Vamos por una más…
Es una historia corta y bastante sencilla. Simplemente necesito mantener ocupada mi mente mientras termino las otras historias.
Capítulo 1: En el recuento de los daños
Por: HuesosPotter
[…]
Lágrimas que no consiguen
apagar el fuego que hay en mi
Hay ilusiones muertas por doquiera
solo quedan ruinas de mi
[…]
En el recuento de los daños,
me sales debiendo tantísimo amor…
[…]
*(Gloria Trevi. El recuento de los daños)
-Llegas tarde – Dijo Harry con esa sonrisa sencilla y un poco infantil que tanto amaba. Su rostro estaba iluminado por el sol veraniego que los rodeaba. La esperaba como siempre bajo la sombra de un árbol frondoso en la cima de la colina que rodeaba la Madriguera. Desde ese punto, podía ver la parte del valle verde y el pequeño estanque con su muelle de madera, su casa y más árboles que rodeaban la planicie. Ginny se sintió tranquila como siempre lo hacía cuando estaba con él.
-Lo siento… - tuvo que decir ella, mordiéndose el labio nerviosamente, mientras se sentaba a su lado.
Harry no le respondió, solo le regaló una sonrisa triste y dirigió la mirada al horizonte frente a ellos. Tomó la mano de él entre las de ella, su piel estaba fría pero a Ginny no le importó, tenerlo junto a ella era más que suficiente.
-Pensé que te habías olvidado de mí
-No… nunca.
-Bien… porque siempre te voy a amar Ginny; nunca lo olvides.
Los remordimientos la invadieron, su corazón pareció congelarse de algún modo, cuando él acariciaba su rostro con una delicadeza infinita. Se formaron lágrimas en sus ojos, porque parecía que él no le creía aquello.
-Te amo Harry -
Esas palabras trajeron una sonrisa a su rostro, la sonrisa que siempre recordaría en él. Besó su mejilla mientras se acurrucaba en sus brazos. No supo si pasaron horas o minutos, el tiempo pareció detenerse solo para ellos, como siempre parecía hacerlo cuando estaba a su lado, sabía que debería de continuar, no se debía de quedar en aquel lugar. No podía quedarse en ese lugar. Pero estar acurrucada entre sus brazos era todo lo que necesitaba.
-Vamos a llegar tarde... – dijo ella con un suspiro, los invitados los esperaban.
Colocó su barbilla en el pecho de él para poderlo observar aun rodeada por sus brazos, tenía los ojos cerrados, mientras su cabeza estaba recostada en el tronco, su respiración era pausada y su rostro sereno, ella sabía que nunca podría amar a otro hombre como lo amaba a él.
-Te tienes que ir Gin…
-No… me quiero quedar aquí contigo…siempre…
Una sonrisa apareció de nuevo en su rostro pero seguía sin mirarla.
-No te puedes quedar aquí…
-Me quiero quedar aquí contigo Harry… Te amo.
-Entonces no me olvides… no me dejes ir…
-No, nunca…-
Se acercó a él para probar sus labios, tenía que confirmarle que nunca lo olvidaría o nunca lo dejaría. Fue un beso lento y cálido, pero lleno de amor, como todos los que habían compartido en el pasado. La noche calló y apenas podía observar su rostro, pero aun podía sentir su presencia, su cuerpo cálido, junto al de ella, el no lograrlo ver como antes la aterró de sobremanera.
-Lo siento Ginny… - dijo Harry, el frío, la obscuridad y la soledad la invadieron. Él siempre la abandonaba en medio de las sombras, de la negrura, de la desolación, y su corazón se rompió de nueva cuenta.
-No te vayas… no me dejes… – dijo tratando de encontrarlo, o insistiendo para que no la abandonara, pero sus palabras quedaron suspendidas en el aire.
-Nunca… tú me olvidaste. – susurró a lo lejos, sabia quien era, pero la voz a pesar de ser familiar era desconocida para ella. Trató de salir de aquella sombra pero fue imposible.
No podía ver absolutamente nada; solo obscuridad, vacío y dolor. Parecía que llevaba horas en aquella nada. En aquella pesadilla que siempre terminaba igual.
Podía sentir varias miradas sobre ella, cada una con diferentes intenciones. Podía escuchar gritar su nombre en la lejanía, era él, giró tratando de escuchar de nuevo aquella voz tan familiar que gritaba con desesperación su nombre.
Ahogó un sollozo, sabía lo que significaba aquel sueño y no podía estar pasando de nuevo. Era esa maldita pesadilla que la atosigaba y la hería desde su interior. La odiaba por lo que la hacía sufrir con su recuerdo, pero era lo único que tenía para escucharlo de nuevo, para intentar verlo de nuevo.
¡Ginny!
Gritó de nuevo esa voz que siempre amaría y que sabía que no podría olvidar a pesar de todo lo que había sucedido en su vida.
La obscuridad se hizo más densa y el clima se hizo frió, escalofríos recorrieron su cuerpo mientras unos gritos mitigaban a la voz que la llamaba. Una lucecita tintineante aparecía revoltosa justo en el lugar donde la voz provenía llamando su atención. La pequeña luz se movía de prisa como una pequeña snitch dorada, en el punto donde la voz sonaba más fuerte.
Corrió de tras de la pequeña lucecita, tras la voz, tras él. Pero unos brazos y manos trataban de detener su camino, no le importó, luchó contra ellos y siguió corriendo. Las manos cada vez se hacían más resistentes, más persistentes. No podía distraerse, tenía que seguir corriendo, la voz se alejaba al igual que la luz y eso no lo podía permitir. Necesitaba alcanzarla, porque cuando lo hiciera Harry estaría ahí esperándola, como había prometido.
Él la necesitaba y todos se interponían a que ella llegara a su destino.
Sentía que había corrido kilómetros y aun así no había sido suficiente, sus músculos le dolían, ya no podían respirar, se trastabilló y calló al piso, en un golpe sordo que le dolió hasta el alma.
Ginevra… Ginny… su nombre hacía eco entre la sombras. Ginny… Ginny… gritaba él de nuevo, una y otra vez, pero ella ya no tenía fuerzas, ya no podía seguirlo, no podía quedarse en aquel abismo.
Una luz tenue la envolvió, como si fuera una actriz en el escenario de algún teatro. Pero el lugar donde estaba no era una escenografía, ni un escenario, ni un auditorio, simplemente era un espacio vacío en el infinito. Fuera del pequeño círculo la obscuridad se hacía más densa. Rostros conocidos y amados, aparecían y desaparecían a su alrededor, como si se burlaran o jugaran con ella.
Su familia, sus amigos y el hombre que era más que solo su apoyo la rodearon, sus caras alegres la envolvían. Molly, Arthur, Ron, Hermione, Tonks, Neville y el resto de la familia se hacían presentes en el sueño, todos la retenían en ese lugar de luz, que parecía ahogarla y sofocarla, a pesar de la luz y el color.
Ellos empezaron a llamar también su nombre, mientras se interponían como barricada entre ella y él, para impedirle seguir en la obscuridad. Trató de pasar por encima de ellos pero no la dejaron. Neville y sus padres la abrazaron con cálidas sonrisas, los gemelos y sus sobrinos danzaban alegres a su alrededor, robándole una sonrisa a ella misma.
Ginny trató de calmarse, trató de mantener la pequeña sonrisa, trato de adaptarse, pero aun podía sentir las lágrimas mojar su rostro, esas lágrimas no le impedían convivir con las personas que la querían y la amaban.
La voz dejó de llamarla, perdiendo fuerzas aunque aún su presencia seguía ahí, como un triste eco que solo ella podía escuchar. Se dejó envolver por el amor de su familia y la obscuridad también se fue dispersando, todavía quedaban las penumbras, sin embargo, podía distinguir su camino, a lo lejos distinguía la Madriguera con los rayos del sol iluminándola.
Caminaron por la luz alejándose cada vez de la voz, le dolía alejarse de él pero tenía que seguir adelante. Era lo que él hubiera querido.
Observó sobre su hombro, tratando de ver algo más que la obscuridad que dejaba a atrás, otras lágrimas tristes mojaron su rostro, cuando iba a gira definitivamente para alejarse completamente de la obscura niebla, la sombra de un hombre gritó.
- No me dejes… no me olvides…
Y para ella todo acabó ahí.
-¡Noo! –Gritó ella ante de despertar.
Esas palabras fueron suficientes para ella, despertó del sueño, que más que sueño era una pesadilla, un recordatorio cruel de lo que había perdido. Tenía meses sin soñar aquello.
Trató de serenarse, tenía lágrimas en sus ojos, su respiración estaba acelerada, perlas de sudor bañaban su frente y un vacío inmenso se apoderaba de su corazón. Se limpió la frente con el dorso de la mano, mientras colocaba de nuevo las sabanas que había tirado en su agitación, con manos temblorosas.
Su subconsciente le estaba dando malas pasadas. Ginny no entendía por que ahora, cuando todo parecía mejorar. Había noches en que el insomnio y los recuerdos la perturbaban, había ocasiones en que quería morir y tenia que fingir que todo estaba bien, que ella estaba mejor.
Se había dado la oportunidad de seguir viviendo, de no dejarse morir en vida. El sufrimiento de la perdida seguir ahí, era algo que nunca desaparecería. El dolor que sentía muchas veces era infinito y otras casi la mataba.
Habían pasado años, había aprendido a existir, más no a vivir. ¿Cómo podía vivir?, si su vida se había acabado con él.
Su familia la había apoyado, no la había dejado sola, en los momentos de depresión; habían estado con ella, Hermione, Nymphadora, Luna, cada una la había ayudado a su manera. Habían soportado años de tristeza y melancolía. Neville se había convertido en un pilar importante en su vida, era su mejor amigo, lo quería por eso, siempre lo haría, y estaría eternamente agradecida por su apoyo y por no dejarla morir cuando todo parecía acabar para ella.
Se trató de relajar, sabía que ya no podría regresar a dormir, buscó entre la blusa de su pijama, el anillo que colgaba de una cadena a modo de pendiente. Muchas veces era lo único que la relajaba, había sido lo único que le quedaba de él, sus otras pertenencia estaban guardadas en su baúl, que los Weasley aun conservaban.
Sintió el anillo entre su mano mientras nuevas lágrimas brotaron de su rostro, el sueño aún estaba presente en su cabeza, no sabía lo que significaba, pero la perturbó. Ella no había olvidado a Harry, ella no lo había dejado. En cambio él, la había abandonado llevándose su corazón, su amor, sus sueños y sus esperanzas.
Había aprendido en los últimos años que la vida después de él continuaba, por lo mismo no se arrepentía de la decisión que había tomado, era lo menos que podía hacer por su mejor amigo, quizás si él estuviera aun con ella su vida sería diferente.
Pero sabía que muy dentro de ella, que lo que sucedería en un par de días cambiaría todo lo que siempre quiso y soñó. Harry Potter quedaría en su pasado, lo amaría siempre, pero él ya no estaba con ella, Ginny había aprendido a vivir con eso.
Había aprendido que ella nunca sería Ginevra Potter, sino la señora Longbottom.
O_o
