Iris y Saevin se siguieron besando bajo el oscuro cielo entre la vida y la muerte que ambos protegían, para siempre, porque ya nadie podría separarles, ni vida ni la muerte, y estaban echs la una para el otro.

Iris y Saevin se siguieron besando bajo el oscuro cielo entre la vida y la muerte que ambos protegían, para siempre, porque ya nadie podría separarles, ni vida ni la muerte, y estaban echs la una para el otro.
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