Entre el humo y la espada

Tashigi vestía bellísima y avanzaba a ritmo lento. En su cuello brillaba un colgante de oro en forma de espada que tenia sujeto con la mano. Una cohorte de marinos flanqueaba su paso y al fondo Smoker la esperaba. El día había llegado desde que el Vice-almirante se le había declarado. Eso había sido un día en que la habían herido de gravedad y los médicos no daban muchas esperanzas. Smoker se volvió loco pensando que la perdía de su lado y se dio cuenta que no estaba dispuesto a ello, por lo que en el lecho del hospital estuvo velándola ininterrumpidamente y cuando ella recuperó la conciencia le propuso el matrimonio.

Ella habría dado la vida por él, lo respetaba, lo admiraba y sentía un cariño hacia él muy profundo que creía podía ser amor. Hasta hacia una semana.

La semana anterior estuvieron luchando persiguiendo a los Sombrero de paja y volvió a enfrentarse a Zoro. Se fueron alejando del resto de compañeros y mientras luchaban Zoro empezó a reírse de ella

- ¿Así que te vas a casar con Smoker? ¿Tan desesperada estás por no estar sola?

- Mejor estar con él que con alguien tan repugnante como tú.

- Ya te gustaría a ti estar conmigo!

- Lo que pasa es que estas celoso! ¿Quien se va a fijar en un pirata de pelo verde?

Mientras se iban diciendo estos "piropos" las dos espadas entrechocaron y vibraron de una manera muy diferente a la habitual. Shigure y Wado habían decidido que sus dos dueños eran almas gemelas, que estaban hechos el uno para el otro y que ninguna de ellas haría daño a alguno de los dos. Los habían unido en el camino de la espada.

Cuando detectaron la vibración los dos se dieron cuenta de lo que significaba. Las espadas habían decidido por ellos y su decisión les había sorprendido

- No puede ser! ¿Por que me pasa esto a mi?

- De todas las personas que existen ¿Porque ella?

Eso implicaba muchas cosas, muchas verdades calladas y muchos sentimientos ocultos que se negaban a reconocer. Y que ahora quedaban expuestas a la vista de los dos.

Seguían apartados del resto, así que pudieron hablar con libertad. Zoro rompió el silencio

- ¿Entonces sientes lo mismo que yo?

- No se a que te refieres

- El ardor, la pasión cuando te veo. El dolor que me da cuando te vas...

- Zoro, me estás asustando...

Lentamente Zoro se acercó a Tashigi. Ella temblaba tanto de emoción como de miedo. Cuando notó su mano en la mejilla, el temblor cesó. El calor que irradiaba la tranquilizó y la reconfortó

- ¿Que estás haciendo?

- Aún no lo se

Suavemente alzó su cara y la besó. Los labios de ella sabían a chocolate. Eran carnosos y suaves. Tashigi se estremeció de placer con el contacto de sus labios, sabor fresa y nata, fuertes y compactos, apetitosos y sugerentes.

- Soy tuya Zoro. Me rindo a ti.

- No puedo estar sin ti Tashi

Siguieron besándose largamente y de los besos se pasaron a las caricias y la pasión se desbordó mientras rodaban por el césped.

Horas más tarde, Tashigi seguía acurrucada en el pecho de Zoro, disfrutando de su torso y su musculatura hercúlea.

- He de volver. Smoker puede sospechar algo.

- ¿Cancelaras la boda verdad? Tienes que venir conmigo, ahora que estamos juntos.

- No lo se, Smoker puede ser peligroso y si me voy te perseguirá hasta matarte.

Diciendo esto, Tashigi se vistió y se levantó. Zoro en ese momento se quitó un pendiente de los tres que llevaba y se lo entregó a ella.

- Guardalo contigo. Así sabrás siempre que estoy esperándote. Cuando me llames iré a buscarte aunque tenga que cruzar todo el océano. Recuerda que luchas contra Roronoa el Pirata pero que estás unida a Zoro el espadachín. Y yo no cojo nada a la fuerza.

Y dicho esto se marchó sin darse la vuelta.