Chicos malos
Por Yoana Spiegel
Disclaimer: Danny Phantom, así como todos sus personajes son propiedad de Butch Hartman, Nickelodeon, Viacom y de todos los demás que posean los derechos. Fanfic hecho sin ánimos de lucro.
Nota: Hecho para el 'Especial de Navidad' de fandom_insano de LiveJournal. Disfruten la lectura.
Advertencias: Slash.
Se acostó en la enorme piel de oso que servía como tapete, frente a la chimenea. Realmente necesitaba un descanso de todo y en ese ambiente, tan cálido y silencioso, podría pasar un tiempo de relajación.
—Daniel...
Bueno, el rato relajante y mágico había terminado.
—¿Sí? —respondió Danny, girando sobre su cuerpo para mirar a Vlad, que estaba cómodamente sentado en el sofá leyendo un libro.
—¿Qué se supone que estás haciendo en mi casa? —No despegó la vista de la página amarilla del libro.
—Estoy descansando.
—¿No puedes hacerlo en tu casa?
—Tú dijiste que yo podría venir a tu mansión cuando quisiera.
—Sí. Pero me gustaría que tuvieses un poco de modales y me saludaras.
—Hola, Vlad...
—Bien, ahora dime por qué has viajado cientos de kilómetros hasta aquí.
La pequeña sonrisa que Danny dibujaba sobre su rostro se borró lentamente. Volvió a girar para darle la espalda al mayor. Se quedó viendo por largos minutos como las llamas bailaban sobre la leña encendida, consumiéndola. El calor que irradiaba lo reconfortaba, le hacía olvidar todos sus problemas.
—Yo... necesitaba un descanso de todo. Papá y mamá hacen ruido las veinticuatro horas del día; no dejan de ordenarme cosas y Jazz siempre me está diciendo que busque ayuda, ella piensa que tengo problemas de la cabeza. ¡Me están volviendo loco! Y éste es el único lugar donde disfruto del silencio...
Suspiró y cerró los ojos. Lo único que necesitaba era silencio y en la casa de Vlad era lo que sobraba, así que siempre que sentía que la cabeza le explotaría con los problemas de la preparatoria, las peleas con los fantasmas y huir de sus locos padres, se dirigía a Wisconsin; con el portal fantasma sólo duraba media hora en llegar. No era problema la distancia.
—Querido, cada que necesites un escape ven aquí. No lo dudes. Pero me sorprende que vengas en plena nochebuena. Santa se enfadará y no te traerá regalo si te pierdes cada que enloquezcas.
—Santa es feliz; él sabe dónde viven las chicas y los chicos malos, sabe divertirse. ¿Acaso conoces algún chico malo, Vladi?
—Lo estoy viendo.
—Bien, creo que podremos divertirnos antes de que llegue Santa y te deje un pedazo de carbón.
—¿No querías silencio y relajación?
—Hay diferentes métodos para relajarse...
Se levantó del suelo y fue sentarse a horcajadas en el regazo de Vlad. Juró que desquitaría todos los problemas que lo enloquecían a tal punto de escapar de casa por unas horas en busca de relajación.
Sin duda Santa lo pondría en la lista negra. Pero todo valía la pena.
