—Un momento, un momento—dijo Harry—Me estáis diciendo que queréis usar a Gatito para acercaros a vuestro vecino, ¿con qué intenciones?

El sonrojo en las mejillas de Remus y la sonrisa pícara en la de Sirius le dejó claro que sus supuestos ejemplos paternales estaban ideando montar un trío con su nuevo vecino.

—¿Quién es vuestro vecino?—se arriesgó a preguntar.

—Snape, Severus Snape.

Harry estaba en shock, ¿Snape? La pesadilla andante de Hogwarts, el hombre que no sabía lo que era una sonrisa, el murciélago de las mazmorras.

Bueno tenía que admitir que su ayuda había sido crucial para poder ganar la guerra y que hasta había recibido la Orden de Merlin por su participación como espía de guerra.

A eso también habría que sumarle que era el padrino de Draco, pero ni por esas Harry le tenía un poquito de simpatía.

Hacía años que no le veía, Draco siempre era el que se desplazaba a verle a él y en el fondo se alegraba, imaginarlo en su hogar era del todo inadmisible. Secretamente lo imaginaba como una de esas suegras quisquillosas que lo miraría todo por encima del hombro.

¿Ese Severus Snape?

—¿Sabéis que vais a perder las pelotas en el intento?—cuestionó a Remus y Sirius.

—La vida sin emoción no es vida—dijo divertido Sirius.

Desde luego si de alguien podría esperar ese tipo de acción suicida era de Sirius, pero que justo fuera con Snape, sexo con Snape, le hacía cortocircuito en la cabeza.

—¿Vosotros no os odiabais?

—Qué quieres que te diga, el tipo está caliente—dijo muy ufano el pelinegro.

Turno para mirar a Remus, su tranquilo amigo, su antiguo profesor siempre tan paciente, lo más cercano a un padre prudente y responsable...

—No tienes porque dejarte llevar por las locuras de Sirius—le dijo amonestando a su alocado padrino.

El fuerte carraspeo del hombre lobo y el bufido del animago le hizo casi gracia, casi.

—Aquí, entre tú y yo, la idea fue de él—le dijo llevándose una fuerte reprimenda de Remus.

—Sirius...

—Perdona, amor, es que siempre soy yo el de la mala fama y lo que no saben es que eres un auténtico pervertido...

—Basta, suficiente—dijo Harry llevándose las manos a los oídos, no quería quedar traumatizado para el resto de su vida, ni Voldemort le había puesto tanto los pelos de punta.

Cogió a Gatito de su cestita y se lo puso a Sirius en los brazos, el animalito se erizó por instinto, ambos era de una forma u otra cánidos y Gatito era muy sensible a ellos. Pero Sirius comenzó a acariciarlo para tranquilizarlo.

—Tomad al gato, y no me contéis nada, absolutamente nada, entendéis—dijo Harry serio—Lo quiero aquí de vuelta en 15 días, ni uno más.

Ambos se levantaron rápidamente, como si no pudieran esperar para comenzar con su plan, Harry tan solo cabeceó.

—Ah, Harry, no se lo cuentes a Malfoy, será nuestro pequeño secreto—le dijo antes de meterse en las llamas su padrino.

Cuando Draco llegó con el té no había nadie en la sala, y miró ceñudo a Harry.

—¿En serio?—preguntó.

—Tuvieron que irse con urgencia—algo que en el fondo era cierto.

—Tienes mala cara, ¿ha pasado algo?—preguntó Draco preocupado, por cosas como esas Harry amaba a Draco, era gruñón, arrogante, y a veces demasiado snob, pero él era su prioridad, siempre lo había sido y saber que el rubio estaría siempre con él le llenaba el corazón.

—No pasa nada, por cierto se han llevado a Gatito—Harry sabía que eso no iba a sentarle nada bien.

—¿Qué?¿Por qué? Gatito no está a gusto con ellos, ya lo sabes, siempre se le eriza el lomo—Draco estaba caminando hacia la chimenea para traer de vuelta a su querida mascota.

Harry jugó la carta del juego sucio, raramente lo hacía, pero no tenía ganas de discutir con Draco en ese momento.

—No me encuentro muy bien...

El rubio giró sobre sus talones a la velocidad de la luz, a veces Harry pensaba qué mago había perdido el cuerpo de aurores cuando Draco había elegido su profesión.

Lo tenía agarrado por la espalda y lo miraba con preocupación.

—¿Nos vamos a la cama?—preguntó Harry, Draco lo levantó en brazos, y Harry calculó cuanto tiempo tendría que hacerse el enfermo, porque ver a Draco cargándolo era demasiado sexy.

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Por fin llegó Gatito III, como en las otras dos historias serán capítulos cortitos de actualización diaria.

En principio serán 30.

Espero que os guste.

Besos, Shimi.