1. REGRESO A HOGWARTS
Un chico pelirrojo, con tez amable y ojos soñadores veía pasar árboles, valles, montañas y caminos, mientras el expreso con dirección al castillo de Hogwarts empequeñecía a gran velocidad la distancia que los separaba de un nuevo curso, el sexto ya, en el prestigioso colegio de magia y hechicería dirigido por Albus Dumbledore. Era imposible imaginar los nuevos, y con toda seguridad fascinantes y arriesgados, acontecimientos que tendrían lugar este año en la escuela, pues parecía que a cada año la peligrosidad de sus hazañas aumentaba como para comprobar los progresos que de sus habilidades mágicas hacían, parecía como si los problemas los buscasen a ellos tres, pero claro, como iba a ser de otra forma teniendo como mejor amigo a Harry Potter "el niño que vivió",era duro estar siempre ahí, en un perpetuo segundo plano, pero, sin embargo, nunca se había quejado, porque sabia mejor que nadie, al ser tan cercano a él, que la vida de Harry no era fácil en ningún aspecto, había perdido a sus padres, vivía con sus tíos, que le odiaban, se había enfrentado a Voldemort nada menos que 3 veces y contra un puñado de magos tenebrosos el curso anterior sin ir más lejos, además le había visto sufrir muchísimo con la pérdida de su padrino Sirius en ese mismo enfrentamiento, y sin embargo eso no era todo, los días en los que había permanecido en "La Madriguera" ese verano había tenido la impresión de que había algo más, la tristeza por la pérdida de Sirius se iba disipando, al igual que los intensos dolores de cabeza causados por la cicatriz de su frente, y sin embargo daba la impresión de cargar con un gran peso, como si una gran responsabilidad se cerniera sobre él, y lo había cambiado completamente, hablaba poco, ya no reía demasiado, y a menudo le encontraba pensativo, con la mirada pérdida y alguna vez incluso le había parecido ver un atisbo de angustia en su mirada, esto último aún no se lo había comentado a Hermione, lo haría, ella sabría qué hacer, era un alivio tener a Hermione cerca, donde hubiera una pregunta ella siempre encontraba una respuesta, seguramente se convertiría ese curso en Premio Anual, eso la haría muy feliz, y a él le gustaba verla feliz. Se dio cuenta en ese momento de que haría cualquier cosa por sus dos mejores amigos, pero lo mejor era, que sabia que ellos harían lo mismo por él, tenia plena y total confianza en ambos.
- ¡Ron¡Ron! – una voz impaciente le sacó de repente de su ensimismamiento, retiro su mirada de la ventana y giró la cabeza para encontrarse con los ojos marrones de Hermione con gesto fruncido (se le arrugaba la nariz de una forma tan graciosa) – no has escuchado nada de lo que he dicho, llevo cinco minutos contándoos lo interesante que es el libro que me he estado leyendo este verano "Aurores a lo largo de la historia"
No debió de gustarle el gesto de incredulidad que apareció en su rostro ya que puso los ojos en blanco a la vez que lanzaba un bufido y cruzaba sus brazos en gesto indignado. Ron echó un vistazo a Harry, sentado justo enfrente de él, que le devolvió una mirada resignada y siguiendo hacia la derecha se topó con un adormilado Neville apoyado ya contra la pared de madera que revestía el compartimiento de tren.
El tren lanzó un agudo pitido, estaban llegando a la estación de Hogsmeade.
- ¡Hola! – Una voz alegre y juvenil los saludó al salir del compartimiento del tren, era Ginny, estaba acompañada de la que parecía se había convertido en su mejor amiga ya que eran inseparables, Luna Lovegood. Luna era una chica….. ¿cómo decirlo? …… distinta, mucha gente la llamaba rara, pero era simplemente distinta, incluso, podría decirse que más auténtica, a Ron le abrumaba su presencia, siempre le miraba con esos ojos de una forma tan intensa, que no era capaz de mantenerle la mirada. Y, ahí estaba ella, de nuevo mirándole directamente, se podría decir que descaradamente, Hermione se había percatado de esto y miraba a Ron de forma impaciente
- ¡Ron, tenemos que reunirnos con el resto de los prefectos para organizar la llegada de los chicos de primer año.
Justo en ese momento Seasmus Finnigan se acercó corriendo hasta donde ellos estaban, pero para sorpresa de Ron, no sé dirigió a Harry y a él como se habría esperado, sino que dijo:
- ¡Hola Ginny! – algo tímidamente. Ginny puso cara de alarma mirando alternativamente a Seasmus y a Ron.
- Seasmus, este no es el mejor momento, luego hablamos – dijo la pelirroja rápidamente y entre dientes. Mientras, los ojos de Ron se abrieron como platos.
- Pero… ¿cómo¿No se lo has dicho todavía? – susurró Seasmus
- ¿Decirme qué? – musitó Ron. Ginny parecía agitada, miró a Hermione con ojos suplicantes, ésta, dándose cuenta de la situación agarró a Ron del brazo y se lo llevó.
- Vamos Ron, que llegaremos tarde con los demás prefectos¡luego os vemos chicos!
Con cierta reticencia Ron se apartó del grupo dejándose llevar por Hermione.
- ¿Qué esta pasando aquí¿por qué se me ocultan las cosas? – Ron meneaba la cabeza confundido
- Porque reaccionas como lo estas haciendo ahora mismo – replicó Hermione
- ¿Cómo? Si estoy la mar de natural – dijo parando de caminar y mirando directamente hacia Hermione con una sonrisa algo forzada en los labios
- Si, claro. Tú es que eres muy listo, tú te dejas querer todo lo que te de la gana, y a tu hermana no se la puede ni mirar - al decir esto apartó la vista de él y continuó caminando
- ¿Cómo que yo me dejo querer¿de qué me estas hablando? – Ron dio una pequeña carrera hasta alcanzarla
- No hay más que ver el juego de miraditas que os traéis Luna y tú – dijo sacudiendo la cabeza con un gesto ¿molesto, no Ron, deja de pensar estupideces – que, es que, caray, podíais tener un poco de decencia y no hacerlo delante de…… todos – Ron notó como sus orejas empezaban a calentarse, de seguro estarían color fuego, como odiaba reaccionar así cada vez que se avergonzaba o se enfadaba, era tan evidente para todos.
- ¿Qué juego¿qué..¿de qué..? no sé de qué hablas Hermione – dijo Ron confundido – entre Luna y yo no hay nada, son cosas de tu imaginación
- Y a mi porqué me iba a importar que hubiera algo entre vosotros¡JA! – dijo, acompañándolo de un movimiento de cabeza que a Ron se le antojó exagerado – tú puedes hacer lo que te de la gana, a mi ni me va ni me viene
- Entonces – dijo Ron, que empezaba a perder la paciencia – ¿se puede saber a qué viene esto?
- Pues a que ya es hora de que te des cuenta de que Ginny ha crecido y no tiene que dar cuentas a nadie de lo que hace, y no va a estar toda la vida esperando, como una tonta, a que le haga caso alguien que nunca se ha fijado en ella y no la ve más que como una amiga – esto último lo dijo ya en un elevado tono de voz, parándose frente a Ron y encarándosele, y de una forma tan intensa que aunque estuviera intercediendo a favor de la pelirroja hermana pequeña del sorprendido Ron, cualquiera que la escuchara habría pensado que defendía su propia cruzada. Hermione suspiró hondo y se relajó a la vez que el estupefacto Ron la miraba como quien mira algo realmente extraño que nunca ha visto. Podría haber seguido gritando y haber comenzado una discusión, como ya era habitual entre ellos, que hubiera durado todo el día, y probablemente acabado en que cada uno tirara por su lado y no se hablaran hasta 2 días más tarde. Pero no le pareció lo más oportuno en ese momento, algo le decía que mejor se estuviera calladito, además no le apetecía fastidiar el primer día del curso, principalmente porque el primer perjudicado con sus discusiones no era otro que Harry, que no tenia la culpa de nada y se veía obligado a lidiar entre dos fuegos. Hoy era el primer día del curso y lo iba a disfrutar a tope, así que decidió acabar con la tensión:
- Entonces…….. – comenzó Ron rascándose la cabeza en un tono exageradamente pensativo – lo que me quieres decir……. – continuo muy lentamente – es que, mi hermana ¿Está saliendo con alguien? – concluyó
En el gesto tenso de Hermione, que le miraba fijamente, se fue abriendo paso con esfuerzo una leve sonrisa
– ¡Que payaso eres! – dijo con la boca pequeña mientras le daba un leve empujón. Él rió
– Tu payaso favorito – le dijo sonriendo mientras le pellizcaba suavemente la mejilla. Ella le miraba con ojos brillantes también sonriendo – vayámonos anda – dijo él apartando la mirada de sus ojos a la vez que sentía un lleve escalofrío - que como lleguemos tarde el primer día la profesora McGonagall te va a poner segunda en su lista de alumnos predilectos, y eso seria terrible ¿o no? – dicho esto se encaminaron rápidamente y con semblante alegre hacia donde se encontraban reunidos el resto de los prefectos.
Cuando hubieron organizado la llegada y acompañado a los alucinados y nerviosos alumnos de primero junto con la profesora McGonagall para ser conducidos hacia el Gran Salón, donde se realizaría la ceremonia del Sombrero Seleccionador, fueron hacia la mesa de Gryffindor donde Harry les había guardado dos sitios a su lado.
- ¡Ey, Harry¿Alguna novedad entre los profesores¿Sé sabe ya quién nos dará Defensa Contra Las Artes Oscuras este año? – pregunto Ron cuando aún se estaba sentando
- Pues no he visto ninguna cara nueva, esperemos que Snape no se haya salido con la suya y haya conseguido el puesto – contesto mirando fijamente hacia donde se encontraba con gesto altivo y mirada de asco el mencionado profesor. Tras haber vitoreado y dado la bienvenida a los nuevos alumnos que pertenecerían a la casa Gryffindor desde ese año, Ron y Harry miraron hacia el plato con ansias esperando que apareciera la deliciosa comida, que los elfos domésticos habrían preparado, a una orden del director. Hermione les miró con cara de reproche – aún tiene que dar el discurso Dumbledore, sois unos maleducados – les susurro.
- Es cierto – dijeron ambos con cara de fastidio, ninguno de los dos solía escuchar lo que el director tenia que decirles, si dijera algo interesante, ya se encargaría Hermione de hacerles la lectura intrínseca durante o después de la comida, ellos se dedicaban a fantasear con los deliciosos manjares que estarían preparados en la cocina para ellos. Sin embargo, algo en el gesto de Dumbledore hizo que se olvidaran por un instante de sus platos, a los ojos de Ron, el admirado director nunca había parecido más anciano, su mirada era dura y triste a la vez, a Ron le costaba entender cómo el poderoso mago que había hecho huir al mismísimo Voldemort el año anterior en el Ministerio, fuera la misma persona que tenia ante sus ojos en ese momento.
Dumbledore se levantó lentamente y a una señal de su brazo se hizo el silencio en el salón
– Todos estamos al tanto – comenzó con voz cansada – de los últimos acontecimientos que han tenido lugar en los últimos tiempos, Voldemort – un escalofrío recorrió la sala – ha vuelto, y lamentablemente, parece que más fuerte que nunca, y por lo tanto, los que le combatimos debemos estar, igualmente, más unidos que nunca, pero también debemos prepararnos por si lo peor sucediera. En este colegio nos dedicamos a la formación de magos y brujas desde tiempo inmemorial; pues bien, por primera vez en la historia de esta escuela, en vista de los recientes acontecimientos, los profesores de este colegio, en colaboración con el Ministerio de Magia, y como medida urgente, han decidido que se os adiestrará, también, en el manejo de la magia para defensa y ataque en el caso de que una guerra se declarara entre las fuerzas del bien y del mal – un murmullo alarmado recorrió la sala – por lo tanto, la asignatura de Defensa Contra Las Artes Oscuras, cobrará una importancia redoblada este curso. El profesor que impartirá esta asignatura este año – Ron y Harry contuvieron el aliento – no se encuentra aún entre nosotros, ha tenido problemas de transporte y llegará mañana por la mañana, para dar directamente sus primeras clases. – la tez ajada por los años del profesor Dumbledore, tornó súbitamente a un gesto afable para decir- no quiero alarmaros por estos últimos anuncios, conviene recordaros a todos los que aquí estáis, y en especial a los alumnos de nuevo ingreso, que dentro de los muros de este castillo nada malo puede sucederos mientras yo esté aquí – algunos nuevos Gryffindors, que estaban muy tiesos y pálidos, dejaron escapar un suspiro aliviado al escuchar esto. Una sonrisa, iluminó el semblante del director, a pesar de la tristeza y preocupación que aún se reflejaba en sus ojos, al decir – así que, sin más preámbulos, dispongámonos a disfrutar del maravilloso banquete de bienvenida preparado para todos vosotros¡Buen curso! Y…¡BUEN PROVECHO!
A pesar de que el ambiente no era tan alegre en el Gran Comedor como solía serlo otros años, en la mesa de Gryffindor hubo una animada conversación sobre las vacaciones de cada uno durante toda la cena. Cuando hubo acabado, Hermione se levantó rápidamente y se fue, alegando que tenia que acostarse pronto, pues mañana empezaba el curso y quería estar descansada.
- Una gran cena – dijo Ron mientras se frotaba el estómago dirigiéndose a la puerta del Gran Comedor en compañía de Harry
- Si, esto se echa mucho de menos cuando vives con una familia que tan solo te alimenta de las sobras, que por otro lado no son muchas gracias a mi querido primo – respondió Harry con una sonrisa de amargura en la cara.
- No te quejarás de la comida de "La Madriguera" de la última semana – dijo Ron burlón
– Por supuesto que no – respondió Harry – la vida me da para recuperar los kilos que pierdo durante la temporada que paso en Privet Drive – ambos rieron de buena gana
El primer día había estado bien, demasiado bien, pensaba Ron, algo me falta, el día no está completo¿Qué es?. Recorrer los metros que faltaban para llegar a la puerta le bastaron para averiguar qué era….. – Vaya, vaya, el pordiosero Weasley y "cabezarajada" Potter – dijo a sus espaldas una voz que arrastraba las palabras.
Ron apretó los puños pero logró controlarse lo suficiente para decir:
- ¿Qué quieres Malfoy?- mientras se daba la vuelta.
Harry también se dio la vuelta para ver a Malfoy, con su ridícula sonrisa de suficiencia plasmada en la pálida cara, flanqueado como de costumbre por sus dos gorilas Crabbe y Goyle
– Veo que habéis tomado la sabia, aunque tardía decisión de alejaros de la "sangre sucia" de Granger. Ron sintió como su cuerpo entero hervía de furia y quiso saltar sobre Malfoy sin importarle las consecuencias, pero Harry le detuvo y con una voz gélida dijo:
- ¿Qué tal tu padre Malfoy? Supongo que se encontrará como en casa con todos esos dementores desalmados a su alrededor
La sonrisa se borro de la cara de Malfoy y fue sustituida por un rictus de odio
– Tarde o temprano pagarás por lo que hiciste Potter, pronto, muy pronto mi padre saldrá de ese lugar y todos vosotros recibiréis vuestro merecido, empezando por esa sangre sucia de Granger – exclamó, mirando a Ron al decir esto último - ¡Vámonos! –dijo en tono imperativo a sus dos guardaespaldas dejando a Ron a punto de estallar.
Vieron alejarse las tres figuras con la mirada hasta que giraron una esquina del pasillo – algún día le daré su merecido – soltó por fin Ron.
- ¿Crees que hablará en serio? Me refiero a lo de su padre¿crees que sabrá algo? – le expuso Ron a Harry más tarde.
– No lo sé – contestó éste – todos sabemos lo bocazas que es Malfoy, recuerda que en segundo hablaba tanto que nos tomamos la poción Multijugos para transformarnos en Crabbe y Goyle y descubrir algo, pero al final resulto que no sabia nada¡el muy fanfarrón! – añadió
- Ya, pero esta vez se trata de su padre, y recuerda que todas las malas noticias relacionadas con su padre nos las dio él – expuso Ron – todo lo de la expulsión de Hagrid, las noticias que aparecían sobre ti en El Profeta, en fin, no sé, supongo que nos enteraremos cuando algo pase, mientras, no podemos hacer nada – concluyó el pelirrojo
- Eso es verdad – concedió Harry – por cierto, ya que has mencionado a Hagrid¿te apetece que pasemos mañana a hacerle una visita?
– De acuerdo – contestó Ron, y Harry añadió – mañana se lo diremos a Hermione
– Perfecto, espero que encuentre un hueco, porque seguro que tendrá ya programado para mañana el aprendizaje al dedillo de los prólogos de sus libros de texto – bromeó Ron, y ambos continuaron riendo camino a la Sala Común de Gryffindor, a la que después de seis años, consideraban más su casa, que cualquier otro sitio.
