Zack está afilando el filo de su guadaña con una piedra de agua, cuando en medio de su labor, interrogó a Ray —: ¿Cómo quieres que te mate?

La chica que está leyendo un libro, levantó la mirada, sus ojos azules posándose en el contorno de la cara del asesino.

—¿Quieres morir de forma rápida o lenta? —cuestionó—. ¿Arma de fuego o arma blanca? ¿O por asfixia?

—¿Me mataras? —preguntó, impresionada de que Zack sea el que inicie ese tipo de conversación, después de tantas evasivas.

—Estoy preparándome para el momento—espetó—. ¡Algún día dejaras de apestar con esa sonrisa tuya y serás verdaderamente útil!

Ray cerró el libro e hizo una pose pensativa.

—Quiero que me des el beso de la muerte.

Los ojos de Zack vislumbraron asombro.

—¿Huh?—articuló creyendo que tenía mugre en su oído—. B-be...—ni siquiera podía producir bien esa palabra.

—Beso de la muerte—repitió simplemente.

Un intenso calor comenzó a viajar por sus venas, sus mejillas estaban rojas debajo de sus vendas.

—¡Se te zafaron los tornillos!—masculló nervioso, levantándose y dejando todo lo que estaba haciendo—. ¿Cómo mierda vas a morir con eso?

—Lo hare...

—¿Lo harás? —preguntó sorprendido.

¿La gente moría con un beso? Nop, se dijo en su mente, ya que había matado a múltiples parejas pegajosas y estaba seguro que habían muerto por la guadaña.

—Moriré por amor.

Zack tragó saliva, estiro las vendas que rodeaban su cuello, sintiéndose asfixiado. Dio pasos hacia atrás.

Ella se acercaba con una lentitud que inquietaba más al asesino. Su corazón latía rápidamente y ponía nervioso todo su cuerpo.

—¿Que mierda quieres? —preguntó alarmado.

—Que me des una prueba.

—¡Aléjate loca!—tirándole la caja casi vacía de cereal.

Ella seguía caminando hacia la muerte.

—No seas tímido—dijo lentamente—. Déjame tenerte, y solo... bésame ahora.

Al terminar de decir eso y aprovechando que Zack, chocaba la espalda contra la pared, selló el aliento de Zack con sus labios.

Sintiendo la muchacha, algo parecido a la muerte con el primer roce de sus labios. A los segundos, se separó.

—Estaré esperando con ansias — esbozó una sonrisa—. El beso de la muerte— antes de volver, tranquilamente hacia el sillón con su libro.

Al darle la espalda, Zack, liberó todo el aire contenido que mantuvo al momento que sus labios se pegaron con los de Ray, esos, que seguían malditamente cálidos.