El reloj en la habitación marcaba las 4 de la mañana cuando el teléfono sonó. La voz de ron se oía agitada, mientras que Hermione, un poco menos agitada, le decía que se apresurase en hablar, dado que tenían poco tiempo.

-Ron, sé que es urgente por lo que me llamas, pero son las 4 de la mañana, ¿no crees que podría haber esperado al menos a medio día?

-Es que ella me pidió que te hablara lo antes posible, sabes que es un poco exagerada con respecto a las cosas que descubre desde que trabaja en el ministerio.

-¿y qué? No siempre tienen que decirme lo que hacen. Es como si yo te contase lo que hago con ginny cada vez que salimos de Londres

-No es eso Harry –dijo Hermione un poco nerviosa- es algo que te impresionara, pero necesito que vengas al ministerio.

-¿A esta hora?- pregunto Harry con un poco de molestia- Pensé que podría dormir un poco más, no que me tendrías trabajando como un esclavo.

-Solo cállate y ven.- bufó Hermione – apresúrate… Por favor

-¿Hey… están bien…? ¿Hey?… ¿hola?... ¡Oh, juro por Merlín que si no es algo importante le daré una paliza a ron! –exclamo Harry, mientras buscaba a tientas su ropa, mientras que ginny dormía. Con el mayor silencio posible salió de la habitación y se vistió algo apresurado. Ni ron ni Hermione solían llamar a deshoras, a menos que lo que fueran a hacer fuese muy problemático, pero el tono con el que hablaba ron era algo extraño. Tomo su varita, una chaqueta que el propio sirius había usado en su juventud y caminó fuera, mientras que la luz de la luna se extinguía en el horizonte. Le llevo media hora llegar a un punto de entrada del ministerio, viendo que ningún muggle le siguiese. Respiro lento y algo le llamo la atención. Había una nota pegada en una de las puertas, en la cual se leía con letras grandes "Harry, ven por este camino y apresúrate. Firma ron". El detalle más extraño de todos, era la letra temblorosa y el papel, con leves rastros de humedad en él. Tomo la nota, se introdujo en el baño y jalo la cadena, mientras que pensaba en la importancia del tema por el que estaba perdiendo el sueño. Sus pasos resonaron en el vacío del gran pasillo del ministerio, mientras que observaba cada detalle. Ron, que estaba del otro lado, le hizo un gesto mientras que Hermione trataba de apresurarle.

-¡Hermione, ron! ¿Qué es lo tan importante que tienen que tratar ahora?

-Shhh… baja la voz Harry, nos van a descubrir si sigues gritando…- le dijo ron, el cual se veía bastante afectado. Se notaba en su mirada que algo muy importante había sucedido, pero que aún no lo entendía.

-¿Q-que le pasa a ron, Hermione? –Pregunto Harry preocupado- ¿Algo está mal?

Hermione negó levemente con la cabeza mientras que le abrazaba levemente. Ella se veía aún más extrañada, algo temblorosa y por sobre todo, incomprensiblemente feliz.

-Harry… l-lo he encontrado… N-No sé cómo explicarlo, pero sé que esto será difícil para todos los magos… no hay forma de que pueda explicarlo… ni siquiera con todos los libros del ministerio.

Ron le miro y trato de gesticular alguna palabra, sin resultado. Alzo la mano muy lentamente e indico a una de las tantas puertas mágicas existentes. Conocía esa puerta. Del otro lado, se encontraba el único lugar del ministerio que había odiado desde hace años. El único lugar que no podía ver. El lugar, donde había muerto Sirius Black.

-Harry... y-yo… -trato de articular ron, aun afectado- yo vi esa puerta… el… él estaba allí… Fred…. Fred estaba allí… de pie… después de que puse su flor…

-¿De qué hablas ron? Fred… está muerto ¿no? – Dijo Harry- Yo estuve en su funeral-

-Harry…. Yo también lo vi…. –susurro Hermione- yo… yo lo vi primero…. Del otro lado del manto….

-Déjense de bromas…. No es algo con lo que deban bromear….

-¡No es una maldita broma Harry! –Gritó ron, mientras le tomaba de los hombros- ¡estaba allí!

Ante ese grito, la puerta crujió. Los pasos que venían de la puerta eran débiles, los de un bromista sigiloso. Aprovecho el descuido de sus conocidos amigos y sonrió, mientras que esperaba al momento perfecto.

El silencio cubrió aquel pasillo durante un segundo.

-¡HARRY POTTER!- grito con fuerza- -¡RON WEASLEY! ¡HERMIONE GRANGER!

Ante los gritos, Harry palideció. La voz, tan familiar y tan cercana, le hizo voltear y le vio. Allí estaba, de pie. De carne y hueso. Fred Weasley.