—Te amo.

Había dicho Ray, acostada, desnuda en sus brazos, a punto de que ellos sean uno solo. Zack se sonrojo y sintió que se iba a desfallecer cuando sonrió. Porque cuando sonreía, simplemente su mundo se paraliza (A pesar de lo cursi que suena) ya que por una sonrisa de Ray, Zack se lastimaría el estomago con su guadaña y por una sonrisa él...

No, no, no.

Un escalofrió invadió su ser y se quedó estático.

—¿Qué pasa? —preguntó la muchacha.

Mierda, mierda, mierda.

Masculló, el individuo en su mente, mientras corrió despavorido hacia el baño.

¡Carajo! ¡Esto no le podía estar pasando!

Emitió en su cabeza, cerrando la puerta de un portazo.

Tenía pavor.

—¿Estas bien? —la voz de Ray, sonó al poco tiempo.

—¡Mierda, soy un idiota! —Dijo, al rato— ¡Maldita sea! —masculló mientras daba una patada hacia la pared.

Por su jodida sonrisa... se había venido sin haberlo hecho ¡Demonios!