Aqui vengo con otra historia, los que hayais leido La caida del aguila negra, lo siento, pienso continuarla pero me quede pillada y tengo muchos fanfics en proceso :S
Bueno, en esta historia cambie totalmente la personalidad de Francis, me dolio muhco pero es que, mi mente malvada siempre hace sufrir a mis pobres personajes y esta vez tuve que modificar la personalidad de Francis para conseguirlo u.u
Hetalia no me pertenece a mi (ojalá) sino a Himaruya Hidekazu, yo solo soy una fan malvada que escribe tonterias.
Sin más miramientos, aqui dejo el primae capitulo.
Entre el mar y el cielo
Los cabellos rubios brillaban ante la luz anaranjada del atardecer y se movían levemente por la agradable brisa marina. Un delicado cuerpo temblaba levemente mientras unos solitarios gemidos se escapaban de sus fnos y delicados labios. Su palida piel estaba sonsojada por el llanto el cual no había cesado en la media hora que llevaban hay. Sus brazos se cerraban alrededor del animal, estrechandolo en un calido abrazo. El osezno levantó el rostro y miró a su amo, el cual lloraba en silencio.
-No estes triste...-Susurro el osezno. Las gotas cristalinas caian de los ojos del rubio y rodaban por sus mejillas creando un camino en sus mejillas en el cual se reflejaba el sol. Una lágrimas se precipido al vacio y callo en el ocico del animal, este la miro, parecía una gota de cristal, transparente y puro- No llores... - Kumajirou limpió una de las lágrimas de su dueño con delicadea, odiaba verle así. Matthew le dedico una dulce mirada, sus ojos vidriosos parecían mucho más hermosos de lo normal, ese calido violeta demostrba todo su dolor.
-Ti..tienes razón Kumakashi, maple...-El canadiense de limpio las lágrimas con la manga de su sudadera roja- Debemos volver ya, salimos sin permiso...-Matthew cojio en brazos a Kumajirou, abrazandolo, adoptando la postura en la que era normal verlos y empezo a andar.
- ¿Piensas volver con él?
-Claro Kumaninka, al fin y al cavo es nuestra casa...-Susurró el canadiense. Tenían que volver rápido para que su novio no se enfadase. Francis Bonnefoy, ese era su novio. Llevaban dos años viviendo juntos, como una pareja normal y ahora mismo se encontraban en la casa de la playa, aunque su relación había empeorado mucho.
No hablaron en todo el camino, Kumajirou no soportaba ver así a Matthew, hacía meses que no le veía sonreir y su voz cada vez era más debil. Su vida se estaba apagando y el osito lo sabía. Matthew no era capaz de reaccionar ante su situación y sabía que no aguantaría mucho su seguía viviendo así, lo notaba en su salud la cual había empeorado mucho en esos meses empezando porque estaba mucho más delgado y palido que como era habitual y la falta de descanso empezaba a hacerse presente en su rostro con forma de ojeras.
Matthew entro en la casa y dejo las llaves en el mueble de la entrada, despues solto a Kumajirou en el suelo.
-Ve al cuarto a dormir Kumayashi, yo ire luego maple- Susurro el canadiense. El osezno asintió y obedeció, dirijiendose hacía la habitación. Se tumbó en la cama y cerró los ojos. Sabía que su dueño no volvería, que pasaría la noche en el cuarto del mayor y que a la mañana siguiente el chico rubio estaría mucho peor que ese atardecer. Los rutinos actos de ira de Francis eran muy predecibles y los gritos no tardaron en escucharse, Kuma se enterro debajo de la almhoada intentando no escuchar mientras contenía las lágrimas.
-!¿Quien te dio permiso para salir? !¿Que hacías fuera?-Gritó Francis. Matthew se estremeció y se encojió un poco por el miedo y jugeteo con uno de los nudos de su sudadera, nervioso.
-Solo salí a ver el mar, llevo días encerrado aqui...-Susurró, sus manos manos pasaron de la chaqueta a la alianza que colgaba en su cuello la cual sobaba freneticamente.
-!Y seguiras estandolo hasta que yo diga¡-Francis le dió un tortazo a Matthew provocando que sus lentes saliesen volando hasta caer en una de las esquinas más alejadas de la habitación. El canadiense se acercó a su novio y le acarició el rostro.
-Lo siento...perdoname Francis, no debí hacerlo...no quería molestarte...- Matt contuvó las lágrimas y besó a Francis con delicadeza, intentando tranquilizarle.
-!No me toques¡- Volvió a gritar el frances mientras empujaba a Matthew más bruscamente de lo que debía, provocando que el menor callese al lado de sus gafas, dolorido. El chico se levantó tambaleandose, sus ojos llenos de lágrimas que no salían, se negaba a llorar.
-Desnudate Matthew...- Susurró Francis, Matthew dudo un poco y finalmente nego. El rostro de Francis se crispó en una mueca de ira y levantó a Matthew del suelo para tirarlo con brusquedad en la cama y ató sus manos al cabecero con su cinturon, dejando al menor totalmente aprisionado. El chico, al verse así intento soltarse pero solo consiguió dañar más sus doloridas muñecas, provocando que las heridas se le volviesen a abrir.- Ya te he dicho que no tienes derecho a nada...-Susurró Francis en su oido y despues fue besando y mordiendo todo su cuerpo, las manos del frances le desnudaban con ansia, arañando la piel del canadiense, haciendole soltar gemidos de dolor.
Matthew se dejó hacer, sabía que resistirse solo empeoraría las cosas así que solo se limitó a cerrar los ojos, no duro mucho en desmayarse por el dolor de los tratos de su amante.
- . -
Escuchó la puerta abrirse y se sobresaltó, Francis no solía llegar hasta la hora de la cena los lunes y ese día Matthew aún estaba bañando a Kumajirou, aún era por la tarde. Salió del baño dejando a Kumajirou disfrutando de la fria agua*
Matt abrió la puerta del salón y se encontró con la dulce sonrisa de Francis, su hermano y Arthur estaban detras suya.
-¿Qué haceis aqui?- Preguntó, sorprendido, estaban en casa de Francis así que tendrían que haaber echo un gran viaje para llegar hasta alli.
-Francis nos pidio que viniesemos -Dijo Arthur, se notaba que había amenazado a Alfred de alguna manera para que se estuviese callado.
-¿Francis...?- El canadiense miro a su novio, interrogativo y este sonrió dulcemente.
-Matthew Williams ... veux-tu m'épouser ... (¿quieres casarte conmigo?/Frances)-Susurro el frances, incando una rodilla en el suelo, tendiendo en alto una cajita abierta, dentro un anillo colgaba de una cadena de plata. El anillo era de oro blanco, con una hoja de maple pequeña de diamante, la hoja era rodeada por una rosa, de petalos de rubí y tallo de esmeralda. Parecía que las rosa abrazase a la hoja, protegiendola.
-O..Oui...je veux... (S...si...quiero/Frances).- Susurró el pequeño emocionado y se abalanzó sobre su novio el cual abrió los brazos y lo estrechó con fuerza, hundió su rostro en el cuello del ojimatista y disfrutó de ese olor tan caracteristico que solo encontraba en el cuerpo del canadiense, una mezcla de miel, sauce e inocencia. Sonrió y le besó en el cuello, notando como el canadiense se estremecía entre sus brazos.
-Venga no llores mon amour...(mi amor)- El francés besó las lágrimas de Matthew, desde su barbilla hasta sus ojos, de manera dulce, intentando tranquilizarlo.- No quería hacerte llorar...
-Es...estoy bien... solo es que..no me lo esperaba...-Matt hipó y se frotó los ojos, esbozando una gran sonrisa, sus ojos cristalizados por el llanto brillaban más que núnca, haciendo que Francis se quedase embobado temporalmente mirandolos.- I love you . I love you and ím going to love you forever Francis...(Te amo, te amo y voy a amarte siempre Fracis/Ingles)- El pequeño levantó un poco el rostro y deposito un beso dulce y corto en los labios de su prometido, sacandole del trance.
-Je t́aime mon petit amour...- Sonrío y le acarició su pelo- Y eso núnca cambiara...pase lo que pase...te lo prometo...- Un sincera sonrísa se dibujó en el rostro del galo y Matthew se sonrojó levemente, guardando esa promesa en el atico de su mente, donde guardaba sus grandes tesoros.
- . -
Matthew recobró la consciencia, no tardo mucho en encontrar los mismos detalles de siempre. El baboleó de sus caderas, los gemidos del mayor en su oido, las pequeñas quejas de dolor que se escapaban de sus labios, las lágrimas que no dejaban de salir por culpa de lo que había recordado.
-Me encantas...- El rúbio susurró en su oreja y después la mordió con brusquedad, provocando que un gemido más fuerte se escapase de los labios del pequeño canadiense. Matthew no dijo nada, solo se dejó hacer, esperando que el mayor terminase pronto y se fuera, dejandole dormir en paz, porque solo mientras dormía podía volver a ver la sonrísa pura que solía mostrarle el galo.
El ritmo de sus caderas aumentó y Matt se agarró a las sabanas mientras Francis jadeaba con más fuerza. En menos de un minuto el francés llegaba al climax dentro de Canadá. El pequeño gimió, su desgarrada entrada escocía ante el tacto del esperma.
-Cuando...vuelva mañana, espero que estes preparado y no vuelvas a hacer otra tontería como la de hoy...- Francia besó esos labios que siempre había deseado, mordiendolos levemente, hacíendo que saliese un poco de sangre, saboreandola. Después se levantó, recojió sus cosas y se fue a duchar. Matthew se quedó mirando al techo, su mirada estaba nublada por las lágrimas que aún salían, no podía ni quería moverse. Su cuerpo le dolía demasiado, de su entrada salía la mezcla de su sangre y el esperma de su prometido y dejo soltar un leve sollozo. ¿Por qué le pasaba a él? Giró un poco la vista y contempló la cadena rota, al lado de ella su preciado anillo reposaba sobre las blancas sabanas. Matthew lo contempló durante un rato y suspiró, derrepente le parecía que la rosa no abrazaba de manera protectora al la hoja de maple, sino más bien la abrazaba de forma posesiva, eso le pegaba más al nuevo Francis. El ojimatista hundió la cabeza en la almohada y lloró libremente hasta caer dormido, sin percatarse del moemnto en que Francis volvía a abandonar la casa.
No me mateis por favor, yo tambien amo a Canadá (de echo soy Canadá en mi grupal) pero mi mente cada vez es más malvada u.u
Perdonan mi mala ortografía
¿Reviews? Si lo haceis alomejor tiene un final menos malo del que tengo planeado e_e
