FF "Una Nueva Aventura"
Por Sarah Starlight
Capítulo No. 1
Palabras: 1,617
Hojas Word: 4 y 1/7
Una joven de aproximadamente dieciséis años observaba ensimismada el suelo repleto de madera del dojo donde solía entrenar Kendo.
Parecía intentar mantener en su mente el recuerdo fresco del sueño de la noche anterior.
Te he dicho que algo le pasa –susurró Kameo a su hermano, mientras ambos se ocultaban tras una puerta y espiaban a su hermana menor- alguien tuvo que habérsele declarado y la pobre está pensando en la mejor manera de no romperle el corazón al responderle un no –añadió mientras se ponía de pie y golpeaba con su puño derecho la palma de su mano izquierda.
Hmmm... Creo que es más grave que eso Kameo –dijo Maciel mientras también se ponía de pie y observaba preocupado aún a su hermana¡Rayos¿Por qué Saturno debe estar fuera en momentos como este?
Bueno, hermano –dijo Kameo mientras sonreía plácidamente y colocaba su mano derecha en el hombro izquierdo de su hermano, ganándose una mirada de confusión por parte de éste- Ahora eres el mayor y es tu obligación ver qué le ocurre a Lucy –diciendo esto empujó fuertemente a Maciel hacia el interior del dojo.
Ensimismada en sus pensamientos, Lucy no se percató de lo ocurrido; con los ojos cerrados recordaba la silueta del desconocido de su sueño: un chico de su misma estatura que claramente le llamaba... no por su nombre, sino por el nombre de "Pilar de Céfiro"
Yo anulé el sistema del Pilar –se dijo la joven a sí misma mientras abría los ojos, inmediatamente introdujo la mano en el cuello de su toga y retiró lentamente un extraño medallón- estoy segura que lo anulé –añadió mientras miraba su propio reflejo en el cristal del medallón.
Ese medallón debe ser muy especial –dijo Maciel mientras observaba sonriendo el artículo en las manos de Lucy¿Hay algo que quieras comentarme Lucy? –inquirió tomando un semblante serio.
Hermano... yo –Lucy volvió a guardarse el medallón.
Ya sabes que cuentas con nosotros Lucy, quizá yo no te pueda dar las palabras sabias que siempre te da Saturno, pero haré mi mayor esfuerzo –sonrió.
Lucy negó con la cabeza- sólo ha sido un mal sueño, hermano –susurró sonriendo plenamente.
¿Un mal sueño? Bueno, si es así entonces no hay de qué preocuparse Lucy –inmediatamente dio un fuerte abrazo a su hermana- en todo caso ya sabes que cuentas con nosotros.
Lo sé, ustedes son los mejores hermanos del mundo –dijo Lucy- así que no se preocupen por mí, estoy bien.
�¡Hermanita! Hermanita mía, si alguien se te ha declarado y no sabes cómo decirle que no, yo puedo ayudarte –dijo Kameo mientras abrazaba también a Lucy.
¿De dónde saliste Kameo? –preguntó Lucy mientras era estrujada por los brazos de su hermano. Maciel los miraba divertido.
Por cierto Lucy –dijo Maciel recobrando la seriedad¿no deberías estar ya de camino hacia la Torre de Tokio?
¡AHHHHH¡Lo había olvidado! –gritó Lucy y antes de que los hermanos se dieras cuenta, la pelirroja ya había abandonado el dojo.
No tiene solución –dijeron los hermanos al unísolo.
Minutos más tarde, Lucy corría con desesperación hacia la Torre¿Por qué... todo... me... sale... mal? –se preguntaba casi sin aliento mientras continuaba corriendo; pero debido a la prisa que llevaba en llegar a su destino, olvidó por completo tomar las precauciones necesarias y se disponía a cruzar una calle donde el semáforo acababa de marcar rojo para los transeúntes.
Cuando Lucy se dio cuenta de esto, ya no le era posible detenerse: iba a ser atropellada con seguridad. Pero para su sorpresa, un joven la tomó del brazo y fuertemente la detuvo en la cerca, justo a tiempo.
El corazón de la joven latía violentamente por la carrera desenfrenada y por el susto, pero al ver el rostro de su salvador: el poco color que aún le quedaba en la cara la abandonó completamente: parecía ser el mismo chico que la había visitado en el sueño de la noche anterior¿era acaso el mismo?
Debe tener más cuidado Princesa –susurró el joven sin apartar sus ojos color violeta de los de ella.
¿Nos... nos conocemos? –preguntó Lucy recuperando el aliento y sin poder ocultar la sorpresa reflejada en su rostro, más no recibió la respuesta a su pregunta.
El joven consultó su reloj- me parece que llevaba prisa –dijo viendo aún la hora- creo que debería retomar la marcha… o llegará tarde a su destino –añadió mientras volvía a posar sus ojos en el rostro de la pelirroja.
¡Lo olvidaba! –Exclamó Lucy mientras retomaba su ritmo acelerado¡Muchas gracias! –dijo con una sonrisa mientras se inclinaba levemente ante el joven, luego cruzó la calle; pronto se volvió un punto entre el mar de colores y personas.
El joven la seguía con la mirada y sonrió tiernamente al verla desaparecer, no se percató en qué momento dos personas se aproximaron a él.
¿Esa niña es el Pilar? –preguntó una joven de cabellos dorados mientras se cruzaba de brazos.
¿Pero de qué te quejas Ciel? Tu tienes la misma edad –reprochó seriamente otra joven mientras trataba de amarrar sus cabellos castaños en un moño verde.
Tomoe... di mejor que tenemos la misma edad entonces –Ciel cerró sus ojos mientras le mostraba la lengua a su amiga.
Pronto serán convocadas nuevamente a Céfiro –susurró el joven mientras sonreía y miraba el lugar donde Lucy se había perdido entre los transeúntes- Y aún no conocemos a la Guerrera Mágica que manipula el agua ni a la que manipula el viento –añadió.
¿Es eso necesario? –Preguntó Tomoe con tono de molestia en la voz- nuestra magia y nuestros genios son más poderosos, eso ya lo sabemos...
Eso creen saber, pero aún no lo han comprobado –le interrumpió el joven- los cinco genios fueron creados por la misma voluntad, es decir, tienen los mismo poderes... pero es la Guerrera Mágica quien hace la diferencia… la fuerza de voluntad de la Guerrera Mágica…
¡Nosotras somos más fuertes que ellas! –exclamó Ciel con seriedad.
Eso lo veremos cuando estemos en Céfiro –dijo el joven con calma.
Lo cual deseo comprobar cuanto antes –acotó Ciel mientras sonreía con malicia- quiero enfrentar a Marina…
Y yo a Lucy –acotó Tomoe.
Ya tendrán su oportunidad… -Susurró el joven mientras dirigía su mirada hacia el cielo.
Perdón... por... la... demora... –Lucy se disculpaba con su amiga insistentemente mientras recuperaba el aliento.
Tranquila Lucy, Marina también acaba de venir –Añaís sonreía divertida mientras observaba a la pelirroja.
Mis padres se empeñaron en acompañarme hasta la Torre –susurró Marina mientras también trataba de recuperar el aliento sentada en una banca a la orilla del mirador, de pronto se puso en pie y desvió la mirada hacia la ventana más cercana y se aproximó a ella.
Dos años desde que volvimos de Céfiro –Susurró Anaís al ver a Marina.
Sí, dos años ya –repitió Marina- me gustaría volver a verlos... a todos...
Lucy volvió a tomar en sus manos el medallón- "desearía volver" –pensó- "volver una vez más... y ver a Latis" –estrujó fuertemente la joya.
¿Creen que ya se hayan olvidado de nosotras? –Anaís miraba fíjamente hacia el cielo mientras se aproximaba a Marina.
No, no lo creo –Acotó Lucy al dirigirse hacia la ventana, se colocó en medio de sus amigas.
Me gustaría volver a ver Céfiro –Dijo Anaís con seriedad.
Lucy cerró sus ojos y trató de visualizar en su mente la imagen de ese bello mundo, un lugar mágico donde había encontrado tantas sorpresas inesperadas- "deseo volver" –Concluyó con ilusión.
Abrió sus ojos únicamente para ver con horror y sorpresa cómo la Torre donde se encontraba desaparecía dejando en su lugar un paisaje ampliamente conocido, un paisaje que acababa de visualizar… una situación conocida.
Tanto Marina como Anaís compartían el mismo sentimiento de Lucy, un segundo después las tres comprendieron la situación en su totalidad dejando a un lado la alegría que les causaba estar nuevamente en ese mundo maravilloso.
Esto no será agradable –susurró Marina nerviosamente a sus amigas mientras bajaba el rostro y fijaba su mirada en el bosque a sus pies.
Al instante las tres cayeron en picada hacia el bosque, gritaban mientras movían los brazos en todas direcciones tratando inútilmente de detener la caída.
¿Acaso no vendrá en esta ocasión ese pez de Guru-Clef? –gritó Marina completamente desesperada al ver acercarse el final inminente de la caída.
Y cuando por sus mentes se había perdido toda esperanza y la idea de una muerte segura tomaba su lugar, fueron recibidas por el cuerpo escamoso de una criatura, un pez que Marina recordaba muy bien.
Unos instantes después, Marina besaba a la criatura insistentemente mientras ésta sonreía¡Siempre eres nuestra salvación amiguito! –Exclamó con algarabía¿Puedes llevarnos con Guru-Clef? –añadió.
La criatura asintió y en el acto viró hacia el norte; mientras que las amigas, luego de recobrarse del susto, intercambiaron miradas sonrientes.
¡HEMOS VUELTO A CÉFIRO! –gritaron las tres.
¿Por qué has hecho eso? –Preguntó Ciel completamente molesta- pudimos haber comprobado si las Guerreras Mágicas eran capaces de salvar su propia vida.
Yo no lo he enviado Ciel –respondió Tomoe- tuvo que haber sido Clef... yo no tengo ese tipo de magia.
El Gurú de Céfiro es una molestia en verdad...
Pero ya están ac�, es sólo cuestión de tiempo y tendremos la oportunidad de jugar un poco con las Legendarias Guerreras Mágicas.
Tomoe, también somos Guerreras Mágicas –dijo Ciel con una sonrisa.
Pero nadie lo sabe Ciel –Tomoe dio media vuelta y comenzó a internarse en el bosque, dio una última mirada a la criatura que se alejaba con las tres amigas- Por el momento no se sabe –añadió entre susurros mientras Ciel la seguía de cerca.
