CAP I

¡Matame de una maldita vez! Gritaba despavorido un hombre de más o menos 1.65 de alto, cabello recogido con una coleta alta y negro como la noche, mientras estaba amordazado en una silla en medio de una enorme habitación que era alumbrada nada más por un foco colgado del techo.

Oh Byakuya, Byakuya, siempre tan impaciente como te recuerdo. — Respondió un hombre con una voz ronca llena de burla en su tono, no se lograba visualizar su rostro pero Byakuya con solo escucharla sabía perfectamente quien era. — Aún puedo divertirme un poco contigo.

Sabes que no rogaré por mi vida, aparte cuando sepan que no regresé de mi misión me buscarán y sabrán que fuiste tú. — Replico el pelinegro sin mostrar ninguna expresión en su rostro, tal vez ya estaba resignado al destino que le esperaba después de todo.

Te equivocas, no lo sabrán, verás te daré el enorme honor de conocer mi plan, enemistar a los dos grupos de mafia más poderosos de este lado de Europa sería un buena propuesta para asegurar mi futuro ¿No crees? — Aún en la oscuridad se podía ver como el misterioso hombre levantaba su mano hasta su mentón acariciando levemente de este como jactándose de eso.

No puedes estar hablando en serio, sabes lo que causarías con eso, sabes como son. — En su rostro se podía ver sorpresa o más bien un poco de incertidumbre eso no pintaba nada bien más conociendo a los líderes de esos grupos eso podría considerarse la guerra a niveles inimaginables.

La verdad es que no me interesa con tu muerte literalmente estoy declarando la guerra, ponte en el lugar de tu jefe ¿Quién se podría beneficiar más de tu muerte que no fueran los italianos? Usa tú patética mente para considerar esa posibilidad. — Se acercó peligrosamente a un lado de Byakuya, tomando su coleta con fuerza levantando su rostro sin nada de delicadeza. "Di tus últimas palabras" No tuvo oportunidad de decir nada cuando el sonido del arma siendo disparada invadió todo el lugar escuchando nada más el eco.

El cuerpo de Buakuya cayó sin vida con un disparo en la sien, la sangre manchaba todo el lugar por la oscuridad no se podía detectar el hecho que habían más hombres ahí, el perpetrador del pelinegro empezó a caminar sin siquiera mirar atrás "Desháganse del cuerpo" Grito mientras reía a carcajadas helándole la piel a cualquiera que estuviese cerca.

¿Está satisfecho ahora mi señor? — Apareció un hombre de tez morena, cabello plateado y largo con unos ojos morados muy cautivadores, 1.70 de alto en un coche Facel Vega color negro, una joya en bruta era ese auto, se estacionó frente a ese lugar tan desolado mientras el misterioso hombre entraba en la puerta trasera tomando asiento escondiendo su arma en su bolsillo.

Por favor Hakudoshi… Esto es solo el comienzo… — Argumentó ese misterioso hombre mientras el auto desaparecía en medio de la noche hacía un rumbo desconocido.

Lyon, Francia.

El día no pintaba bien, la mayoría de personas odia los lunes, ahora ella tenía una razón más para odiarlos estaba en camino al cementerio en la parte de atrás de un Ferrari negro que era conducido por su chofer y fiel amigo de la familia ¿Cómo fue que terminó en esa pesadilla? Ella esperaba que su semana no fuera tan divertida pero no imagino ni en sus sueños que sería peor de lo que imaginaba. El auto se detuvo y el chofer bajó del auto dirigiéndose a la puerta trasera abriendo esta para que la señorita que le acompañaba pudiera bajar.

Hemos llegado señorita Laforêt. — Escucho ella mientras bajaba tranquilamente del auto vestida completamente de negro con una gabardina y guantes del mismo color y un vestido ajustado de arriba y muy holgado de su falta con unos tacones un poco altos en su semblante podía notarse que no había dormido nada, la sombra negra debajo de sus ojos la delataba, saco de su bolso unos lentes negros para ponérselos, empezó a caminar en medio del montón de personas que la acompañaban en ese triste momento.

Los murmullos no se hicieron esperar, claro, muchos se sentían en el derecho de juzgar las razones del fallecimiento de la persona que ya hacía cerca de ese agujero en el cementerio, ella simplemente se acercó hasta el lugar, podía reconocer entre la multitud a algunos conocidos y a otras personas que nunca había visto en su vida. "Estamos por empezar" hubo un silencio en el lugar "Estamos aquí reunidos para despedir a una persona muy querida que lamentablemente dejo este mundo tan pronto…" las palabras retumbaban en su cabeza pero ella parecía estar en otro lado, recordando los buenos momentos que pasó con esa persona, las risas, esas pequeñas cosas que no volverán ya había perdido la personas que más amaba estaba justo enfrente de ella, tal vez la gente que estaba ahí intentaban reconfortarla pero no podían entenderlo tampoco.

Después de unos minutos la ceremonia término, se puso de pie observando como ese féretro color blanco descendía a ese oscuro agujero en la tierra ¿Por qué, por qué debía haber terminado así? No pudo llorar, las demás personas se acercaban a darle unas palabras a lo que ella solo respondía con una media sonrisa y un simple "Gracias" todo parecía surreal en ese momento, ya todos se habían ido, solo estaba esa tumba y ella, frente a frente entonces flexionó sus rodillas apoyando todo su peso sobre ellas observando la lápida grisácea.

Alexane Laforêt. — Repitió una vez, antes de que traicioneras lagrimas recorrieran sus rosadas mejillas, había esperado ese momento de soledad para poder despedirse como se debía de su madre, cuando estaba a punto de hacerlo escucho que alguien la llamaba.

¡Rin, Rin! — Decían a lo lejos, ella volteó su vista al lugar donde se escuchaba esa voz, pasó su mano por sus ojos limpiando sus lágrimas, entonces pudo visualizar dos figuras a lo lejos a lo que ella pudo reconocer de inmediato, se puso de pie y empezó a caminar en dirección a ellos.

Tío Koga, señorita Rose. — Saludo amablemente a ambos con un cálido abrazo, intento no llorar en ese momento y se contuvo lo más que pudo, lo logro, sabía que su fortaleza cuando se lo proponía podía resultar.

Koga Bourgeois era el padrino de Rin y amigo muy cercano de su familia, era un empresario muy reconocido en Francia y muy respetado, un hombre moreno de 43 años con cabello negro largo que siempre lo llevaba recogido con una coleta alta, ojos azules y una sonrisa y sentido del humor muy llamativo, estaba casado con Rose Bourgeois hija de la famosa bailarina de ballet y dueña de la Academia más importante del mundo Almerindá Lefebvre al morir su madre ella se convirtió en la dueña y aparte la mejor bailarina del mundo en ballet, ella y Koga se conocieron en un coctel y se enamoraron al instante llevaban 5 años casados, Rose era de cabello rubio y largo contando con 22 años era hermosa, por su profesión era una mujer elegante y sonriente, admirada por muchas.

Rin, pequeña, sé que estos momentos son muy difíciles para ti pero queríamos saber si deseas venir con nosotros a nuestra casa para que no estés sola, le prometí a tu madre cuidarte cuando ella ya no estuviera y…— Vaciló un poco se notaba que no tenía las palabras correctas para mejorar la situación, Rin coloco su mano en el hombro del hombre haciéndole saber que entendía todo y que aceptaba su propuesta, una leve sonrisa se formó en el rostro de Koga.

Está bien tío Koga, solo necesito alejarme un poco de esto…— Soltó un leve suspiro mientras caminaba en dirección al auto de ellos, él abrió la puerta trasera y la de copiloto invitando a su mujer y su ahijada a entrar, cuando ellas estuvieron cómodas cerró la puerta y se dirigió a su lado para poder encender el auto y marchar, vivían en Marsella así que se dirigieron hasta allá a una enorme mansión a las afueras de lugar.

Afuera esperaba Alix uno de los asistentes de Koga así como un enorme auto blindado aparcado a un lado, la expresión de Alix era palpable había preocupación en su rostro, Koga rápidamente se alarmo y estacionó su auto lo más rápido posible dejando a su mujer y a su ahijada con una enorme incertidumbre, ambas bajaron luego de él pero en ese instante Alix las detuvo haciéndole un gesto que mejor se quedarán ahí a lo cual ellas obedecieron, para Rin eso ya era demasiado no soportaría más cosas malas ese día, estaba cansada y solo quería dormir y guardar luto por su madre.

"¿Qué mierda pasó?" Se escuchaba a Koga preguntando a sus hombres, ellos no sabían que decir simplemente no encontraba como explicar la situación.

Encontraron muerto a Byakuya. — Respondía Asier el asistente principal de Koga mientras se recargaba en la pared sacando de su maletín fotos de la escena donde encontraron al pelinegro. Koga perdió el habla no sabía que decir ni cómo reaccionar, eso no pintaba para nada bien.

¿Cómo pasó esto? — Grito paranoico Koga, observando las fotos que estaban esparcidas en el suelo, tomando una por una, trago en seco.

No lo sabemos jefe, solo nos llegó un informe que él estaba en una misión y al parecer nunca llegó y el Demonio está muy molesto, en los barrios bajos ha habido muchos asesinatos en estos días por lo mismo, aunque ya él perro blanco sospecha de Capo di Tutti, esto no es bueno, hemos tratado de mantener la paz y ahora todo se va directo a la basura. — Suspiro agobiado Asier llevando sus manos a su cabeza, los demás estaban en la misma situación, preocupados, debían actuar rápido antes que se salga de control las cosas.

Rin y Rose que seguían en el auto esperaban ansiosas que pasaba, Rin estaba demasiado cansada así que le importo un bledo todo bajando del auto y caminando en dirección a la casa, encontró un grupo considerable de hombres que la miraban con recelo, otros con curiosidad, era una chica hermosa a pesar de ser una chiquilla ahí, no le presto mayor atención así que pasó de largo subiendo las escaleras ya antes había estado ahí y sabía dónde dirigirse al rato entró Rose.

No pude detenerla, lo siento cariño. — Decía ella mientras se acercaba a su marido que estaba sentado en una silla frente a un escritorio con los dedos en la sien, no tenía ganas de discutir por eso así que simplemente hizo un ademan para que ella entendiera que estaba todo bien.

Arriba en la habitación, estaba Rin una chica de 16 años que acababa de perder a su madre en lo que los policías y los forenses llamaron el "extraño caso de muerte" ella sabía que su madre había sido asesinada por mafiosos, su padre corrió con la misma suerte cuando ella apenas era una niña. Ella entendía los peligros de ese mundo pero la gota que derramo el vaso fue el asesinato de su madre, era hija única estaba sola ahora frente a un mundo desconocido, le consolaba el hecho que debía luchar por su más grande sueño convertirse en la mejor bailarina del mundo por eso cuando conoció a Rose la esposa de su padrino supo que sería su oportunidad para mostrar sus habilidades y poder entrar a la Academia de Rose, desde pequeña practicaba ballet ganando concursos en la escuela su madre la llama "El diamante renaciente", sus padres le dejaban una considerable herencia el dinero no era problema, debía asistir a la escuela, todo le daba vueltas eran demasiadas emociones en un día… Cayó víctima del sueño en la cama quedando profundamente dormida sin preocuparse del infierno que estaba por desatarse.

Abajo todos estaban aterrados de lo que podía pasar en los siguientes días hasta que escucharon un silbido muy curioso en la entrada de la puerta haciendo que todos voltearan en dirección hasta ahí, abriendo sus ojos de la sorpresa.

Tú… — Grito Koga levantándose rápidamente de su asiento.