Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.

Esta historia participa en el minireto de octubre para La Copa de las Casas 2017–18 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

Escogí el terror psicológico. La palabra sorteada es «tortura».


No a ti


Leanne se esfuerza por impedir que un estremecimiento le recorra la espina dorsal. Katie ha tenido un puñado de buena suerte por no haber tocado con sus manos desnudas el collar de ópalo, o ahora estuviese escogiendo las flores para poner en su ataúd. Desde pequeña ha aprendido que no hay que confiar en nada que le haya dado una desconocida, ya que no se puede saber qué maleficios tiene un simple artefacto y por eso ha tratado de impedir que Katie cometa la mayor equivocación de la vida. Y quién se ha imaginado que un artilugio tan inocente como un collar ha estado demasiado cerca de asesinar a la amiga más estimada que tiene.

Es una tortura asistir a cada clase sin que Katie esté a la par de ella, riéndose de los patéticos chistes que hace y aconsejándola para que no deje las tareas a última hora. Aunque Katie ha sido la víctima del intento de asesinato hacia cualquier persona en este castillo, es Leanne quien debe de soportar los comentarios indiscretos con las millones de teorías hacia la salud de Katie, se esmera por mantenerse firme mientras que oye el pésame que le han dado desde que la noticia se ha propagado.

—¿Eres Leanne?

Se sorprende que Chang esté hablándole y que le sonría con comprensión. Leanne baja la mirada y asiente. Un par de estudiantes que van transitando ese pasillo les miran y se ríen de ellas.

—¿Qué quieres? —El tono le sale más mordaz de lo esperado—. Mira, no quiero tus condolencias. Katie no está muerta.

La mención de Katie tiene un efecto inesperado en ella. Los ojos le pican y un nudo en la garganta aparece. Traga en seco y une los labios antes de que emita el menor sonido. Debe de estar dirigiéndose a Cuidado de las Criaturas Mágicas pero su cuerpo no reacciona y la visión se le vuelve borrosa. Aparta la mirada de Chang. Quiere irse de ahí y encerrarse en el aula más cercana hasta que la tranquilidad vuelva a ella.

O eso ha intentado a hacer.

Chang se ha acercado a ella y le ha dado un abrazo, apoyando una mano en la cabeza de Leanne y acariciando los cabellos de ella. Parpadea en repetidas ocasiones mientras que Chang continúa con aquella sonrisa comprensiva en el rostro.

—Nadie me consoló a mí. No te pasará a ti.

Y llora.