Magnet
Las luces del escenario producen en mí una sensación de desconcierto que me desorienta por completo, me impiden ver al público, y en parte, me ayuda a relajarme. Pero hoy resulta completamente imposible. Con luces o sin ellas, esta a puno de darme un ataque de nervios. Porque hoy tengo que cantar con ella.
Ella me dirige una sonrisa desde el otro lado de la tarima, que me provoca un escalofrío y me estremece por completo. Le devuelvo una tímida sonrisa y miro hacia otra parte nerviosa. La música empieza a sonar, y de pronto, temo olvidarme de la letra, de la coreografía y de todo lo demás, me siento completamente perdida y aterrada. Pero entonces ella empieza a cantar y mi cerebro toma las riendas, es esa sensación de nuevo. Su voz, provoca algo en mí. Canto, como nunca antes lo había hecho, mecida por su melodía y completamente afinada a ella, formando una combinación perfecta, nunca imaginé que sería capaz de sentir algo así, una completa compenetración, como si hubiese nacido para estar aquí, en este momento. Sus notas rozan mi garganta, yo canto con sus labios y ella canta con los míos, esta sensación…
Me aterra.
Con la respiración agitada cierro la puerta de mi camerino, siento que me voy a caer en cualquier momento, y eso hago, dejo que mi cuerpo caiga sobre el sofá y trato de tranquilizarme. Pero su voz sigue en mi cabeza, llamándome, atrayéndome como un imán, llevándome consigo lejos de mi cuerpo y del mundo. Sacudo la cabeza, en un esfuerzo inútil de pensar en otra cosa. Me pongo los cascos y pongo una canción, pero ahora, cualquier otra cosa en mis oídos, que no sea su voz, es interpretada como ruido, y me resulta molesto. Aún así, me fuerzo a mí misma a escuchar otras canciones, para que Magnet salga de mi cabeza de una vez. Terrible error, la siguiente canción en la lista de reproducción no es otra que Magnet. Quiero quitarme los cascos, arrojar el mp3, romperlo, extirparme los oídos si es preciso. Pero no lo hago, Magnet ya me ha capturado, me envuelve, agita mi respiración, su voz otra vez…
No puedo resistirme.
Me llevo el brazo a la frente y cierro los ojos, deslizo mi mano y rozo mis labios con la yema de mis dedos, y siento sus labios contra los míos, una corriente eléctrica que me recorre entera desde mi boca hasta el resto de mi cuerpo. Aprieto las piernas la una contra la otra. Magnet sigue sonando, pero ya no hay música, es ella, no es real, pero está aquí, a través de esta canción, es ella quien recorre mi cuello, son sus manos descaradas las que se deslizan por mis muslos. No, no es ella, soy yo, son mis manos, solamente yo. Quiero parar, pero he perdido el control. Es esta canción, es su voz, son sus labios, es su cuerpo, todo su ser. Bajo por mi cuello, mis manos, su saliva, e imagino nuestras lenguas entrelazadas, agarro mis pechos, e imagino sus labios saboreando mi piel y mis pezones erectos. Antes de que me dé cuenta mi mano ya ha recorrido mis piernas y se encuentra en medio de estas, y me pregunto si es ella quién se ha adueñado de mis nervios, dueña de mi cuerpo, moviéndome a su merced. Me muerdo el labio inferior, mi respiración entrecortada, el movimiento de mis dedos, o de los suyos, su cuerpo, el mío…
Magnet llega al primer estribillo y mis gemidos siguen su compás.
─ Luka. ─ Susurro. Una y otra vez. ─ Luka. Luka. Luka. Luka.─ Muevo mis piernas, muevo mis dedos, siento que voy a estallar. Ella me muerde, en una pasión descontrolada que no es más que producto de mi imaginación. Contengo un grito, y siento sus caderas contra las mías, siento el contacto, el roce, un movimiento que estimula cada centímetro de mi cuerpo. Repito su nombre otra vez. Agarro la funda del sofá y estiro mis piernas. El deseo me descontrola y grito su nombre.
Magnet termina y yo ahogo un grito sumida en el más profundo éxtasis.
