Saludos a todos. Como últimamente he tenido un poco de tiempo libre me he decidido a publicar este escrito (Que es Amourshipping/AshxSerena) y que constará de tres Partes. Espero les guste lo que van a leer a continuación (Sino, ya podrán joderme en los Reviews) y si bien no es nada que no se haya visto antes, espero que el sentimiento que traté de plasmar en él les agrade y valga la pena. Cualquier crítica o corrección serán bienvenidas. Sin más, hasta pronto y mucha suerte.
Parte 1: Mentira
Cierto azabache corría a través de un bosque a toda prisa. De sus ojos caían decenas de pequeñas cristalinas gotas, estaba llorando. Corrió lo más fuerte que sus piernas le permitían y entonces, sin darse cuenta, terminó en medio de una calle muy transitada. Se escuchó el ruido de un automóvil al frenar de manera precipitada y un sonoro choque seguido de un grito.
Ash Ketchum abrió lentamente sus ojos, observando un tanto mareado aquella habitación. Las paredes eran blancas al igual que el techo y vió sus piernas tapadas con una fina sábana blanca. No había duda, estaba en un hospital. Miró sus brazos, como tratando de cerciorarse de que cada parte de su cuerpo estuviera en su lugar y los vió vendados.
Intentó ponerse en pie, pero sus piernas no respondían. Temió lo peor de inmediato, pero tras pellizcarse fuertemente (Luego arrepintiéndose de ello con una mueca de dolor) se percató aliviado de que simplemente no tenía las fuerzas para moverlas.
A un lado de su cama había un pequeño mueble blanco y sobre él, un jarrón con flores de todos colores. Bajo éste había una nota, la tomó con cuidado y comenzó a leerla.
"Espero que despiertes pronto y puedas leer esta nota. No he dejado de rezar por tu salud. Te quiere mucho: Serena"
Susurró el nombre de la chica y se llevó una mano a la cabeza tras sentir una fuerte jaqueca que luego de unos segundos se detuvo. Se sentía muy confuso, pero entendía su situación. Había sufrido alguna especie de accidente, quizá relacionado al vago sueño que tuvo antes de despertar pero nada era claro.
Sin decir palabra alguna esperó sentado aproximadamente una hora, que para él fue eterna. Hasta que la puerta de la habitación se abrió lentamente y la silueta de una bella chica de cabello castaño y ojos azules, con una falda roja, camisa negra y un sombrero rosa apareció. Su cara era de sorpresa absoluta, y se quedaron mirando a los ojos unos cuantos segundos.
—…¿Hola?— él se atrevió a romper el silencio. El rostro de la joven cambió de uno de sorpresa a uno completamente triste. De sus ojos se deslizaban lágrimas y entonces corrió hacia él para abrazarlo, perdiendo su sombrero en el intento.
—N-no sabes cuánto me alegro de que hayas despertado…— sollozó ella en sus brazos. Ash se vió apretado por aquél fuerte abrazo cargado de emociones y, un tanto nervioso, solo atinó a acariciar la castaña cabellera de la chica que se recargaba en su pecho.
—Bueno… este, gracias— le respondió él —Ya puedes… ehm, ya sabes… soltarme.
La joven se separó de inmediato, y mientras secaba sus lágrimas le pedía disculpas con una mirada avergonzada.
—Lo siento, me dejé llevar…
—¿Tú sabes… qué me sucedió?— le interrumpió él, con tono serio.
—Te arrolló un automóvil cerca de aquí…— comenzó a decir ella, apenada —El doctor dijo que no habría ninguna consecuencia física, pero estuviste en coma una semana entera luego de salir del riesgo vital…
—Ya veo— susurró —Sí que he tenido suerte… aunque, tengo dos preguntas más.
—¿Qué preguntas?
—¿Dónde estoy?
La castaña pensó que era normal que no recordase en dónde se encontraba, pues le habían ingresado en un estado tan crítico que lo más probable era que su último momento de conciencia hubiese sido antes del accidente.
—Estamos en Hoenn— respondió —En el hospital de ciudad Calagua.
El chico se preguntó cómo demonios había llegado ahí. Pero haciéndole un gesto de gracias a la chica le hizo entender que ya le había quedado clara su ubicación.
—¿Y la otra pregunta?— la castaña volvió a romper aquél silencio.
—Bueno… esto es algo un tanto incómodo de decir— hizo una pausa, y ante la mirada preocupada de su acompañante soltó aquellas palabras —¿Quién eres tú?
A la chica se le revolvió el estómago y se llevó las manos a la boca horrorizada. ¿Había oído bien?
—¿Q-qué quieres decir?— le preguntó asustada, haciéndose una idea de lo que venía.
—Verás, lo único que sé es que me llamo Ash Ketchum, tuve un accidente, estuve en coma una semana, me encuentro en Hoenn, y…— hizo una pausa — lamento si mi pregunta te ha lastimado, pero te juro que no sé quién eres.
—¡T-tienes amnesia!— exclamó ella, sí, su temor se había hecho realidad.
—Si te digo que con lo que acabas de decir ahora sé siete cosas… entonces sí, tengo amnesia— comentó él rascándose la cabeza y sonriendo de manera nerviosa.
—No puedo creerlo, el doctor dijo que no tendrías ninguna consecuencia físic…— y entonces se quedó en silencio. Ahora lo creía, pero se negaba de manera nerviosa a aceptarlo.
—¿Cuál es tu nombre?— preguntó Ash con el semblante despreocupado.
—S-Serena— respondió ella tartamudeando por la situación.
El azabache recordó el florero que había en la mesilla alado de su cama y también las palabras escritas en la pequeña nota, era ella, la chica de las flores.
—Me trajiste flores… ¿Eres familiar mío?— le preguntó curioso, luego lo descartó de inmediato por las razones obvias de que su color de cabello y ojos eran completamente diferentes.
—C-claro que no…
—Entonces, ¿Eres mi novia?— interrogó el chico, sin demostrar sentimiento alguno tras preguntar.
Serena se quedó pasmada. ¿Su novia?. Y entonces a su mente se vino un recuerdo muy doloroso.
Ash había ganado la liga Kalos y el viaje que inició junto a ella y los hermanos Citron y Eureka llegaba a su fin. Se encontraban ya en el aeropuerto, despidiéndose. Ella deseaba con todo su corazón que él la invitase a ir con él, y, al darse cuenta de que nunca lo hizo decidió declararle los sentimientos de su corazón antes de que se marchase, rogando para que aquello le hiciese quedarse.
—Ash, ¿Tienes un momento?— le preguntó ella de manera tímida.
—Claro— contestó él interrumpiendo su conversación con Citron y acercándose hacia donde ella estaba.
Ella se puso muy nerviosa, pensó en flaquear pero quizás fuese la última vez que lo viese. Sacando fuerzas levantó la mirada para enlazarla a la del chico y entonces soltó aquellas palabras que guardó durante mucho tiempo.
—Ash… La verdad es que tú siempre… me has gustado.
El joven guardó silencio sin dejar de mirarla, pero su boca se curvó delineando una mueca de tristeza, la cual ella entendió de inmediato.
—Yo… lo siento Serena, pero alguien espera por mí en Hoenn…
—Lo entiendo…— respondió ella dándole la espalda, para que no le viese llorar —No te preocupes, está bien…
—Hey, Serena—le comenzó a hablar Ash a la castaña, quien estaba sentada a su lado, en su cama, sin reaccionar— ¡Serena!
—¡Ah!— contestó saliendo del trance —Sí, sí, lo siento.
—¿Si?, entonces eres mi novia…— susurró el azabache algo apenado.
—E-espera no quise decir…
—Eso explica el porqué de las flores— le interrumpió él —Aunque la verdad no hay nada de raro en el hecho de que una chica le traiga flores a un chico al hospital, quizás me precipité un poco con aquella conclusión… Pero bueno, resultó ser cierta.
Serena no podía creer lo que acababa de hacer, inconscientemente le había respondido que era su novia. Entonces a su mente vino la idea de que aclararlo todo de inmediato sería lo más correcto.
—Bueno— continuó el chico —Tengo que pedirte disculpas… debí haberte lastimado mucho al no recordarte… aunque siendo sincero aún no logro acordarme de nada…— terminó de decir mientras le acariciaba el rostro a Serena, quien le miraba sorprendida.
—¡L-lo siento!— exclamó ella nerviosa, poniéndose de pie —¡Es tarde, debo irme ya, a-adiós "cariño"!
—¡E-espera!— le dijo, pero ya había salido de la habitación y cerrado la puerta tras de sí —Aún tengo preguntas…
La castaña corría por los pasillos del hospital mientras muchas lágrimas se deslizaban por sus coloradas mejillas. Se sentía horrible, quizá fuese un malentendido, pero sentía que lo había engañado según sus propios deseos. Pensaba decirle la verdad de inmediato y aclararle las cosas, pero aquella caricia le hizo dudar y ahora ya era demasiado tarde.
Mientras tanto, Ash en su habitación meditaba la situación y los acontecimientos.
—Creo que fui demasiado insistente con ella… ¿Qué tal si me ha mentido?— se cuestionó, pero luego se sintió mal, pues al parecer nadie le había obligado a visitarle, sus sospechas no eran más que una paranoia ridícula.
—Oh, veo que ya despertaste— escuchó desde la puerta. Era un hombre canoso, con bata blanca.
—¿Doctor?— pregunto él de inmediato.
—Claro, ¿Cómo te sientes?
—Muy cansado… pero, haciendo caso omiso al hecho de que creo tener amnesia, estoy bien.
El doctor miró unos exámenes pensativo y luego comenzó a hablar nuevamente.
—Te diste un fuerte golpe en la cabeza, es normal que no recuerdes nada ahora, pero no te preocupes, en dos o tres días tendrás todos tus recuerdillos de regreso.
El chico se sintió más aliviado. Entonces se le ocurrió que quizá su doctor fuese una buena fuente de información para aclarar un poco más su mente.
—Doctor, dígame una cosa, ¿Quién es la chica que me trajo estas flores?— le interrogó de manera curiosa, apuntando al florero sobre la mesilla alado de su cama.
—Ah, creo que se llama Serena, ella es la única persona que ha venido a visitarte durante todo el tiempo que estuviste en coma.
—¿La única?
—Así es, además de que ha venido todos los días, más de alguna vez la he encontrado durmiendo sentada en una silla con la cabeza recostada en tu cama.
—Vaya…
—Una vez pude charlar con ella, es de Kalos y se ha estado quedando en el centro Pokémon a unas cuadras de aquí, sola.
Ash entonces dejó de dudar, Serena no mentía. Pero algo le inquietaba.
—Doctor, una cosa más… ¿Los sentimientos… pueden olvidarse con la amnesia?
El hombre se llevó la mano al mentón de manera pensativa y trató de buscarle la explicación más "científica" para responder.
—No lo sé.
El azabache bajó la mirada pensativo. El doctor se despidió diciéndole que para el día siguiente ya tendría las fuerzas para poder darle de alta.
—La verdad sí sentí algo cuando ella me abrazó…— susurró para el mismo —Pero… no lo sé, estoy demasiado confundido. Aunque de algo estoy seguro, ella no me ha mentido. Mañana saldré de este hospital, así que la esperaré para irme con ella y quizás así pueda no solo recuperar mis recuerdos… sino también este sentimiento olvidado.
La noche caía sobre la ciudad costera de Calagua y el despejado cielo dejaba ver las miles de estrellas en la lejanía. En una de las habitaciones no muy cómodas del centro Pokémon intentaba conciliar el sueño Serena, quien estaba recostada sobre su cama.
Pensaba en lo idiota que era. ¿Cómo decirle que su verdadera novia se llamaba May?, ¿Cómo explicarle que ella había desaparecido de su vida hasta aquél accidente que le hizo comenzar a visitarlo?, ¿Cómo aclararle… que ella era una vil mentirosa?
—No importa— susurró mientras se volteaba y abrazaba a su pequeña Fokko quien dormía plácidamente a su lado —Mañana volveré a Kalos… pero primero pasaré al hospital para contarle la verdad… y despedirme, no volverá a verme nunca.
Entre pequeñas miradas resignadas se quedó dormida. Y, al día siguiente, después de prepararse lo suficiente se dirigió al hospital para visitarle. Una vez frente a la puerta de su habitación, cerró los ojos, se dió el aliento suficiente y abrió la puerta, decidida.
Para su sorpresa, la cama estaba estirada y no había nadie sobre ella. No puede ser, pensó, se ha ido. Entonces sintió que alguien le acariciaba el cabello por detrás y al voltearse asustada le vió, de pie frente a ella.
—¡Sorpresa!— exclamó sonriendo.
—¡A-ash!— dijo ella sorprendida.
—¿Qué te sucede?— le preguntó él extrañado —Pensé que otra sería tu reacción al verme recuperado…
—Ah, lo siento, es que me ha tomado por sorpresa— contestó la castaña sonriendo de manera nerviosa.
—Estás pálida— continuó él, tocándole la frente —No tienes fiebre…
—¡Claro que no!— gritó ella, haciéndose a un lado.
—Eh, tranquila, que solo bromeaba.
El azabache, quién vestía completamente de blanco y con unas pantuflas del mismo color sacó una billetera de su bolsillo y le enseñó el contenido a la castaña.
—Mira esto, me entregaron las pertenencias que tenía cuando ingresé al hospital… es un montón de dinero, ¿Acaso era contrabandista?— le preguntó en un tono bromista.
—Es cierto, aún no lo sabes, pero eres un gran maestro Pokémon… así que supongo te deben pagar muy bien cada desafío que ganas.
La cara de Ash cambió a una de sorpresa, y luego soltó una carcajada.
—Noticias como esta no le caen mal a nadie, ¿Sabes?
—Bueno… supongo que no.
Hubo un momento de silencio entre ambos, dónde solamente se miraron a los ojos.
—¿Qué harás ahora?— le preguntó la castaña.
—Bueno, Serena… yo pensaba preguntarte qué "haremos" ahora.
¿Haremos? Se cuestionó la chica. Es verdad, él no sabe siquiera dónde vive, no puedo dejarlo solo ahora, tratare de contarle la verdad en el transcurso del día, pensó.
—Vives en Pueblo paleta con tu madre, en la región de Kanto. ¿Quieres regresas a casa?
Ash no era idiota, recordó las palabras del doctor, y ahora sabiendo que su madre ni nadie más que la chica parada frente a él le visitó en todo ese tiempo supuso que debía de haber una buena razón para ello, y lo mejor, primero que nada, sería recordar en aquél lapso de días su memoria antes de reencontrarse con alguien más.
—No hay problema, mi madre puede esperar, ¿Qué tal si me acompañas a comprarme algo de ropa?, la que me entregaron junto a mi billetera estaba hecha un desastre.
—Además— añadió ella, sonriendo —No te sienta muy bien el blanco.
Ambos, riendo, salieron del hospital. Ciudad Calagua no era una urbe muy grande, y como ambos chicos no la conocían (Serena era extranjera, y Ash con suerte sabía su nombre) llegaron preguntando al centro comercial.
Tras subir una de las escaleras mecánicas hacía los pisos superiores el azabache notó un gran cartel que destacaba colgado en la esquina de una de las tiendas. En él ponía "La final del gran festival de Ciudad Calagua dio nuevamente como ganadora a nuestra bellísima May Balance. No se pierdan la próxima temporada" Y, tras las letras la foto de una chica de cabello castaño y una pañoleta Verde sonriendo mientras sujetaba un listón.
Al ver aquella imagen le provocó un fuerte dolor de cabeza al chico, quien con ambas manos y una mueca de dolor trataba de calmarse.
—¡Oye!— exclamó Serena preocupada, tomándole la mano—¡¿Estás bien?!
—S-si, ya pasó… supongo que debe ser porque aún no estoy acostumbrado a caminar tanto…— contestó él respirando más calmado.
Sin darse cuenta aún seguían tomados de la mano y tras percatarse ambos se sonrojaron y Serena se apartó de inmediato, pidiendo disculpas.
—Oye… tranquila, no tiene nada de malo— le dijo él sonriendo y volviéndole a tomar la mano comenzó a caminar —Después de todo, ¿Somos novios, no?
—Sí…
Mientras avanzaban a través de la gente, tomados de la mano, Serena sabía que aquello no era correcto, pero lo estaba disfrutando, aquél sentimiento de culpa había sido reemplazado por uno de felicidad pues lo que siempre anheló estaba sucediendo y, sí después de recuperar su memoria él la llegase a odiar por mentirle ya no le importaba, disfrutaría de aquello mientras pudiese.
Continúa - Parte 2: Verdad
