Introducción.
Hanami
Hanami es una costumbre muy popular. Cuando los cerezos florecen en abril, la gente se reúne bajo ellos y realizan un picnic. Para el hanami se come dango, yakitori, oden, sushi rolls e inarizushi, todo ello se acompaña con sake o cerveza. Esta fiesta está cargada de simbología. Por un lado, significa el fin del duro invierno japonés y la llegada de la primavera, el buen tiempo y el renacimiento. También es la época del inicio del nuevo curso escolar y del nuevo año fiscal para los negocios.
El otro significado asociado al hanami dada la brevedad de su floración, es la fugacidad de la vida. La frase "Mono no aware", algo así como "la tristeza por las cosas" o "la compasión" es un elemento central en la filosofía japonesa. La muerte y la desaparición en el ciclo de la vida son elementos tan fundamentales como su inicio, así que parte de la belleza de las cosas es precisamente la conciencia de que pronto desaparecerán, de que nada puede ser eterno y el dolor, la nostalgia que nos produce su contemplación sabiendo que pronto morirán, realza su belleza. En Occidente podría asimilarse al concepto de "la nostalgia del presente", esa sensación de pérdida que experimentamos cuando sentimos que un momento que estamos viviendo es perfecto y que lo recordaremos para siempre.
Ganjitsu, Día de Año Nuevo1 de enero
Las celebraciones abarcan los días anteriores y los posteriores al día 1. El periodo entre el 1 y el 3 es llamado Shougatsu las gambas se suelen asociar a la longevidad, judías negras para la salud, arenques para la fertilidad, y los "soba" (tallarines) que se consumen el Día de Año Nuevo ya que su longitud significa vejez. Son indispensables también los pasteles de arroz (mochi). El conjunto de platos es conocido como "osechi ryouri"
ichigatsu Enero nigatsu Febrero sangatsu Marzo shigatsu Abril gogatsu Mayorokugatsu Junio shichigatsu Julio hachigatsu Agosto kugatsu Septiembre jugatsu Octubre juichigatsu Noviembre junigatsu Diciembre
Mono no Aware (la tristeza por las cosas)
Capítulo 1. La reunión.
Décimo noveno día del mes de Ichigatsu.
Pasadas las fiestas del Shougatsu inmediatamente posteriores al día de Año Nuevo o Ganjitsu, durante las cuales el sake corría como ríos – en algunas divisiones más que en otras - y los platos del osechi ryouri desaparecían ante el voraz apetito de los shinigamis, el Seireitei perdía a marchas forzadas el poco aire festivo que había adquirido. O al menos lo hacía la mayor parte de él. En la octava división, sin embargo, el ambiente festivo seguía en pleno auge, - de hecho nunca lo abandonaba – pues su Taicho, Kyouraku Shunsui, amante de la fiesta, el sake y Nanao-chan, estaba siempre que podía de fiesta o, como a él le gustaba llamarlo, celebrando la belleza de la vida y, por supuesto, la de Nanao-chan.
Ise Nanao caminaba por los pasillos del cuartel de la octava división, con su pesado e imprescindible – ella sabrá el porque – libro. Mientras caminaba iba murmurando.
"¿Dónde estará? Siempre es igual. Cada vez que de verás he de verlo, nunca está, pero cuando no quiero verlo, ¿acaso se cumple mi deseo? No, por supuesto."
Tras doblar una esquina, comenzó a oír un ruido de carreras que se acercaba cada vez más a ella. Se paró y prestó más atención. Empezaron a llegarle sonidos de voces y de repente, lo vio aparecer por la siguiente esquina. Corría agachado, como un loco, sujetándose con una mano el sombrero y con la capa de flores ondeando tras él. ¡Se dirigía directo hacia ella! Pero no lograría atraparla. Justo cuando él la iba a alcanzar, Nanao se echó a un lado y con una mano bajo el libro hasta ponerlo a la altura de su cabeza. El movimiento fue tan imprevisto que él hombre no pudo esquivarlo, llevándose el libro por delante con un sonoro ¡paf!
Tan rápido iba que Nanao tuvo que soltar el libro. Cuando se giró vio al hombre tirado en el suelo de espaldas, con el libro sobre su pecho. Se acercó y se puso a la altura de su cabeza.
"¿Se encuentra bien Taicho? Perdone mi torpeza. No lo vi acercarse" – le dijo mientras se agachaba y recuperaba el libro.
"Mmmm…Estoy bien, mi querida Nanao-chan" – le respondió mientras intentaba enfocarla.
"Eso le pasa por ir tan deprisa." – Nanao se irguió y siguió hablando – "De todas formas le estaba buscando. Tiene usted una reunión de capitanes dentro de quince minutos."
Mientras la mujer decía esto, sin prestar atención al hombre, este había deslizado la mano por debajo del kimono de Nanao y estaba intentando vislumbrar lo que se escondía debajo. Para su desgracia, Nanao se dio cuenta y reaccionó violentamente.
"¡Será!. Es que no aprenderá nunca" – gritó y asiendo fuertemente el libro se lo tiró a la cara, dándole en la frente. Sin embargo, pareció no bastarle pues, mientras el hombre se levantaba y huía de la ira de la mujer, esta volvió a recoger el libro y se lo lanzó.
"Es un inmaduro. Siempre he de estar rechazando sus ataques."
Nanao desapareció tras la siguiente esquina, mientras lanzaba improperios de toda clase.
