En el reino de Aaa, más específicamente en un castillo muy grande y hecho de dulce se encontraba un príncipe rosado quien asistía a una feria de la ciencia que sé llevaba a cabo año tras año en el jardín de su castillo, él estaba un poco emocionado ya que le gustaba profundamente que los dulces ciudadanos y alguno que otro invitado de otros reinos se interesaran tanto por la ciencia, estaba revisando uno que otro artefacto hechos con distintos materiales y para diferentes funciones, por un lado veía cosas muy avanzadas que le sorprendían y por el otro cosas simples e incluso arcaicas, pero eso no lo detuvo para felicitar a cada uno por su trabajo, sin embargo de pronto algo lo alejo de su concentración científica y ya no prestaba atención a aquel dulce que le explicaba como había hecho para construir esa catapulta sin necesidad de usar caramelo macizo y de cómo aguantaba una piedra de semejante magnitud, el dulce príncipe solo tenía puestos los ojos en aquel invitado repentino que apenas había cruzado la entrada y su corazón empezó a latir con tanta fuerza que el príncipe pensó que se escucharía en todo el jardín si no se controlaba, pero ¿A que había venido aquel invitado este día? Se preguntó el peli rosado y se dispuso a averiguarlo mientras se acercaba al invitado.
-Hola Marshall, ¿a qué has venido? No quiero que me causes problemas con tus "bromitas"
Trato de ser lo más frío posible.
-Hola mi principito pero ¿qué manera es esa de recibir a un viejo amigo?
- Ya te he dicho que no me digas así Marshall y siempre que te veo me causas problemas más bien diría yo que eres mi viejo calvario.
-No seas delicado Gumball, solo dime que me extrañaste y olvidaré tus malos modales.
-Pues no, no te extrañe estaba muy bien sin ti, además cuando te fuiste lo hiciste sin decirme adiós siquiera así que me olvide de ti con facilidad.
-Ha eso, bueno lo siento pero tú fuiste quien me rechazo así que creí que no estábamos en condiciones de una emotiva despedida.
-Bueno ya olvidemos eso y perdón por no recibirte bien, ¡Bienvenido de nuevo Marshall!
-Vaya eso es de lo que hablaba y dime ¿Qué cosa divertida puedo hacer aquí?
-No toques nada Marshall, habló enserio.
-¡Wow! tranquilo ¿quién crees que soy?
-¿Por qué crees que lo digo?
Mientras el dulce príncipe intentaba vigilar a su amigo vampiro para que no causará desastres estaban llegando unos valientes héroes quienes hace varios días habían llegado a esa dimensión por medio de una cueva a la que entraron en busca de aventuras y al llegar se dieron cuenta que las cosas eran un poco "volteadas" y decidieron quedarse unos cuantos días para después regresar por la misma cueva por la que entraron. Habían estado visitando a sus yo opuestos quienes por obvias razones les caían muy bien.
-Fionna es fantástica hermanito.
-claro que si hermanito y Cake sabe cómo mover el bote.
Días antes los aventureros le habían prometido a Gumball que no faltarían a aquella feria y ahí estaban cumpliendo su promesa.
El rubio chico aún no se acostumbraba a ver a Gumball en el lugar de su dulce princesa pero había algo en él, algo muy especial que lo atraía de igual manera que lo atraía la DP.
El chico se sorprendió al ver a aquel vampiro flotando pues supo de inmediato que se trataba del opuesto de Marceline y se dispuso a saludarlo de inmediato.
-Ho..Hola
-¡Hola! Finn, gracias por haber venido me hubiera puesto muy triste si no venias.
El príncipe Gumball se sentía muy feliz de ver a ese chico tan encantador, no sabía porque pero el le daba mucha confianza y de una manera misteriosa lo quería demasiado.
El vampiro los observó mientras se saludaban y algo no le gustaba, tal vez era la forma en que el chico rubio veía a su principito o tal vez era que Gumball no sonreía así con cualquiera no sabía por qué pero ya le caía mal ese niño humano.
Creo que olvidaron que Marshall estaba ahí con ellos así que el decidió hacerse presente.
-¡Hola! Me llamo Marshall y ¿tu mocoso? ¿Quién eres?
-Oh! Lo siento Marshall, es que Finn me distrae mucho, Finn quiero presentarte a Marshall el rey de la nocheosfera.
-Mucho gusto, encantado de conocerte pero me imaginaba quien eras, en mi mundo conozco a alguien parecido a ti.
El rey de los vampiros trataba de calmar su odio injustificado por aquel muchacho así que con muchos esfuerzos le contestó.
-Oh ¿Enserio? Genial, bueno si y tú quién eres nunca te había visto por aquí y eso que he vivido mucho.
-Yo... No soy de por aquí, por accidente Jake mi hermano y yo entramos a esta dimensión por una entrada secreta y...
-Ha ya veo, entonces ¿te iras pronto?
-Bueno esperaba quedarme unos días más aquí con Gumball para ayudarlo mientras Fionna va de viaje por unas cuantas aventuras.
-¡Y será genial Finn! Tengo muchas cosas que hacer y con el viaje de Fionna vienes como anillo al dedo.
El pálido colmilludo no sabía si lo que le molestaba más era que tendría que soportar a él joven rubio más tiempo o que Gumball estuviera tan feliz porque se quedara Finn y no el.
Tras ir pasando el evento Marshall se molestaba cada vez más por que Gumball hablaba mucho con Finn y no con el que no se veían desde hace tiempo, así que en un momento de celos en combinación de furia demoníaca tomó del brazo a él príncipe y lo llevó a una zona alejada de todo el barullo del evento donde estaba más obscuro y silencioso.
Gumball no tuvo tiempo de pensar en resistirse ya que el vampiro había sido demasiado rápido, al llegar atrás del castillo lo soltó y le dio la espalda a Gumball con los brazos cruzados para que este no se diera cuenta de toda la rabia que mostraba en su rostro y Gumball confundido lo enfrentó.
-¿Que te sucede? ¿No sabes que interrumpir una conversación es de mal educados? Además ya tengo que ir a anunciar a la gana...
Marshall no le dio tiempo de que terminara de hablar cuando le plantó un beso tan rudo pero al mismo tiempo suave de esos con los que el siempre soñó darle pero que Gumball siempre negaba, Marshall lo tomo por la cintura acercándolo más a él mientras él ponía sus pies en el suelo, pero antes de que es beso se alargara más Gumball lo empujó en el momento justo en el que Finn se asomó...
