MI MUJER PROBLEMÁTICA
Disclaimer: Ninguno de los personajes de Naruto me pertenece, esta obra no está hecha con fines lucrativos.
Sumary: Mi manera de verla ha sido hasta ahora como una mujer problemática, una molestia, eso es por el simple hecho de que no se da cuenta de la facilidad que tiene para alterarme e incluso para excitarme, sé que está perdidamente enamorada del séptimo, incluso sé que intento tener alguna clase de relación con el hijo de este para estar más cerca de él pero no le funcionó, ¿por qué lo sé?... siempre la observo, herede la astucia de mi padre, el gran consejero, yo Shikadai Nara me enamoré de Sadara Uchiha.
CAPÍTULO 1 "PROBLEMÁTICO"
-…tsk… ¿Qué haces aquí mujer? - pregunte sin más al verla sentada en la sala de mi departamento hecha un ovillo, con la mirada perdida en la pared de enfrente.
- El séptimo lo sabe…- contestó, parecía que se lo decía a ella y no a mi, como reafirmando algo que acababa de suceder, no se necesita ser extremadamente inteligente para saber a qué se refería, algo dentro de mi se derrumbo al verle tan acabada y rendida, sentí enojo hacía ella y al mismo tiempo me preocupo.
- No salió como esperabas, pero… no creo que sea yo con quien debas acudir, Chocho sería mejor compañía- le solté siendo lo más frío posible, me dirigí a la cocina a sacar una soda, no quería verla así, menos por alguien más, quería que se fuera o seríamos dos los que terminaríamos mal ese día. Escuche como se levantaba del sillón, supuse que me haría caso, pero en lugar de eso se colocó justo detrás de mí, sentía su calor aún a cierta distancia que mantenía, suspire e inconscientemente disfrute de su aroma, dulce… siempre dulce.
- Shika-kun… tú eres el más inteligente de todos, ya sé que nunca debí enamorarme, menos lastimar a Boruto como lo hice, ahora me detesta y esa no era mi intención, intente… en serio lo hice pero no pude… ¿Qué hago? ¿Debería irme de la Aldea antes de que todos sepan?... Shika-kun –
No quería responderle, me molestaba de sobre manera oírla tan herida, ¿irse de la aldea? Apreté mi puño sobre la barra en la que me hallaba recargado, eso no lo iba a permitir, no podía ser tan obstinada.
- Sabes, todo fue tan rápido, regresamos de la misión y Boruto no dejaba de reclamar, con todo el derecho, quería saber quién era, a quien amaba de verdad y ya no pude… se lo grité, pero él séptimo estaba justo ahí, detrás de mí, escucho todo…. Es todo un lío, ahora creo que entiendo, tenías razón, soy una mujer problemática –
Hasta ahí llegó mi paciencia, no supe bien qué fue lo que me motivó, tal vez mi propio enojo o quizá aquella sensación de ahogo en mi interior cuando la oí, me gire para encararla, la tome de los brazos y la jale hacia mí, su cara se quedó shock, me miraba con sus grandes ojos negros sin parpadear, sus mejillas tenían marcas de las lágrimas que seguramente estuvo derramando, me enoje aún más, así que la acorrale entre mi cuerpo y la barra de la cocina, girandola, se que fui brusco aunque una parte de mi entendía que debía ser cauteloso, pero la otra parte quería callarla.
- Shikadai... - mi nombre salió de ella como si fuese una súplica a lo que ahora veía en mí, una mezcla de asombro y miedo, fue como un susurro desesperado.
- Sarada… basta, entiende algo- no deje de verla directamente a sus ojos para asegurarme que entendiera lo que estaba a punto de decirle - tu amor hacia el séptimo es simplemente admiración más que otra cosa, él siempre te va a ver como la hija de sus mejores amigos, alguien a quien debe cuidar como su propia hija, no habrá nunca algo más, tú deberías entenderlo, siendo la ninja más brillante que conozco. – se lo dije sin dudar, viéndola a los ojos expectantes de mis palabras,sabía que mis palabras eran un tanto crueles para alguien que vino a buscar consuelo, vi como agranda más sus ojos al escucharme tan molesto, me acerque más a su oído intentando controlar mi molestia – y si, eres una mujer problemática… pero sólo mi mujer problemática –
No me respondió solo se limitó a quedarse quieta, al instante me sentí mal por lo que había dicho, quizá había sido muy duro con ella sin embargo era cierto lo que le decía y de cierta forma ella lo sabía, intente alejarme para darle espacio pero ella me sujetó de mi chaleco, voltee a mirarla, veía al suelo como si este no existiera, sus manos temblaban – Sadara… - le llame con la voz más tranquila pero seguía temblando, así que solo atine a tomarla de las manos.
- Repite lo que has dicho… - me pidió aún sin mirarme,no esperaba esa respuesta, no entendía bien pero lo hice - tu amor hacia el séptimo es más admiración que otra cosa… –
- No eso no… lo otro – entonces entendí, fue como si la venda no sólo se callera de los ojos de ella sino también de los míos, sin pretenderlo me había confesado ante esta mujer, la única que me puede alterar como para no analizar lo que digo, por un momento pensé que mi enojo solo debía a que una amiga se hallaba lastimada por algo que no era real, nunca contemple la posibilidad de que mis propios sentimientos estaban siendo lastimado, y ahí estaba ella quien me pedía que lo repitiera, pero hacerlo significaba que me rindo ante esas emociones por completo, sin que la persona que las había traído a flote se diera cuenta, y no hacerlo podría simbolizar que la perdería para siempre, ya nada sería como antes, entonces lo supe, no tenía nada que perder. La tome de la barbilla para obligarla a mirarme, sus ojos se posaron en los míos expectantes a mis palabras, - eres una mujer problemática… pero sólo mi mujer problemática, Sadara. - Al terminar de decirlo sentí como me besaba, un leve roce sobre mis labios tímido, apenas perceptible, se separó casi enseguida, como avergonzada por lo que había hecho, o quizá ni ella entendía el por qué, solo atine a no soltarla y seguirla con la mirada, con sus mejillas levemente sonrojadas los labios entreabiertos, como esperando algo de mi. No lo dude y la bese, intentando controlarme lo más que podía, no esperaba que ella me correspondiera tan dócilmente, dejándome explorar su boca libremente, algo en mi interior se sintió liberado, la aferre a mi agarrándola de la cintura, no quería que se alejara, solo por hoy… ella es mía.
Sus manos subieron del chaleco a mi cuello, me separe por un instante para tomar aire, inhalar de nuevo su perfume tan dulce me embriago, verla con la respiración agitada al igual que yo, pegue mi frente a la suya cerrando los ojos, sabía que debía analizar todo, no quería cometer un error y que ella se alejara de mi.
- Shika-kun… yo lo siento, lamento ser tan egoísta pero… por hoy quiero estar contigo, por favor – era la súplica más hermosa que había oído, aunque por un lado sabía que esto estaba mal, sonreí de lado escuchando eso ¿Ella egoísta?¿Eso en donde me dejaba a mi?, si bien sus palabras me alegra de sobremanera debo admitir que la situación apunta a que yo me estoy aprovechando pero, tal vez es lo que necesita ella y lo que necesito yo, ya no quería pensar, solo actuar, como hace mucho quería hacerlo; volvía a besarla pero esta vez más demandante, la aferre más a mi cargandola prácticamente, se sentía tan ligera entre mis brazos que no dude para tomarla de las piernas para que me rodeara con ellas y poder colocarla encima de la barra, la sentí estremecerse ante mi contacto, eso me hizo necesitar aún más de ella.
Tenía que recuperar algo de aire, así que deje sus labios por un instante, pero creo que cometí un error ya que la piel de su cuello se veía jodidamente encantadora al punto de no poder resistirme a ella, empecé por depositar leves besos en toda su extensión oyendo sus suspiros cerca de mi oído, me volvía loco esa sensación, así que no dude en morderla justo donde había marcado anteriormente con mis labios, en consecuencia ella enterró sus manos en mi cabello tirando suavemente, no sabía lo bien que eso se podía sentir, o mejor dicho lo bien que ella me haría sentir al tenerla tan dispuesta para mi. Me estaba volviendo en un maldito depravado con sentimiento de pertenencia hacia lo que sentía como mío y ella es mía... al menos ahora. Me detuve a pensar en eso, gire a verla un momento, sus ojos entrecerrados, mejillas sonrojadas, pupilas dilatadas, labios hinchados y rojizos... un poema de perfección ante mi vista, solo ella, siempre ella.
- Sadara... si continuo no pararé, ¿estas segura?- tenía que preguntarle, para mi era claro cómo las cosas iban a parar, sabía que después de esto ella tendrá que lidiar con el Nara insoportablemente enamoradizo que hay en mí, el ser posesivo y sobre protector como cualquier otro de mi clan, y eso podría ser realmente complicado, vaya que lo sería, pero por ahora era lo que menos importaba, sólo quería escucharla a ella, escuchar su aprobación… esperar siempre ha sido problemático para un Nara.
