¡Bueno!Pues tal y como he dicho,tras el final de "Embarazos",aquí traigo este nuevo fic,intentando que fuera basado en le época antigüa de cabelleros,ect.Desde siempre me gustó ese mundo n.n.Lo explico un poco:
FIC:Verán,como no conozco los nombres de los padres de Sakuno,les he puesto nombres de mi invención,si alguien lo sabe,dígamelo,por favor n.n.Intentaré que los capítulos sean largos,basandome,en que ésta historia la escribí con once años y la dejé a medias,olvidadaXD,y el otro día,lo recordé.¿Qué más...?Las parejas ya irán saliendo...y...espero les guste n.n.
Fic:El caballero de la bruja.
Autora:Chia-Uchiha.
Prólogo.
"Ningún ser sabe lo que le depara el futuro,hasta que lo vive".
Ambas laderas caían vertiginosamente sobre la otra,creando una perfecta "V",rotas y separadas por una pequeña valla de madera.Grandes eran las tierras que ocupaban el lugar,al igual que grandes eran los dueños de éstas.Ambas,unidas por más lazos que el simple lujo de compartir zona.También eran grandes,mejor dicho,imponentes,los dos castillos que se cernían en aquel lugar,predominantes ante el resto de las diminutas casas y establos que las rodeaban.Cada uno con sus enormes estardantes en banderas holgadas.
Una de ellas,zarandeada por el rítmico toque de el viento,mostraba claramente el dibujo de una flor de Sakura,flor de el cerezo japones,dibujada en el centro,con el fondo azulado,simbolizando el cielo.La contraria,dos espadas cruzadas ante un gran sol dorado.El primero,perteneciente a una antigüa estirpe familiar,expertos en el arte de las protecciones caballerescas.Armaduras,escudos y demás,no eran ningún secreto para ellos.El segundo,experto en el manejo de las espadas e idolatrados en muchas regiones de aquel mundo.Dos familias conocidas tanto en la realeza,como fuera de ésta.
La familia Echizen y Ryuzaki.Ambos progenitores,amigos desde la infancia,unidos por dos de los matrimonios entre sus hijos.Ryuzaki,famoso gerrero,tuvo la desgracia de tener solamente mujeres en su corte.Todas las amantes que habían yacido con él,generaban tan solo hembras.Dos de sus hijas,Shiba y Tomoka,fueron casadas con dos de los hijos de la familia Echizen;Ryoga y Satoshi.Matrimonios concertados tal,y como,desde hacía siglos,todos los reyes menores celebraban para conservar subfrutos de estas uniones.Sin embargo,estos no eran demasiado beneficiarios,puestos que ambos conpatriotas siempre compartían juntos desde infancia remota.Sin embargo,pese a que su vida,realmente ocupada en mantener sus negocios adelante y explorar en otras tierras,espectantes de nuevas leyes,gerras o demás intereses,era apacible,existían dos quebraderos de cabeza,uno para cada familia.Sus dos últimos vástagos.
Y era en esos momentos,cuando las más jovenes sirvientas,las cuales tendrían que estar cuidándoles,rezaban por la paciencia de sus señores.Dos alocados niños que jamás hacian caso a nadie,sin preocuparse de nada,creciendo a su ritmo y en su propio mundo.Por esa misma razón,tomados de las manos,corrían atravesando los establos,como si el mismisimo diablo les persiguiera.Bajando por una de las grandes laderas,pertenecientes a la familia Ryuzaki,llegaron hasta el pequeño lago,el cual,terminaba uniendo ambas tierras por igual,imposible de atravesar por la tosca madera.Cansados y jadeantes,se dejaron caer pesadamente sus cuerpos en el frio cesped,humedecido por el relente de el agua.
Sakuno Ryuzaki,digna heredera de la misma familia,tercera hija de el matrimonio y de trece años de edad.Sus ojos de un marrón tirante a rojo,brillaban ante la necesidad de aire en sus pulmones y el calmar de su sangre por su delgado cuerpo,cubierto parcialmente por los largos mechones de su grueso y ondulado cabello castaño.Ataviada con una simple toga azulada,sujetaba entre una de sus manos el lazo que anteriormente había servido para sujetar sus largos cabellos.Su risa resonaba entre los divertidos sonoros de una risa traviesa.
Su acompañante,de la misma edad y tercer heredero de la familia Echizen,no estaba en mejores condiciones que ella,al menos,no reía tan descaradamente.Movió la cabeza repetidas veces,intentando que el perlado sudor corriera através de su cabello,evitando molestias en los dorados ojos que tenía,brillantes de ese modo ante el sol.Reflejos negros,con algún extraño toque verdoso,creaba la combinación con su cabello,largo.Su cuerpo,más grande en altura y fuerza que el de su compañera,mostraba signos de algún que otro entrenamiento con la espada.
-Creo que esta vez nos hemos pasado,Ryoma-.Opinó Sakuno Ryuzaki en un jadeo-.La vieja Nana no se lo merecía.
-¿Acaso no cortó parte de tus cabellos aquel día?-Preguntó ofendido el muchacho-.No la defiendas tanto.
-Mmm...Ryoma siempre es demasiado serio y vengativo-.Protestó tristemente-.Al final no logró cortármelo.No tendríamos que darle más vueltas.
-De todas maneras,a mi qué más me da-.Aclaró encogiéndose de hombros-.Esta noche mi padre me lleva lejos,junto al tuyo.
Aquel recordatorio,provocó tristeza más grabe en la joven,obligándola a abrazarse ella misma.Él,como muchas otras veces,fascinado por las largas ondulaciones,enterró sus dedos en los largos cabellos,sonriendo.
-Quizás...heche de menos esto...-.Susurró.Ella le miró confusa-.Pero-,continuó-,cuando regrese,seguramente ya no seremos niños,no podremos seguir con estos juegos.Igual tu ya estás casada y yo.¿Quién sabe?
-No me lo recuerdes...¿Es que a ti no te entristece?-Preguntó nerviosa-.Saber que te marchas...
-...No supone nada para ti-.Terminó él alzándose-.¡Sakuno-,exclamó lanzando piedras hasta el agua-,solo somos niños!
Sus dorados ojos se clavaron en los rojizos,enterrando lentamente sus recuerdos en ambos,grabando la despedida de su infancia.Él,ya no sería más un niño jugando a caballeros,apartir de esa noche,su vida comenzaría realmente en ese estado.Tal y como su padre era,como sus hermanos,Ryoma tendría que ser un caballero.Así,dejó atrás todos sus recuerdos,rompiendo cualquier lazo con aquella diminuta joven.Sus caminos infantiles quedarían separados para siempre.
Los años pasaban rápidamente,pero resguardada en aquel castillo,eran realmente lentos.Ya contaba con diecisiete primaveras.Su cuerpo había desarrollado casi toda su esplendor juvenil,mostrando las claras similitudes con sus progenitores.Sus largos cabellos aún permanecían en su identidad,al igual que sus dos hermosos ojos rojizos.Su cuerpo esbelto,llamaba más la atención con la gran toga que llevaba,blanca y sinuosa.
Cuatro años fueron exactamente los que había pasado y ella,tras la marcha de Ryoma,se había dedicado por entero a ayudar a su fatigada madre.Los qué haceres de el castillo,pasaron a su mandanto,tras la grabe fiebre que golpeó a su progenitora con gran fuerza e impidiendo su visibilidad clara.Apenas veía y su caminar fue torpe.Desde entonces,optó por dejar descansar a su pobre madre y ocuparse de todo.Sus dos hermanas mayores,prefirieron claramente descansar de su vida matrimonial,huyendo por completo de los qué haceres cotidianos y encargándose simplemente de sus matrimonios,o al menos,eso fingian.Sakuno sabía perfectamente,al adentrarse entre los sirvientes,que muchos de ellos habían pasado por las manos de sus hermanas,amantes,tanto masculinos como femeninos.Prefería no pensar en nada de eso,centrarse en su trabajo,para caer rendida en sus sueños.
En su alma guardaba con recelo el recuerdo de su antigüo compañero de juegos,y no podía negar,que le preocupaba realmente su situación.¿Podría haber muerto?Aquello era imposible.Sí Ryoma hubiera perecido en algún momento,su madre habría sido notificada,y con las horas que pasaban unidas,se enteraría.Lo único que había llegado averiguar,era las decisiones de sus padres,escuchando sin querer una de las conversaciones entre su madre,y Rinko,la madre de Ryoma.
Desde que tenía uso de razón,así como ella siempre había estado con Ryoma,sus madres habían estado unidas.Rinko,al contrario que su madre,era la segunda esposa de Echizen,anteriormente casado con una costurera real,la cual murió al dar a luz a su primer hijo,Satoshi.Rinko,antigüamente,fue una de las damas de honor de una antigüa reina,vendida hacia la corte Echizen a cambio de tres caballos de pura sangre.El señor Echizen,un hombre mundialmente conocido por ser un demasiado manos largas,terminó enamorándose de ésta,otorgándole mayor título que por el que la había comprado.Al tener buena amistad ambas familias,terminó amistándose con Sakura Ryuzaki,madre de Sakuno,Shiba y Tomoka.
-¿De verdad no puedes hacerle cambiar de parecer,Sakura?
La voz de aquella mujer era simple puro nervio,aconstumbrada a suplir a su marido,cuidarle e incluso,según contaban las habladurias,regañarle en sus sobrepasos con la servidumbre femenina.Era una mujer realmente atractiva,de cabellos castaños y ojos oscuros,cuerpo delgado,sin seña alguna de haber tenido dos vastagos.Sin embargo,su madre...Eran tan anciana a su edad.Demasiado tarde se casó con su padre,a los veintiocho.A los treinta comenzó a tener descendencia y ahora,ganaba de edad a Rinko.Pero no se podía negar que en su momento,fuera una mujer atractiva,con aquellos ondulados cabellos rojizos y ojos esmeralda,los cuales,Sakuno no terminó herendando,doliéndole en alma de tanto que los admiraba.
-No,Rinko-,Comentó la mujer tristemente-.Es extraño,pero Satoshi no quiere dejar que Sakuno siga las riendas de sus hermanas.Es más,ya ha decidido.
-¡Es una lástima!-Exclamó sinceramente Rinko-.Pensé que tu marido seguiría con la directoria que llevaba y Sakuno terminaría en brazos de mi hijo.Ryoma y ella se han criado juntos,al fin y al cabo.
-¿Y Nanjiro?-Preguntó Sakura interesada-.¿No ha dicho nada?
-Querida,tu misma sabes que los hombres pueden elegir la mujer que desean mientras los bienes sean buenos.Seguramente,Ryoma lo entenderá y buscará una mujer a la que amar-.Explicó en un suspiro la mujer más joven-.Tan solo espero que la infancia no les ate.
Sakuno se heló rotundamente ante esa conversación.Su futuro ya había sido decidido.Tanto por una parte como por otra.Si su padre aceptara que se casara con Ryoma,sería por mero interés,un interés que al parecer,no lo necesitaba,por ello,había buscado algo fuera.Quería creer que no,que no era cierto,pero era imposible ignorarlo.¿Cómo no rebelarse a su joven edad de diecisiete años?Era imposible.De tan solo pensarlo,su sangre hervía.¿No debía de ser ella quien eligiera a quien amar y quien no?
Pero todas aquellas preocupaciones quedarían rotas por un tiempo,entreteniéndose en sus qué haceres,huyendo de los viejos sacerdotes que deseaban trucar su mente,cerrarla en un único ser alabado.Sin embargo,lo que más relató su trabajo,fue la gran cena que su madre decidió hacer,tras recibir misiva por parte de su padre.Regresaban.Después de cuatro años,volverían a encontrarse.¿Qué cara tenía que ponerle a su progenitor?¿Debía alabarle que decidiera su vida?No lo sabía y sus hermanas,no es que fueran a ayudar.
En la última hora,antes de que todo terminara,se veía siendo vestida por sus dos hermanas mayores.Shiba,era hermosa,no podía negarlo,además de demasiado inteligente y extrañamente estratégica.Muy alta,de cuerpo esbelto y cara preciosa.De cabellos igualmente rojizos a los de su padre,cortos.Era la encarganda de terminar su pienado.No sabía como se había dejado convencer por Tomoka,la segunda hermana.Un poco más alta que ella,de cabellos también cortos,recojidos siempre en dos moños altos,con mechones colgando,castaños claros.Era la más alocada de las tres,ruidosa y mimada.La primera,casada con Ryoga Echizen y la segunda,con Satoshi.No podía comprender como esos dos hombres lograban soportarlas.
Se miró ante el viejo espejo,admirando aquella vestimenta de gala.Un perlado vestido largo,atado a su cintura con gran fuerza con un lazo blanco,apresando aún más su cuerpo sobre el corsé.En su cabeza,una diadema de plata agarraba con firmeza las largas hebras de su cabello,impidiendo que cayeran sobre su rostro,maquillado casi de forma invisible.Sus pies,casi siempre descalzos,estaban sujetos por unos rudos zapatos de mujer.Por último,su hermana mayor,Shiba,adornó su cuello con un collar perlado en plata,perfumado a un olor dulce de rosas.
-Lista y hermosa-.Apremió esta última-.Los hombres bailarán por ti.
-¡Ya estamos!-Exclamó Tomoka negando con la cabeza-.¿Por qué le haces tantos premios sabiendo que tu marido es capaz de caer?
Shiba arrugó el entrecejo.Por todo el mundo era sabido que Ryoga Echizen era,peor incluso,que su padre en cuanto a faldas se tratara.Iría tras cualquier mujer sin pensárselo dos veces,aunque esta fuera la hermana de su esposa.Tenía que reconocer que era demasiado apuesto y por supuesto,las mujeres no se negarían a pasar una noche con él.Shiba se veía con millones de cortesanas a su ladosirviéndo tanto a ella,como a su marido.Pero de algo estaba segura esa mujer.
-Sé que Ryoga es un mujeriego,Tomoka,pero jamás osaría tocar a Sakuno-.Aclaró-.No es por mi,eso te lo puedo asegurar...Pero tiene otras razones de peso que no me quiere contar,y yo lo respeto por eso.
-Son tonterias-.Se burló Tomoka alzándose-.Pero por suerte,Satoshi no salió a ellos-.Sus ojos se clavaron con envidia sobre su hermana menor,frunciendo el ceño en molestia-.No entiendo qué le ven.
-Vamos,la fiesta está comenzando-.Interrumpió la disputa la menor.
Desde siempre,había tenido que pagar el precio por crecer.Sabía mejor que sus hermanas,que todo el mundo hablaba tras sus espaldas y no era nada pulcro lo que se decía.Las idas y llegadas de Ryoga como mensajero de su padre,habían creado diferentes murmurllos en ambas cortes,sin embargo,este simplemente se detenía para entregar las cartas que su madre no podía recibir y ninguna de sus hermanas estaba dispuesta a ejercer algo como aquello.Ésto podría llegar a molestarla,pero no era tan fuerte como para eso.Otras cosas le preocupaban más.
Finalmente,se adentró en las inmendaciones de el gran salón donde se celebraba la fiesta,acomodados todos los visitantes en delgados bancos de madera y mesas por igual,ya ocupados con cerveza,vino y comida para un gran regimiento.Sus hermanas recibieron abrazos y besos por parte de sus maridos.
-Señorita-.Dijo una voz grabe-.Necesitamos un momento su atención.
-Claro.
Bajo la atenta mirada de todas las personas de aquel lugar,especialmente de las mujeres,abandonó el lugar junto al joven pinche.Al regresar,sabía perfectamente lo que esperaban ver,y serían defraudados ante eso.
"Miren bien,ni una sola arruga,ni el cabello despeinado.¿Están contentos?"-.Pensó enrabiada.
Dos manos suaves y femeninas apresaron sus hombros,obligándola a caminar hasta el trono central,donde dos hombres la miraron atentamente.Nanjiro Echizen,un hombre apuesto,de cabellos castaños,lacios y cortos.Sus ojos,marrones y con demasiadas batallas vividas.Y su padre.Un hombre curtido,de ojos negros,cabellos castaños y piel morena.Ahora comprendía a quien había sacado su forma de acaparar el sol en su piel.Ambos rieron con gran fuerza,finalmente,su padre se acercó para abrazarla.
-Bienvenido seas,padre-.Recibió sonriendo falsamente.
"Ahora,puedes venderme".
-¡Estás realmente preciosa,Sakuno!-Alabó el hombre sonriendo-.¿No le parece,Nanjiro?.
-¡Y tanto que sí!-Exclamó el nombrado-.Es una obra de arte la que creaste,Satoshi.
-¡Venga,no me des envidia!-Se molesto su progenitor-.Tu dices eso porque no has tenido solo mujeres en tu descendecia.
La soltó,caminando y centrando su atención en su compañero y amigo.Sakuno arrugó las cejas,apretando los puños.Hablaban de ella como si de cualquier caballo se tratara.
-Vamos a sentarnos-.Aconsejó Shiba-.Recuerda que eres de la familia,no una sirvienta.
Aceptó.Terminó sentándose entre ambas hermanas,cada una demasiado ocupadas en intentar llamar la atención de sus cansados maridos y excitarlos lentamente,en espera de una apasionada noche de amor tras tanto tiempo fuera,aunque por ambas era sabido que ellos no habrían estado tan en cuarentena como ellas.¿Quién podría pensar algo así,especialmente,de Ryoga Echizen?¡Era demasiado!No se le pueden pedir peras a un manzano.Estaba tan aburrida,que casi no sintió el silencio que se cernió en el lugar al abrirse el gran portón de el salón.Sin embargo,sus ojos rodaron hasta la figura que se adentró,a paso ligero y llamando la atención de todas las mujeres casaderas de el lugar.
Aquel joven le resultó realmente familiar,pero en su aburrimiento,rodó la cabeza hasta el plato que no había ni probado,ignorando por completo la conversación vivida entre el recien llegado y ambos padres.
-Espero me disculpe-.Habló la voz melosa de el buen mozo-.Pero me ausentaré en esta fiesta.Tengo muchas cosas que agradecerle,espero que no le importa.
-No te preocupes,hijo-.Disculpó Ryuzaki amablemente y con una sonrisa paternal-.Te concedo eso con mucho gusto.Te debo la vida.
-Gracias.
Sin agregar más,el joven apuesto se marchó de el lugar,bajo las miradas que no habían cesado de su interés por él.Sakuno jugó con su comida,hasta que sintió una figura sentarse a su lado.Su padre,arrancó un trozo de carne de su pieza y sonrió.
-Sakuno,por favor-.Rogó,aunque ella sabía que era una orden-.Llévale comida y vino caliente al muchacho.Estará en las cuadras y se lo merece.
-Sí,padre-.Afirmó.
En silencio,cogió su propio plato,acercándose hasta uno de los camareros,cogiendo una de los tazones que portaban vino recien caliente.Caminó tranquilamente hasta el lugar,sin importarle si quiera que su precioso vestido sufriera los daños de tanto barro en el suelo.Estaba demasiado aconstumbrada a en suciarse,como para pensar siquiera en limpiarlo.
Entró lentamente en el lugar.Muchas veces había corrido entre las muchas cuadras,esquivando entremedias a los trabajadores y riendo.Ahora,desde hacia cuatro años,la había abandonado totalmente.Caminó hasta el único lugar que estaba iluminado por una vela deteniéndose ante la visión.El mismo joven que anteriormente había entrado en el salón,se encontraba sentado de rodillas,acariciando pacientemente un hermoso caballo blanco,el cual,estaba echado sobre un montón de paja,respirando costosamente y con los ojos semicerrados.
-Está enfermo-.Dijo casi inaudiblemente-.Pobre.
-Ha llegado hasta aquí,pero está demasiado viejo-.Explicó el muchacho entristecido-.No puedo hacer nada por él.
Suspiró,acercándose hasta el taburete más cercano.Dejó la comida y el vino sobre este,para arrodillarse junto al grandioso semental.El chico la miró interesado,sin perderse ni uno solo de sus movimientos.Posó sus manos sobre el ámplio abdomen de el animal,acariciándolo pausadamente.Sus ojos se entornaron,cantando silenciosamente una canción.Aquel acto funcionó años atrás con una perra recien parida,sufriendo por el parto.Tenía catorce años entonces,y aquello,fue nuevo para ella.La soledad la embriagó totalmente,teniendo miedo de contárselo a alguien,pero en esos momentos,aquel animal podría salvarse.No sabía cómo ni por qué,pero siempre,de sus manos emanaba una cálida luz,rodeando al animal por completo.Los jadeantes suspiros de cansancio de el animal,quedaron rotos por suspiros normales,alzándose rápidamente y mostrando su clara recuperación.
-Ya estás bien-.Dijo acariciando el hozico blanco-.Eres precioso...
-Karupín,se llama Karupin-.Explicó asombrado el joven.La miró atentamente,para desviar una hambrienta mirada hasta la humeante comida-.¿Es para mi?
-Toda tuya-.Respondió encogiéndose de hombros la chica.
En un abrir y cerrar de ojos,el chico terminó con toda la comida,saboreando finalmente,el último trago de vino caliente.Clavó su mirada sobre su fiel caballo y arrugó las cejas.
-Gracias por salvarlo...Sakuno.
Al escuchar su nombre,tembló.Su cuerpo recordó algo extraño,algo que deseaba esconder apartir de el día que supo que sería casada con alguien que su padre deseara,el día,en que todo se fue,con la espalda de un niño de trece años,curvada sobre un caballo blanco y sin molestarse en mirarla.Su alma murió.Fue incapaz en pensar en el amor,en fijarse en alguno de los sirvientes,aunque fuera de simple atracción.Y ahora,un leve cosquilleo recorrió su cuerpo.No,no era amor,era...Ilusión,esperanza.
-¿Ryo...ma?-Preguntó confusa.
-Por fin-.Se quejó arrugando la boca-.Ya decía yo,"cuanto tarda en darse cuenta,"¿no?
Ella,totalmente asombrada,dejó que su cuerpo cayera de rodillas,dando más altura al hermoso corcel,el cual,frotó su hozico contra la mejilla derecha de la joven,devolviéndola al mundo real.Tembló,acercándose a gatas hasta el que una vez fue su compañero de juegos,el que a duras penas podía divisar en aquel apuesto rostro de diecisiete años.Lentamente,acarició la diminuta barba que había crecido en aquel rostro,mientras el rió,divertido ante tal acción,sujetándola con fuerza de la mano y dejando rápidamente los platos en el suelo.
-Me acabas de ver y solo me acaricias-.Sonriendo,acarició por igual su rostro-.Solo me ha crecido algo de bello,no te creas que he cambiado tanto.
-¿¡Qué no!?-Exclamó absurda-.Estás más grande,alto y...¡apuesto!
-Apuesto,¿Eh?-Preguntó divertido.Una risa divertida se alzó en el lugar-.Creo que todas pensais igual.
-¿Todas?-Se interesó.
-Las mujeres-.Respondió alzándose a la vez que ella-.De todas maneras,no hablémos de eso,dime,¿Todavía existe el lago?He estado todo el tiempo aqui,demasiado preocupado por mi caballo...
-Sí,existe-.Aclaró Sakuno sonriendo tras mucho tiempo-.¡Vamos a verlo,Ryoma!
El joven caballero afirmó,tomando la mano extendida por aquella joven.Riendo,recordando tiempos atrás,corrieron sin pereza alguna hasta el lugar que fue testigo de muchas de sus diabluras,escondiéndose en él.Donde habían reido alocadamente,disfrutando de su juventud atolondrada,conociéndose cada vez más,divirtiendo su mundo,ignorando el futuro que ahora les deparaba.
-Está como siempre-.Murmuró frágil su voz masculina-.Es increible.
-Sí-.Afirmó ella liberándose de el agarre infantil-.Yo vengo todos los días,por las noches.
-No deberias-.La regañó-.Ya no eres una niña.No está bien visto.
-¡Oh,no,por dios,Ryoma!-Suspiró arrodillándose-.No me digas tu también eso.Estoy arta de que todas las personas en la corte,hablen a mi espalda de mi.¡Se piensan que soy una adultera!
-¿Tienes razones?-Preguntó irónico.
-¡Por supuesto que no!-Negó rápidamente-.Es imposible que yo hiciera algo así...
Ryoma sonrió,afirmando con la cabeza.Llevó sus manos hasta sus hombros,liberando el agarre de la rojiza capa que portaba en su tan concurrida vestimenta.La alzó,estirándola por completo sobre el húmedo césped,sentandose después.Sakuno le miró curiosa.Tiempo atrás,Ryoma no tenía ningún percance con ensuciar su ropa,era lo que menos importaba.Por supuesto,ahora no tomaría tan pocas precauciones.Estiró una mano hacia ella,sonriendo.
-Ven,siéntate a mi lado.
Inconsciente,le obedeció,aferrándose de nuevo a aquella mano,ahora mucho más grande que la suya.Parecía totalmente diminuta a su lado.En cualquier momento,si él optara por abrazarla,seguramente,la dominaría por completo.Por un instante,su mente dibagó en aquel cuerpo atlético,bajo aquella leve armadura.Ahora,sus ropas no quedaban holgadas en su cuerpo,dejando ver una débil constitución,seguramente,si volviera a colocarse ropa como esas,quedarían perfectamente sobre su musculado cuerpo.De tan solo pensarlo,sus mejillas notaron cierto rubor escondido.
Admiró el rostro tranquilo y serio de su acompañante,iluminado bajo los débiles rayos de la luna.Los cabellos,igual de largos que tiempo atras,se movían rítmicamente con la leve brisa de la noche,mostrando en momentos el cambio infantil de aquel rostro.La mirada felina que tampoco se había perdido con los años,al contrario,podría jurar que se había vuelto incluso más seria y penetrante.
-¿Qué miras?-Preguntó extrañado el chico-.¿Tengo algo en la cara?
-No-.Negó sonriendo-.Solo miro lo grande que eres.Has crecido mucho,Ryoma.
Los ojos dorados,brillantes ante los reflejos de la gran luna llena,la observaron atentamente e incluso,avergonzándola.No solo su rostro fue escrutado,si no que su cuerpo por igual.Por un momento,sintió que aquel vestido no era lo suficientemente abrigador para aquellos ojos,pero al momento en que estos se posaron en sus piernas,mostradas ante la cortura de su falda,apartó la mirada necesariamente,suspirando y frotándose la cara.
-Estaba claro-.Murmuró soltándola-.No iba a ser como siempre.No somos niños.
Le miró asustada.¿Tan horrible era que quisiera continuar como siempre?¿Es que él no hechaba de menos todas las aventuras vividas?Por supuesto que no.Era un hombre adolescente,recien adiestrado en la batalla.Seguramente,si le preguntara por alguna,relataría la más emocionante que viera.Sin embargo,ella se encontraba totalmente equivocada por las razones que el joven había expresado esas palabras.¿Tan inocente era que no llegaba a comprender los deseos que levantaba en cualquier hombre?¿Quizás,pensando en su época y su edad,desconocía los claros sentimientos de cualquier ser masculino atraido por las mujeres y de estás,por los hombres?
-¿Ryoma?-Preguntó sujetándose de el musculoso brazo derecho-.¿Qué pasa?
El joven apretó con fuerza su puño izquierdo,apretando sus dientes lo suficiente como para que chirriaran.Sus cejas temblaron en su rostro,apartándolo lentamente y dejando ver su lisa cabellera ante los rojizos ojos preocupados.Se alzó y jugó distraidamente,jugó con una piedra,para suspirar y mirarla.
-Regresemos,Sakuno,antes de que sea peor...-La miró duramente-...Ya...no podemos ser igual que antes.Lo siento.
-¡No lo entiendo!-Exclamó alzándose-.¡Todo el mundo habla a mis espaldas!¡Me critican con cosas que no entiendo!¡Y ahora que te vuelvo a ver,me dices estas cosas!¡No lo entiendo!
-¡No somos crios!-Gritó sujetándola con fuerza de los brazos.Aquel acto la extremeció-.¡No sigas más!
-¿¡Por qué no somos crios!?¡No lo entiendo!-Preguntó tomándole el rostro con sus heladas manos-.¡Explícamelo!
-Sakuno,Sakuno-.Repitió angustiosamente soltándose,liberándose de su pecado-.Yo...No puedo verte con otros ojos que no sea los de un hombre-.Le dió la espalda,recojiendo la capa de el frio suelo-.Entiéndelo.
Desde aquella noche de su encuentro,no volvió a verle.Cada vez que intentaba un acercamiento,él la rehuía.Seguía sin comprenderlo.¿Qué no podía verla con otros ojos que no fuera de hombre?Para ella era una tontería.¡Siempre había tenido ojos de hombre!¿Cuántas veces le había visto mirarla atentamente,creyendo que no le prestaba atención?Demasiadas.
Y no le importaba.
Pero sus pensamientos sobre su antigüo compañero de juegos,serían rotos más pronto de lo que ella creía.Y fue un día de pleno sol,en medio de el frio invierno,siendo agradecido por muchas de las personas.Su madre se había estado quejando de dolores en los huesos,profesando algo malo para su parecer,pero aquello no era más que suposiciones de una adolescente,¿Qué podía pensar ella que serían ciertas?Fueron el ruido de unos cascos los que llamaron su atención,cesando en su tarea de tejer junto a su madre.Esta misma,escondió su rostro entre sus manos.
-Perdóname,Sakuno,por favor,perdóname-.Rogó zarandeándose sobre ella misma-.Lo siento,hija mia,lo siento.
-¿Por qué,madre?-Preguntó extrañada-.¿Qué tengo que perdonar?
Sin obtener respuesta,en aquella sala de estar,dos guardias reales aparecieron.Sakuno palideció.Aquel presentimiento era totalmente cierto.Tan ocupada había estado pensando centradamente en Ryoma,que el recuerdo de que su padre la había vendido,se desvaneció por completo de su mente.
-Acompáñenos-.Rogó uno de los rudos guardias-.La escoltaremos.
Sakuno sonrió falsamente,afirmando.Sintió las temblorosas manos de su anciana madre.Aún no podía creer que esa mujer le diera luz diecisiete años atrás.Estaba tan delgada,horriblemente pálida y con los ojos llenos de lágrimas.Acercó una de sus manos,hasta la mesilla de cama más cercana,recogiendo un objeto,el cual no tardó en reconocer.Un libro antigüo.Se lo entregó,presionando el objeto contra su pecho con firmeza.
-Sakuno,por lo que más quieras,jamás te separes de este libro.Cuando llege el momento,lograrás abrirlo-.Explicó precipitadamente Sakura-.Es importante.Sé que estás dolida,pero tanto tu como yo...Sabemos que esto estaba escrito en tu destino.No has dejado que ningún dios te atara,has sido libre,vive como siempre.
-Así haré,madre-.Mintió.
Caminó lentamente por su hogar,intentando guardar todo rápidamente en su memoria.Tantas carreras,tantas lágrimas,tantos sueños,peleas.Había vivido tantas cosas en aquel castillo.Pero ahora lo odiaba.El ser que la vendía,vivía en aquel lugar horrible.Su padre.Sí,el hombre que sonreía feliz,frotándose las manos nervioso y haciendo diversas exclamaciones sobre ella,tan vulgares,que no pensó que fuera su progenitor.¿Por qué la habría vendido?
-Aquí está-.Informó el curpulento hombre-.Nosotros nos encargaremos de llevarla directamente hasta el rey.
-Seguro que Kunimitsu estará orgulloso de mi presente-.Se autofelicitó Satoshi Ryuzaki-.¡Estará contento!
Se sintió como carnaza.Todos los hombres la miraron atentos,puede incluso que lujoriosamente y de nuevo,aquel asco creció en su interior.El ser humano estaba corrompido y hasta el último de sus días,en la más profundas de las agonias,no cesaba de hacerlo,comprendiendo finalmente,lo bella que podría resultar la vida.No tuvo tiempo de despedirse de nadie,solo una simple mirada hacia las cuadras,donde Horio,el hermano mayor de Ryoga y Ryoma,corrió para coger su caballo y alejarse hasta su hogar.Frunció los labios.Ahora ya no vería más a aquel moreno.
Subió a la pequeña litera que habían preparado especialmente para ella,escondiéndose de el sol,de todo.Abrazándose a sí misma,junto al libro entregado por su madre.Dejó que el suave vaiven la calmara,encerrándola más en su mundo.Había oido hablar de aquel rey,Kunimitsu,conocido por sus grandes azañas que le había colocado en un alto puesto a manos de el Rey,Oishi I.Un joven caballero de veintiun años que había vivido demasiadas gerras en primicia,salvando más de una vez al rey y heredando las tierras de su difunto padre.¿Qué interés tendría su padre en él para entregarla?
-Alto.
Una ruda voz,bastante familiar,detuvo la caminata de su caravana,moviendo bruscamente la vieja litera.Al tener las cortinas cerradas,no podía ver de quien se trataba,y seguramente,sería algún hombre perdido.Sin embargo,aquella voz seguía surcando su mente.Agudizó mejor su oido,por suerte,nada estropeado,llegando hasta ella,la conversación de el exterior.
-¿Qué quereis?-Preguntó uno de los soldados de escolta-.No tenemos tiempo que perder.
-Demasiados caballeros para proteger a una simple mujer-.Habló de nuevo la familiar voz-.Nosotros la llevaremos hasta su lugar,por orden de Kunimitsu.
El silencio lleno de confusión pareció reinar en el exterior,pero sin ninguna explicación,los caballos que rodeaban su litera,se marcharon.¡La habían entregado como si nada!Las risas que llegaban de fuera eran bastantes idoneas para la estupidez de aquellos hombres.Se encajonó entre los almohadones,sin encontrar salida alguna más que la entrada principal,creada así para evitar su fuga.La oscura cortina se apartó lentamente,dejando entrar la claridad en el interior.Cerró los ojos con miedo y abrazó el libro con más fuerza contra su pecho.
-Sal,Sakuno.
Sus ojos se abrieron rápidamente,escrutando entre la oscuridad rota.Una figura masculina sonreía frente a ella,con una mano extirada,pero eran sus ojos lo que lo delataban.Ojos parecidos a los de un felino hambriento,unos ojos que parecían ver más hallá de lo que debían.
-Ryoma...
Así era.Frente a ella,los tres hermanos Echizen sonreían.Ryoga,montado en un corcel negro y Horio,en un perla.Antes de que tuviera tiempo de reaccionar,las fuertes manos de Ryoma la alzaron,subiéndola sobre Karupín,acompañándola acontinuación él.Se aferró a las duras ropas masculinas,sintiendo el frio de la coraza metalizada cubriendo el pecho masculino.Una fuerte mano acarició su cabeza,obligándola a volverse.Ryoga sonreía .Sakuno,desde siempre,había creido que los dos hermanos eran identicos,tanto Ryoga como Ryoma.El único que parecía pertenecer a otro mundo,era Satoshi.
-Bien,Ryoma-.Apremió Ryoga feliz-.Llévala.Sé su guardaespaldas.
-Lo sé,hermano,lo sé-.Afirmó el menor incitando al caballo-.¡Nos vemos!
Karupin atravesó la maleza ante las órdenes de su amo,fiel caballo.Sin embargo,ella parecía ser la única persona que no podía creerse lo que estaba sucediendo.Ryoma la llevaría hasta corte de Kunimitsu y sin pensarlo dos veces,lo estaba haciendo.Los muslos le dolían ante los vaivenes de los saltos creados por el veloz animal,aferró los brazos que sujetaban las riendas con miedo,pero nada surgió efecto.Ryoma estaba firmemente convencido y la llevarías hasta donde deseara.Toda esperanza quedó echa pedazos dentro de su pecho.Por supuesto que Ryoma no iba a llevársela lejos,olvidando su misión,por mucho que ella se lo pidiera.
Sin embargo,Sakuno no conocía nada de aquel joven que una vez estuviera a su lado,riendo,e incluso,correspondiendo a sus inocentes sentimientos,tan escondidos que casi no lograba descifrarlos.Solo sabía que estaba decepcionada y con una angustia tan grande,que aún apresaba con más fuerza el libro contra su pecho,intentando que todo fuera una absurda mentira,un mal sueño.Que Ryoma no la estuviera llevando a su cárcel,que su padre no la vendiera,que su vida no fuera ya decidida con antelación.Su destino,marcado desde que nació,era un completo y excitante secreto.
Y la de cosas que le quedaban por descubrir...
Continuará...
Notas autora:
Bueno,hasta aquí llegó el primer capítulo n.n.
Espero les gustara y me den su sincera opinión de todoXD.
Al menos 5 rw,no TOT.
Si quieren que continue,claroXD.
Tienen tiempo hasta que sea su turnoXD.
¡Nos vemos!n.n.
