los personajes no me pertenecen, son de Stephanie Meyer. Solo los tomo prestados.
capitulo 01
No quería volver a la vida que tenia. Esa vida donde lo tienes todo porque tus padres se sienten mal por no estar a tu lado cuando los necesitas; donde tienes que aparentar algo en la suciedad que no eres.
Mi padre se la pasaba de un país en otro comprobando sus diversas empresas en el ámbito tecnológico y electrónico. Es uno de los empresarios con más auge del país.
Mi madre con sus aires de grandeza se la pasaba de compras en Milán, New York, Paris o modelando para las más grandes casas textiles del mundo. Siempre frívola y arrogante conseguía los mejores contratos. Si fuera por mí le cerrara la puerta en sus narices solo por su actitud y sus exigencias.
Por lo tanto yo debía ser el hijo prodigio de la pareja, estudiando en uno de los mejores institutos de Chicago, vistiendo la colección del diseñador de turno, hablando con los socios e inversores de mi padre empapándome de lo que luego sería mi empresa, saliendo en las revistas con mi madre con un traje Hugo Boss, asistiendo a fiestas y pavoneándome por estas con una chica, hija de otro magnate, pensando en el futuro al lado de esa chica u otra con más potencial económico que sea bueno para la empresa.
Lamentablemente (para mis padres) no era así, por lo menos no en algunas cosas, no asistía a sus absurdas fiestas de yo soy mejor que tú (al menos no por voluntad propia), me negaba rotundamente a viajar solo por ir a una sesión de fotos donde Elizabeth haría creer a los demás lo buena y dedicada madre que no era, nada de conversaciones con los "amigos" de mi padre y mucho menos trajes de cinco mil dólares o más.
En esa familia solo existía la hipocresía y las constantes discusiones con mis padres.
Elizabeth y Edward Cullen eran la pareja perfecta que se amaban y eran felices, pero al parecer yo no entraba en la ecuación, ellos siempre se encontraban, tenían su enésima luna de miel hacían las veces de pareja recién casados, sin hijos y compromisos. Faltaron a todos mis actos de reconocimiento, a mis recitales de piano y todo lo que fue importante para mí.
Lo sé, soy rencoroso pero tampoco soy ciego para no darme cuenta que ellos no me querían, que solo era un estorbo y que ni siquiera se preocupaban por lo que me pasaba, bueno, solo cuando lo que hacía peligraba con salir en los periódicos.
Como esta vez.
—cariño, ¿cómo te sientes? —me preguntó acariciando mis cabellos.
—Mmm… triste —murmuré con voz rasposa.
—deberías estar feliz.
— ¿y seguir soportando este calvario? —me quejé aún con los ojos cerrados.
—no me gusta que pienses así, hay muchas cosas buenas que te pierdes buscando como hacernos la vida imposible.
Abrí los ojos y me fijé en el avejentado rostro de mi nana.
—A ti no te hago la vida imposible —le dije mirándola a los ojos.
—claro que sí, ¿crees que no me preocupa verte destruyendo tu vida? —me regañó.
—entonces no te preocupes por mí, te van a salir canas.
—hijo, ya tengo todas las canas que me podían salir con todas tus locuras para llamar la atención de tus padres.
Rodé los ojos mientras suspiraba.
Fijé mi vista en mi mano izquierda la cual estaba vendada hasta poco después de la muñeca.
—Eres muy joven para estar bebiendo así —me reclamó con ternura— y menos cuando te pones así de violento.
—No recuerdo nada —gruñí, aquí venía el regaño.
—deja que te lo recuerde entonces. Llegaste de la fiesta de tus amigos con una borrachera impresionante y te metiste en el estudio de tu padre…
—que nunca usa…
—Edward… —me reprochó, suspiró y siguió contando—. Asaltaste su minibar, llamaste a tu padre al que poco después le gritaste hasta del mal que se iba a morir y ahí se desató el huracán Cullen, arrojaste todo lo que había en el escritorio, los libros y la cristalería. Te clavaste varios en la mano y estoy muy segura que no fue por accidente. Te quedaste allí lo que restó de noche y cuando Stefan llegó y derribó la puerta te encontramos inconsciente con charco de sangre a tu alrededor. Los doctores dicen que un poco más y hubieras muerto.
— ¿y ya vinieron?
—solo tu madre. Tu padre está terminando unos asuntos con su empresa y se viene.
— ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
—Dos días —respondió rápidamente.
—Tengo hambre —me quejé dando por terminado el tema.
—pues tendrás que esperarte a que suban tu comida, es decir, unas dos horas. Iré a avisarle al doctor que estás despierto.
Se levantó de la silla que estaba a mi lado de la cama y salió con paso decidido.
Miré a mi rededor, estaba en una aburrida habitación de hospital con su minimalista estilo. Me acomodé mejor en la cama.
Mi madre había venido, todo un acontecimiento. De seguro me reprendería por lo que había hecho y también porque me expulsaron del instituto, me daría uno de sus inútiles sermones y luego esperaría a papá para irse a no sé qué parte del mundo, tal vez al Caribe.
Sonia, mi nana, regresó con el doctor quien después de unas rápidas preguntas y una revisión general se marchó dejándonos solos.
Aún tenía sueño y los mimos de Sonia no hicieron más que dormirme.
—Despiértalo Sonia —oí la irritable voz de mi madre.
—señora, el doctor dijo que descansara todo lo que pudiera —dijo Sonia.
—me importa un bledo, despiértalo, estoy cansada de todo esto.
Abrí los ojos con pesadez y me encontré con los pardos ojos de mi madre. Su cabellera cobriza igual a la mía caía en suaves y perfectas ondas. Su vestido de alta costura desentonaba en aquella habitación, su sobretodo descansaba en el respaldo de la silla donde Sonia había estado sentada.
—Buenas tardes, hijo —el sarcasmo era palpable en la voz de mi madre.
—buenas tardes, madre.
— ¿puedes decirme por qué demonios hiciste eso? — ¡dios! Súper mamá ha hablado.
—Porque me dio la gana —le contesté levantándome un poco de la cama no sin dificultad.
—respétame, Edward Cullen, soy tu madre —me recriminó.
—Cuando te conviene, soy tu hijo —le recriminé a mi vez— dejémonos de tantas estupideces y hablemos como es.
En los ojos de mi madre pude ver la ira que se guardaba pero no me importaba atizarlo, no le tenía miedo.
—estoy cansada de tener que venir porque a ti se te ocurre hacer una de tus gracias. Has venido por sobredosis, arroyamiento, coma etílico, otra sobredosis, apuñalamiento, corte de venas ¿omito algo?
—más bien te sobran dos. Que me arroyaran y que me apuñalaran no fue mi culpa. El primero era un ciego que no se percató que yo iba pasando y el segundo me atracó y que me apuñaló por solo tener diez dólares en el bolsillo —repliqué.
—estoy muy decepcionada de ti ¿Qué dirán los periódicos cuando se enteren?
— ¡que me importa lo que digan los malditos periódicos, tus amigos y el resto del mundo! ¡Me tienen harto! —Grité— estás decepcionada porque soy algo que no le puedes vender a las revistas y la prensa amarillista.
Si algo teníamos en común era que teníamos un carácter fuerte, por lo que las confrontaciones entre nosotros eran épicas.
—No me alces la voz —dijo entre dientes conteniendo su furia.
— ¿o si no qué? ¿Qué me vas hacer? ¿Quitarme mi mesada? ¿Meterme en un manicomio? ¡Tal vez eso es lo que necesito!
— ¡dios! ¡Por tu culpa me salen canas!
—te sacas canas porque estas vieja, no porque yo te preocupe. Sinceramente, no sé cómo es que aún te contratan —me burlé.
La mano de mi madre impacto en mi mejilla con una fuerza increíble o tal vez era el hecho de que yo me encontraba débil. De cualquier forma caí en la cama y mi mejilla ardió como los mil demonios.
— ¡cuidado! Puede que un paparazzi este escondido y luego salga la noticia "Elizabeth Cullen abofetea a su hijo mientras este se recupera de una noche farra" —había golpeado su orgullo y lo seguiría haciendo.
—volveré cuando te den un calmante, no puedo hablar así.
— ¡ah! ¿Estabas hablando?
Su mirada destilaba veneno pero ella no era la única que estaba molesta. Sin decir una palabra más salió de la habitación.
— ¡adiós diva! ¡Cuidado se te rompe una uña! —exclamé antes que cerrara la puerta de un golpe.
La habitación quedó en silencio, Sonia estaba en una esquina bordando algo. Ella ya estaba acostumbrada a estas peleas por lo que ya no temblaba de pies a cabeza como una gelatina.
Cerré los ojos tratando de serenarme, estaba mareado y molesto al mismo nivel.
—estas muy pálido, Edward —dijo Sonia.
Abrí los ojos para verla acercarse y sentarse a mi lado para comenzar con su tarea de acariciar mi cabello.
—el doctor dijo que debes comer bien para que te repongas —dijo suavemente.
—Pues yo no he visto la primera bandeja de comida —repliqué.
—eso es porque te quedaste dormido antes que llegara.
—nana, búscame algo de comer, por favor… dime, ¿Cuántas veces te he suplicado por algo? ¿Cuántas veces te he suplicado por comida y algo de beber?
—de niño me suplicaste bastante porque te dejara levantarte de la mesa.
—en los últimos años, nana… —dije entrecerrando los ojos. Ella suspiró.
—Iré a ver que hay en el cafetín —dijo antes de besar mi frente y recibir una mirada furibunda de mi parte. Odiaba que hiciera eso y ella lo sabía.
Después de comer y darme una deliciosa ducha volví a acostarme para volver a dormir.
hola!
he aquí mi nueva historia. ¿que les puedo decir?
Habrá risas, llantos, sorpresas, un Edward con pensamientos muy particulares.
Mi queridisima Babi Cullen, quien siempre está codo a codo conmigo (figurativamente hablando), apoyándome y ayudándome en cada palabra que escribo.
recuerden dejar sus reviews, asi me hacen saber si valió la pena escribirla :)
saludos:
jnnfrmrz
