Kaitou Saint Tail no me pertenece.
Cisne de cristal
Ahora éramos un equipo. Saint Tail y yo nos aliamos para poder recuperar el cisne de cristal. Gracias a que ella logró elevar el auto, conseguimos escapar con el cisne entre mis manos, pero teníamos una promesa, no intentaría capturarla por esa noche, por lo que ahora tenía que soltarla y dejarla ir, pero me niego, solo quiero ver su rostro y conocer su verdadera identidad. Eso es todo.
La sostenía aún de mi mano.
—Prometiste que no me capturarías.
—Lo sé—le contesté.
—Entonces suéltame.
—No quiero.
—Asuka Jr. déjame ir.
Sabía muy bien que tenía que soltarla, pero ¿dejaría pasar esta oportunidad?
No lo pensé mucho cuando lo hice, de hecho, no lo pensé nada, solo la jalé un poco hacia mí y logré posar mis labios sobre los suyos.
Un pequeño contacto apenas. Fui amable y cerré mis ojos para no ver su rostro. Estaba oscuro de todas maneras. Justo después, la solté. Ella se alejó en sus globos y yo sostenía aún el cisne. Pero fue hasta después de perderla de vista de que me percaté de lo que había hecho.
La besé. ¡Oh Dios! ¡Besé a Saint Tail!
A la mañana siguiente, fui a clases normalmente o por lo menos todo lo normal que pude. A la primera persona a la que encontré al llegar fue a Haneoka Meimi. Al verme, se sonrojó perceptiblemente y siguió su camino sin saludarme.
Aquel sueño no dejaba de repetirse en mi mente. Esa noche había soñado que abría los ojos después del beso con Saint Tail y me encontraba con el rostro de Haneoka. ¿Pero por qué? ¿Por qué Haneoka? ¿Y por qué sentía que estaba en lo correcto? ¿Haneoka Meimi es Saint Tail?
La observé durante toda la clase. Sí se parecían. Ella huía de mi vista. ¿Por qué se veía tan avergonzada? Solo quedaba una respuesta al respecto.
La intercepté a la hora de la salida. Intentaba soltarse de mi agarre sin éxito alguno y la llevé hasta un parque cercano. No le dije nada, simplemente la besé.
—¿Qué crees que estás haciendo? —me preguntó ruborizada y con apenas un hilillo de voz.
—Lo sabía—le dije—, tú eres Saint Tail. Tus besos saben igual.
Haneoka se quedó con la boca cerrada. Con una expresión llena de incredulidad, pero con un sonrojo bastante fuerte.
—¿Cómo no me di cuenta antes? Bueno, supongo que eso ya no importa ahora.
Su mirada de incredulidad cambió a una mirada horrorizada.
—No pasa nada—le dije rápidamente para tranquilizarla—lo único que quiero es—le planté otro pequeño beso— que no me prives de tus labios y que me cuentes la verdad ahora.
Ahora ella me sonrió avergonzada. ¡Qué linda!
—¿Prometes no odiarme cuando te cuente toda la verdad?
—Jamás lo haría.
Y así, Meimi me contó todo. Entre beso y beso claro está.
¡Wow! Ahora puedo incluso decir que Saint Tail es mi novia. Mi linda Haneoka Meimi.
