Holaaaa! :D Esta es mi primer historia y estoy feliz porque al fin me anime a subirla XD Todo sea por el IchiRuki 3.

Era una linda mañana de marzo, nada mejor que salir al parque de la ciudad Karakura a correr y disfrutar del tranquilo paisaje del extenso lugar que hacía sentir a las personas como si de un bosque se tratara, se podía estar en ese lugar si se deseaba tranquilidad y muy seguramente no toparse con nadie más en el camino si uno se adentraba más allá del punto principal del parque donde había gran concentración de familias, juegos y vendedores ambulantes. Ese era precisamente el motivo por el que Ichigo que generalmente gozaba de ejercitarse en el gimnasio había decidido salir al parque en primer lugar, sentir el reconfortante aire fresco acompañado solo por el sonido propio de la naturaleza era un gusto que se podía permitir cada cierto tiempo.

Acababa de llegar a la ciudad de Karakura aprovechando sus vacaciones para visitar a su familia y todo sería perfecto si su molesto y loco padre no le hablara de nietos cada vez que lo veía y después que lo golpeaba… porque si, esa era su rara costumbre familiar por ello se había hospedado en un hotel pues antes quería prepararse para enfrentar a su demente padre y esa fue precisamente la razón por la que salió a correr en busca de unos momentos de tranquila soledad antes de la tormenta.

Su padre insistía que a sus 29 años y ya con una vida prospera no debería tener más preocupación en la mente que proporcionarle esos nietos que tanto quería para que según él le alegraran su supuestamente triste y vacía vida ahora que sus hijos ya habían crecido, pero aunque se había mudado y vivía lejos de él, su madre Masaki seguía soportando sus locuras y además sus hermanas estaban continuamente cerca de su excéntrico padre pues aunque Yuzu era maestra de preescolar y Karin abogada podían ejercer sus profesiones en Karakura y a pesar de que ya no residieran con su padre la ciudad era lo suficientemente grande como para que cada una viviera en su propio departamento separados a una distancia considerable y era también una ciudad lo suficientemente pequeña para que se vieran constantemente entre ellos así que su padre como siempre exageraba las cosas. Por supuesto que naturalmente quería tener esposa e hijos en algún momento. Claro era el sueño de muchos hombres, tener una familia y darles seguridad. Cuando encontrara a la mujer indicada. Por ahora no tenía novia y si consideraba todas las relaciones serias que había tenido en la vida solo necesitaría una mano y le sobrarían dedos para contarlas, su última relación era algo reciente y no había terminado de la manera más tranquila que hubiera deseado pero no podía cambiar eso.

Volviendo sus pensamientos a las exigencias de su padre, lo único que podía hacer era seguir soportando los reclamos de la vieja cabra hasta que entendiera que tendría sus tan anhelados nietos cuando fuera el momento oportuno porque no es como que de repente los ruegos de su padre surtieran efecto y de repente una mujer y un hijo suyo aparecieran de la nada…

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando creyó haber escuchado un pequeño grito, tal vez fuera solo su imaginación… no, volvió a escucharlo, comenzó a acercarse al origen del sonido y ahora escucho más claramente un gemido, lo que lo llevo a maquinar rápidamente un pensamiento y si… tal vez… la idea de lo que podría estar ocurriendo hizo que se sonrojara, quizá sería mejor que se alejara…

- Ayudaaa!

Eso definitivamente no sonó como lo que él creía, sin detenerse a pensarlo más tiempo corrió apresuradamente siguiendo la voz.

Encontró a una menuda chica pelinegra de cabello largo con vestido blanco y un delgado suéter azul sentada en una banca sujetándose su abultado vientre… oh! Se trataba de eso…

- ¿Te encuentras bien?- dijo preocupado acercándose a ella

- ¡Qué clase de pregunta es esa! Si estoy gritando es porque obviamente no me siento bien, ¡tonto!- grito con sarcasmo

- La que necesita ayuda no debería de gritar así a su salvador- respondió molesto

- ¿Qué clase de ayuda es esta? Solo estas ahí parado como un poste de luz haciendo preguntas sin sentido- le reprendió molesta mientras se sujetaba el vientre

- Bueno no es que te estés comportando muy agradecida de que haya venido a ayudarte- replico indignando- y no veo que tengas mucha gente ofreciéndote su ayuda cerca de aquí

- De acuerdo… lo siento… - respiraba pausadamente- no quería ser grosera… es solo que

- Si creo que es algo obvio- repuso sonriendo

- Claro – le devolvió la sonrisa

Sus miradas se cruzaron por un largo momento y él no pudo evitar reparar en sus ojos… violetas. La magia se rompió cuando ella volvió a gemir de dolor. De inmediato se acercó a ella sujetándola por los hombros sintiéndose un completo inútil sin saber que más hacer para ayudar, le extendió la mano para que ella la pudiera sostener, lo cual le pareció un error porque ella lo apretó lo suficientemente fuerte como para que él se preguntara si no le rompería la mano ¿Cómo podía tener toda esa fuerza con ese cuerpo tan menudo? ¿Sería cosa del parto? ¿Y que hombre en su sano juicio permitiría que su esposa saliera a caminar tranquilamente a una zona del parque donde apenas si transitaban las personas estando cerca del parto? Las preguntas tendrían que esperar, ahora lo importante era la seguridad de ella y del bebé y él era el único que podía ayudarlos. Aunque pensar en que solo dependían de él lo hizo ponerse muy nervioso… y asustado.

Que debería hacer, dejarla allí e ir a buscar ayuda… no, por alguna razón no quería dejarla sola, llamar a emergencias y esperar junto a ella a que llegaran, como un estúpido recordó que habida dejado el celular en el hotel

- ¿Traes tu celular?- pregunto nervioso mirando su bolso con un ridículo conejo

- No…llevo un rato aquí, como no conozco este lugar muy bien decidí esperar aquí- se sonrojo como si oyéndose decirlo esa idea ahora le resultara de lo más estúpida- tú… - inquirió asustada mirándole a los ojos

- No… lo siento- dijo decepcionado- lo he dejado en el hotel, pero mi carro está estacionado cerca de aquí…

- ¿Cómo sé que eres de confiar?- pregunto mirándole fijamente- ¿Cómo sé que no eres un asesino?

- ¿Cómo sé que no estas fingiendo esto para asaltarme y estas esperando a tus aliados para ver que pueden sacarme?- replico molesto

Se desafiaron con la mirada. Entendía que era normal que en la situación en que se encontraba estuviera preocupada de lo que él pudiera hacerle, considerando que era un desconocido. Y aunque entendía por qué a una parte de él le molestaba que ella no le tuviera confianza, lo que era algo estúpido puesto que no la conocía. Suspiro y finalmente cedió apartando la mirada.

- Entiendo que obviamente te resulte difícil confiar en mí, pero ambos sabemos mirando alrededor que soy el único que puede ayudarte- dijo con aire conciliador

- Si claro casualmente- repuso entrecerrando los ojos

- Bueno tampoco es que te preocuparas mucho por "su" seguridad – señalo su vientre- viniendo a caminar sola a esta zona poco transitada del parque y sin siquiera traer tu celular ¿no crees?- ella se sonrojo ligeramente apartando el rostro, inflando los mofletes y soltando el aire retenido provocando que el mechón de cabello que caía sobre su frente se levantara graciosamente

- Si… bueno admito que eso no fue algo sensato de mi parte… pero no es algo que te incumba yo… aahh!- gimió nuevamente de dolor, recordándoles a ambos la situación

- De acuerdo, tranquilízate- ella le lanzo una furiosa mirada como diciendo eso no es de ayuda mientras le apretaba con esa "súper fuerza" la mano- me llamo Ichigo

Rukia

- Bien Rukia… te llevare cargando hasta mi auto, no tardaremos mucho en llegar.

- No seas tonto, no estoy tan débil como para necesitar que me cargues- dijo cruzándose de brazos

Pero si parece una niña berrinchuda pensó harto de su terquedad, ignorando sus protestas la tomo en brazos y comenzó alejarse del lugar en dirección a su auto mientras ella le daba golpes en el pecho a la vez que le gritaba tonto y otras cosas más, por fortuna llegaron prontamente hasta su auto, abrió y la sentó en la parte de atrás. En el estacionamiento algunos curiosos los miraban, un anciano se acercó a ellos para preguntar si todo estaba bien, una vez él le dijo que ella estaba de parto el tipo puso cara de haber entendido todo, como recordó que el hospital en que trabajaba su padre estaba muy lejos y hacía tiempo no estaba en la ciudad para saber de los hospitales más cercanos al parque le pregunto al anciano, él le dio indicaciones y luego les deseo suerte sonriéndole a él y luego a Rukia, sonrisa que ella devolvió con un tacto totalmente amable y diferente al que le había mostrado a él. Maldita enana pensó. Ya en el auto iba manejando todo lo rápido que podía.

- ¡Idiota! Conduces como un animal- le grito desde atrás- ¿acaso quieres matarnos?

- Solo trato de llegar al hospital lo más rápido posible- la miro por el retrovisor

- Pues eres un bruto, de que servirá que vallas tan rápido si morimos antes de llegar… aahh!- soltó un gemido de dolor provocando que el volteara- ¡cuidado!

A tiempo logro evitar chocar contra un carro que venía dando la vuelta, pero no se detuvo, avanzo saltándose un semáforo y por pura suerte no parecía haber policías cerca

- ¡Eres un bruto, neandertal, salvaje! - le gritaba ella desde atrás alterándole los nervios

- ¡Ya tranquila! - grito él en respuesta- lo siento… ya hemos llegado

Se estaciono en la entrada de manera brusca y se bajó a abrirle la puerta, pero ella salió antes de que él pudiera ayudarla

- ¡Animal! ¡Imbécil! – le gritaba mientras le golpeaba el brazo, ¿cómo era posible que en su estado tuviera la suficiente fuerza para eso? - No sé cómo demonios conseguiste una licencia de conducir

Ignorando sus golpes la tomo nuevamente en brazos y entro en el hospital.

- ¡Ayuda!- grito en la recepción- Ella esta…

- Tranquilo señor - le dijo una enfermera- la atendernos inmediatamente- agrego viendo la situación de la chica en sus brazos

- ¡Hanataro! – escucho a la recepcionista llamar por teléfono- ven inmediatamente a la recepción y trae una silla de ruedas… si… labor de parto… avisa a la doctora… si- colgó

- Seguía sosteniendo a la pequeña pelinegra mientras ella le apretaba la mano. No tardó en llegar el tal Hanataro con la silla, era un chico menudo de cabello negro, venía en compañía de otra enfermera.

- Lo siento… espero no haberme tardado- dijo tímidamente a la recepcionista

- Deja de lamentarte y ayuda- hablo la enfermera que venía con él

Una vez colocaron a la chica en la silla, la enfermera comenzó a alejarse con ella en dirección al ascensor, sin embargo ella no aparto la mirada temerosa de él

- Tranquila, estarás bien- le grito y ella le dio una sonrisa que él correspondió

Una vez ella hubo desaparecido de su vista se quedó parado como idiota sin saber que más hacer.

Espero les haya llamado la atención y solo dire que esta historia tendra su toque de "pasan cosas locas... muy locas en la vida"

La idea de esta historia me surgio luego de ver la pelicula "Look who's talking" o "Mira quien habla" Aunque puedo decir que es muy diferente.

La personalidad de los personajes puede ser diferente a como los conocemos en Bleach.

Es la primera vez que uso FF asi que aun no se muy bien como funciona XD

Saludos! :D