Capítulo 1: Reconocimiento - PRÓLOGO
Una ciudad vacía y en oscuridad perpetúa. Luces de neón y las habitaciones encendidas de ciertos edificios eran las fuentes de luz que revelaban los caminos, a través de las calles y callejones del Mundo que Nunca Debió Existir.
Los incorpóreos de la organización conocida como la Organización XIII se reunieron para hablar en un enorme salón blanco y prístino, con trece tronos blancos alrededor y cada uno a una altura distinta y específica.
Con un portal oscuro de colores negro y violeta y un aura oscura siguiéndolo y pronto disipándose, un sujeto de vestimentas negras apareció en el trono más alto: Un Incorpóreo. De cabello blanco, ojos dorados y piel morena: se trataba de Xemnas, seguido ahora por otros seres que aparecían de la misma forma, ocupando los respectivos tronos inmediatamente. Más incorpóreos entraban en escena.
-Ha aparecido un nuevo obstáculo. Y es probable que sea en nuestra contra. Saïx: tu informe.
Un sujeto de cabello azul, ojos amarillos y una X en su frente tomó la palabra.
-Siete personas han aparecido.- Comenzó a hablar con una voz muy calmada, mientras que se llevaba su mano derecha a la boca. -Son organizados, inteligentes y atacan a los sincorazón. Normalmente sería una ayuda muy bien aprovechada, pero según los informes, ellos nos impiden la recolección de corazones. Y eso no lo podemos permitir.
-Entonces se nos complicaría la meta. Pero, ¿Qué meta, si es que se puede saber? –habló Vexen, el científico de la organización. Un sujeto esbelto de cabellera rubia lacia y larga. Rostro largo, ojos verdes y de actitud pedante.
-Eso lo sabrás en su momento, Vexen. –respondió Saïx. –Pero lo que me sorprende es que ellos tienen rasgos muy similares a los de nosotros, como organización.
Tan pronto Saïx mencionó esto, obtuvo la atención de varios, en especial de su líder.
-¿Y si enviamos a un par de los nuestros para realizar una misión de espionaje? – Habló Marluxia: un hombre de ojos azules, piel clara y cabellera enmarañada y rosa.
La única mujer de la sala, Larxene, comenzó a reírse. Una joven delgada de piel clara, ojos verdes, y cabellera rubia y lacia: con dos mechones largos que comenzaban en su frente estaban expuestos, dando la apariencia de un par de antenas. Tan pronto su risa sonora terminó, empezó a hablar.
-¿Serán así de inútiles? No, no lo creo. –dijo mientras se acomodaba en su propio asiento. –Lo que bien podríamos hacer es ir a dar la cara y acabarlos de una vez.
Un joven lanzó un bufido mientras que se cruzaba de brazos. El pelo plateado y gris le cubría uno de sus ojos verdes, lanzándole una mirada a Larxene.
-¿Algún problema, Zexion? –dijo Larxene con algo de repudio.
-Aunque mandemos a los incorpóreos a espiarlos, estos podrían no regresar. Además de que un ataque directo a ellos podría costarnos mucho.
Xemnas solo asintió, mientras que cerraba sus ojos.
Acomodándose en su asiento, un joven de cabello rubio y puntiagudo se le ofreció la palabra, al levantar su mano. Con ojos verdes abiertos de par en par por la idea, comenzó.
-¿Qué tal si mejor los dejamos ser por un rato, a ver que hacen?
-Tengo una mejor idea. –dijo un sujeto de cabello oscuro y platinado, recogido en una larga cola de caballo, con un parche en su ojo derecho. –Mandemos al chico nuevo. Vexen ya le dio un entrenamiento sobre reconocimiento, y no estaría mal verlo en acción.
Todos los ojos de la organización voltearon hacia uno de los tronos que estaban más abajo. En éste, estaba un joven rubio de ojos azules. Roxas había oído la sugerencia, a lo cual él se sorprendió.
-¿Ir yo? –preguntó con nerviosismo.
-Es una orden.
-¿Y obligarán al niño a hacerlo? –dijo un sujeto de cabellera alborotada y rojiza, con un par de marcas bajo sus ojos verdes.
-Me das asco. –dijo Larxene. –Haciendo el papel de niñera.
-No me tienes que defender. –dijo Roxas algo molesto.
-Entonces está decidido. –dijo Xemnas. –Roxas, irás en una misión de reconocimiento a investigar a éstas personas. Axel será tu apoyo, y es una orden.
Axel sonrió un poco, mientras que veía a Roxas. Él le regresó el gesto con una actitud confiada aquella mueca.
–Las actividades de aquél grupo han sido observadas con anterioridad, y se calcula que próximamente aparezcan en Villa Crepúsculo: una zona frecuentada por ellos. –mencionó Saïx.
-Ya tienen su misión, Roxas y Axel. El resto se los dejamos a ustedes. –habló Xemnas una última vez con su voz lenta y profunda, para luego retirarse de aquél lugar de la misma forma que apareció.
Acto seguido, todos los demás se retiraron del lugar, exceptuando a Roxas y Axel. Roxas era el único que bajaba la cabeza a pensar en qué situación se metían. Nada sabían ni ellos ni toda la organización, de quienes serían los futuros adversarios.
