Raro, raro, raro. En mi defensa, diré… bueno no tiene excusas. Es raro. Espero que les guste. R&R.
Disclaimer: El universo y sus personajes son obra de la maravillosa JK Rowling, yo solo los utilizó para pasar un buen rato sin ánimo de lucro, por supuesto.
Avisos: Slash pasado, muerte de un personaje principal…
Lagrimas, cigarrillos y revelaciones.
El frío de Londres se cuela por cada resquicio de tu piel, casi como si mil cuchillos te recorrieran, pero el sentimiento no te desagrada del todo. Al menos, te hace sentir vivo. Algo que ocurre con muy poca frecuencia últimamente.
Sigues en el balcón, fumando… no quieres entrar. Sabes que lo que te espera dentro es lo más parecido a un infierno que jamás ha existido, es el peor boggart, la pesadilla que te persiguió durante toda la maldita guerra. Hasta que se hizo realidad.
El funeral de tu novio, de la persona a la que más has amado en el mundo. Un funeral pomposo en el que no has podido ni siquiera dar tu opinión, después de todo, Harry era un héroe y, según el ministerio debía ser enterrado como tal.
Te tragas las lágrimas una vez más mientras piensas que ni siquiera te dejaron despedirte de él, abrazarle una vez más. No, el héroe no hubiera querido que su cadáver estuviera cerca de un ex-mortífago. Y en eso tienen razón, el héroe jamás lo hubiera permitido.
Sin embargo, a ellos se les olvida que Harry Potter no solo era un héroe, Harry era ese chico dulce e ingenuo que respiraba por y para los demás, y ese Harry hubiera despreciado el funeral de ministro que le ofrecen, solo hubiera querido una fiesta privada. Y ninguna lágrima. Porque él se ha reunido ahora con su familia, él está con sus padres, con su padrino, con Dumbledore… y está feliz. O al menos, así te lo imaginas. Sonriendo, con el pelo alborotado en todas direcciones y con los ojos más verdes del mundo abiertos de par en par velando por todos los que os quedasteis detrás.
Sin embargo, no puedes evitar que unas lágrimas traidoras bajen por tus mejillas a sabiendas que estás incumpliendo la promesa que le hiciste. Apagas el cigarrillo, no tiene sentido que rompas más de una promesa a la vez. Fumar o llorar, y ahora necesitas más lo segundo. Piensas de nuevo en Harry y su lógica gryffindoriesca, le echas tanto de menos que duele respirar y para ser sincero, no sabes cómo diablos estás aguantando el tirón. O mejor dicho, cómo se supone que sobrevivirás sin él cuando de lo único que tienes ganas es de tirarte por el balcón y mandarlo todo al infierno.
Y de repente te giras y lo comprendes todo. Tu madre camina hacia ti empujando un carrito de bebe en el que hay un bulto minúsculo. Teddy Lupin. Un bebé que perdió a sus padres, a su abuela y a su padrino en la misma noche. Un bebé que no puede perder a nadie más, que no te perderá a ti también. Le coges en brazos pensando en lo feliz que fue Harry pensando en su pequeño ahijado y le abrazas. Pequeño y cálido en tus brazos, pero sobre todo frágil. Tan frágil que no puedes evitar que se te escapen un par de lágrimas más, pero de las buenas, de las que Harry limpiaba con besos dulces. De las que hacen que la vida valga la pena.
Nunca volverás a ser feliz, pero convertirás en tu objetivo principal que ese bultito diminuto sí que lo sea.
