Cuestión de Rubios
A South Park fanfiction
By : X-SweetNicotine-X
Resumen: Damien se la pasa visitando al consejero escolar por defender siempre a sus amigos, lo que hace que comience a preguntare que es lo que los hace tan frágiles, es una cuestión de rubios supone. DamienCenter!
Disclaimer: Los personajes de South Park no me pertenecen, son propiedad de Trey Parker & Matt Stone.
Warning: Contendio yaoi o slash (boyxboy)
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Otro maldito día de escuela, y para colmo en clase de Filosofía, la única clase en la que no estoy con mis amigos, pensé que sería la mejor opción para mí, es decir, ¿Literatura? No. Eso era para alguien que amara la poesía como Pip, o para alguien que quisiera pasarse la clase entera de optativa durmiendo y/o molestando a medio mundo como el pendejo de Cartman, ¿Música? Tampoco. Eso era para alguien que amara cantar como Butters, o para alguien a quien le gustara fingir que sabía tocar la guitarra para tratar de impresionar como el hijo de puta de McCormick. ¿Artes? Ni hablar. Eso era para alguien que supiera combinar colores para crear maravillosos paisajes como los que hacia Tweek o para alguien que aunque no supiera dibujar ni una jodida montaña por "azares del destino" había terminado en esa clase, como era el caso del idiota de Marsh.
Así que sin más remedio tenía que pasar cincuenta minutos diarios escuchando al viejo loco de McCartney alucinando con Aristóteles, Diógenes, Heráclito y solo Satán sabe que otros lunáticos, no me mal entiendan no es que odie la filosofía ni nada por el estilo, de hecho la clase es muy entretenida, es solo que la mayoría de las historias me las sé de memoria, y la mayoría son mucho más crueles que como las cuenta McCartney, ¿Que me podía enseñar el viejo a mi? A mí, Lucifer, príncipe de la obscuridad, que había escuchado de la misma boca de los grandes filósofos griegos sus historias de mundos surrealistas y pendejada y media que se les ocurría, porque créanlo o no la mayoría de ellos, por no decir que todos, habían terminado condenados en el infierno y ahora vagaban eternamente sin rumbo alguno.
Inconscientemente suspire por cuarta vez en clase, ganándome una mirada acusatoria por parte del profesor; gracias a mi padre que ya es viernes, sin duda había sido una semana bastante estresante, y es que cuando tienes por amigos a un montón de pequeños e inocentes rubios, las cosas nunca están en orden. Y vaya que esta semana había estado calmada en comparación a la anterior, la semana pasada había ido cuatro veces a ver al jodido consejero escolar, hmm… el muy idiota aun cree que soy un simple adolescente que padece de alguna grave enfermedad mental, relacionada con delirios y esquizofrenia severa, y cree que el hecho de que siempre me ocurran "fenómenos paranormales", como decidió llamar a mis poderes satánicos, es a causa de mi mala suerte. ¡Estúpido humano! Si me hace tomar más drogas o me hace ir a otra sección de terapia en grupo, juro que me importará un bledo mi promesa de comportarme en la tierra y le presentare a mi pequeña mascota, estoy seguro que a Cancerbero le encantara tener un nuevo juguete para masticar, hehehehe, sí, eso sería muy divertido de ver.
Pero volviendo al tema de los rubios, porque el hecho de que me la viva con el jodido consejero es en parte culpa suya, quede de verme con ellos en los jardines para el almuerzo, últimamente Tweek está mas paranoico de lo normal y se ha rehusado completamente a seguir sentándose en la cafetería, todo desde el martes que el culo gordo había comenzado a llamar a nuestra mesa "la mesa de los ukes", lo quería matar en ese instante, pero los gritos de Tweek prediciendo humillación y desgracia para todos nosotros, lograron asustar a Butters, y consiguieron que Pip me dirigiera una enorme mirada de suplica para que no siguiéramos ni un minuto más allí. ¡Joder como odiaba que alguno de ellos me diera una mirada así! Me entraban unas ganas tremendas de… ¡aghh!
Por suerte mis pensamientos son interrumpidos por la campana del almuerzo. Me dedico a guardar mis útiles en mi ya no tan lúgubre mochila negra, y digo ya no tan lúgubre porque los rubios me la robaron un día y le agregaron varios listones de colores chillantes, con diseños de cuados y estrellas e incluso tenía un bordado de Hello Kitty cortesía de Butters, como venganza sus alegres y coloridas mochilas lucían un pentagrama grabado a fuego en medio del mar de estrellas, manzanas y demás estampados. No sé qué me pasa últimamente, cada vez que veo mi marca en sus mochilas me siento extraño, siento que ellos me pertenecen de alguna manera y el hecho de que todos en la preparatoria de South Park vean que los tres pequeños rubios son míos, me reconforta de una manera retorcida e inesperada.
Sonrió ante este último pensamiento e intento salir rápido del salón, pero una voz me detiene casi al instante.
– Thorn, ¿Puedo hablar contigo un momento?–¿Y ahora qué?
–Si – Respondo sin ánimos de hacerlo y me vuelvo a mirar al profesor, a mi lado pasa Tucker haciéndome su seña obscena a modo de despedida, mientras Broflovski lo regaña, el judío comienza a decirme algo que suena como…
– ¡Damien! No le prestes atención a éste irrespetuoso, él solo…mmhn– Pero el beso que le da Tucker no me deja escuchar el resto de la frase, el pelirrojo solo atina a sonrojarse, y decirme adiós con la mano, mientras su novio prácticamente lo arrastra fuera del salón.
Joder, esos dos nunca cambiaran, McCartney se ha acercado a mi lugar, espero que no dure mucho su plática…
– Damien, quiero hablarte de un proyecto que tal vez te puede interesar– Me dice mirando no muy discretamente la Hello Kitty de mi mochila.
–¿Enserio? ¿Y de que se trata?– Levante una ceja.
–Es sobre una presentación sobre el libro de La Divina Comedia de Dante…– Se ha puesto nervioso, como siempre que alguien ve directamente el rojo de mis pupilas.
…
Salgo del salón diez minutos más tarde, con una sola cosa en mi mente: encontrar a mis tres pequeños rubios. Cruzo lo más rápido posible los pasillos rumbo a los jardines, pidiéndole interiormente a Alastor que mis amigos estén simplemente esperándome, mis esperanzas de no visitar hoy al mentado consejero estudiantil se van a la mierda cuando veo a Cartman y a Donovan pasarse una mochila por el aire, mientras un desesperado Butters intenta atraparla sin mucho éxito, ¡Maldición!, seguro el tío Alastor está ocupado torturando almas a esta hora.
Casi corro para llegar al lugar, un desaliñado Pip sale repentinamente a mi encuentro, ha perdido su gorra y su cabello esta desordenado.
– ¡Damien!– Su voz suena alterada por la carrera– ¡Qué bueno que has llegado! Por favor detén esto…– Se aferra a mi brazo con fuerza y sus ojos azul celeste me miran llorosos, carcomiendo algo en mi interior.
– Tranquilízate Pippers, dime donde esta Tweek…– Sus enormes ojos me miran casi con miedo mientras lentamente me señala hacia donde está la pelea por la mochila de Butters, y junto al árbol donde almorzamos puedo ver al tembloroso rubio tumbado en el suelo abrazando sus rodillas.
– Okey, solo quédate aquí, ¿Está bien? Cuida mi mochila– Le digo como si fuera un niño pequeño, él asiente lentamente y se abraza de mi mochila.
Me dirijo enojado, no, totalmente emputado, hasta el árbol, Butters se detiene al verme y Cartman aprovecha para golpearlo por detrás, el pequeño rubio cae al suelo sollozando, ambos pendejos se ríen de él, casi puedo sentir la ira apoderándose de mí, y antes de que cualquiera pueda reaccionar, logro alcanzar el hombro de Clyde, quien al instante emite un chillido de dolor e intenta soltarse de mi agarre, el hijo de puta de Cartman solo mira sorprendido.
– ¡LÁRGUENSE!– Puedo sentir al castaño retorcerse de dolor bajo mi mano, él dobla sus rodillas, y no puedo evitar que una sonrisa macabra cruce por mis labios.
– SI SERÁS CABRÓN, ¡SUÉLTALO YA!– La cara del gordo repentinamente se ha puesto roja.
– Solo quiero que ustedes dos se alejen de mis amigos, ¡SE LOS HE DICHO BASTANTES VECES! En cuanto prometas no volver a molestarlos soltare a tu noviecito– ¿Cruel? Sehh me encantaba serlo.
El pinche culo gordo duda unos instantes, pero creo los lloriqueos de Clyde lograron convencerlo.
– Está bien, lo prometo…– Pude ver como tragaba saliva lentamente y sin ninguna expresión en mi rostro solté al castaño que cayó al suelo gimiendo de dolor.
Cartman se apuró a ayudarlo, mientras yo me dirigía hacia Butters, el pobre temblaba como una hoja.
– Butters– Comencé en un tono bajo para no asustarlo– Ya todo está bien, vamos levántate… – Me obedeció lentamente y levanto su mirada hasta que sus ojos gris tormenta se toparon con los míos.
– ¡Oh! M-muchas g-gra-gracias– Y antes de que pudiera evitarlo, me abrazó, la ira que minutos antes me abrumaba desapareció por completo.
– ¡Demonios! ¡Eres un hijo de puta! ¡Le quemaste el hombro a Clyde! ¡MALDITO FENÓMENO! ¡ESTO NO SE VA A QUEDAR ASÍ!–Eric Cartman por fin se largo llevando a rastras a su amiguito.
Pip se acerco inmediatamente a nosotros, aparté a Butters con gentileza de mí y el británico se apresuro a abrazarlo de vuelta, preguntándole si le habían hecho daño, yo me fui hasta donde estaba el otro rubio, tenía la mirada perdida y rastros de lagrimas en sus mejillas, toque su hombro con suavidad.
– Tweek– Lo moví un poco para sacarlo de su trance– Tweek, ¿Me escuchas?– Salió de su ensoñación para mirarme con sus enormes ojos miel.
– D-Damien… ¡GAHH! ¡OH DIOS MIO! ¡Cartman y Clyde! ¡Oh Dios! ¡Ellos van a golpearnos hasta la muerte!– Miró lleno de pánico hacia todos lados con el tic de su ojo al máximo.
– ¡Tranquilízate compañero! ¡Ellos ya no están aquí! Nuestro querido Damien los ahuyentó…
Estoy casi seguro de que mi rostro adquirió un nada saludable sonrojo, pero al menos eso sirvió para tranquilizar a Tweek, quien ahora se reía junto con Pip y Butters de mi cara.
– ¡YA BASTA!–El rojo de mi cara ya era escandaloso, mire molesto hacia otro lado, los tres soltaron una risita tonta.
– De verdad Damien– Soltó serio de pronto el británico– Muchas gracias, no sé qué habría pasado si no hubieras intervenido…
–Saben que siempre los protegeré ¿De acuerdo? ¡Ya no mas gracias o creo que enfermaré!
Los tres pequeños rubios me devolvieron una radiante sonrisa. Desvié rápidamente la vista para evitar otro innecesario sonrojo y me agache rápidamente por la mochila de Butters, el solo sonrió de nuevo como agradecimiento, la sacudió un poco. Tweek en cambio sacudía su ropa en un gesto casi compulsivo y Pip peinaba delicadamente sus cabellos para después volver a colocarse su gorra. Deje escapar un suspiro de alivio, el día casi había terminado, y nada había pasado a mayores.
Rápidamente pensé en lo que me esperaba por la tarde, luego de aguantar el sermón del jodido consejero estudiantil, iremos al parque que está cerca de la casa de Butters y nos reiremos sin recordar el incidente, luego acompañaré a cada uno de los rubios hasta la puerta de su casa, Butters me abrazara levemente como despedida, Tweek me regalara una enorme tasa de su mejor café y Pip me dará un rápido beso en la mejilla antes de correr, literalmente, al interior de su casa. Yo llegare a mi palacio infernal más que agotado al final del día, sin lugar a dudas discutiré un poco con mi padre y luego tal vez regañaré al tío Alastor por estar siempre tan ocupado, saldré a pasear por los jardines de rosas negras, y después de la cena llegare a mi cama rendido… sehh... este será un día normal para mi…
La campana de regreso a clases me sacó de mis pensamientos, los tres rubios me miran dudosos, esperando a que tome mi mochila de las manos de Pip y comience a andar, tal vez defenderlos es algo cansado, y se requiere de mucha paciencia para tranquilizarlos, pero no cambiaría por nada la sonrisa de agradecimiento que siempre tienen para mi después de un día difícil. Empiezo a creer que me estoy volviendo tan marica como mi padre…
Y es que aun no comprendo muy bien qué es lo que me hace querer protegerlos, tal vez sea su aspecto aniñado, o sus manías, o tal vez es el hecho de que su frágil mortalidad los hace ser hermosos a mis ojos, bahh, sea lo que sea es cuestión de rubios y no descansaré hasta averiguar que los hace ser así.
Les dedico una de mis escasas sonrisas autenticas que hace que sus mejillas adquieran un tono rosado y sus ojos un brillo especial.
– ¿Les gustaría quedarse a dormir hoy en mi casa?– Les pregunto casi sin pensar.
Los tres me miran con autentica sorpresa pintada en la cara.
– ¿Ha-hablas en s-serio?– Alcanza a balbucear Butters antes de que yo empiece a caminar de vuelta a clases.
– No lo diré de nuevo– Amenazo sin mirarlos, los tres sueltan ríen antes de comenzar a caminar junto a mí.
Tal vez este no será una día normal después de todo.
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