"Quien lo diría" piensa el peli-blanco mientras se mira en el espejo, para ser sincero nunca pensó que esto pasaría se decía mientras se arreglaba el esmoquin negro con bordajes plateados.
Si no hace más de un año que estaba de viaje por el trópico con su hermosa esposa.
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Bajaba del avión acompañado de una mujer de cabello azabache y una mirada que haría que el más malo de todos cayeran a sus pies o bueno eso era lo que él pensaba después de todo más de treinta años de casados no hace que los años dañaran lo que había luchado por conseguir.
Al llegar a la puerta del aeropuerto uno de sus sirvientes lo acompañaban para alistar el auto que los llevarían a su residencia.
En el viaje todo estaba muy tranquilo su esposa descansaba mientras el miraba uno que otro dato de la empresa que no había podido ver en su viaje. Al acabar se dedicó a informarse de una u otra cosa que aparecía por internet, cuando algo lo deja anonadado.
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-Cariño no crees que es mejor que te calmes antes de hacer un escándalo- le decía su mujer parándose frente, evitando que siguiera su curso.
-Isayoi, hazte a un lado- dijo el hombre de contextura fornida mientras la cogía de los brazos.
-No- respondió ella aún más seria.
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El ambiente estaba lo bastante tenso, y para colmo los dos hombres no parecían dejar su guerra a una lado, sus miradas chocaban y ninguno quería perder su orgullo no lo permitiría.
-No me quieres contar algo…- dijo el mayor de los hombres, con una tono lo bastante autoritario como para ser confundido con una general.
-Si usted ya lo sabe, ¿qué gana en cuestionarme?-dijo el menor, para luego darle la espalda con la intención de retirarse.
Al cerrar la puerta escucho un golpe al escritorio.
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Sabía que lo que estaba haciendo no estaba bien pero si su hijo no le decía que era lo que tramaba él se aseguraría de averiguarlo, con esa idea se colocó la ropa más informal que encontró, el jean que el usaba cuando estaba trabajando en la hacienda, una camisa blanca y un suéter de cuadros.
"Patético" pensaba mientras se miraba al espejo y se arreglaba su larga cabellera.
Cuando Mioga le trajo la información que le hacía falta el decidió que ya era hora de comenzar con el juego .
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Ya llevaba más de dos hora estacionado al frente de un restaurante que quedaba al pie de un vivero o más bien parecía que los dos se unan entre sí "que curioso" ya cansado de esperar decidió entrar.
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Dentro del establecimiento se dedicó un momento para detallarlo minuciosamente, las paredes eran adornada con jarrones bastantes curiosos, las paredes blancas con un toque de verde y un poco de café, y el olor que venía de la cocina lo encantaba aun mas.
Decidió tomar asiento en una de las mesas del fondo mientras una que otra pregunta se le cruzaba por la cabeza…
-¡Buen día! Que desea ordenar- le dice una joven de no más de veinticinco años –Si desea le podemos ofrecer el especial- le dio a escoger ella.
-Para mí sería un placer- responde el hombre con media sonrisa en el rosto.
Se fijó bien donde estaba y se dio de cuenta que más que ser un restaurante era una pastelería, cosa que solo le hizo tener una pregunta en la cabeza: ¿Cómo?.
Poco tiempo después recibió el postre que era un manjar a la vista pero nada comparado al sabor…
Luego de degustar el postre decidió que era hora de marcharse, se fue a pagar a cuenta para su sorpresa la cajera era una estudiante no más de preparatoria, pero cuando estaba debajo del umbral de la puerta se sintió vacío no encontró lo que estaba buscando…
-Disculpe- una dulce vos que el reconoció como la camarera que lo había atendido.
El volteo y para su sorpresa ella tenía en sus manos un empaque que parecía un postre.
-Eeehh- vio como la chica se sonrojo mirando al suelo, cosa que le pareció bastante curioso.
-Me llamabas- dijo de la forma más dulce que más pudo.
-Sé que le parecerá raro que una desconocida le hable pero quiero pedirle el favor, claro si no es mucha molestia, que le entregue esto a Sesshomaru- dijo ella mientras miraba el empaque de sus manos –sé que él ha estado trabajando bastante duro en su nuevo proyecto y las pocas veces que hemos concedido él se veía bastante cansado…. Aunque no creo que sea en si por el trabajo sino creo que es algo que le preocupa- termino de decir ella.
-¿Sesshomaru?, ¿lo conoces?- pregunto el viendo como su cara competía con el tomate de lo roja que estaba, también curioso que lo llamaba con su nombre de pila.
-Digo al señor Sesshomaru- dijo ella dándose cuenta del error que cometió. "Trágame tierra" pensaba ella por semejante metida de pata que cometió, desde que salía con Sesshomaru nunca se le había salido. –Pues, algo, sabe….- "perfecto ahora balbuceo".
- Quieres tomar un té o un café para que te relajes… Mucho gusto me llamo Inu no Taisho- dijo el mientras volvia a tomar aciento en una silla más cerca a la ventana.
…
