Ut convenerat

Lo que más perturba a Alice de Nemo, es su silencio desde el contrato. Se conforma con enviarle imágenes y sonreír irónicamente desde una zona levemente iluminada en la oscuridad de su mente insondable. Las que la indignan llegan cuando besa los párpados cerrados de Nunnally, sus manos deteniéndose sobre la frazada. Puede verse tocando y mordiendo lo que admira de lejos y le corre frío por las vértebras, mientras que grita hacia adentro.

Ya hechas Princesa y Caballero, Nunnally le pide disculpas agarrándole la palma.

-Mis pensamientos no siempre son puros sobre ti, querida Alice.

Menos mal. Arrodillarse gustosa.