Disclaimer: El anime y manga Hetalia Axis Power pertenecen a Estudio Deen y a Hidekaz

Advertencias: AU, Incest, Lemon

Dedicatoria: ¡Para Gales! ¡Oh, mi querido Glen, feliz cumpleaños! n.n Eres sexy y awesome, así que te mereces todo lo que quieras, ¡pídeselo a Ore-sama, y te lo concederé! Muajajajajajajajajaja

Y también a Venom Rocks, quien me ha estado siguiendo la corriente con esto de intercambiarnos fics xDDD ¡Muchas gracias! ¿Verdad que ha sido divertido? ¡Sigamos esforzándonos n.n! Espero que te guste, pues creo que perdí la idea principal en algún momento y escribí pura desfachatez. También pido misericordia por el asco de Arthur que describo - no se me da bien manejarlo - y por si hice demasiado fantaseoso a Escocia u.u

Como mi borrador quedó demasiado largo decidí publicar esto en varios capítulos para que no se pierda la estética del documento, ¡pero ya esta completo! ¡No temas en que te dejaré con dudas, Venom-san n.n!

Aclaraciones: -El hilo de la historia fue idea de Venom Rocks

-Manejo las características que he me ha indicado para Escocia, Gales y Francia

Escocia: Alasdair Kirkland

Gales: Gwyneth Kirkland

Francia: Françoise Bonnefoy

Owari~

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"Something called Freedom"

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Primer Capítulo

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"-No sé qué puede aliviar mi pasado, ni cómo llamar a eso que deseo"

Asqueroso…

"-¿Es Amor, o es Fama esta cosa por la cuál suspiro? Quizás no tenga sentido encontrarle un nombre terrenal- dijo aquel hombre, ensimismado en su podredumbre"

Que asqueroso era…

Dibujó una mueca de completo fastidio mientras continuaba leyendo las páginas de aquella novela que, por una pésima broma de la puta Providencia, había sido escrita por el imbécil de Arthur, el menor de sus hermanos

Le sorprendía el decaimiento de las editoriales: ya publicaban cualquier porquería que prometiera el mínimo de ventas, ¡les pudrían el cerebro a lo lectores, de eso no había duda! Parecía una pésima broma, pero lamentablemente no lo era, así que sólo quedaba prescindir la caída de las Naciones – intelectualmente hablando-

La novela se llamaba "Un par de ojos azules" (1) y describía un escabroso triángulo amoroso entre Elfride Swancourt y dos caballeros de diferentes estratos sociales: Stephen Smith, un ambicioso y pobretón adorador de la belleza; y Henry Knight, un respetable y solvente hombre maduro. Efride se ve atraída por ambos, pero su entorno -que incluía a la castísima sociedad que la rodeaba- la estimulaba a rendirse ante la solidez económica del señor Knight, mientras que su pasión la inclinaba por el fervoroso Smith quien, al perder su gran amor, sufría agonizantemente

Sonaba trágico, conmovedor en cierta manera, sin embargo, lo asqueroso venía en sus descripciones y frases hacia la chica: era OBVIO que estaba inspirándose en Gwyneth… pero sobre todo, plasmando sus sentimientos por ella en fórmulas literarias que dejaban correr la imaginación

A la mierda con eso: Arthur expresaba su incestuoso y cursi amor por su hermana, ¡así, nada más! Que idiota, como si hacerlo marcara alguna diferencia…

Cerró el libro con brusquedad, hastiado de leer confesión tras otra, ¡que ganas tenía de estrellar el puño en la cara de Bryan por haberle enviado aquella novela! ¡¿Por quien lo había tomado? Apostaba a que también se había dado cuenta de las descripciones y, para picarlo, se la envío para que lo comprobara personalmente, ¡estaba burlándose de él! De sólo recordar su burlona risa, le hacía rechinar los dientes de frustración

Estúpido Bryan, estúpido Arthur, estúpido él por haber leído tanta palabrería entre líneas, ¡pero el culpable era el cejón! ¡¿Qué le daba valor para proclamarlo, ¿eh? No era nadie, NADIE, ¡no tenía ni el más mínimo derecho de pensar de esa forma sobre su hermana!

… pero tampoco era como si pudiera evitárselo… no en sus circunstancias ni en las que se aproximaban…

Apretó los puños con ira, aventando el libro lejos de sí, como si se tratara de una peste que le quería carcomer la carne…

Tenía bases para asegurar que aquellas frases iban dirigidas a Gwyneth

Cuando eran niños, recordaba, Arthur tenía esa cara de imbécil enamorado cada que estaba con ella: siempre sonriente, siempre atento a su mínima reacción, siempre dándole algún detalle tonto para alagarla, siempre dispuesto a hacerla sonreír. Si bien, el mundo lo vio como un comportamiento natural, los gemelos, él, y seguro la misma chica, se dieron cuenta que había algo que no encajaba, no como debería. El "querer" del más pequeño no era el que se tenía con la familia, pero como eran mocosos, pensaron que se le pasaría. No fue así, evidentemente

Lo que tampoco pasó, fue que él mismo lo ignorara: quizá se debió a la presión de los gemelos, el salvar su propio honor, la indiferencia de su hermana, la persistencia de Arthur… pero terminó dándose cuenta que no sólo le fastidiaban sus infantiles esfuerzos, sino la idea de que Gwyneth, en un futuro, le correspondiera… y sí, dicha posibilidad era lejana por su propio carácter, pero no era su estilo dejar cabos sueltos que pudiera aprovechar el enemigo

Y de ese modo, ante su propia sorpresa, cayó en cuenta de que también su "querer" era distinto; tendría tal vez 15 años cuando lo admitió por completo debido a que, por una inesperada sugerencia de su padre, la ojiazul viajó a Gales para pasar el verano con una de sus tías. Sus días sin ella fueron una total mierda, demostrándose que ya había perdido aquella inconsciente batalla psicológica con su Yo "la-quiero-sólo-para-mí"

Como bonus, también le ayudó a entender que no odiaba a Arthur solamente por instinto, sino porque a su modo, representaba un castrante estorbo… y claro, lo inesperado fue notar que Bryan y Ryan ya se habían enterado de todo esto antes que él mismo, de ahí que la verdad de sus burlas y comentarios en doble sentido le sacaran una socarrona sonrisa. Cabrones

Por otro lado, con aquél viaje de su hermana, igualmente pudo medir las intenciones del más joven: estaba deprimido, taciturno y nostálgico; no hablaba mucho, y si lo hacía, era para preguntar si Gwyneth volvería pronto. Incluso el "Sr. Esponjoso", un conejo del que solía cuidar, no parecía divertirlo o animarlo lo suficiente

Vio que ese amor infantil obtendría fuerza, consciencia y voluntad para imponerse, aunque fuera unilateral. Previó su amenaza, su fastidio, la gran barrera que representaría si no hacía algo para derrumbarlo… claro, podía ser que exageraba como para pensar así de un crío de 8 años, pero nunca estaba de más prevenirlo, más si a su favor estaba el neutral proceder de su adorada hermanita: ella nunca lo contemplaría, y si lo hacía, se negaría por muchas razones, sobre todo porque tenía muy arraigada la idea de que cada uno tenía un papel dentro de un marco específico

… por lo mismo, él tampoco contaba con una posibilidad real… pero no era tan malo, ¿cierto? No la tendría él, y menos Arthur…

Pese a ello, cuando la rubia hizo su presentación a la sociedad como mujer casadera – a los 15 años-, vio ante sí que el asunto no se limitaba entre ellos dos, ¡NO!: ya había un montón de estúpidos que meterían las narices donde no les incumbía, y como la mayoría eran de buena familia, sus padres estaban más que complacidos, ¿y Gwyneth? Ni idea, pero podía asegurar que no le veía el mínimo atractivo a una monótona vida como la señora de algún burgués imbécil

Seguramente se debía a eso que, a sus 22 años, todavía no hubiese contraído matrimonio sin importar las constantes ofertas, ¿y cómo no iba a tenerlas? Después de todo, era una Kirkland: hija de una prestigiosa familia de burgueses que le habían cedido una dote de un millón de libras; agregando su belleza y lo brillante de su mente cultivada en los estudios, simplemente no podía haber hombre que no la encontrase perfecta

Quizá por eso mismo, ante la siempre presente amenaza de que se casara de pronto, ni Arthur ni él habían hecho alguna declaración… en cierta manera, eso era lo que le había orillado a ceder ante las presiones de sus progenitores, las cuáles se resumían sentar cabeza y asumir el negocio mercantil de una maldita vez

Todo eso era basura, lo sabía, ¿pero qué planeaba hacer? ¿Quedarse soltero por el resto de la vida por un asunto de fidelidad? ¿Estar si nada, viendo cómo ella se casaba, como si su amor no hubiese significado nada?

En ese sentido – aunque no lo admitiría- envidiaba al cejón: al menos él, a través de una historia de mierda, se había desahogado un poco, ¿y él qué? ¿Se pasaría la vida con esos sentimientos atravesados en la garganta? Jodido mundo, jodida vida, jodida estupidez tener que vivir de ese modo

Porque sabía, a pesar de todo lo que esperaba, que nada lo haría enterrar ese amor y fingir que nunca existió. No era tan fuerte y eso era un fiasco

Sí, no era fuerte, no tanto como quisiera… no lo suficiente para encarar a sus padres y decir que nunca se casaría, que nunca se volvería hombre en el sentido que le exigían, que le valía una mierda sus negocios y lo que pudieran decir de él

No era fuerte, no como para haber rechazado a Françoise Bonnefoy, su prometida y la mujer que, se notaba, lo amaba sinceramente; la mujer a quien sus padres veían con entera aprobación, fantaseando con un futuro nieto de cabello rojo y ojos azules

No era tan fuerte, ni siquiera para hacer lo que Arthur: recurrir a "algo" donde plasmar parte de su agonía y obtener reconocimiento por su verdadero sentir, aunque fuera considerado ficticio por el público en general

Maldición…

Dentro de un par de días marcharía a Londres para asistir a la celebración de cumpleaños número 23 de Gwyneth… y luego de eso, justamente un mes después, se casaría con la francesa…

Estaría para siempre divido a la mitad y no podría hacer nada, no cuando era un cobarde que no podía darle la darle una buen patada en el culo a su puto destino…

Pronto vería a su hermanita, luego de 5 años de haberse mudado a Escocia. Quería abrazarla, sonreírle, intentar hacerla rabiar como cuando era niños y donde no importaba el papel de ambos en esa podrida sociedad; cuando no tenían que pensar en casarse, trabajar, estudiar o en el maldito mañana… cuando sólo eran Gwyneth y Alasdair

… pero verla le daría todo, menos paz… y aun así, lo ansiaba con desesperada impaciencia. Seguro que cuando lo hiciera, luego de tener reprimido ese enloquecido amor, sería como si lo apuñalaran, como si pudiera morir de golpe, sin dolor y sin tiempo para explicar un "por qué"

Sonrió de lado, burlón, hastiado, a punto de enloquecer

Ja, como si Dios fuera tan misericordioso como para hacer eso por él


En Oxford, en una modesta pero amplia residencia, el joven Arthur Kirkland leía las listas que su estricto editor, Roderich Edelstein, le había dado con motivo del lanzamiento de su reciente novela

En el encabezado se leía "Best Sellers", seguido de columnas con nombres de distintas ciudades de la Nación: Londres, Norwich, Nottingham, Bristol, Cambridge, Canterbury, Carlisle, etc. En todas ellas, el título de su historia estaba en los tres primeros lugares, siendo el número uno en 30 de ellas

Tenía una gran sonrisa plasmada en el rostro, invadido por una entera satisfacción: en verdad que no esperó semejante aceptación, sobre todo cuando era la primera vez que escribía algo así

Había recibido felicitaciones de todos lados y por parte de todos: amigos, colegas, conocidos, familia… en este último, como era de esperarse, únicamente faltó la de Alasdair, pero no le afectaba en lo más mínimo, no cuando su hermana sí lo había hecho, y eso era suficiente a niveles extraordinarios. Ella no escribía de más, pero aunque sus palabras fueran cortas, lo decían todo

Por décima vez leyó el telegrama que le había llegado hacía una hora apenas

"Te felicito. Ha sido una gran obra. Gwyneth"

Simple, llano y directo, muy acorde a su estilo. Era poco, sin embargo, viniendo de su parte, ya lo hacía sonreír con una entereza abrumadora

Mientras se recargaba en el respaldo de su mullido asiento, se le vino a la mente algunas escenas de la historia en cuestión, lo que le hizo sonrojar de golpe al tiempo que lanzaba un bufido de nerviosismo. Un pensamiento corrosivo lo atacó de nuevo, siendo que pasaba desde que recibió ese querido telegrama

"-¿Se habrá dado cuenta de que me basé en ella para escribir?"

Más lo pensaba y más quería estrellar la cabeza contra el escritorio, ¡O había sido un genio, o un verdadero idiota por haberse desahogado de ese modo! Pero ya estaba hecho… ¡ya estaba publicado, por Dios! ¡Miles de personas ahora ya sabían de su más íntimo secreto! ¡Ahhhhhhhh!

Sin embargo, haberlo incluido entre líneas le brindaba el beneficio de la duda literaria, más por el género que eligió; sólo sujetos con la mente suficientemente ágil podrían darse cuenta del verdadero mensaje, y hasta eso no podrían confirmarlo, ya que desconocían su vida privada

El punto era que la ojiazul contaba con ambos elementos para discernirlo, y ya que era un hecho que había leído su libro, no dejaba de pensar que ya estaba completamente jodido… bueno, si es que ella no optaba por fingir demencia. ¡No sabía qué era más frustrante!: que lo supiera y lo ignorara, o que adrede no tuviera la intención de saberlo y continuara con su habitual comportamiento

Como fuera, ninguna parecía ser una opción realmente palpable…

Amaba a Gwyneth desde que podía recordar…

Como todo cuento de hadas, pasó de pronto, "a primera vista"… bueno, al menos desde aquella ocasión en que la vio con un bonito vestido rojo quemado que sus padres le habían traído de Francia. Él tenía como 5 años, pero tenía ya la capacidad para saber que su hermana era preciosa, y más con aquella ropa: se veía delgada, fina, coqueta, elegante, grácil, pero seria, neutral, indiferente… estaba perfecta… y por eso, al segundo de contemplarla, supo que se había enamorado

Conforme pasaron los años, vio con mayor contraste que ese amor no era el mismo que le tenía al resto de la familia, sino que era más profundo, más abrasador y asfixiante, tanto que le provocaban demasiadas emociones encontradas que, en más de una ocasión, lo hicieron llorar… ¡pero era un niño y eso era normal! ¡Más cuando todavía no tenía edad para asimilar con tanta rapidez algo así!

A pesar de eso, nunca se le cruzó por la cabeza declararse, ¿Razón? Muchas y tan complejas que no quería recordarlas, aunque eso no lo hacía menos doloroso

Hacían 5 años que había salido de casa para estudiar en la Universidad. Entre sus actividades y lo que conoció, lo constante siempre fue ella: ella y la posibilidad de que cualquier día le llegara la noticia de que se casaría, como sucedió con Alasdair

Eso fue lo que le inspiró a escribir: si eso sucedía, la perdería en definitiva, restregándole que nunca había hecho algo para cambiarlo. Las angustias de sus co-protagonistas eran las suyas: sus temores, sus añoros, sus sueños quebrados

Qué irónico que su mal de amores fuera aplaudido por tantos…

Volvió a sonreír, ¡no era momento para deprimirse!: en pocos días tomaría un tren hacia Londres y vería a su hermana, ya que no podía faltar a su fiesta de cumpleaños

Quería verla, ¡quería verla! Pero sabía que no sería así de simple: además de que asistirían sus otros hermanos – a quienes no soportaba en lo absoluto -, escucharía las típicas "sugerencias" con que sus padres importunarían a la ojiazul respecto a quién "parecía un buen partido"; presenciaría los halagos baratos de los idiotas que intentarían cortejarla y las apuestas de quien ganaría

Alguien que la consideraba como algo que debía ganarse ya era más que escoria

Suspiró. Naturalmente que Gwyneth ya tenía la presión encima de casarse por "el bien del prestigio familiar", tal y como le había pasado a Alasdair… bueno, lo odiaba y nunca se llevaron bien, pero no significaba que le hubiera alegrado su forzado destino: hacerse cargo de un negocio que repudiaba y casarse con una mujer a la que no quería, aunque fuera muy educada y refinada

Esto no sería fácil… ¿y luego qué? ¿Sus progenitores también presionarían a Bryan y a Ryan? ¿A él? ¿Pues de qué se trataba? ¿Nadie podía elegir lo que quería de su vida? Por su parte ya estaba medio librado, ya que sus trabajos en la Universidad y en la editorial le daban el financiamiento para independizarse, ¿pero su hermana? ¡Dios, si su madre era una histérica que no la dejaba salir de casa! Y su padre no dejaba de "comentar" que le retiraría la herencia si no ejecutaba un buen papel para "su porvenir"

Maldita sea, parecía que su único medio era contraer matrimonio

Quería verla, no podía esperar para hacerlo… y tal vez no estaba en sus manos liberarla, pero eso no quitaba que tuviera deseos de sacarla de ahí

Claro, ignorando que no tenía ni idea de cómo…


(1) La novela es de Thomas Hardy