Su corazón latía fuerte y sus dedos se posaron con furia en el teclado, olvidándose por un momento del frío invernal, de que la señora Hudson lo esperaba, solo eran el y Sherlock, o mejor dicho el y los recuerdos de Sherlock, el fantasma de Sherlock, el Sherlock que no podía sacarse de la mente, tecleo a la dirección de su blog y empezó a escribir como si fuese la única forma de sacar todo aquello para siempre de su cabeza "Sherlock, siempre odie la forma que me manipulabas para que haga lo que querías ¿Cómo fue que me convertí en tu sirviente? ¿Por qué siempre terminaba haciendo tus mandados? ¿Por qué? No lo sé, que jodida maldición tiraste sobre mi o ¿acaso fue alguna pócima extraña en mi te? "
Miles de imágenes pasaban por su mente, miles de momentos, ese departamento esta habitación, la adrenalina batiendo sus venas con cada caso y luego el final de todo "Maldito Sherlock ¿Que me hiciste? …." la llamada telefónica, la caída segundos eternos, segundos en que deseo detener su caída aunque eso le hubiese costado la vida, sangre, sangre y luego…como si toda la luz que iluminaba su vida se apagara de repente.
Sus manos pararon de repente una pequeña lagrima salió por uno de sus ojos. Rayos! Musito al sentirla, odiaba sus lágrimas y odiaba Sherlock por ser el causante. "Olvida todo lo anterior y vive, Sherlock, por favor vive" escribió haciendo resonar el teclado como suplicándole a aquel aparato que hiciese un milagro. Paso el ratón por el botón de "publicar" pero termino dando click en "borrar". -Adiós Sherlock-susurro.
-Señora Hudson ya termine de despedirme – puso la laptop en su maletín y comenzó a arrastrarlo y salió del departamento como quien deja una vida atrás.
-Adiós Sherlock- repitió una vez más, perdiéndose entre la multitud.
-Adiós John- la figura de un hombre encapuchado respondo las palabras del doctor antes de tomar el contrario al del veterano.
