Drabble que participa en la actividad del grupo de 'Zona Hero'. Segundo día, Stalker.
Midoriya Izuku desapareció cuando tenía catorce años, el diez de junio del 2008, salió un día de su casa y nunca más se supo de él. Lo único que se encontraron fueron sus zapatos rojos en un contenedor de basura, a partir de ese día… lo dieron por muerto. Su madre quedó destrozada, y aunque no quiere admitirlo, él también. Si fue su culpa o no, no le importa, pero no quería que se marchara, quería y necesitaba, verlo retorcerse de dolor. Como sus ojos verdes y resplandecientes se volvían opacos. Eso era lo que quería.
Pero nunca se le concederá.
¿Y qué más daba? Si incluso muerto… sabe que la mierda verde no lo deja en paz, ¿por qué otra razón se sentiría perseguido? Cuando caminaba hacia la escuela, hacia la tienda, cuando estaba en su casa, podía sentir una mirada penetrante en su ser. ¿Quién más podría ser? Por obvias razones, sería Deku, su Deku. La sensación se vuelve normal, demasiado, y poco a poco deja de darle importancia. De pensar en ello, incluso si pasan los años, si llega el aniversario de su desaparición. Todo queda atrás. Hasta que un día se da cuenta que ha empezado a perder algunas de sus pertenencias, de que hay alguien que le llama al celular y jamás habla. ¿Qué demonios pasaba? Siente un escalofrío recorrerle la espalda.
Alguien llama a la puerta.
—Un momento. —Grita, para evitarse la molestia de que sigan tocando. Aunque parece que ni así ha sido escuchado. —¿Quién es? —Aunque debió preguntar eso antes de abrir la puerta, la imagen que ve lo descoloca en un segundo.
—Deku. —Le sonrisa que tiene en labios, no es la misma de hace diez años, no es dulce, ni tierna. Es fría, casi maniática.
—¿Cómo demonios…? —Está usando su camisa. La camisa que perdió.
—Kacchan sigue siendo Kacchan, ¿no? Kacchan debería saberlo, Kacchan es mejor que un simple Deku.
Antes de darse cuenta, ha perdido el conocimiento… pero duda volverá despertar.
