Hola a todos! Si alguien me recuerda posiblemente sea por el fic absurdo "Harry Potter y los Cazadores de Pelo", que aun estoy escribiendo. Como veis, hasta ahora solo me había atrevido con cosas sin sentido y con chistes fáciles (más que nada porque me gustan XD). Pero he decidido escribir algo distinto, algo más serio (aunque no consigo dejar de incluir alguna que otra gracia n-n). El fic en general tratará sobre sueños que tienen los distintos personajes de One Piece, incluidos los que no están en la Banda del Sombrero de Paja. Quizá tarde en actualizar porque seguramente me quedaré atascado más de una vez, pero procuraré no dejarlo.

Este primer capítulo iba a ser originariamente el sueño de Chopper, pero me sorprendí a mí mismo convirtiéndolo en el de Nami. Le dedico este capítulo (y posiblemente le dedicaré algunos más n-n) a mi amiga Deraka, que me enseñó muchas cosas con sus historias e, indirectamente, me animó a escribir sobre una temática distinta. Espero que tenga el nivel suficiente como para merecer estar dedicado a una autora de su categoría ;) Además, me inspiré en su fic de los helados :)

Y ahora una serie de advertencias y cosas de esas: Uso los nombres de la versión española del anime porque soy un cabezota y gran fan de Jaime Roca (¬¬) Y, como os habréis fijado, lo que está en letra normal es la realidad y lo que está en cursiva es la ficción (en honor a uno de los fics de Harry Potter más buenos que he leído).

Ya sin más que decir, deseo que sea de vuestro agrado. Cualquier crítica o sugerencia ya sabéis como podéis dejarla


Capítulo 1: Cosas de críos

El legendario héroe de gran fuerza y ¿por qué no? increíble atractivo, avanzó con paso seguro hacia el interior de la sombría Cueva de la Muerte. Armado solo con su envidiable valor y su fiel tirachinas, el bravo entre bravos, el Capitán Usuff afrontó una vez más su destino enfrentándose a los peligros que seguramente le acechaban en aquel inhóspito lugar. Pero no tenía miedo. ¡Qué va! Él ya había superado todo tipo de adversidades y esta no le supondría problema alguno. Para algo era famoso en todo el mundo por sus hazañas tales como derrotar al Demonio Perro de Siete Colas o a la Hidra Extremadamente Mortal. Y es que Usuff era el mejor, nadie podía superarle ¿Y sabéis por qué? Porque Usuff el Grande, el Azote de los Tiranos, el Tirador Justiciero, era simplemente ¡un héroe invencible... ¿Qué fue eso? El Capitán Usuff oyó pasos ¿Sería aquella bestia mítica que, según las historias más antiguas, habitaba en el interior de esa cueva?. ¿O quizá sería Zorrete, su mortal enemigo al que tantas veces había dejado tirado por los suelos? Cualquier hombre normal se hubiera echado a temblar y hubiera salido corriendo con su mamá. Pero todos sabemos que Usuff no era normal. Él avanzó sin mermar ni un ápice su vigorosa (y viril) figura. Desenvainó su Espada-Tirachinas Cósmica, preparado para lo que tuviese que pasar.

-Aquí morirá alguien hoy... Y yo estoy dispuesto a vender caro mi pellejo.

Una sombra se abalanzó sobre él. Usuff apenas tuvo tiempo de esquivarla. ¡De no ser por sus formidables reflejos de guerrero curtido en mil batallas seguramente hubiera muerto!

-¿Quién eres?. ¡Muéstrate criatura del averno! No me hagas invocar a los espíritus de la naturaleza. ¡Te advierto que puedo hacerlo!. Si valoras en algo tu vida más te vale marcharte y dejar que yo, el Capitán Usuff, prosiga con mi misión de conseguir el Huevo Dorado de la Inmortalidad para su majestad la Reina Robin.

Usuff creía haber intimidado a la bestia. Seguro de ello, se adentró en las tinieblas. Pero... ¡No!. ¡La bestia aun seguía ahí!. ¡Le había atacado por sorpresa! Solo había una esperanza, tenía que usar su arma secreta: la todopoderosa...

-¡Usuff! –Nami casi consiguió infartar al narigudo tirador.

-¡AAAAAAH! –una vez fuera de su ensoñación, Usuff se hallaba desorientado y un tanto confuso-. ¿Pero por qué me has interrumpido?. ¡Le estaba contando una de mis épicas aventuras a Chopper!

-Precisamente por eso... Ya sabes que se emociona demasiado con tus cuentos y después no hay quien le haga poner los pies en el suelo

-¡No son cuentos!. ¡Son la verdad! –Chopper se aguantaba las ganas de llorar de indignación-. ¿A que sí, Usuff?

-¡Exacto! Como mi gran aventura en el País de los Cazadores de Narices. Aquello si que fue correr para salvar la napia. ¡No veas lo que me río cada vez que pienso en ello!

-¡Jajajajaja! –rió Chopper solo de imaginarse a su héroe enfrentándose a una banda con intenciones de quitarle su gran apéndice-. ¿Y que me dices de la vez que tuviste que combatir contra el fantasma de Davy Jones?

-¿O cuando le pateé el trasero a la Planta Devoradora de Héroes?. ¡Qué maravillosos recuerdos!

Nami no toleraba que se la ignorase... Y lo de Usuff era pasotismo puro. Estaba dispuesta a repartir todas las galletas que hicieran falta para defender su teoría de que no era bueno que Chopper escuchara esas majaderías. Y mucho menos antes de dormir. Estaba claro quien se llevaría la primera galleta...

Al cabo de un rato, Usuff y Chopper seguían en el mismo lugar del barco. Con la diferencia de que el primero tenía un chichón de considerables proporciones que el renito le intentaba curar.

-No sé por qué tiene tan mala leche... ¡Ni que fuera un crimen dejar volar la imag...! –Usuff se detuvo al ver la expresión de casi decepción de su peludo amigo-. Digo... Relatar la verdad. ¡Eso! Ten por seguro que yo nunca... ¡Ay!. ¡Ten más cuidado Chopper! No sabes como escuece...

-Lo siento Usuff, es que estoy algo cansado. Creo que ya está todo bien. Si no te importa me iré a la cama.

-¿No quieres escuchar otra de mis hazañas?

-Bueno... Nami no está aquí.

-¡Ese es mi Chopper! –Usuff le dio una palmadita en la espalda.

-¿Podrías contarme otra vez lo del Hombre Perro que casi te empala?

-¡Casualmente es mi historia favorita! Todo empezó el día en el que...

Mientras Usuff entretenía a Chopper con sus batallitas, Nami se preparaba para partir rumbo al, llamado cursimente, país de los sueños. Esperaba que Usuff y Chopper hubieran seguido su consejo de acostarse a dormir y dejarse de cuentos, que al día siguiente tocaba limpiar el barco. Nunca había prestado atención a las historias de Usuff, pero recientemente se había entretenido oyendo algunas frases sueltas mientras vigilaba la brújula. No le gustaba que Usuff llenase la cabeza de Chopper con esas sandeces. Y le parecía mal que fuese tan prepotente ¡En la vida a hay muchos peligros y la gente no debería andarse con ese tipo de patrañas! Y mucho menos Usuff, que era incapaz de enfrentarse a un ganso desbocado sin ponerse a temblar...

-¿Ocurre algo navegante? –preguntó Robin acostada en su cama y sumida en un gordísimo libro sobre culturas antiguas del Mar del Norte-. Te noto muy pensativa...

-No es nada Robin –dijo esforzándose por parecer despreocupada-. Sólo pensaba en como vamos a limpiar mañana el "regalito" que nos dejó nuestro "amado y responsable capitán" en la cubierta del barco.

Robin rió. Recordaba a su capitán harto de comer pasteles hace dos días. Es cierto que tendrían que trabajar muy duro para dejar el "Alma de Merry" impecable... Dentro de lo humanamente posible.

-Creo que ya ha sido suficiente por hoy –la arqueóloga cerró el libro y apagó su lámpara de lectura-. Buenas noches y ten cuidado con el Capitán Usuff y sus monstruos...

-¿Lo has oído? –Nami estaba sorprendida, aunque no puedo evitar esbozar una sonrisa-. No habrás usado tus poderes para espiarme mientras hablaba con Chopper y Usuff ¿verdad?

-No hacía falta con el jaleo que montaste... creo que deberías dejarles fantasear a sus anchas. Los dos son muy... niños. Y los niños necesitan eso.

-Puede ser... De todos modos lo pasado, pasado está. Buenas noches –la pelirroja apagó la luz y se acostó en su cama.

Estaba enfadada con Robin por su comentario. Vale, Chopper era muy niño... Pero Usuff debería darle ejemplo de madurez. Temía que Chopper acabara con la cabeza llena de pajaritos ¡Y eso no se lo pensaba perdonar a ese irresponsable narizotas!

-El Capitán Usuff... Menuda memez –murmuró para sí-. Algún día se dará cuenta de lo que es un auténtico héroe... –y dicho esto, cerró los ojos y se sumió en un profundo sueño.

Era otro día tranquilo en la remota Isla de Jones en el Mar del Norte. Jones era una zona no muy concurrida debido a que no se hallaba en ninguna ruta importante. Pocos barcos solían atracar en el muelle y los que lo hacían no eran sino navíos extraviados o que buscaban un lugar para pasar una noche de tormenta. Sólo había dos negocios en Jones: un pequeño astillero y una taberna junto al muelle. Lo demás eran casas y, rara vez, se abría algún que otro puesto ambulante para el deleite de las señoritas del pueblo. Centremos nuestra atención en la taberna local, sin duda el lugar más animado de la isla (aunque solo contaba con cuatro clientes fijos y los visitantes ocasionales). Se la conocía como "Choppy Orange", por alguna razón que la joven hermana de la propietaria desconocía. Ella era Nami, una chica que llevaba toda su vida en Jones trabajando con su hermana Robin en ese aburrido antro. Día a día, su monótona existencia consistía en servir las pocas mesas de la taberna y limpiar luego lo que dejaban los clientes (que era de todo menos propinas...). Estaba harta de ese ambiente ¡Quería aventura! Su sueño era echarse a la mar y luchar contra los malvados piratas. Pero su sobreprotectora hermana no la dejaba ni ir al pozo a sacar agua... Pero todo cambió aquel día.

Parecía un día corriente como todo en Jones. La gente se dedicaba a sus quehaceres, los dos únicos negocios abrían sus puertas del mismo modo que hacían siempre, y los niños salían a jugar a piratas y marines a la plaza. Entonces llegó. Iba en una pequeña barcaza que funcionaba con un ingenioso sistema de propulsión a motor. Su gigantesca nariz cortaba el viento mientras se aproximaba a gran velocidad hacia Jones. Se hacia llamar el Capitán Usuff.

-¡Ciudadanos!. ¡Busco hombres para que me acompañen en una peligrosa misión de rescate! –anunció el heroico personaje entrando de improvisto en "Choppy Orange"-. ¿Algún voluntario?

-¿Quién demonios es usted? –preguntó un anciano de pelo verde que limpiaba una espada sentado en una mesa.

Me sorprende que no haya oído hablar de mí, amigo –el capitán no intentó disimular su alegría ante esa pregunta-. ¡Soy el más bravo bucanero de los siete mares!. ¡El Capitán Usuff!

-¿El Capitán Usuff? –preguntaron todos a coro.

-¿El hombre que venció a Fluffy Sombrero de Goma, el Hombre de Paja?

-¿El mismo Capitán Usuff que acabó con el malvado Capitán Threepwood?

-Sí, sí... ¡Todos esos soy yo!. ¡Soy el héroe entre héroes!. ¡El...!

-Ya decía yo que había algo raro en todo esto... ¡Es un sueño! –se oyó desde la barra.

Nami, que había estado callada todo el tiempo contemplando las escena, había dicho algo que nadie esperaba oír.

-¿A qué te refieres hermana? –preguntó Robin.

-¡Que esto es sólo un sueño mío! Tanto me he comido el coco con el dichoso Capitán Usuff que hasta estoy soñando con él.

-Puede ser... Todo en esta vida es tan confuso... –el viejo peliverde siguió con su espada.

Usuff rió por lo bajo. Todos se quedaron mirándolo. Parecía divertirse con la ocurrencia de la chica.

-Así que esto es un sueño ¿no? Pues entonces no te importará acompañarme en mi aventura para salvar a mi fiel escudero Chopper ¿me equivoco?

-¿Chopper está en peligro? –Nami no puedo evitar preocuparse por el joven renito, pero entonces recordó su postura inicial-. Espera, no tengo por qué preocuparme... Es sólo un sueño. ¡Iré contigo! –esas últimas palabras salieron de su boca involuntariamente... al fin y al cabo, era solo un sueño.

Al momento, el valiente Capitán Usuff ataviado con su flamante traje de héroe fue en busca del pequeño Chopper junto a la joven tabernera Nami. Tras un largo viaje se plantaron en mitad de la Selva del Peligro, donde Nami expresó su descontento.

-Como se nota que estoy soñando... En la vida real nunca me hubiera embarcado en semejante empresa. Y por si no te has fijado, hemos hecho todo el viaje en menos de un segundo.

-Silencio por favor –ordenó el bravo guerrero aguzando el oído-. Debemos estar cerca. Puedo oír a las avispas.

-¿Avispas? –la chica sintió un escalofrío. Esos bichos no le gustaban nada-. ¿Como que avispas?

-Creí que lo sabías. Nos dirigimos a la guarida de Sanjivispa, el hombre insecto que usa a las avispas para matar lenta y dolorosamente a sus víctimas.

-Pues casi mejor me quedo aquí... No es que no quiera salvar a Chopper, pero si voy a ese sitio me temo que el sueño va a acabar siendo una pesadilla.

-Ya no hay vuelta atrás... Ha caído la noche y las bestias salvajes no nos dejarán abandonar la jungla tan fácilmente.

-¿La noche? Pues es verdad. Juraría que hace un momento era de día... ¡De todos modos no pienso ir!

Pero Nami venció su miedo y se dispuso a acompañar a héroe entre héroes a la guarida del temible Sanjivispa. Cuando el intenso zumbido de las avispas se hizo más fuerte, ambos decidieron separarse para cubrir más terreno y así despistar a los esbirros infernales de Sanjivispa.

-Definitivamente esto es un mal sueño –Nami se lamentaba mientras blandía bien alta la red cazamariposas que llevaba consigo-. Yo no debería estar aquí... ¿Por qué no puedo regresar a mis sueños habituales en los que descubro islas hechas de oro?. ¿Y por qué tengo que seguir esta estúpida aventura sin sentido? Yo... –Nami se quedó completamente paralizada al doblar una de las esquinas de la guarida. Ante ella había tres monos que producían el zumbido... y todos ellos tenían la cara de Luffy-. ¿Luffy?. ¿Que demonios...?

-¡Alto! No puedes pasar por aquí... –gritó uno de los Luffys haciéndose el importante.

-... a no ser que nos des algo de carne –añadió otro Luffy algo más gordito.

-¡Eso, eso! –el tercer Luffy era más pequeñito que los anteriores pero parecía más peligroso.

-Eh... – Nami sintió cierto alivio al descubrir quienes eran sus "enemigos". Ya se veía capaz de controlar la situación. Al fin y al cabo, eran Luffys...-. Creía que los siervos de Sanjivispa eran avispas. Vosotros no parecéis avispas.

-¿Que dices?. ¡Claro que somos avispas! –el Luffy pequeñito parecía enfadado.

-Bueno, tranquilos chicos... Casualmente tenía algo de carne que ofreceros, pero la he dejado en la otra punta de la guarida ¿Por qué no vais por ella mientras yo espero aquí?

-¡Mientes! –gritaron los tres-. ¡Nadie nos miente sobre comida y sale impune!

Al momento, los Luffys empezaron a crecer, sus cuerpos se alargaron notablemente y su pelaje se tornó amarillo. Sus caras cambiaron y unas enromes alas de insecto brotaron en sus espaldas. Se habían convertido en avispas gigantes.

-¡Bzzzzzzzzzzztira, bzzzzzzzzztira!

-¡Aaaaaaah! –Nami huyó aterrorizada-. ¡Sólo es un sueño!. ¡Sólo es un sueño!. ¡No hay por qué temer!. ¡No me pueden dañar!. ¡No...! –una de las avispas disparó un aguijón que le pasó rozando-. ¡AAAAH!

-¡No temáis damisela! –el Capitán Usuff apareció en el acto colgando de una liana y se llevó consigo a Nami poniéndola a salvo en la rama de un árbol.

Las avispas se pararon en seco y comenzaron a mirar en todas direcciones buscando a su desaparecida presa.

-Como se nota que tienen la inteligencia de Luffy... –una gota de sudor brotó de la frente de Nami.

-No te dejes engañar por su torpeza... Son monkeyvispas, unos seres creados a partir de los conocimientos de ingeniería genética que Sanjivispa ha obtenido de Chopper. Son capaces de destruir toda la selva con tal de darnos caza.

-Pues acaban de marcharse –la pelirroja empezaba a pensar que el Capitán Usuff de su sueño era tan trolero como el Usuff de verdad...

Nuestros héroes, ya recuperados del susto de las monkeyvispas, hallaron una entrada secreta que el Capitán Usuff (haciendo gala de sus asombrosos conocimientos de pictogramas antiguos y lenguas muertas) abrió sin el menor esfuerzo. Entraron en una siniestra estancia que se asimilaba a un panal gigante. El zumbido era tan fuerte que casi ni podían oír sus propios pensamientos.

-¡Debemos estar cerca de Sanjivispa! –Usuff tenía que gritar para que Nami pudiera oírlo-. ¡Qué lastima que con este ruido no pueda usar mi...! –se vio interrumpido por un temblor de tierra.

-¿Q-qué está pasando? –nuestra protagonista estaba ya un poco cansada de sorpresas desagradables-. No serán más Luffys de esos ¿verdad?

-Peor aun... ¡Agárrate a mí! –Nami se aferró a Usuff y esté uso su arma para disparar un gancho y quedar colgados del techo, mientras el suelo se hundía completamente bajo sus pies-. Si hubiéramos tardado un segundo más no lo contamos... ¿Estás bien?

Nami miraba con los ojos desorbitados en dirección al pozo sin fondo ¡Odiaba las pesadillas en las que salían esa cosas! Caer nunca había sido de su agrado. El zumbido de las avispas cesó de repente, haciendo que Nami volviera a la realidad... o más bien al sueño.

-Bueno, bueno, bueno... ¿Pero que tenemos aquí? Al bravo Capitán Usuff y a su nueva escudera pelirroja de buen ver en mis garras. ¡JAJAJAJAJA! –de las sombras surgió una avispa humanoide con un sorprendente parecido a Sanji (hasta tenía la ceja rizada y llevaba corbata).

-¡AAAAAH! –se horrorizó Nami ante la visión del cocinero con ese aspecto-. ¡Qué pesadilla más grotesca!

-¡Silencio, insolente y atractiva humana!

-¡Sanjivispa!. ¡No te saldrás con la tuya! –Usuff parecía listo para soltarse de la cuerda y arrearle un mamporro a su enemigo-. Suelta a Chopper. ¡Él no tiene nada que ver en esto!

-Precisamente hay algo sobre él que tenía que contarte... Te mostraré mi verdadero aspecto.

Sanjivispa empezó a derretirse y a adquirir una nueva forma. Sus antenas fueron reemplazadas por cuernos, su pelaje amarillo por pelaje marrón y sus patas por pezuñas ¡Se había convertido en Chopper!

-¿Pero Chopper es el villano de mi sueño? –Nami se esperaba de todo menos eso. No entendía como su subconsciente podía haber convertido a su pequeño amigo en el amo de sus pesadillas.

-¿Sorprendida? –Nami y Chopper se hallaban ahora cara a cara en medio de la oscuridad-. No veo por qué deberías estarlo. ¡Tú me hiciste así! No querías dejarme oír las historias de Usuff... ¡Por eso te odio!. ¡Bruja!

-P-pero... ¡Chopper!. ¡No te lo tomes así, sabes que me preocupo mucho por ti! –Nami lloraba ante la visión de su renito despotricando contra ella.

-Ya es demasiado tarde... –Chopper aumentó su tamaño y sus rasgos se deformaron. Se había transformado en una colosal bestia que amenazaba a la navegante con sus colmillos-. ¡Creía que eras mi amiga!. ¡Los amigos no arruinan las ilusiones de la gente!

-¡Y lo soy! –la pelirroja no podía moverse de espanto. Sabía que estaba soñando y que todo era un producto de su imaginación... pero parecía tan real-. ¡Chopper perdóname!. ¡Fui demasiado estricta!. ¡Demasiado estricta!

La bestia abrió sus fauces y soltó un rugido aterrador. Después, todo se volvió oscuro..

Nami despertó sobresaltada. El horror de esa extraña pesadilla aun permanecía vívido en su mente. Se tranquilizó al comprobar que nada había sido real y que todo estaba bien... ¿O no?. ¿Estaría Chopper enfadado con ella? Es cierto que había exagerado un poco la situación. Robin tenía razón, Chopper y Usuff eran niños (a pesar de que el segundo estuviese bastante crecidito) y era normal que de vez en cuando escapasen a su propio mundo imaginario dejando atrás la realidad. De hecho, ella misma acababa de "vivir" una de esas fantasías. Y, salvo por la traumática situación del final, no había estado tan mal. Quizá tendría que darles una oportunidad a esas estúpidas historias. Y lo cierto es que sentía curiosidad por saber cono hubiera vencido el Capitán Usuff a Sanjivispa...

-Creo que necesito dormir un poco más para pensar con claridad –susurró la joven en la oscuridad, sonriendo ante sus extrañas ideas-. Pero antes...

Con sigilo, Nami se levantó de la cama esperando no haber despertado a su compañera de cuarto. Se dirigió en silencio a la habitación de los chicos y se acercó a Chopper. Sí, era un niño. Puede que no un niño como los demás, pero había sufrido más que ellos y se merecía una infancia y unos sueños por los que luchar. Miró a Usuff y pensó lo mismo... Había tenido una niñez solitaria sin sus padres, un compañero con el que jugar y al que poder contarle sus cuentos era justo lo que necesitaba.

-Habéis ganado –Nami susurró sonriendo-. Podéis seguir mañana con las aventuras del Capitán Usuff – acarició a Chopper haciendo que este produjera un ruido parecido al ronroneo de un gatito-. Será lo mejor.

El Sol por fin asomó en el horizonte y la Banda de Sombrero de Paja se preparaba para la intensa jornada de limpieza que tendría lugar. Usuff y Chopper llevaban un rato en la cubierta conversando animadamente. Robin acababa de salir seguida de Sanji, Zorro y Luffy, que aquella mañana se habían visto obligados a incluir en su atuendo un delantal y un pañuelo para el pelo.

-¿Se puede saber por qué tenemos que llevar esto? –a Zorro no le hacía mucha gracia esa indumentaria.

-¿De qué te quejas?. ¡Si estáis monísimos! –exclamó Robin conteniendo una carcajada.

-¿De verdad lo crees así querida Robin? –preguntó Sanji emocionado con un corazón sustituyendo a su único ojo visible.

-¡Vamos chicos!. ¡Fuera las tonterías y a limpiar!. ¡Seguidme...¡. ¿Qué hay que limpiar? –como de costumbre, Luffy se estaba haciendo un lío él solito...

-Mejor yo dirigiré la limpieza... –Robin seguía conteniendo la risa que le provocaba la visión de sus camaradas con esas pintas-. ¿Que tal si empezáis por lo que dejó el capitán?

-¡Por mí no hay problema morenaza! –Sanji fue corriendo para llegar el primero hasta "la cosa", cualquier oportunidad era buena para demostrarle a sus musas que era un tipo responsable y servicial... Cosa que no se podía decir de los otros.

-¿Y por qué no lo limpia el culpable de que la cubierta este así? –tras está frase Zorro no pudo contener un bostezo que reflejaba su cansancio y lo poco que le agradaba ese trabajo.

-¿De verdad crees que Luffy sería capaz de limpiar eso sin ayuda? –Robin lo dijo intentando sonar seria, pero no había duda de que se lo estaba pasando de miedo.

Mientras tanto, Nami acababa de salir a cubierta y contempló el panorama. Se alegraba de que, después de ese extraño sueño, los otros hubieran sido más normalitos. No creía que se pudiese aprender de los sueños, pero no negaba que había sacado algo de este. Miró a Chopper y a Usuff, que seguramente estarían en mitad de uno de los grandes relatos del Capitán Usuff. Esta vez no le molestó, más bien se alegró. Se sintió feliz al ver que su pesadilla no se había cumplido y que Chopper sonreía contento ante las ocurrencias de su amigo. Tras vacilar un poco decidió acercarse a ellos.

-... pero lo que no sabía el malvado Monstruo del Queso era que... –Usuff interrumpió su relato al ver a Nami acercarse. Chopper también reaccionó borrando su sonrisa y mirando preocupado a la pelirroja

-No os preocupéis chicos –Nami sonreía y no parecía estar actuando-, lo he estado pensando y he llegado a la conclusión de que si queréis perder el tiempo con esas historias estáis en vuestro derecho.

-¿De verdad que no te importa? –Usuff parecía realmente extrañado.

-¡Gracias Nami! –Chopper se abrazó a su amiga- Anoche estaba inquieto porque creía que te habías enfadado con nosotros. ¡Me alegro de que seas tan comprensiva!

-¿Enfadada yo?. ¡Qué va! –Nami recordó lo mal que lo había pasado ella cuando creía que era Chopper el que se había enfadado con ella-. De hecho hasta me alegro de que os divirtáis juntos.

-¿Seguro que eres la misma Nami de ayer? –Usuff entornó los ojos como buscando algún detalle que demostrara que esa no era Nami.

-¡Pues claro que soy la misma Nami! Por cierto... ¿Que hacéis que no estáis limpiando el barco¡A trabajar!

-¡No hay duda de que esta es nuestra Nami! –rió Chopper mientras él y Usuff se dirigían a los utensilios de limpieza.

-Oye Chopper ¿Te he contado alguna vez la historia de como rescaté al hijo del Rey de... de Reylandia?

Nami miró como se marchaban. Era una suerte que, por el mero hecho de ser ella, tuviera el privilegio de, junto a Robin, dirigir la limpieza sin mancharse las manos.

-Espero que terminemos pronto. Estoy deseando pillar desprevenido a Usuff para preguntarle como hubiera acabado lo de las avispas...

Lejos de ahí, Luffy, Zorro y Sanji contemplaban lo que tenían que dejar como una patena.

-P-por todos los santos del cielo... –Sanji se quedó boquiabierto y se le cayó el cigarro.

-Creo que hoy no comeré... –Zorro se esforzaba por no tornar su serio rostro en una desagradable mueca de espanto, aunque no puedo evitar que su cara se volviera del mismo color que su pelo.

-¡Guau!. ¡Como mola! –Luffy era el único que parecía maravillado ante semejante afrenta a la naturaleza-. ¿Nos lo podemos quedar?

-¡NO! –gritaron el rubio y el peliverde a dúo.


Espero vuestros reviews

Por si tenéis curiosidad, lo que hizo Luffy en la cubierta fue vomitar... No penséis mal ¬¬

Un saludo!

PD: Dsiculpad que haya separado con un puntolas exclamaciones e interrogaciones que estaban juntas, es que si no Fanfiction se comía los signos ¬¬ Por esta misma razón, es posible que en algún momento me equivoque con los signos de puntuación.