Esta historia estaba metida en un cajón, hacia ya mucho tiempo; está terminada, aunque el final es una cosa de la que no estoy muy orgullosa.
Depende de vosotras; como siempre, que vaya actualizando y subiendo los fics.
Espero que os guste. Estoy tratando de reeditarla pues la escribí hace mucho tiempo y no tenia el léxico de ahora ( no es que ahora lo tenga perfecto , ni muchísimo menos, uf, estoy fatal.) pero bueno…
Ya sabeis decidme lo que sea; hasta huevos podridos podeis tirarme…
Los personajes no son míos, son de Sthephenie Meyer.
La historia es mia y antigua.
CAPITULO PRIMERO
-Si aciertas a darle en la cara, soy tu amigo, Jasper; para toda la vida además.- la voz del chico era dura y sibilina.
Jasper dudó, y apretó la piedra fuertemente en su mano.
No quería hacerlo; pero si quería ser amigo de Edward Cullen, no le quedaba otro remedio.
La chica estaba sola como siempre; y jugaba con los amigos imaginarios que ella decía que tenía.
Jasper notó que se le formaba un nudo en la garganta. Aquello no era justo..no, no lo era.
Isabella Swan ya habia sufrido lo suficiente como que para que ahora la pandilla de Edward Cullen la lapidara, cerca del muro de piedras que habia al lado de la iglesia del pueblo.
Forks era un pueblo pequeño.
Todas las personas sabían todo, de todo el mundo.
Y también sabían de la locura de los Swan.
Lo habia estado su abuela, su madre y ahora lo estaba ella…
A Jasper ya le comenzaba a sudar la mano.
Sintió miedo. Miedo de Edward, pero mas miedo de ella.
Isabella Swan podia hablar con los muertos. Por lo menos eso decían en el pueblo.
Jugaba con las muñecas, que tiraban en el contenedor; ya que ni ella ni su hermano podían tener nada mundano. Eran excesivamente pobres y mal mirados en el pueblo; señalados.
-Traéla, maldito gilipollas.- Edward Cullen asió fuertemente la mano de Jasper, le abrió los la palma y obtuvo el grueso peñasco.- Fuera, tú no vales para ser mi amigo. Vete con ella,si tienes huevos.
Jasper Hale miró al chico y se separó de él, caminando hacia atrás.
Edward Cullen era unos de los chicos mas ricos de todo el pueblo.
Vivia en las afueras; en una casa que ninguno podia soñar.
Sus padres eran permisivos y le daban todo tipo de caprichos a un niño deslenguado, malcriado y violento.
Carlisle Cullen era el médico de la comunidad y aunque intentaba hacer que su hijo llevase una vida moderada y pasar totalmente desapercibido; sin duda le habia salido todo lo contrario.
Era malvado.
Se ensañaba, hasta tal punto que todos los niños de su edad le tenían autentico terror.
Todos menos ella: Isabella Swan.
Miles de veces se habia burlado de ella haciendo la cola para entrar en el colegio, o intentar por todos los medios que ningún niño de la comunidad se acercara a ella para tener tan solo unas palabras. La odiaba. Con todas sus fuerzas.
Jasper se quedó hipnotizado ante la escena.
Isabella se habia girado y miraba a Edward con la cabeza alta ,esperando el golpe. Altanera.
Edward que estaba de rodillas se levantó.
Estaban a una distancia de unos tres metros.
Ella habia soltado una de sus muñecas y habia avanzado una serie de pasos hacia él, sin apartar la mirada de sus ojos.
Edward hizo un geste de asco con la boca y alzó la mano.
Isabella no intentó cubrir su cuerpo con los brazos o agachar la cabeza, para salvarse del grueso artilugio que volaba hacia ella. Esperó el golpe estoicamente.
Hasta que la alcanzó.
Jasper sintió que le daban arcadas.
Edward sonreía victorioso, habia dado en el blanco…y el blanco estaba en el suelo, con una brecha en la cabeza.
Se acercó a ella y sin perder la sonrisa, se agachó para contemplar la herida sangrante de la chica.
-No te quejas…es increíble. ¿De qué estas hecha?.- se enderezó de nuevo y le dio una patada en el estómago.- Isabella lo miraba, sin expresión, y escupió sangre cuando separó él, separó el pie de su barriga.
Rosalie Hale, también se hallaba allí, y en un acopio de valor corrió a socorrer a la muchacha, que cerraba y abria los ojos; como si un sueño apabullador se estuviera haciendo cargo de ella.
-Quita, imbécil. – dijo apartando a Edward.- Eres un maltratador….mira lo que le has hecho…¿Isabella?...¿Isabella?¿Puedes hablar?.
Isabella no hablaba, pero no perdia de su campo de visión las orbes verdes de Edward Cullen.
Rosalie intentó ponerla en pie y se miró las manos al ponerle las manos en la cabeza.
La chica estaba desangrándose por aquella herida en el parte izquierda de su cabeza.
-Dios mio, Edward. Esto se te ha ido de las manos. Una cosa es meterte con ella, burlarte,…pero esto…esto es denunciable, puede denunciarte ¿lo sabes? A todos..
-Que se atreva.- escupió el rostro de ella e hizo una mueca de asco.
-Edward Cullen.- la voz de la muchacha, temblorosa, hizo que todos la miraba sorprendidos, hasta el mismo mentado. Jasper y Rosalie, sintieron que un escalofrio les recorría la columna vertebral.- ¿Quieres matar a un ángel?.- siguió diciendo Isabella. Sus ojos se cerraban,y Rosalie le dio pequeñas cuando se abrían nuevamente, volvia a buscar con la mirada a Edward Cullen, quien la miraba con los ojos como platos.- Has matado a un ángel…has matado a un ángel.
Edward Cullen corrió hacia su bicicleta y corrió hacia su casa.
Los ojos se le empañaron de lágrimas; aquellas palabras tenían mucho significado para él, y por eso huyó despavorido.
Al llegar a su hogar, dejó la bicicleta en el suelo, y corrió hacia la habitación de su hermana Elizabeth.
Jadeaba, no tenia fuerzas para subir un peldaño mas; pero aún así lo hizo.
Al abrir los ojos, todos estaban allí: el sacerdote, su madre,su padre,…
Buscó la mirada complice de su padre y él negó con la cabeza.
Elizabeth se moria.
Se moria y él no podia hacer nada para evitarlo….su ángel.
-Edward…- la voz de la niña tendida en la cama, lo sobresaltó y fue hacia ella, apretándole las manos con fuerzas y besándoselas.
-Elizabeth…
-Lo he visto todo, Edward…no quiero vivir pensando en lo que eres…cuando duermo, viajo hasta Isabella …y ella me calma y me habla…me sonríe…me quiere…domina mi espíritu y me abandono a sus cuidados.- Elizabeth jadeaba, la falta de oxigeno, le producía mareos y estados comatosos de los que no despertaba en días.- Me voy Edward, me alejo de ti, no eres bueno para mi, no lo eres.
El susurro de Elizabeth, solo lo habia escuchado Edward y cuando esta expiró, un grito colosal inundó la casa de los Cullen.
-¡Te odio! ¡Maldita seas , te odio!...
Me dicen ok? Es bastante amarga; pero es una obra que como ya dije antes la tenia en un cajón. ¿Me diran no? Un beso cielitos!
