—Inevitable—
El que era su padre debía estar equivocado, tenía que estar equivocado, aquello que el príncipe de los saiyajines le había confesado debía tratarse de error. Seguramente era una más de sus bromas de muy mal gusto; si es que así se le podía llamar al hecho de que su padre le había afirmado con toda dureza como con burla, en todas y cada una de sus palabras, que él no tenía salida. Vegeta, le había dicho que no importaba lo que hiciera o cuánto se esforzara por evitar, aquello que no lo dejaba ni respirar, él simplemente no podría evitar lo inevitable.
Lo que debía ser sería.
Y él no podrá hacer nada para impedirlo.
Muy a su pesar lo sabe perfectamente.
Se aterra ante lo desconocido, se aterra tanto que se olvida completamente de su fuerza de voluntad, porque muy en el fondo sabe que su progenitor tiene razón.
Lo que deba ser, será, nadie lo podrá evitar ni siquiera él. Quiere creer que la realidad que lo rodea no es tan abrumadora como parece, quiere pensar que no terminar por perder la cabeza ante lo que sabe que no podrá detener, quiere pensar que puede cuando sabe mejor que nadie que es incapaz de mentirse a sí mismo porque se encuentra más vulnerable que nunca, cuando se suponía que no debía ser así, su fuerza de voluntad no podía abandonarlo en esos momentos, pero lo hacía.
Estaba solo.
Sin nadie a quien poder recurrir.
Estaba solo en una lucha que no sabía si podría ganar.
En una batalla que ya tiene más que perdida….
Aprieta con fuerza los puños formados por sus propias manos, implica tal fuerza en ese inútil acto (en un nefasto intento por contenerse), que la sangre termina por quedar expuesta, se ha dañado y ni siquiera es capaz de notarlo, no siente dolor alguno, está completamente ciego intentado evitar lo imposible. En ese instante se siente como un verdadero idiota pero no da marcha atrás, no se da por vencido aunque ya esté perdido.
El olor de la menor de los Son, llega hasta su fosas nasales, demostrándole así lo estúpido que se ve en su mediocre intento por contenerse, en un absurdo intento por retrasar lo que debe pasar, porque únicamente puede hacer eso; retratar lo inevitable, porque jamás podrá impedir lo que tarde o temprano sucederá.
Mantiene la mirada baja, está furioso, a pesar de no poseer el gran orgullo de su padre, está furioso con él mismo, se encuentra enormemente frustrado al ver su realidad, al ver que Vegeta tenía razón al advertirle que era cuestión de tiempo, tiempo que ya empezaba a cruzar su límite. Cuando menos se lo esperara terminaría por perder la cabeza y reclamaría lo que desde hace tiempo considera completamente suyo, no importa cuán prohibida fuese, ella era de él y solo de él, así lo sentía, así lo veía, así se lo hacía ver y sentir su instinto saiyajin, si la menor de los Son debía ser prohibida, lo sería pero para todos menos para él.
Le duele la cabeza de solo sentir su olor, el cuerpo entero le tiembla, se siente ido porque es puro instinto. Un saiyajin en celo, un verdadero animal que no solo anda de caza sino con ansias de marcarla como suya.
Sonríe con demencia en un momento de debilidad, tal vez la mejor manera de evitar la tentación era dejándose llevar. Ya ni siquiera tenía caso seguir intentando si con cada segundo que lograba contenerse sentía que también perdía un poco más la razón.
— ¡Aquí estás! ¿Por qué no estás en el patio como todos? Es el cumpleaños de tu madre después de todo, ¿no?
Sonríe de la misma forma, que hace un momento al oír su voz, ¿desde cuándo la presa venía hasta su cazador? No se atreve a mirarla, pero el solo hecho de tenerla tan cerca lo atormenta, su olor le asfixia y como tantas otras veces logra sacar lo peor de él. Si la respuesta a todo era dejarse llevar pues eso mismo haría sin importar las consecuencias…
THE END
