¡Hola! Como podéis ver esta va a ser mi primera fic publicada aquí. No obstante, ya he escrito antes alguna que otra cosilla que igual me animo a colgar algún día.

Si habéis pasado por mi perfil, habréis podido leer que esta historia que ahora empiezo a publicar corresponde a un proyecto muy amplio que se ha ido forjando durante mucho tiempo. De este modo, esto que tenéis delante es la primera parte de una historia mucho más amplia que llega hasta la época de Harry y que se inicia en el último curso en Hogwarts de los Merodeadores.

Pese a que no contiene spoilers de Dealthy Hallows, sí que pueden darse a conocer algunos detalles que Rowling desvela en el séptimo libro, así que ya quedáis tods advertidos.

No sé si el resultado final será bueno, mediocre o malo, pero la verdad es que he cogido mucho cariño a este fic y estoy disfrutando mucho al escribirlo. Sea como sea, la verdad es que espero que os guste.

Disclaimer: Bueno, pues eso, que ya sabéis que la mayoría de los personajes que os vais a encontrar en esta historia no son míos, sino de JK Rowling. Yo sólo se los he cogido prestados. Por lo demás, los otros personajes nuevos que intervienen en esta historia sí que son "hijos míos", cada uno con sus defectos y sus virtudes y, sobre todo, muy humanos.

Y sin más dilación, os dejo con la historia.

CAPÍTULO 1: EL ÚLTIMO AÑO

El Gran Comedor de Hogwarts bullía de actividad aquella noche. No en vano esa era la primera cena del curso escolar y las cuatro enormes mesas de cada una de las casas de Hogwarts estaban repletas de estudiantes alborotados. En la mesa de Gryffindor, Lily Evans, una pelirroja con unos grandes ojos verdes, charlaba animadamente con sus dos amigas, Christina Colleman y Helen Walton.

Chris, como la llamaban todos, era una chica no demasiado alta, con cierta tendencia a engordar cuando menos se descuidaba, castaña y con unos ojos marrones que, aunque no demasiado grandes, mostraban gran vivacidad. Además, era poseedora de un gran sentido del humor y su mayor afición era hablar, hablar y hablar, con todo bicho viviente que estuviese a su alcance. "A la fuerza ahorcan", solía decir en más de una ocasión, "ya que físicamente soy como el 80 de la población mundial, tengo que destacar en algo¿no?". Quizás por eso también intentaba destacar en sus estudios, aunque en general, y pese a que sus notas eran muy buenas, no superaba a Lily Evans en la mayoría de asignaturas.

Por su parte, Helen era muy diferente a sus otras dos amigas. Así, mientras las anteriores eran poco menos que ratones de biblioteca, Helen no tenía el menor interés por sacar mejores notas que simples aprobados en todas las asignaturas. "Más vale eso que suspender¿no?" contestaba cada vez que Lily le hacía el más mínimo reproche sobre sus calificaciones. Por lo demás, Helen era una chica alta, con bastante buen cuerpo, rubia y con unos grandes ojos grises. Y pese a que era una de las chicas más guapas de Hogwarts, su éxito entre los chicos era bastante limitado por su carácter taciturno y variable (que sólo parecían entender sus dos mejores amigas) y que le había creado fama de "rarilla" en todo el colegio.

-Así que ahora tienes potestad para castigarme y quitarme puntos cuando te dé la gana.-afirmó con fingida seriedad Christina Colleman mirando a la pelirroja que estaba sentada frente a ella.- ¡No es justo!¿Por qué tú sí y nosotras no?

-Deja que lo piense un rato...- le respondió Lily Evans frunciendo el ceño y acariciándose el mentón.- ¿Porque soy Premio Anual?

-¡Será engreída!- contestó riendo Chris, mientras lanzaba un trozo de pan que acertó de lleno en la cabeza de Lily.

-¡Oye, celosa!¡Sin atacar! – gritó la pelirroja intentando disimular su risa mientras se quitaba las migajas del pelo.

-Hay que reconocer que tiene puntería.- afirmó Helen Walton solemnemente metiéndose un trozo de pollo en la boca.

-He estado practicando todo el verano con mi hermano...

Sus dos amigas no pudieron menos que soltar unas risitas con la contestación de Chris.

-Oye, Lily.- comentó Helen al cabo de unos segundos.- ¿Y quién es el otro Premio Anual?

Al oír esto, Chris carraspeó exageradamente e hizo una mueca burlona mientras observaba fijamente a Lily. Por su parte, el rostro de la pelirroja adoptó un gesto muy distinto al de su amiga, ensombreciéndose tanto como si le acabasen de dar la peor de las noticias.

-Pues... esto...- dudó unos instantes la chica.- El otro Premio Anual es... este...

-James Potter.- le cortó Chris impaciente.

-¡¿Potter?!- exclamó Helen.- ¿Ése¿Premio Anual¿Cómo?

-Pues sacando buenas notas. – contestó Chris mientras pinchaba una patata de una fuente cercana a ella.

Un incómodo silencio se extendió entre las tres chicas después de esto. La verdad es que la relación entre Lily Evans y James Potter no había sido demasiado buena hasta entonces, pese a que los dos compartían curso y casa. Y es que James Potter era odiado y querido a partes iguales en Hogwarts. Por una parte, tenía un séquito de admiradores (normalmente todos los Gryffindor fanáticos del quidditch) que le defendían siempre hiciese lo que hiciese y, por otra, un grupo, bastante más numeroso, por cierto, de detractores debido a su carácter arrogante y presuntuoso. Y Lily pertenecía, sin lugar a dudas, a este último grupo, pese a los insistentes esfuerzos del chico por salir con ella. Quizás por esto la pelirroja lo odiaba aún más. Además, a todo lo anterior, se sumaba el enfrentamiento latente entre James Potter y Severus Snape, que había sido hasta hacía un par de años uno de los mejores amigos de Lily y, pese a que ahora su relación se hubiese deteriorado bastante, el hecho de que Potter y sus amigos continuasen metiéndose con él, no ayudaba en absoluto a que Lily forjara una idea de Potter mejor de la que tenía. Así pues, no era de extrañar que a la chica no le hiciese la menor gracia que Potter hubiese conseguido también el Premio Anual ese año. Eso los obligaría a pasar algún tiempo juntos, mucho más tiempo del que Lily estaba dispuesta a aguantar a su lado.

Pero el silencio entre las tres chicas no duró demasiado. Pronto, un murmullo general se alzó en el Gran Comedor y todos los estudiantes, incluidas ellas, dirigieron la vista hacia el frente.

-¡Eh, mirad! – exclamó Lily mientras señalaba hacia una cola de niños que acababan de entrar precedidos por la profesora McGonagall- Va a empezar ya la Selección.

OoOoOoOoOoO

Unos pocos metros por delante de las chicas, en la misma mesa, James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew cenaban mucho más callados y más serios de lo habitual, aparentemente ajenos a la selección que estaba teniendo lugar en esos mismos instantes. No obstante, el que tenía el semblante más sombrío de los cuatro era Sirius Black, que comía sin decir nada y sin levantar la vista del plato excepto cuando era estrictamente necesario. El chico no era ajeno a las miradas preocupadas que, de cuando en cuando, le lanzaban sus tres amigos; ni tampoco a las miradas suspicaces que le lanzaba otra persona desde otra mesa vecina, persona que seguramente se había sentado en ese sitio sin otra intención que hacerle sentir incómodo.

-Bueno, ya está bien.- dijo con un suspiro Remus Lupin.- Sirius, no puedes continuar así todo el año. Lo vas a ver todos los días y tendrás que aprender a ignorarlo.

Sirius continuó comiendo como si no hubiese oído nada, impasible.

-Lunático tiene razón, Sirius.- añadió James Potter al comprobar que su amigo no pensaba responder.- No puedes estar todo el año con esa actitud.

El aludido levantó lentamente la vista de su plato y se quedó mirando a su mejor amigo con gesto serio. Después de unos instantes en los que pareció estar meditando sus palabras, murmuró con amargura:

-No es fácil.

-Nadie te dijo que iba a serlo.- contestó tajantemente James.- Tomaste la decisión correcta, pero no era la más sencilla. Y tú lo sabías.

-Además, nos tienes a nosotros.- añadió Peter con una sonrisa.- ¿Acaso necesitas para algo a ese imbécil?

Sirius sonrió tristemente ante el comentario de su amigo.

-Lo de que es un imbécil, fui yo el primero en descubrirlo, Colagusano.- suspiró.- Y no, no lo necesito para nada. Pero no me apetece encontrármelo todos los días y, menos, que me mire del modo en que me está mirando desde que se ha sentado.

-Pues ignórale.- afirmó Remus tajantemente.- Tú siempre has dicho que no es más que un idiota que sólo hace lo que le dice tu madre.

-Querrás decir SU madre.- dijo entre dientes Sirius realmente enfadado.- No me recuerdes que esa vieja arpía tiene algún parentesco conmigo. Y te juro, Remus, que como ese imbécil de allí, por muy hermano mío que sea, no deje de tocarme los cojones desde ya, le voy a dejar una cara tan nueva que ni su querida mamá será capaz de reconocerlo.

Remus Lupin enmudeció ante la tajante contestación de su amigo. Sabía que estaba algo afectado desde que ese verano había decidido huir de casa, pero no podía ni imaginarse que lo estuviese tanto. Parecía que hubiesen cambiado a Sirius Black de arriba a abajo desde aquello. Fuera cual fuera la gota que colmó el vaso para que Sirius decidiese escapar para siempre de su casa, había tenido que ser algo verdaderamente grave.

-Venga, chicos, será mejor que dejemos el tema¿de acuerdo?.-dijo James en tono conciliador temiendo que la cosa no acabase demasiado bien.

Sus tres amigos lo miraron y asintieron, con el semblante serio.

-Por cierto,-murmuró James sonriendo pícaramente de repente - ¿a qué no sabéis quien es también la Premio Anual de este año?

Los tres chicos que le escuchaban intercambiaron una mirada cómplice entre ellos y sonrieron.

-¡Evans!- exclamaron al unísono finalmente poniendo los ojos en blanco.

-Hay que ver, Cornamenta, no cambiarás nunca...-sonrió Peter.

-Ni pienso cambiar hasta que acepte salir conmigo.- contestó James encogiéndose de hombros, como si eso que acababa de decir fuera la cosa más obvia del mundo.

OoOoOoOoOoOoOoO

-¡¿Quieres llegar tarde el primer día de clase o que?!

Chris dio un salto sobre su cama ante el grito que acababan de darle en la oreja. Poco a poco se incorporó con una de sus peores caras matinales mirando con ojos asesinos a la persona que acababa de despertarla así.

-Como vuelvas a hacer eso, Evans, te meto la cabeza dentro del lavabo y tiro de la cadena.-silbó entre dientes enfadada.

Lily pudo esquivar justo a tiempo el cojín que su amiga le había tirado directo a su cabeza. A su lado, Helen, reía tanto que tenía que sujetarse el estómago y dos lagrimones resbalaban por sus mejillas.

-Había olvidado tus agradables despertares, Christie.- sonrió Lily con cara de inocencia.

Chris miró fijamente con cara de resentimiento a la pelirroja durante unos segundos. No obstante, no pudo aguantar demasiado y acabó explotando en una inmensa carcajada.

-Por esta vez vale.- comentó casi sin aliento cuando pudo volver a hablar.- Pero que sepas que te la guardo.

-Rencorosa...

Después de esto, las chicas se vistieron rápidamente y bajaron al Gran Comedor a toda prisa.

-Espero que este año tengamos mejores horarios que en sexto...- comentó Chris mientras se sentaba en un banco de la mesa de Gryffindor.

-Ni que lo digas.- contestó Lily sentándose al lado de la chica, justo enfrente de donde lo había hecho Helen.- Creo que no puede haber uno peor que el del año pasado...

En ese momento, la profesora McGonagall pasó por la gran mesa repartiendo los horarios.

-¡Joder! –exclamó Helen indignada mirando su pergamino.- Esto va a peor de año en año. A primera hora Aritmancia, después doble clase de Pociones, luego otro doblete de Transformaciones y, por último, Encantamientos.

-Tienes razón...- comentó Lily con un suspiro mirando los horarios.- Y a primera hora, te quedas sola en Historia de la Magia, Chris.

-Creo que con esta mierda de horario lo que menos me importa es eso...- contestó la aludida poniendo cara de asco conforme iba leyendo el pergamino que tenía entre manos.- Todas las clases fuertes concentradas en un solo día... El que ha hecho los horarios se ha quedado a gusto...

Las palabras de la chica quedaron interrumpidas por un estruendoso ruido. Cientos de lechuzas habían irrumpido en el Gran Comedor. Inmediatamente, Lily hizo sitio en la mesa para recibir a una pequeña lechuza nerviosa que llevaba un ejemplar de El Profeta. Detrás de ella, otra lechuza, un poco más grande y de color parduzco se acercó hacia donde estaba Chris.

-¡Es Ibis!- exclamó la chica recogiendo el trozo de pergamino que la lechuza traía en su pico.

-¿La lechuza de tu hermano?- preguntó Helen mirando extrañada a la lechuza.- ¡Sólo hace veinticuatro horas que no lo has visto y ya te manda una lechuza!

-Le dije que me mantuviese informada.- contestó Chris desplegando el pergamino que había recibido.- Ya sabes, por si había alguna novedad...

Helen le dedicó una mirada extraña a su amiga. Era obvio que no había entendido a qué se estaba refiriendo.

-¿Novedad de qué¿Vincent tiene novia o algo por el estilo?

Chris suspiró fuertemente ante la contestación de su amiga y puso los ojos en blanco. Ni siquiera se molestó en contestarle y empezó a leer el pergamino sin más.

-Venga, Helen, no seas ridícula.- contestó al fin Lily al ver que Chris no pensaba hacerlo.- Alguna novedad sobre la que no nos podamos enterar en El Profeta.- Lily miró a Helen, que continuaba mirándola extrañada y, bajando la voz, añadió:- Sobre Quien Tú Sabes.

-Helen volvió a mirar a sus dos amigas, ahora, con expresión sorprendida.

-No os creeréis que ese loco y sus cuatro seguidores fanáticos son importantes¿no?.- dijo contrariada.- Sólo son tonterías.

-No son tonterías, Helen.- contestó Lily tajantemente.- De cada día tiene más seguidores dispuestos a hacer lo que sea por crear una raza mágica limpia de sangres sucia, como nos llaman ellos. Si alguien no le para los pies pronto...

Helen tardó unos segundos en reaccionar ante la enérgica respuesta de la pelirroja.

-Simplemente quería decir que todavía no me parecen tan importantes en número para que supongan un verdadero problema para la comunidad mágica...- se excusó en voz baja.

-Ya son un problema, Helen, lo queramos o no.- afirmó Lily, que posó su mirada ante una taciturna Chris que leía con expresión preocupada el pergamino de su hermano.- ¿Qué dice Vincent, Chris?

La aludida levantó la vista como si la pregunta de su amiga le hubiese devuelto al mundo real.

-La cosa está poniéndose fea.-contestó finalmente, en un tono mucho más serio del que era habitual en ella.- Dice que en la Universidad de Magia de Londres han desaparecido de la noche a la mañana un par de profesores suyos, de derecho, que estaban claramente a favor de los derechos de los nacidos de muggle. Y además,-continuó – el número de universitarios que apoya a Quien Tú Sabes crece por momentos. Sólo llevan un día de clase y ya ha habido varios enfrentamientos entre sus seguidores y los que no lo son. Dice que él mismo no ha acabado en San Mungo de milagro.

-¿Y está bien?-preguntó Lily con expresión preocupada.

-Según él sólo son un par de rasguños, aunque conociéndolo, no sé si creérmelo demasiado.-contestó Chris, ausente.

Sus dos amigas no contestaron y continuaron desayunando en silencio, absortas cada una en sus propios pensamientos.

OoOoOoOoOoOoOoO

Sirius Black avanzaba rápidamente por el pasillo que conducía a la torre de Gryffindor. Gracias que a Remus se le había ocurrido repasar los horarios antes de acabar el desayuno, porque sino, ni se hubiera dado cuenta de que a primera hora le tocaba Historia de la Magia. Y ya era eso mala suerte, pues ese precisamente era el único libro que había olvidado esa mañana en la habitación. Bien empezaba el curso...

Con dos grandes zancadas, subió las escaleras que llevaban directamente ante el retrato de la Señora Gorda y, diciendo la contraseña cuando aún no había subido del todo las escaleras, entró como una exhalación en la Sala Común de Gryffindor. Subió a la habitación que compartía con sus tres amigos, recogió el libro y volvió a salir por el retrato de la Señora Gorda casi tan rápido como había entrado.

Tan sólo quedaban cinco minutos para que empezara la clase, así que decidió ir por el camino más rápido. Con un poco de suerte, igual conseguía llegar a tiempo a su primera clase del curso.

Esquivando a unos cuantos alumnos despistados que se dirigían a otras clases, continuó corriendo más que caminando, hacia la parte del castillo donde estaba el aula de Historia de la Magia. Iba tan pendiente de llegar a tiempo, que no vio a un par de alumnos que aparecieron por una esquina y acabó chocando de bruces contra uno de ellos, tirando al suelo todos los libros que llevaba. Sin mirar siquiera al chico con el que acababa de tropezar, Sirius se agachó rápidamente para recoger todo lo que había tirado por el suelo. El chico con el que había tropezado ni siquiera se agachó para recoger sus cosas.

-Al menos podrías ayudar un poco¿no? Al fin y al cabo son tus libros.- le increpó Sirius enfadado. Así seguro que iba a llegar tarde a clase...

-Te recuerdo que has sido tú el que ha tropezado conmigo.

Esa voz... No podía ser... Sirius paró automáticamente de recoger lo del suelo y se levantó de un salto, quedando cara a cara con aquel chico. Sirius clavó sus ojos en él. Las miradas de los dos chicos se encontraron por unos segundos.

-Acaba de recoger tus cosas, Regulus. Yo llego tarde.- murmuró al fin Sirius con voz ronca, mientras empezaba otra vez a caminar.

-La próxima vez mira por donde vas.- le contestó el chico por detrás.

Sirius se giró despacio con rostro serio y clavó sus ojos en los de su hermano menor. No contestó. Sólo se limitó a mirarle durante unos segundos con expresión de dolor. Regulus le sostuvo la mirada, incómodo, hasta que Sirius decidió al fin reanudar su marcha hacia el aula de Historia de la Magia, sin importarle ya si llegaba tarde o no.

OoOoOoOoOoOoOoOoO

Chris hizo otro dibujito a su pergamino, distraída. Se aburría enormemente y no llevaban ni diez minutos de clase. Y eso que le gustaba la Historia, aunque, obviamente, no de la manera en que la daba Binns. Helen tenía razón el año pasado: a esa clase habría que cambiarle el nombre por el de "Dibujo Artístico", pues todos los alumnos se dedicaban a garabatear sus pergaminos con los más diversos motivos mientras Binns explicaba.

Además, este año, la cosa pintaba muy mal. Y es que encima ahora no tenía compañero con el que hablar durante las clases. Ni Lily, ni Helen, ni ningún otro Gryffindor había elegido la asignatura. Ni siquiera Remus Lupin. Sólo un par de Hufflepuff inseparables (Walter Smith y Brian Preece) que, obviamente, se habían sentado juntos, una Ravenclaw (Hannah Quirke) y una Slytherin (Mary Baddock), que parecían llevarse a las mil maravillas, conformaban la clase de Historia de la Magia de séptimo curso.

Y, encima, el aburrimiento le hacía pensar más y más en la carta que hacía poco había recibido de su hermano. La cosa no pintaba bien y cada vez más había más gente del lado de ese maníaco que se autoproclamaba "Señor Tenebroso". Y eso no era nada bueno para nadie. En especial para los que, como ella, eran magos nacidos de muggles.

De pronto, el ruido de la puerta sacó de sus pensamientos a la chica y pareció despertar a los pocos alumnos de la clase que, automáticamente, giraron sus cabezas para ver quien había entrado.

-Llega tarde, señor Black.- dijo Binns en el mismo tono con el que había estado explicando hasta hacía poco una enorme perorata sobre una de las revueltas de los goblins.- Cinco puntos menos para Gryffindor. Y tome asiento.

Sirius dio una mirada rápida por el aula y fue directo a sentarse al lado de la única Gryffindor que vio.

-Otro Gryffindor loco que ha decidido coger Historia de la Magia¿no?-sonrió Chris mientras Sirius dejaba sus cosas en el pupitre.

Sirius le devolvió la sonrisa y se sentó.

-¿Por dónde vamos?- preguntó en un murmuro.

-Página 7. Goblins, para variar.- contestó Chris en tono aburrido.

El chico dio un bufido mientras abría su libro.

-O sea¿que me estás diciendo que casi me mato por el camino por coger el maldito libro, llego tarde y hago perder cinco puntos a Gryffindor sólo para oír una historia sobre puñeteros goblins que nos vienen contando desde tercero?- preguntó finalmente en un murmullo, enfadado.

-Traemos mala leche hoy¿eh?- contestó la chica.- No sé lo que te esperabas con Binns... Ya sabes que el hombre no es la alegría de la huerta, precisamente.

-No me esperaba nada y no estoy mala leche.- respondió el chico secamente.

-Pues disimulas de maravilla.

-Jódete, Colleman.

-Yo también te quiero, Black.- sonrió la chica.

Sirius se quedó mirándola unos segundos, dudando si contestar o no. Finalmente, se volvió a girar hacia donde estaba Binns e intentó prestar atención a su soporífera explicación.

-Oye, Colleman.-murmuró al cabo de unos minutos, tras comprobar que era mejor tragarse su orgullo y charlar con su compañera de pupitre que seguir el ritmo de la clase.- Perdona si antes te he hablado mal...

-No hay nada que perdonar.- murmuró Chris sin dejar de mirar la espalda incorpórea del profesor que ahora escribía una serie de fechas en la pizarra.- Y, por cierto,-añadió con una sonrisa pícara.-sabía que no aguantarías mucho tiempo tratando de prestar atención a Binns.

-Oye¿tú eres así por defecto o es que disfrutas haciendo rabiar a la gente?

-Disfruto.-murmuró la chica divertida.-No sabes cuánto... Y los que presentan cotas de mala leche superiores a lo normal son mis objetivos prioritarios.

-¡Qué simpática! Y no estoy enfadado...- murmuró el chico- Sólo que me da rabia que en esta clase sólo se hable de goblins y de gigantes. ¿Es que no hay nada más en Historia de la Magia?

-Sí lo hay.-contestó convencida la chica.- Lo que pasa es que a Binns le ponen muchísimo estas criaturitas...

-Joder, Colleman, no me hagas imaginarme a Binns con un goblin.-rió el chico por lo bajo, que al parecer había olvidado su mal humor.

Los dos compañeros hicieron un esfuerzo sobrehumano por no estallar en carcajadas allí mismo. Binns paró unos segundos su explicación y miró a los dos Gryffindor unos instantes. Al parecer, había notado algo, aunque al ver a los dos chicos aparentemente serios y prestando atención, volvió a girarse en dirección a la pizarra y reanudó la clase.

Nada más darse la vuelta, Sirius empezó a escribir en un pergamino que tenía delante.

-Vaya chico más aplicado...-susurró Chris.- Ahora tomas apuntes y todo en las clases de Binns.

Sirius sonrió y continuó escribiendo. Al cabo de unos instantes, le pasó el pergamino a Chris. La chica leyó.

"Oye Colleman¿por qué te has cogido Historia de la Magia?

PD: No, no estoy tan pirado como para coger apuntes en una clase en la que el profesor recita punto por punto y coma por coma el libro de texto."

Al cabo de unos segundos, Chris empezó a escribir.

"Me gusta la Historia de la Magia, por eso me he cogido la asignatura. Pero que conste que odio el modo de dar clase de Binns... Además aborrezco la Aritmancia. A ver, listillo, tú mucho preguntar, pero ¿por qué razón estás aquí?"

No hacía ni veinte segundos que le había pasado la contestación a Sirius, cuando éste le devolvió el pergamino.

"A mí también me da arcadas la Aritmancia y había que elegir, por eso estoy aquí. Entonces a ti, LISTILLA¿te gusta de veras esta asignatura? Si es así me viene de perlas, ya sé quien hará conmigo (o por mí) los trabajos de Historia...jejeje"

Chris leyó la contestación de su compañero y, después de hacerle un gesto indecoroso con el dedo corazón de la mano derecha, sonrió. Al menos no se aburriría tanto como pensaba en las clases de Binns...

OoOoOoOoOoOoOoO

La clase de Aritmancia había sido agotadora ese día y eso que sólo era el primero. Además, el hecho de que Helen se hubiese pasado toda la hora dando bufidos y diciendo por lo bajo lo mucho que se estaba aburriendo, no había ayudado demasiado a Lily. Así, que, apenas se había dado por concluida la clase, la mayoría de los alumnos, Helen y Lily incluidas, se habían apresurado a recoger sus cosas para salir de aquella aula agobiante para poder airearse un poco antes de empezar las dos horas seguidas de Pociones.

Las dos chicas avanzaron con paso lento hacia las mazmorras, donde se impartía la siguiente clase.

-Creo que yo no aguanto viva dos horas de Pociones... – se quejó Helen mientras empezaba a bajar la escalera que llevaba a las mazmorras.

-Venga, no seas exagerada,- contestó Lily.- Pociones no está tan mal... Al menos es más entretenido que Aritmancia...

-Lo dices porque eres la niña de los ojos de Slughorn...

-¡Eso no es verdad, Helen!-repuso indignada la pelirroja.

Helen abrió la boca para replicar a su amiga, pero pronto olvidó lo que iba a decir. Y es que, justo delante de la clase de Pociones, un Gryffindor y un Slytherin, con los que compartían la clase, estaban enzarzados en una pelea que parecía que no iba a acabar demasiado bien para ninguno de los dos. A su alrededor, un grupo de alumnos, de las dos casas, observaban la pelea interesados. Algunos incluso animaban a los chicos y hacían apuestas para ver quien ganaba.

Lily se quedó unos instantes parada viendo la escena boquiabierta. Al cabo de unos segundos reaccionó y se acercó hacia la pelea con paso decidido y con cara de pocos amigos.

-¡Parad inmediatamente!-bramó a pocos centímetros de los dos chicos, esquivando un haz de luz verde que parecía ir dirigido hacia el Gryffindor.

El Slytherin y el Gryffindor pararon por unos instantes de pelear y miraron extrañados a la pelirroja, que se había convertido en el centro de todas las miradas.

-Por si no lo sabéis soy la Premio Anual de este año-silbó la chica enfada- Así que ya podéis ir parando este espectáculo. Y, por cierto, cuando acabéis hoy las clases, id a ver a los jefes de vuestras casas. Ya pensarán ellos algún castigo para vosotros.

Los dos chicos se quedaron mirando a la pelirroja perplejos, mientras entraba, seguida de una aturdida Helen, en el aula de Pociones.

OoOoOoOoOoOoOoOoO

Lily se sentó enfadada en el pupitre que solía ocupar todos los años en Pociones. No había todavía nadie dentro, pero no le apetecía nada estar fuera con aquellos dos mentecatos y sus respectivos séquitos que hasta hacía escasos momentos habían estado peleando. Helen se sentó a su lado, en silencio. Conocía a su amiga y sabía que ese no era el mejor momento para hablar con ella, así que se limitó a sacar sus cosas de la mochila con parsimonia mientras Lily permanecía a su lado con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

-¡¿Se puede saber de qué vas, Evans?!

El grito que había sonado desde la entrada de la clase sobresaltó a las dos chicas, que se giraron bruscamente, justo a tiempo para ver a un acalorado James Potter dirigirse hacia ellas con paso decidido y echando chispas por los ojos. Lily se levantó automáticamente y se irguió altiva, quedando a escasos centímetros del chico.

-No sé de qué me hablas.- dijo la chica intentando mantener la calma.

-¿Ah, no¿Y por casualidad sabes que jodes a todo el equipo de quidditch de Gryffindor si castigas a Owen esta tarde?

Lily clavó la mirada en James, furiosa.

-Yo no lo he castigado, Potter, sólo le he enviado a ver a McGonagall por la bulla que estaba armando ahí fuera. Y te recuerdo que sólo he cumplido con mi obligación de Premio Anual, cosa que también deberías hacer tú.

-¿Me estás diciendo que no sé cumplir con mis obligaciones de Premio Anual?- exclamó furioso el chico.

-Pues mira, ya que lo comentas, sí.- silbó la pelirroja desafiante.

James se mordió el labio inferior, furioso, y se acercó unos milímetros más a la chica, listo para replicarle. No obstante, no fue él el que habló.

-¿Qué ocurre aquí?

Sirius se acercó hacia los dos chicos extrañado ante la escena que estaba viendo, seguido muy de cerca por Chris, Remus y Peter.

-Nada.-contestó James con voz aparentemente serena.- Sólo estaba charlando con Evans de su peculiar modo de ejercer sus funciones de Premio Anual.

-Yo sólo cumplo con mi obligación.- murmuró la chica sin apartar la mirada de James.- No como otros.

-Venga, vale ya los dos¿no?

Pero el tono de voz conciliador de Remus Lupin no sonó lo suficientemente convincente para James y Lily, que no se movieron ni un centímetro y mantuvieron sus posturas desafiantes.

-Podrías ceder un poco, Evans – espetó Peter en un tono de voz demasiado fuerte que no le pegaba en nada.- James necesita a Owen para las pruebas de selección del nuevo guardián del equipo esta tarde.

La pelirroja lanzó una mirada furiosa al chico, que retrocedió un paso inconscientemente. No obstante, cuando finalmente contestó, su voz sonó tranquila.

-Pues habérselo pensado antes de montar el espectáculo de ahí afuera.

-Ha empezado el otro.- replicó Peter con un hilo de voz.

-Me da igual. Owen irá esta tarde a ver a McGonagall digáis lo que digáis.

-No seas así, Evans- esta vez había sido Sirius el que había intevenido.- Puedes aplazarlo para mañana.

-Olvídalo, Black.

Sirius miró a la pelirroja unos instantes. Al parecer no tenía la menor intención de ceder lo más mínimo. Y menos si los que intentaban convencerla eran ellos. No conocía demasiado a Evans, pero sabía que si había una persona en el mundo capaz de hacerla cambiar de opinión, esa era su nueva compañera de Historia de la Magia.

-Venga, Colleman, -instó al fin mirando a la chica con la mejor de sus miradas.- Dile algo a tu amiga.

Chris miró al chico y sonrió.

-Vale.- contestó con una sonrisa en los labios mientras dirigía su mirada a la pelirroja.- Si yo fuera tú, Lily, no sólo castigaría a Owen, sino también a estos cuatro por intentar impedir que cumplas con tus obligaciones. Bueno, a Remus puedes dejarlo estar. Él no ha dicho nada malo.

Si hacía unos instantes, el centro de todas las miradas había sido Lily, ahora lo era Chris. Los cuatro chicos se quedaron mirándola perplejos, en especial Sirius, que no parecía creer lo que acababa de oír.

-Sois las dos igual de bordes.- espetó al fin dirigiéndoles una mirada de furia.

-Lo tomaré como un cumplido.- Chris aún no había perdido su sonrisa, que ahora había tomado un aire desafiante.

En ese momento, el profesor Slughorn entró en el aula, seguido por todos los demás alumnos que habían permanecido fuera hasta ese momento.

-Siento interrumpir vuestra agradable conversación, - dijo con una enorme sonrisa dirigiéndose hacia ellos.- Pero la clase va a empezar ya. Y por cierto, perdón por el retraso del primer día.

Los chicos permanecieron unos segundos en la misma posición mientras Slughorn se dirigía hacia el final de la clase, directo a la pizarra. Finalmente, Sirius se decidió a avanzar unos pasos hacia James.

-Vamos, Cornamenta, - murmuró mirando de reojo a las dos chicas.- No merece la pena malgastar saliva con estas dos.

James no contestó a su amigo y, después de dirigir una mirada de odio a Lily, se dirigió hacia el otro extremo del aula, dispuesto a sentarse lo más lejos posible de las chicas. Sus tres amigos lo siguieron inmediatamente.

Por su parte, Lily y Chris se sentaron cada una en los dos pupitres que había alrededor del de una sorprendida Helen que no había abierto la boca para nada en aquella discusión.

OoOoOoOoOoOoOoOoO

James, Sirius, Remus y Peter se dejaron caer pesadamente sobre sus sofás favoritos de la Sala Común. El día había sido agotador, sobre todo para James y Sirius, que habían tenido que soportar las pruebas para escoger al nuevo guardián del equipo de quidditch hasta muy tarde, pues habían tenido que esperar a que Owen acabase con McGonagall. Para arreglarlo aún más, habían terminado tan tarde que, cuando se presentaron en el Gran Comedor, ya habían acabado todos de cenar y no tuvieron más remedio que bajar a las cocinas para poder cenar algo de manera rápida. Y encima aún tenían un montón de deberes por hacer...

-Esta se la guardo a tu pelirroja, James.- murmuró Sirius con resentimiento.

-Ni que lo digas.- contestó éste enfadado.- Es tan guapa como cabezota. Y encima, ahora ella me odia aún más.

-¿Todavía más?- preguntó Peter a modo de broma.

-Muy gracioso, Colagusano.- replicó James.- Si cuando sales de Hogwarts no encuentras trabajo, puedes hacerte humorista. Tienes un futuro muy prometedor.

-Venga, chicos, no exageréis.- afirmó Remus.- Aunque se haya pasado un poco, Lily ha hecho lo que debía.

-Y ahora tú vas y la defiendes, perfecto.- contestó Sirius enfadado.

Remus suspiró y miró a su amigo. Sabía que no valía la pena contestarle nada. Cuando se ponía de ese modo no razonaba lo más mínimo, aunque él mismo supiera que estaba equivocado.

-Después de esto lo tengo crudo con ella...- suspiró James, más para sí mismo que para los demás, ajeno a sus acompañantes.

Remus y Peter sonrieron ante el comentario de su amigo. Sirius, por el contrario, frunció aún más el ceño y lanzó un suspiro de fastidio, mordiéndose la lengua para no decir nada inapropiado delante de James sobre Lily.

-Bueno, James.- dijo al fin poniéndose de pie.- Vamos a hacer los "escasos" deberes que nos han puesto para mañana.

-Tienes razón- contestó y, mirando a Remus y a Peter, añadió.-Vosotros dos podéis iros a dormir. Nosotros no creo que nos acostemos hasta muy tarde.

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-Es un imbécil y un inmaduro.

-Lo sé.

-Y sus amigos, todavía más... Bueno, Remus no tanto.

-Lo sé.

-Parece que sólo el maldito quidditch tenga importancia para él.

-Lo sé.

-Oye, Chris¿vas a contestarme algo más que no sea "lo sé"?

-Joder, Lily, intento dormir. Pregúntale a Helen.

-Helen está roncando desde hace un buen rato. Así que ahora te esperas para dormirte, que te estoy hablando.

-A sus órdenes, mi general.

-No te hagas la graciosilla conmigo.

-Lo siento, eso es defecto de fábrica.

Lily suspiró resignada. A veces mataría a Chris. Aunque fuera su mejor amiga. Pero le daba igual. Cuando se ponía sarcástica con ella le daban ganas de estrangularla. De repente, la pelirroja pareció recordar algo y saltó de su cama para dirigirse a la de su amiga.

-Por cierto, Christie...

-¿Qué quieres ahora?

-¿Qué hacías tú con Black esta mañana?

-¿Con Black¿Cuándo?

-Cuando habéis entrado en Pociones ibais los dos juntos.

-¡Ah! Eso... Es mi compañero en Historia de la Magia.

-¿A qué te refieres con "tu compañero"?

-Pues a eso, a que se sienta conmigo en esa clase.

-¿Te has sentado con... ése en clase?

-Mejor dicho, ése se ha sentado conmigo, aunque creo que da igual.

-¿Has caído en las redes de Black?- murmuró Lily furiosa.

-Parece mentira que me conozcas tan poco, Lily. Creo que la falta de sueño te está afectando más de lo normal...

La pelirroja suspiró y se dirigió otra vez hacia su cama. Quizás su amiga tenía razón y estaba sacando las cosas de quicio. Lo mejor sería dormir. Mañana ya sería otro día y, o al menos eso era lo que esperaba, mejor que ese.

-Buenas noches, Chris.

Pero no recibió respuesta. La chica ya se había dormido. Quedaba confirmado. A veces mataría a Chris Colleman.

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Bueno, hasta aquí el primer capítulo. Espero que os haya gustado. En el próximo continuaré profundizando en la relación de los dos grupos y ya advierto que tendremos alguna que otra sorpresa.

Ahora, me gustaría hacer algunas aclaraciones sobre los personajes. Respecto a Lily hay poco que decir, porque ya sabéis todos que es hija de muggles y que tiene una hermana, Petunia. Por lo demás, supongo que "mi" Lily es muy típica: con carácter, responsable e inteligente. Pero así es como nos la pinta la Rowling¿no?

Respecto a Chris, comentaros que también es hija de muggles. Su hermano mayor, Vincent, es dos años mayor que ella y también es mago. Supongo que habréis deducido que el chico estudia Derecho Mágico (eso no sé si existe, pero supongo, jejeje). Respecto a Vincent deciros que va a aparecer en algunas ocasiones a lo largo de la historia.

Helen es hija de magos, aunque no es "sangre pura". Como habéis visto es la que menos carácter tiene de las tres chicas, aunque eso no significa que no tenga... Los compañeros Historia de la Magia de Chris son todos familiares de alumnos que se mencionan en los libros de la época de Harry Potter, aunque esto no tiene mayor importancia.

Y bueno, yo ya os dejo. Ahora os toca a vosotros decir qué os ha parecido esto en un review¿eh?

Besos.