cual me empujó. Antes de que me pudiera dar cuenta estaba sentado en el calido coche de tapicería negra antigua, ¿Qué demonios…? ¿¡Que estaba haciendo en el coche de Alfred!? Aquello no… No tenia sentido… Me decía a mi mismo, observando como el muchacho abría el maletero, metiendo con rapidez la guitarra en él y antes de que me diera cuenta estaba sentado a mi lado — Madre mía, menuda manera de llover… — Rió con ganas, sacudiendo su pelo empapado, que se le pegaba a la cabeza, escurriendo gotas sobre su frente.

Y de repente me encontré enfrascado en dos arduas tareas. En observarlo con detenimiento de reojo y de recordarme a mi mismo como respirar. Lo había olvidado por completo… Gire la cara con vergüenza para mirar hacia la ventana — Bueno, ¿Dónde vives? — Su voz era un susurro amable y me seguía quemando por dentro.

En el 23 de Avenid Place…

¿Enserio? Vaya, vivimos muy cerca — Me dijo mientras arrancaba el coche, y comenzaba a conducir, animado, buscando alguna que otra sintonía en la radio, ¿Cómo había llegado a aquello? ¿Qué hacia en el coche del muchacho por el que estaba encoñado? — Bueno, ¿Vas a decírmelo o no?

¿Eh? — Aquello me tomo por sorpresa, y volví a mirarlo. Estaba fijo en la carretera, pero de vez en cuando me dedicaba una sonrisa y una media mirada. Dulce, siempre dulce. ¿Me había preguntado algo? — P-perdona, ¿Qué…?

¿Me dirás como te llamas? — Su sonrisa era demasiado contagiosa. Fruncí los labios, sonriendo tímidamente y bajando los ojos para mirarme las manos. "Deja de sonreírme, idiota" Le pedí con la mente.

Arthur — Bisbiseé, ladeando la cabeza y suspirando, con el ceño fruncido — Arthur Kirkland…

¡Encantado de conocerte, Arthur! — Su voz era un torrente de energía. Incluso más que cuando cantaba, cosa que me sorprendió. Nunca lo había escuchado hablar, al menos tan cerca — Supongo que sabes mi nombre, a no ser que sea el primer concierto al que vienes… Si no es así, Alfred — Me guiño un ojo, tal y como lo había visto hacer a aquellas muchachas una y otra vez, cada Sábado — Alfred F. Jones.

Lo sé. No es el primero al que vengo… N-no es que me guste demasiado. Es solo que los fines de semana no tengo nada mejor que hacer… — Farfullé asintiendo, sin dejar de mirar las gotas de agua escurrir por el cristal. Era la primera vez que lo tenía tan cerca y… Me sentía ridículo. Quería saltar por la ventana y huir bajo la lluvia a cada mirada que sentía del ojiazul hacia mí. Del calor que sentía seguramente que mi ropa empapada se había secado.

¡Me alegro! — ¿Nunca dejaba de sonreír? Sus dientes era demasiado perfectos… — Es bueno saber que vienes mas de una vez… ¡Eso quiere decir que te gusta el grupo! ¿Cierto? — Inquirió con curiosidad, casi pasando por alto mi ultimo comentario y yo simplemente me encogí de hombros. Me gustaba, no eran del todo malos, pero… no iba exactamente por aquel motivo — Te gusto… ¿La última canción?

Sabía que me estaba preguntando por la canción que había cantado, la última que había escrito. Empecé a sudar y sabia que las manos me temblaban nada mas recordar aquel "Fever" que me había enloquecido — No estaba del todo mal… — Farfulle simplemente, sin retirar la mirada de la ventana. Aquel vago anulamiento pareció bastarle, ya que sin perder la sonrisa, continuo sonriendo — ¿Estaba… dedicada? — ¡Idiota! Qué haces… ¿Por que mierdas había preguntado aquello…? Había sido como si mi boca se abriera sola. Creo que aquel aroma a café que inundaba el coche me estaba afectando…

Alfred me miro de reojo, analizándome un instante y solamente negó con la cabeza — No… No tengo novia, si es lo que preguntas… — Ante aquello sentí mis mejillas enrojecer ¿H-había dado a entender aquello?

A-ah… Ya veo… — Farfullé, con nerviosismo — No es que… Me importe me importe demasiado. Es solo que… Como todas hablan de amor y de temas… relacionados con eso...

Que sean románticas y subidas de tono no significa que tengan una dedicatoria. Quizás solo me guste hablar de ello… ¿No lo habías pensado? — Su clara y simple explicación me dejo mudo y de repente nos sumimos en el silencio algo incomodo. Alfred no dejaba de mirarme de reojo y eso me ponía nervioso, ¿Tenia acaso monos en la cara?

¿Qué miras…? — Pregunté con el ceño fruncido, volviendo la cara hacia él, mirándolo de frente por primera vez en toda la noche. El estadounidense se clavo en mis ojos unos instantes antes de sonreír y alzar las cejas. Adorable. Era demasiado…

Nada… — Negó con la cabeza, mientras paraba el coche y por fin me miraba directamente. Dios… — Ya hemos llegado… — Farfulló con simpleza, mordiéndose repentinamente los labios, ¿Por qué… me sentía como si estuviera saliendo de una cita?

Si… G-gracias por traerme, supongo — Escupí con rapidez, desabrochándome el cinturón con manos torpes. Alfred cerró la boca, mientras abría la puerta y salía a la calle, volviendo a empaparme ¿Debería despedirme? ¿Qué tendría que decirle? — Adiós… — Bisbiseé con nerviosismo, cerrando la puerta de golpe y comenzando a correr hacía casa. El corazón me golpeaba con fuerza en los oídos, pero aun así escuche claro y preciso el grito que me hizo detenerme de golpe.

¡Arthur! — Me gire, casi sin importarme el frío que empezaba a calarme los huesos. Alfred había bajado la ventanilla del copiloto, mirándome con las mejillas teñidas de rojo — ¡Nos vemos el sábado! — Exclamó con alegría, cerrando la ventanilla y. unos minutos más tarde, desapareciendo bajo la lluvia con el coche. Y yo simplemente pude mirar la sombra del automóvil alejándose, sin decidirme a moverme, ni a entrar en casa.

No podía pensar, ni respirar con normalidad. Tenía la cara completamente teñida de rojo, sin poder creerme aún que hubiera pasado unos minutos en el coche junto a él. Ni que lo hubiera despedido, esperando verlo en el próximo concierto, ¡Aquello no podía ser real! Me dije a mi mismo, llevándome las manos a la cabeza, moviéndome al fin, entrando en el recibidor de casa y tratando de aclarar mis pensamientos, mi nerviosismo y mi calentura.

Continuara...


¡Espero que les guste el fic! Se me ocurrio mientras creaba un FST Usuk y añadia algunas de las canciones que más me recuerdan a esta linda pareja... ¡Y aqui tienen! Sé que soy horrible y tengo que actualizar en vez de subir más y más fics, pero no puedo evitarlo u.ù. Estoy terminando el capitulo 3 de "Nuevo Mundo" y "Amortentia"... Y quiero subirlos entre hoy y mañana... ¡SPAM de subidas! (:

Espero que lo disfruten ;) Y como siempre, dedicado a todas las amantes de este par de locos angloparlantes, grrrr~~

¡Suerte, besos y hasta la proxima!