El niño
Disclaimer: Todo pertenece a George. R. Martin.
Esta historia participa en el reto La maldición del de abajo del foro Alas negras, palabras negras en respuesta al desafío de Cath.
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Jaime mira al bebé regordete que reposa en brazos de su hermana. Se llama Joffrey, como uno de los hijos de Rhaenyra Targaryen. A Cersei siempre le gustó Rhaenyra, quizá porque era una mujer y quería ser reina al igual que ella. El niño está dormido y aprieta con su manita el dedo de su madre. Cersei sonríe y Jaime sonríe también.
Le gusta ver a su hermana así de feliz. Cersei siempre quiso ser madre y ahora su deseo se ha visto cumplido. Jaime se permite pensar por un segundo en que él también ha sido padre, pero enseguida rechaza ese pensamiento. Robert es el padre oficialmente y será él quien ejerza como tal, si es que el rey es capaz de ejercer de padre. Jaime lo duda, pero tampoco es que él sea quien para reprochárselo. Él tampoco ha tenido nunca instinto paternal. No obstante, al mirar al pequeño algo se agita en su interior y casi sin quererlo la pregunta escapa de sus labios:
–¿Puedo cogerlo?
Desde el momento en que las palabras salen de su boca Jaime es consciente de lo estúpidas que son. Cersei también debe serlo porque frunce el ceño y se apresura a darle una lección sobre cómo debe comportarse con el bebé. No puede cogerlo ni prestarle una excesiva atención porque eso resultaría sospechoso. Jaime asiente porque sabe que su hermana tiene razón, pero no puede evitar sentirse un poco decepcionado, dolido incluso.
Sin embargo, pronto se olvida de esa incómoda sensación porque el niño abre los ojos y la cara de Cersei se ilumina. Jaime vuelve a sonreír mientras la mira. Al fin y al cabo, ese niño no significa nada para él, pero su hermana lo significa todo y él haría lo que fuera por verla siempre así de feliz.
