Cap. 1: Problemas y encuentros
"Hola, soy Lorena, mi familia y yo acabamos de mudarnos a Nueva York, tengo 14 años, pero la semana que viene cumpliré 15 años. Me gusta dibujar, leer y escribir aventuras. Hablando de aventuras, yo tuve uno sobre unos amigos verdes mutantes que me ayudaron a descubrir quién era yo exactamente, es una larga historia, pero os la contaré…"
Todo empieza en una noche de Luna llena, mientras volvía a casa y al mismo tiempo leía un libro, oí un extraño ruido. Decidí investigar, giré de izquierda a derecha para asegurarme de que nadie me vea. Me escondí y miré: ¡Eran ninjas! Estaban buscando algo, pero, ¿qué? Como no era un lugar seguro, decidí retrocederme, pero entonces, me tropecé con algo, di media vuelta y miré: ¡ME TOPE CON UN NINJA!
-¿Creías que ibas a escapar de los ninjas sin dejarnos nada, pequeña? –dijo uno de ellos, y entonces fue cuando vio lo que colgaba en mi cuello, mi colgante. –Anda, danos esa cosa que tienes en el cuello y no te haremos nada –Yo me negué y salí corriendo, pero me cerraron el paso los otros ninjas, yo estaba perdida, no había salida. Hubiera sido mi final si no fuera por dos ninjas verdes que me ayudaron a salir de esa situación.
-¡Alto ahí, vosotros! –dijo una voz que es un poco grave. –Si, un paso en falso, y sufriréis nuestros ataques ninja, al estilo tortuga, claro –dijo el otro chico. –¡Maldición, son ellos! –iba a decir quienes "ellos", pero salieron de las sombras y me sorprendí, eran dos criaturas verdes, uno llevaba un antifaz rojo y el otro era un antifaz naranja.
–Será mejor que soltéis a la chica u os arrepentiréis –los ninjas negros se miraron, y entonces respondieron: -Esta bien, vosotros lo habéis querido –y se prepararon para pelear, los dos mutantes también se prepararon.
–¡Atacadles! –ordenó uno de ellos, y los ninjas y las criaturas verdes empezaron a atacar. Mientras atacaban, intenté escapar a escondidas, pero entonces, ¡un ninja me atrapó! –¡AAAGGHH! ¡SOCORRO!
El de el rojo se dio cuenta –Maldición, la han cogido. ¡Maiky, rápido! –ya voy Raph, pero tengo un asunto a la que atender… -dijo el de la naranja, mientras quedó rodeado de ninjas –¡Maldita sea, así no podemos acabar con esto! –se quejó este mientras los ninjas negros intentaron coger mi collar.
–Suéltame, ¡he dicho que me sueltes! ¡SUELTAME! –cuando grité, el colgante hizo aparecer una misteriosa luz, y el ninja se quedó cegado -¡AGHHH! –la luz desapareció y pregunté en mi cabeza, ¿cómo lo habré hecho? Los ninjas se sorprendieron que no sabían que ha pasado. Entonces se retiraron, y yo me quede quieta, había pasado tantas cosas que… no sé decir. Cuando se marcharon, las tortugas me miraron sin palabras mientras yo me levantaba diciendo:
-Dios… mío –me emocioné y me acerqué un poco a ellos, parecían de otro mundo, pero eran tortugas mutadas. –No puedo creerlo, parece que estoy soñando, decidme que esto es un sueño. –dije, no podía imaginar si era un sueño o no, sin embargo, no era un sueño y entonces el rojo me dijo: -Pues… la verdad… -mientras que el naranja continuó diciendo –No creo que estés… soñando. –Y me ilusioné muchísimo -¡LO SABÍA! ¡Qué bien! –los dos se miraron entre sí, luego me miraron a mi extrañados.
–Perdón pero es que… bueno no importa. Gracias por salvarme, me llamo Lorena, ¿y vosotros? –los dos aún seguían callados, yo protesté –Oh, vamos, no me miréis con esa cara, sólo quiero saber quiénes sois. –Oh, lo siento, estaba alucinado que no veas, me llamo Michelangelo, pero puedes llamarme Maiky si quieres –el otro me presentó. –Y yo soy Raphael, el hermano mayor, puedes llamarme Raph si lo prefieres, ¿queda claro? –Raphael no parecía bastante agradable al principio.
–Eeh… vale – de repente miré la hora y me dí cuenta de que es tarde. –Oh, dios mío, ¡que tarde se ha hecho! Lo siento, tengo irme. Adiós y gracias por todo –diciendo esto salí corriendo a toda prisa antes de que mis padres se den cuenta de que no estoy, pero Michelangelo recordó lo del colgante y me siguió gritando: –¡Eh, espera! ¡Dime qué es esa cosa que… -pero cuando salió del callejón, desaparecí –brillaba…
Maiky, se quedó callado mirando a Raphael, mientras este estaba enojado –¿Qué? ¡Sólo era una pregunta! –Raph también quería preguntar sobre mi colgante, así que no tuvo elección. –No es eso, Maiky. Vamos, sigámosla. –Maiky protestó –¿Por qué? No esta bien seguir a una señorita como… Ohh, vale, pero lo digas nada de nada a Donatello, ni a Leonardo, ¿vale?
Mientras se marchaban, había una misteriosa criatura, observando desde lejos a las tortugas. –Interesante, creo que esos tres, tienen algo especial –pensó. –Será mejor seguirles –y desapareció saltando en los tejados de Nueva York.
