High Speed! y Free! no me pertenecen.


Rivalidad

Para Rin y Haru todo era una competición. La natación era una carrera sin fin por ver quién era más rápido, la altura motivo de discusión —una que Haru había perdido hacía ya tiempo— y no fue diferente cuando se metieron juntos en la misma cama.

Haruka perdía la cuenta de las vueltas que daban el uno sobre el otro hasta que uno de los dos cedía, bien por cansancio, bien porque le apetecía, aunque eso jamás ninguno lo admitiese. Rin empezaba —Rin siempre lo empezaba todo— con besos en la nuca mientras cocinaba y después la cena se quemaba mientras ellos se golpeaban contra la encimera el uno al otro para ver quién acababa abierto de piernas; o eran mordiscos atrevidos en su cintura cuando estaban viendo una película tirados en el sofá y no se enteraban del final por acabar en el suelo, imitando muy fielmente aquella pelea que tuvieron al final de su segundo curso de preparatoria, pero con un fin totalmente distinto.

Había llegado un momento, también, en el que Haruka sabía cuándo Rin quería, y Rin había aprendido a leer cuándo era Haru el que lo pedía. Eso no le quitaba la pelea anterior al acto, ninguno de los dos lo habría querido así. Haruka sólo admitiría ante sí mismo que esas ocasiones eran el preámbulo más erótico que podía imaginar con Rin, y tan sólo la idea de no arañar, morder y golpear a su compañero antes de ceder a que se metiese entre sus piernas le quitaba toda la excitación acumulada.

Y Rin lo sabía, lo sabía porque él sentía lo mismo, porque dejarse hacer sin más no iba con él como tampoco iba con Haruka, y aunque a veces las peleas dejaban de ser tan bruscas y casi se convertían en tiernos momentos románticos, Rin podía asegurar que incluso en aquél ámbito Haruka estaba dispuesto a competir, pese a que después le reclamase constantemente el ser un romántico. Y sólo a veces Rin buscaba aquellas situaciones para disfrutar de los cariñosos besos de Haru por su rostro o de las palabras tiernas al oído.

Claro que Haru se había dado cuenta, igual que había aprendido a unir esos momentos con un Rin que, a pesar de presentar pelea, siempre cedía al final. Estaba bien, a Haru le gustaba verlo disfrutar con cosas tan pequeñas como unos cuentos besos. Quizás, podía equiparase con que él siempre se dejaba hacer en la bañera, motivo por el cual Rin siempre quería meterse en el baño con él.


Esto ha sido escrito en menos de diez minutos porque inspiración llamó a mi puerta.

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