Disclaimer: de haber sido yo la creadora, Gobi habría recibido muchas patadas en el trasero. So, AnY pertenece a Kusanagi-sensei.

[Este fic participa en la actividad "Combinaciones disparejas" para el foro «El feliz grupo de hambrientos»].

Advertencias: maltrato animal y muerte de adorables personajes. Leer bajo su propio riesgo.


Tragic night

•Situación 4: X apuñala por la espalda a Y — propuesto por Narutinachan.


El cuchillo temblaba en sus manos al tomarlo, la hoja afilada reflejó la luz plateada de la luna y osciló de mórbida impaciencia.

Sus pasos silenciosos atravesaron la noche, su rostro cubierto de una capa oscura escondía vacíos ojos frívolos y una sonrisa pútrida. Aquella noche, el castillo de Xing se teñiría de carmín.

Sobre su cuerpo recorrían escalofríos de febril ansiedad, en su corazón latía una abyecta pretensión. Morirían. Todos y cada uno de ellos; bajo el acero que sostenía en sus dedos impacientes, tan helado como caliente su sangre. Tan desprevenidos como él infame.

Sus pulsaciones aumentaron, corriendo por su cuerpo, como el tambor que marcaría el ritmo de su muerte, cuando los vio. Relajados, disfrutando del silencio de la serena noche, recostados lánguidos sobre el césped de los jardines del palacio dándole la espalda.

La víctima más cercana miraba la luna con grandes ojos verdes, brillantes en la noche; su cuerpo era pequeño, en apariencia delicado, frágil, débil, de cristal. Él se preguntó cuantas cuchilladas harían falta para matarle, y, relamiéndose los labios, se preparó para atacar. Embistiendo por atrás, tomando aquella vida por su espalda, retorciéndose como una serpiente en busca de su objetivo.

El viento cambió de dirección, la hierba se estremeció. Bajo la visión de la luna, una sombra se escabulló en la noche.

Al hundirse la hoja afilada en el lomo del pequeño animal de ojos verdes, un adolorido chillido escapó de sus fauces, alertando a sus compañeros. Ellos, al notar el peligro intentaron huir, pero con una maestría sin precedentes y una sonrisa perturbada, el hombre sacó de su larga capa una daga, lanzándola al ras del suelo, cortando las patas de los gatos que despavoridos se escabullían.

Con parsimonia enfermiza, acercándose a donde los animales se retorcían en injusto dolor, el hombre estocó un violento mandoble causando que la capa que cubría su rostro cayera, descubriendo así el desfigurado rostro del sacerdote de Xing, que sumergió su cuchillo en otro cuerpo indefenso, provocando un maullido agudo de agonía.

Su risa enloquecida inundó la noche, manchando el astro nocturno de oscura sangre felina.

—¡Nooo! —grita Algira, incorporándose, saliendo de su sueño repentinamente. Uno de los gatos que duerme a su lado maúlla molesto por el movimiento.

Suda frío y respira agitado mientras busca al asesino con ojos desorbitados, dándose cuenta de que fue un sueño, y que se encuentra únicamente acompañado por gatos en su habitación. La luz de luna se filtra por una ventana, iluminando su rostro con luz plateada. Afuera, la noche es pacífica.

Con un escalofrío, después de unos segundos, se acurruca de nuevo en la cama, abrazando a sus gatos, buscando su calor, pidiendo sueños tranquilos.

Aquel sacerdote, Gobi, siempre le dio mala espina.


Nota de la autora: en mi defensa, puedo decir que ni yo sé de dónde salió esto.

Espero que les haya ¿gustado? Nos leemos :3