Los personajes de Naruto NO me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

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Hinata avanza de salto en salto, parece muy infantil pero en realidad es que está muy feliz.

«Llega temprano a tu casa, allí estará tu regalo esperando»

Esas fueron las palabras que su novio le dejó al oído antes de desaparecer con Sasuke. Ella no lo pensó ni un poco, había decidido no tomar ni el más mínimo desvio, debía llegar a casa y encontrar el regalo que su rubio y encantador amado le había dejado, aun que era raro que no le acompañara, Hinata lo atribuía a que estaba avergonzado, después de todo su Naruto-kun es así.

Mueve su pequeña mochila de lado a lado, su falda se mueve con el viento y más de uno la ha mirado raro, pero eso no le importa, no borra la sonrisa de su bonito rostro y sigue caminando y saltando entre ratos, tarareando una canción cursi en su mente e imaginando las posibilidades de lo que sea que en casa le espere.

¿Serán chocolates?, ella espera que sean caseros, pues son más deliciosos y seguro que captan mejor los sentimientos de amor de su novio.

¿Una sorpresa de flores en la habitación?, eso no suena para nada mal, pues ambos comparten ese gusto por ellas y su amado sabe muy bien cuales son sus favoritas.

¿Una mascota tal vez?, a Hinata un conejito le parece muy bien, son realmente lindos y ella ama a los animalitos.

Sin importar lo que sea que le dé, incluso si es una tarjetita hecha a mano o comprada por muy poco, ella valorará el regalo como el mejor de la historia, el más original y el más romántico, pues con el solo hecho de que sea de parte de su amado, lo hace muy especial y el mejor de todos.

Llega hasta su casa con la felicidad irradiando en su rostro, saluda a Kō que se dirige a la cocina y hace una reverencia a la foto de su madre fallecida. No sé molesta en buscar al resto de su familia pues sabe que salieron de la ciudad, Hanabi con sus amigas y su padre junto a Neji a cerrar algunos negocios, tan solo está ella y el personal.

Frente a su puerta salta sobre su lugar, puede sentir el olor a chocolate que sale por debajo de la puerta y eso la tiene muy feliz. Abre con delicadeza y va entrando de a poco, sonríe suavemente y seguidamente regresa a su posición inicial, cierra la puerta con fuerza y pasa sus manos pos sus ojos considerando en ir corriendo por un par de lentes.

Abre la puerta nuevamente y entra veloz, aún no cree lo que ve y en su mente la pregunta se repite una y otra vez;

«¿Por qué Naruto-kun está recostado sobre su cama, de costado, con chocolate y fresas cubriendo sus partes pudendas?»

Probablemente nunca sepa la respuesta, está consternada y no tiene palabras antes la situación, todo eso es extraño, sexy si, pero muy extraño. Se aclara la garganta y camina hacia su novio que le guiña un ojo, se muerde el labio inferior y le llama con su dedo índice.

—Hoy pequeña, tu regalo soy yo~

Hinata siente que las piernas le fallan, su cuerpo se estremese ante la visión de ese guiño coqueto de los ojos azules más perfectos, la mano que se pasea y peina con sus dedos las hebras doradas y los labios que coquetos, le lanzan un beso.

Puede que la situación sea jodidamente extraña, pero Hinata se ha sentido alaga y excitada, retira los botones de su blusa y se acerca con pasos lentos, un sensual meneo de cadera y su lengua que saborea la comida que sobre la cama le espera.

—Hinata-chan, no me mires así~ —expresa sonrojado el rubio.

—Eres mi regalo, te voy a comer Naruto-kun~

En la cocina Kō se prepara un té, toma sus audífonos y huye lejos de los gritos y sonidos del amor juvenil.