Disclaimer: Nada relacionado con Cyborg 009 ni con el cuento de El Rey Pico De Loro me pertenece. Esto es un fanfic sin fines de lucro cuyo único fin es entretener y divertir.
El Rey Pico De Loro
Capítulo Uno: La Afrenta
Había una vez en un reino muy lejano, una hermosa Princesa de nombre Vina cuya belleza era tan admirable que hacía marchitar de la envida a la flor más preciosa. Pero tristemente, no todo lo que brilla puede ser oro, por que su corazón sombrío nunca había sido comparable con el fulgor que su cuerpo resplandecía cada vez más.
La pedantería y desdén, que con orgullo presumía la joven princesa conseguían siempre irritar a su padre, el Rey Isaac. Siendo este, un hombre justo e ilustre pero de muy avanzada edad, jamás había logrado entender el comportamiento de su pequeña los últimos años; por lo que sentía miedo de morir antes de ver desposada felizmente a su única hija con un hombre digno de alcanzarla y por consecuencia, que el reino al que tanto había amado y protegido durante toda su vida, se perdiera por falta de una fuerte y poderosa alianza.
Pero para la Princesa Vina, la preocupación de su padre carecía de importancia, así como convencida creía, que nadie era lo suficientemente importante, atractivo e idóneo como para estar obligada a enlazarse con él, por lo que sus continuos desplantes y altanerías se volvieron bien conocidos en los alrededores, tan difundidos estos eran como su perfecta hermosura.
Desesperado el Rey Isaac, congrego en su palacio a todos los solteros codiciados de los reinos más importantes del mundo, hombres de todas las edades que en su mayoría habían sufrido la arrogancia de la Princesa Vina, y en medio del gran salón, el Rey Isaac cortésmente les pidió que formaran una fila respetando siempre la jerarquía de cada noble.
Una espectacular fila se formo provocando una imagen majestuosa, porque cada quien portaba los atuendos más idóneos y glamorosos que poseían. Por lo que todos los aristócratas, daban la imagen de ser personas nobles y de aspecto muy distinguido.
Uno a uno, los prospecto tomaron su lugar en una fila que parecía interminable. Primero los marqueses, luego los condes, seguidos por los duques, detrás de todos ellos los príncipes y hasta el final de la fila los reyes. Una vez hecho esto, el Rey Isaac ordeno traer a su hija al salón principal.
Sin desperdiciar oportunidad alguna para hacer gala de su hermosura, la Princesa Vina se presento con su padre ignorando deliberadamente a la concurrencia. Portaba ostentosas y llamativas joyas que perfectamente hacían juego con su envidiable tiara la cual acomodaba pulcramente su corta cabellera rubia y ataviada con un elegante y muy costoso vestido de encajes y seda, ofreció una educada y a la vez coqueta reverencia.
Uno a uno y poco a poco, los nobles que antes habían sido relegados quedaban de nuevo prendados de la belleza de la Princesa Vina y quienes la veían por primera vez no dudaron en ilusionarse también. La idea de ser merecedor de la esposa más bella del mundo y dicho sea de paso, hacerse de un reino rico y prospero, a la mayoría le tenía encantado.
Pero este encanto duro lo que habitualmente dura un suspiro, el tiempo suficiente para que la Princesa Vina diera rienda suelta a su costumbre de menospreciar a los demás. Con soberbia en cada paso que daba, se había empeñado en desacreditar a quien tuviese delante de sus ojos mientras se dedicaba en recorrer la fila hacia una misma dirección.
"Demasiado bajo, podría perderlo dentro de mi bolsa"
"Demasiado delgado, tendría que mandarlo a atar a un árbol para que el viento no consiga elevarlo"
"Demasiado viejo, terminaría por morirse mañana"
"Demasiado negro, parecería estar casada con un enorme carbón"
"Demasiado alto, lo confundiría con una escalera de la biblioteca real"
"Demasiado joven, estaría obligada en arroparlo y leerle un cuento antes de dormir todas las noches"
Despreciados y avergonzados, todos los prospectos que estaban siendo ofendidos por tan osada mujer, se tragaban las palabras que oían haciendo un esfuerzo colosal por también tragarse las propias e implorando a Dios por que esa humillación pública terminara. Pero aquellos que aún no habían recibido las insufribles críticas de la Princesa Vina, rogaban por que estas fueran las menos crueles.
De pronto en un abrir y cerrar de ojos, la joven Princesa se le distinguía casi al final de la fila.
"Demasiado blanco, tendría que esconderlo siempre del sepulturero"
Dijo la Princesa Vina contra el último de los príncipes.
En eso fijo, sus claros y preciosos ojos verdes en el único rey que había permanecido firme en la fila. Esta demás decir, que el resto de su clase había desertado para salva guardar su orgullo. Por lo que al verlo solo, lo creyó desvalido y suficientemente torpe como para no huir al igual que sus colegas, así que sintiendo el deseo insoportable de ensañarse con él, se aproximo a su lado y comenzó a hacer alarde de su palabrería y ademanes:
"Demasiado... ¿Cómo decirlo? Casi no luces con una persona de distinguida alcurnia, tal y como yo lo soy, no eres ni un gramo similar a mi ¿Padre seguro que se trata de un rey? ¿Un rey verdadero? Por que no basta con que sus tierras midan cien hectáreas o que su reino conste de veinte chozas, ni que decir del castillo de madera que quizás tenga, por que siendo así, cualquier sucio campesino sería llamado rey... "
El Rey Isaac quería morirse por todo cuanto había tenido que escuchar, pero la Princesa Vina no había terminado de infamar a un rey enfrente de tanta gente importante.
"Si su cabello no fuese tan plateado bien podría confundirlo con el lacayo insignificante que maneja mi carruaje... Pero aún así no sobra decir que su nariz parece un pico, el pico de un ave ¡El pico de un loro! Me parece que te apodare el Rey Pico de Loro y nada me haría más feliz que de ahora en adelante así fueses nombrado"
Menciono la atrevida Princesa, para luego reírse y marcharse a su habitación recitando melodiosamente:
"El Rey Pico de Loro, el Rey Pico de Loro"
De pronto todos los presentes sin contenerse, comenzaron a bromear al insultado sin mostrar alguna clase de respeto ni pudor.
"El Rey Pico de Loro, el Rey Pico de Loro" - Decían.
"El Rey Pico de Loro, el Rey Pico de Loro" – Repetían.
Tanta gracia les causaba lo visto, por que jamás en ningún momento de sus cortas o largas vidas, hubiesen creído posible que aquel poderoso hombre sería rebajado de una manera tan ruin por una jovenzuela; que aunque está fuese de cuna tan noble, continuaba pareciéndoles que era lo de menos. Por lo que el estruendoso y prolongado alboroto que se produjo, consiguió que el Rey Isaac perdiera la poca paciencia que le restaba.
Sus ojos ya no podían dar crédito a lo que acababa de presenciar, sus oídos los sentía arder después de todo lo que había escuchado, por lo que furioso su rabia no se hizo esperar:
"Juro ante Dios y todos ustedes, que al primer hombre que al despuntar el alba se presente en la puerta de este palacio, haré de mi hija su legítima esposa al igual que obsequiarle mi reino"
Y embargado por la impotencia y tristeza, el Rey Isaac más avergonzado que nunca, se lamentaba con amargura.
"Tengo un reino que tanto ansiaba obsequiarle a mi hija, pero hija ya no creo tener. Mi reino no es para nadie y mi hija me es irreconocible"- pensó el Rey Isaac, aceptando que nunca podría identificar en esa criatura insufrible a la que fuera una vez su adorable y tierna hija.
Por lo que rápidamente abandono el salón principal antes de que las lágrimas lo sorprendieran, permitiendo que los nobles regresaran a su hogar con el orgullo pisoteado y con una asombrosa historia que regar por los cuatro vientos.
Continuará...
