Dancing in the Dark

Capítulo I


Dave jadea. Es un dolor insoportable el que está cortando la mayor parte de su pensamiento lógico; sabe que sangra copiosamente por alguna parte de su cuerpo. Azimio y Zephon luchan violentamente mientras Blaine intenta lanzarse sobre Raziel, pero es derribado y termina inconsciente en el suelo. A lo lejos se escuchan disparos y con ellos fuertes aullidos que hacen que se le erice el pelo. Teme por Kurt y por su padre. Dave enfoca a Raziel. Debe enfrentarlo. Éste es el momento decisivo. Sabe que la humanidad está en riesgo y que Raziel no debe ganar porque, si lo hace, será el fin del mundo tal y como lo conocemos.

Las cosas no pueden terminar así, no después de todo lo que han pasado…


Ocho meses antes…


Dave cerró su casillero con más fuerza de la necesaria. El primer día de su último año en McKinley estaba resultando ser una pesadilla. Kurt no dejaba de pavonearse por todo el lugar al lado de ese niño pijo de nombre pijo. ¿Quién coño puede llamarse Blaine? ¿Es que ése no era el nombre del protagonista de La chica de rosa? ¡Joder! Ahora lo entendía todo.

Suspiró cansado dispuesto a caminar a su siguiente clase pero, en cuanto dio tres pasos, se encontró con Kurt y el niño pijo hablando con Mercedes Jones. Dave no sabía a ciencia cierta si esos dos eran pareja o no: no se tomaban de las manos ni había besos furtivos pero estaban en McKinley y ese instituto no era el mejor lugar para demostraciones de afecto gay. Así que Dave se limitó a sentir unos celos lacerantes.

—Tío, en serio, deja de mirarlo. En cualquier momento Hummel terminará sin su ropa y eso es algo que sólo el niño del casquete y tú quieren ver. —Decir que Azimio John Adams era su mejor amigo habría sido redundante.

Después de salir corriendo del baile promoción Azimio lo siguió y empezó a decir una sarta de tonterías sobre que cómo se les ocurría que Dave pudiese bailar con un homo, amén de la estúpida canción que parecía regar polvo de hada por todo el gimnasio y demás linduras homofóbicas. Todo ello empezó taladrar el corazón de Dave hasta que no pudo más y le gritó a su amigo que era gay. Hasta ese momento David nunca había visto a Azimio perder el color de la cara. Hubo un largo minuto de silencio en el cual Dave pensó que pasaría de todo menos que Azimio murmurara una disculpa.

Se marcharon del baile y se internaron en las afueras de Lima con unas cervezas para aderezar la confesión. Dave habló mucho esa noche, más de lo que lo había hecho en todos esos meses. Habló del beso, de la cara de terror de Kurt, de la estúpida amenaza de muerte, de lo doloroso que había sido saber que Kurt se había ido de McKinley por su culpa. Azimio no paró de reírse cuando le contó que había estado llorando toda la noche para después cantar She's not there porque le recordaba a Kurt.

Cuando se hubieron bebido la última cerveza, Dave se sintió en paz. Por primera vez en todos esos meses alguien lo había escuchado sin decirle nada o ni juzgarle. Azimio le hizo dos sugerencias esa noche. La primera, ir a un lugar que Dave no conocía llamado Heaven a las afueras de Dayton donde encontrarían algunos de chicos y chicas bien dispuestos. Dave estaba demasiado borracho y demasiado herido como para decir que no.

Así que, como un cliché de película adolescente, Dave perdió su virginidad la noche de su baile. Sólo que no fue como en las películas. Heaven no eran un mal lugar; los chicos que trabajaban allí era atractivos y las chicas también. El problema fue Dave. Follar con ese chico fue un acto casi animal carente de cualquier otra emoción que no fuera la lujuria y, peor aún, las ganas desesperadas de olvidar la mirada de Kurt cuando se marchó dejándolo solo en la pista de baile.

En cuanto todo termino Dave se fue a la ducha queriendo borrar el olor del sexo. Cuando salió el chico le dijo que cuando regresara preguntara por él, que se lo haría gratis la próxima vez. Dave casi vomita en ese instante al ver la sonrisa de satisfacción del tipo y como acariciaba la tela de su camisa. Salió corriendo de allí y esperó a su amigo en el coche. Quince minutos después Azimio conducía de regreso a Lima y le hizo la segunda sugerencia: dile a tu padre la verdad.

El padre de Azimio había abandonado a su madre cuando tenía tres años. Rose se encontró sola, con dos niños a su cargo y sin empleo. Por aquellos años el padre de Dave había sido ascendido en la firma de abogados en la que trabajaba y necesitaba urgentemente una secretaría. Rose llegó providencialmente y así empezó la amistad entre Azimio y Dave. Azimio veía al padre de Dave un poco como su padre y tenía mucha fe en él. Sin embargo, Dave tenía miedo. Había estado sorteando las miradas de desaprobación de sus padres en los últimos meses y no quería terminar rompiendo los hilos que aún sostenían su relación con ellos.

Azimio lo convenció de hablar con él una semana después de que empezasen sus vacaciones. Dave preparó su maleta y se decidió a hablar con sus padres. Cuando lo hubo hecho, Dave recibió su abrazo y lloraron juntos. David empezó a sentirse tan mal por no habérselo dicho antes, por no haberles evitado tantas noches preguntándose qué le estaba pasando a su hijo o lamentándose por haber hecho un mal trabajo como padres cuando eso estaba muy lejos de ser cierto. Los Karofsky eran unos grandes padres, el malo siempre fue él.

—Sabes que no lo veo de esa forma. —Azimio rodó sus ojos.

—Vamos, tío, el barco ya zarpó. Tu hada está con el señor Frodo y lo siento mucho pero ustedes tienen demasiada historia, amigo. Y no es una historia de cuanto de hadas precisamente. —Dave se encorvó ligeramente y dejó de mirar a Kurt.

—Lo sé. —Azimio golpeó el hombro de Dave y le sonrió.

—Vamos, tío. ¿Por qué no regresamos al lugarcito aquel? El tipo que te tiraste estaría encantado. Recuerda que hasta su número me dio para ti.

—Azimio…

—¿Qué? Creo que podrías convertirte en un putero.

—Amigo, por favor, no es broma. Sabes que pienso regresar a ese sitio. —Azimio negó impaciente.

—Mira, bro, sabes que lo digo de broma. Lo único que quiero es que te olvides de Hummel. Esa princesa ya encontró a su príncipe de cuento y tú seguramente también encontrarás el tuyo. No aquí, obviamente, pero tal vez en la universidad, cuando estés fuera de la alacena, puedas encontrar a tu propia princesa Peach embutida en unos tejanos ajustados. —Dave sonrió. En ese momento le hubiera encantado abrazar a Azimio pero eso era algo que dos chicos no podían hacer en McKinley sin levantar la ira en sus compañeros.

—Armario. —Azimio inclinó un poco el rostro y juntó sus cejas mostrando claras dudas —. Cuando esté fuera del armario.

—Armario, alacena, baño… Qué más da mientras estés fuera ¿no? Joder, te haces maricón y enseguida quieres que hable correctamente toda esa jerga homo suya. —Azimio le dio una fuerte palmada en la espalda que empujó a Dave hacia adelante —. Anda, vamos a clase.


El día por fin había terminado. Dave estaba muerto por tanto trabajo que tenía que hacer y eso que los entrenamientos aún no habían empezado. Caminaba veloz hacia el estacionamiento cuando casi choca con Kurt, quien le cerró el paso. Enfrentarse a Kurt Hummel era algo que Dave no quería, por lo menos no el primer día de clase.

—Hummel. —Dave quiso esquivarlo pero Kurt le corto el paso de nuevo.

—Pensé que habíamos superado la parte de los apellidos después de tu disculpa. —Dave miró incómodamente hacia otro lado.

—Sí, bueno… ¿Necesitas algo, Kurt?

—De hecho quiero hablar contigo de PFALG. —Dave asintió.

—Bien, sí… Estoy dentro, lo sabes. —Kurt lo miró por un segundo y luego suspiró dramáticamente.

—Gracias por las entradas. —Dave le dio una sonrisa pequeña.

—Sentí haberte dejado solo en medio de todo aquello y fue una forma de disculparme. Pensé que te gustaría ver ese musical.

—Fue muy agradable. Wicked es mi obra favorita y a Blaine le gustó bastante. —Una punzada de celos recorrió el cuerpo de Dave —. Lamento haberte forzado en el baile, no debí hacerlo. Sin embargo creo que deberías hacer algo por ti, David, algo para salir de esa miseria en la que vives. No sé… Hablar con tus padres. Ellos…

Los celos se volvieron rabia. Kurt lo veía como su pequeño proyecto gay fuera del armario. Seguramente no se hubiera acercado a él de no ser por eso. Y no es que Dave se mereciera otra cosa pero odiaba que Kurt no quisiera ni siquiera ser su amigo. Se limitaba a decir sal, se un gay libre y orgulloso de querer chupar pollas. Pero lo que David necesitaba era un amigo no un mentor y que Kurt hiciera eso le enojaba más que verlo con su muñeco Ken.

—Vamos a dejar algo en claro: no voy a salir. No aquí en McKinley, no hoy, ni mañana. Voy a ir a todas las juntas que quieras y seré educado desde tu punto de vista pero no voy a salir, ¿entiendes? —David podía ver la determinación en los ojos de Kurt cuando terminó de hablar.

—Sé que tienes miedo. Yo también lo tuve. —Dave dejó escapar un pequeño bufido—. Pero las cosas salieron mejor de lo que pensé con mi padre. Él es mi padre a fin de cuentas y me ama. Tus padres también lo hacen.

—Por favor, Kurt, que tú salieras del armario no fue una sorpresa para nadie. Ni siquiera necesitabas decirlo. Todo mundo sabía lo que eras con tan solo mirarte. Ni siquiera cuando estuviste con Brittany tuvimos dudas. Es más, te podrían haber visto encima de ella, los dos desnudos, y todo mundo hubiera pensado que se estaban intercambiando la ropa. —Dave se detuvo cuando vio la cara de Kurt gritando repulsión—. Yo…

—Eres un idiota. —Kurt lo empujó cuando pasó a su lado en dirección al salón del coro. David gruñó y corrió tras de él. Lo detuvo justo en el umbral de la puerta. Kurt se giró; estaba demasiado cerca de Dave pero éste no pudo más que tragar saliva.

—Kurt…

—No —lo dijo en un tonó seco—. Por favor, no te atrevas a pedirme perdón de nuevo. —Dave bajó la vista—. El idiota soy yo por invertir mi tiempo en ti, en intentar ayudarte. Por mí púdrete en tu armario.

Kurt se giró y entró al salón de ensayos para sentarse al lado de su estúpido muñeco Ken. David salió corriendo hacia el estacionamiento lleno de ira y celos. Habría sido tan sencillo decirle la verdad pero, como siempre, su temperamento lo cegó. Sin pensarlo le dio un puñetazo fortísimo a zona de carga de su Hilux abollándola. Extrañamente su mano no mostró signos del tremendo golpe. Dave pensó que se debía a la adrenalina del momento.

Condujo hasta su casa intentando tranquilizarse. En ocasiones no se explicaba por qué Kurt lo alteraba tanto, por qué frente a él todo tenía que ser tan extremo y, por lo regular, negativo o terriblemente patético. Al llegar a casa encontró el silencio típico. Sus padres estaban en sus respectivos trabajos y Emily seguramente en casa de su amiga Mandy. Así que, como todas las tardes, eran la soledad y él.

La nota de su padre en la nevera sólo hizo sonreír a Dave:

Tuve una audiencia muy importante. Tu madre llegará tarde del hospital y Emily se queda con Mandy. Hay comida en la nevera. En cuanto llegue quiero que me cuentes qué tal tu día.

Dave comió solo pensando una y otra vez en Kurt. Lo que menos soportaba era su mirada herida con la decepción jugando en sus ojos azules. Odiaba que Kurt hiciera eso, que se sintiera así por él. Dedicó las siguientes dos horas a hacer sus deberes. Cuando ya no hubo nada que hacer Dave pensó en llamar a Azimio para jugar un rato pero recordó que su amigo debía estar en la práctica de su hermano. Intentó jugar solo pero después de un rato se aburrió. Se estaba asfixiando dentro de casa. Sin pensarlo, se cambió de ropa y decidió irse a correr. Su casa no estaba muy lejos de una pequeña zona boscosa que David conocía bien y en la cual podía correr sin preocupaciones. Muchas veces lo había hecho; estar al aire libre le daba serenidad y en ese momento era lo que Dave más añoraba.

Corrió hasta llegar al bosque y fue internándose en el terreno que conocía. El sol estaba acabando de ocultarse cuando Dave se detuvo para mirar la naturaleza y aspirar el aire puro. Se dejó caer sobre la hierba cerrando los ojos, concentrándose en el sonido del aire chocando con las ramas de los árboles y haciendo mover sus hojas. En ocasiones, cuando Dave se concentraba lo suficiente, podía escuchar claramente cualquier sonido proveniente del bosque.

De pronto, algo cambió a su alrededor. Los sonidos animales cesaron y el vello de David se erizó. Abrió los ojos mirando el oscuro cielo. Pensando que ya era muy tarde Dave empezó a correr de regreso a casa. Al avanzar unos metros sintió que algo lo seguía. Lima no se distinguía por sus animales salvajes sin embargo en Ohio podía haber coyotes; quizás uno había salido de su hábitat y estaba perdido, claro que Dave no se quedaría para investigarlo. Pero lo que venía detrás de él le seguía a paso constante y firme.

La rama de un árbol cayó casi aplastando a Dave pero sus reflejos le ayudaron a esquivar el golpe. Al detenerse, agudizó sus oídos. Escuchó sus propios jadeos y los latidos de su corazón. Detrás de eso no se oía nada más y eso era lo que más le preocupaba. De pronto algo enorme con un profuso pelaje le cayó encima haciéndole sacar todo el aire de los pulmones al caer al terreno firme del bosque. Lo que fuese era demasiado grande para ser un coyote y tenía unos colmillos que seguramente eran capaces de triturar cualquier parte del cuerpo de Dave. Intentó defenderse de los mordiscos. Con el antebrazo bloqueó al animal una vez pero era demasiado fuerte. Se recuperó un poco e intentó empujarlo pero no fue suficiente. La bestia regresó con más fuerza y le mordió el cuello.

Dave empezó a retorcerse en la hierba del bosque con las manos en el cuello. Sabía que estaba sangrando mucho y que seguramente la herida era mortal. Dave sentía que algo le quemaba el pecho. Cerró los ojos al sentir algo dentro de él removerse. Todo su cuerpo empezó a sentirse caliente. Notó un espasmo en la columna vertebral que lo hizo retorcerse. La bestia que lo había mordido se empezó a retirar dando pasos hacia atrás hasta que, corriendo, se internó en el oscuro bosque perdiéndose de la vista de Dave.

Él seguía sobre la hierba incapaz de moverse; sólo sentía que su cuerpo estaba cambiando. Dejó de presionarse la piel del cuello con las manos y las enterró en la tierra intentando encontrar algo que disminuyera el dolor. De pronto todo se detuvo igual que había empezado. Dave jadeó e intentó levantarse pero no pudo. Escuchó un aullido, un aullido semejante al de un lobo. Los ojos se le fueron cerrando poco a poco y pensó que por fin estaba terminando de desangrarse y que lo que seguía era la muerte.


Dio una gran bocanada de aire, como si se estuviera ahogando y luego regresase a la vida. Cuando despertó del todo vio la sangre seca en su camiseta. Algo débil, se puso de pie. Aún era de noche, tal vez de madrugada. Le dolía terriblemente la cabeza y se sentía mareado. Entre la hierba del bosque vio que algo brillaba. Se tocó el pecho y no encontró la medalla que su padre le puso el día que nació. Gateó hasta la medalla y la levantó sin ningún problema, sin embargo, cuando quiso tocar la cadena la piel empezó a escocerle.

—¿Qué coño? —La piel en su palma estaba roja como si se hubiere quemado—. Diablos. —Se quitó la camiseta y recogió la cadena—. Ahora tengo que ver cómo demonios regreso a casa. —Se había dejado el móvil en su habitación así que no tenía de otra más que caminar y así lo hizo dejando algo de su cena por el camino porque aún seguía mareado.

No sabía cuánta sangre había perdido pero seguramente había sido mucha. Casi de rodillas llegó a su casa horas después. Entró por la puerta trasera con cuidando de no hacer ruido y fue directamente a su habitación. En cuanto subió fue al baño para revisar lo grave era la herida. Con suerte no le haría falta despertar a su madre para que lo revisara aunque seguramente sí que tendría que vacunarse contra la rabia. Había mucha sangre seca en el vello del pecho y el cuello pero la herida ya no sangraba. Se empezó a lavar pero, en cuanto la sangre seca se diluyó, se dio cuenta de que no había ninguna herida. ¡Pero él estaba seguro de que ese animal lo había mordido, sintió los dientes de la bestia desgarrándole la piel y los músculos y llevándose un trozo de carne!

Aún nervioso y muerto de miedo decidió darse un baño. Por primera vez en meses el asunto de ser gay no ocupada la cima de sus problemas. Ahora tenía uno peor, uno de vida o muerte. Tal vez se estaba volviendo loco y eso explicaba que hubiese alucinado con un enorme animal salvaje que lo había mordido. Pero, ¿y la sangre en su cuerpo?

Al salir de la ducha volvió a revisarse y no vio nada, ninguna herida, ni un puto rasguño. Entre su ropa encontró la medalla; seguramente la cadena se había roto cuando la bestia lo había mordido. Claro, en el supuesto de que el animal existiese y no fuera un producto de su imaginación. Cuando quiso tomar la cadena volvió a sentir cómo el metal le quemaba la piel.

—¡Joder! —Tenía una gran línea roja marcándole la piel—. ¿Qué demonios ha pasado? —Miró de nuevo su reflejo en el espejo. Todo parecía normal, su cuerpo no había cambiado. Sin embargo sentía como si algo dormido en su interior estuviera despertando de un largo sueño—. ¿Qué mierda…? —Los ojos verdes de Dave tenían pequeños puntos dorados, casi imperceptibles a menos que los mirases intensamente—. ¡Joder! —La cabeza empezó a punzarle de nuevo y todo le daba vueltas. Se tambaleó hasta su cama y cayó en ella completamente desmadejado.


Empezamos una nueva aventura. Por primera vez voy a escribir de seres fantásticos, no me salió nada de Veelas para Harry Potter pero estos hombres lobos me están facilitando mucho las cosas. Le estoy agarrando mucho cariño a esta historia y eso que nada más tiene dos capítulos completos y el tercero a medio empezar pero la inspiración está trabajando.

Lo malo es el tiempo. Por cuestiones de la RL mi tiempo para escribir se redujo considerablemente pero aun así tendrán un capítulo por semana, todos los viernes más o menos a la misma hora. Espero que me acompañen, que sean tan amables de darme un comentario.

El fic no toma en cuenta la tercera temporada y toma pocas cosas de la serie como tal. Como habrán notado es una historia alterna y tiene mucho por delante. Será un Kurtofsky pero Blaine, como siempre, tendrá una gran importancia y exploraremos muchos sentimientos con estos chicos.

Dudas, comentarios. Por favor, no dejen de decirme cualquier cosa que quieran.

Mil gracias a mi beta, la genial y maravillosa, Winter. Como siempre, todo mi cariño para quien me lea pero sobre todo para quien me comente.

Nos vemos el próximo viernes.