Ballad.

Capítulo 1: Stay.

Cuando era joven, Tsunade era una mujer muy hermosa, tanto que no había nadie en Konoha que no cayera rendido o rendida a sus pies, pero con el pasar del tiempo, su piel tersa empezó a secarse, llenarse de arrugas, cicatrices, perdió su brillo, se opacó al igual que su cabello, era largo y rubio platinado como la luna, ahora era gris como las cenizas.

A pesar de eso siguió con su vida, apartada de todos en una cabaña escondida en el bosque. Cada vez que se miraba en el espejo, se veía años más joven y su reflejo se reía de ella.

Nunca lo soportaba y rompía el espejo y juraba cosas como "Si el demonio me regresara mi juventud y belleza, daría mi alma a cambio".

Esa noche, el demonio la escuchó por fin, pero a cambio quería algo más qe su alma.

- ¿Quién eres? - Preguntó Tsunade con la mano ensangrentada después de haber roto el espejo.

Había un chico pálido, de cabellos rojo oscuro y ojos celestes claros delineados de negro de pie en la puerta de la casa.

- Soy Sabaku no Gaara - dijo él con media sonrisa sardónica.

- ¿A qué viene el demonio del desierto aquí? - Dijo ella ceñuda.

- Escuché que querías tu belleza de regreso.

- Sí - dijo ella con un brillo en los ojos. - Mi alma, te lo daré.

- Te propongo algo mejor, dame un virgen en sacrificio y te haré joven y hermosa otra vez.

- ¿Virgen? - Dijo ella antes de echarse a reír como loca. - En esta época ni las monjas son vírgenes, ¿dónde saco eso?

Gaara respondió con una sonrisa juguetona como desaparecía. Tsunade se miró la mano cortada, no era una sueño, la sangre seguái escurriendo de la herida.

- De acuerdo, Gaara - dijo ella con una sonrisa entre dientes. - Te daré un virgen, solo espera...

Esa misma noche, Tsunade se puso una capucha y se fue del bosque hacia el centro de Konoha. Su plan era ir a robarse cualquier bebé recién nacido. Eso fue fácil, era un pueblo pequeño, la gente dormía a esa hora, los que no estaban borrachos en las tabernas, ela era libre de ir por las calles. Escuchó unos llantos desde una casa, eso deb´pia ser su día de suerte, pensó rompiendo la ventana de la casa para meterse, había un bebito rubio de ojos azules llorando en su cuna. Tsunade se le acercó y lo miró detenidamente, Gaara no le dijo si quería chico o chica, solo virgen, así que Tsunade cargó al bebé y lo cubrió con los pliegues de la capucha.

En eso entró una mujer de cabellos rojos, al ver a la extraña encapuchada con su hijo en mano, empezó a gritar. Enojadao Tsunade le arrojó varias cuchillas matándola al instante, en eso apareció el esposo de ella y el padre del niño, al ver a su mujer muerta en el charco de sangre, fue detrás de la asesina y ladrona, pero ella se había escondido tras la puerta y lo mató enterándole un cuchillo en la espalda, atravesándole el pulmón y corazón.

- Con que te llamas Naruto - dijo ella mirando ella mirando la manta que cubría al bebito. - Desde ahora seré tu mami - dijo dejando los cadáveres de los padres de Naruto atrás.

Y así pasó diez años, Tsunade se envejecía y Naruto crecía hermoso y sano y virgen. Lo había encerrado toda su vida en una torre en las montañas. Lo visitaba una vez al mes para llevarle libros y comida. Cada vez que Naruto decía que quería salir, le inventaba cosas como que el mundo había asesinos por todas partes, violadores en cada esquina, ladrones que te mataban por un moneda de oro, en fin. Tenía al niño bien asustado y tramado con el mundo exterior y si eso no fuera poco, también se hacía la victima, recordándole que ella era su "madre" y él tenía que ser bueno y obedecerla para no enfermarla.

Así encerrado y apartado del mundo, lógico que Naruto iba a ser virgen, inocente, ingenuo, etc. Perfecto para sacrificarlo a Gaara. Tsunade quedó con él que iba a matar a Naruto cuando cumpliera dieciséis años, así que era cuestión de paciencia, seis años más y Tsunade sería hermosa y joven otra vez.

Por si a Naruto no le quedaba y le daba ganas de escapar, Tsunade había contratado a Itachi y su hermanito Sasuke (un año mayor que Naruto) para que fueran los guardianes de la torre. Ellos aceptaron ya que no tenían a dónde ir desde que sus padres murieron. Pero no podían hacer preguntas ni entrar a la torre ni hablarle a Naruto. Los Uchihas vivían en una casita junto a la torre. Itachi como era mayor, se encargaba de cazar conejos, pescados, zorros para la comida y Sasuke se encargaba los quehaceres de la casa. Bueno, Sasuke quería ir a cazar también, pero su hermano le decía que no porque había prometido a sus padres cuidarlo, así que el menor se aburría un montón.

- ¿A dónde vas tan tarde? - Preguntó Sasuke ya en pijama como Itachi seguía en sus ropas de caza y tomaba flechas y espada.

- Pronto será invierno, es mejor cazar lo que queda de esta semana - dijo él con una sonrisa. - Regresa a la cama, no abras la puerta a extraños...

- Ya tengo once, no soy tonto y sé defenderme - dijo Sasuke agarrando la espada al lado de la chimenea, era tan pesada la espada que salió volando contra el piso.

- Te creo, solo no te metas en problemas y ya sabes, Tsunade pasará éste fin de semana, cuida la torre...

- Lo sé, lo sé, no pasará nada - dijo Sasuke haciendo un ademán con la mano.

Itachi no pudo evitarlo, corrió hacia él y lo abrazó con beso incluido, en serio iba a extrañar a su hermanito. Sasuke puso cara de asco aunque en el fondo le gustó la muestra de cariño. Itachi se fue, Sasuke lo vio alejarse en el caballo por la ventana, después miró a un lado hacia la torre.

- ¿Será que tiene tesoros o un ogro ahí? - Dijo Curioso como iba a la cama, entonces escuchó golpes en la puerta. - Uh... debe ser el viento...

Escuchó más golpes.

- O un perro callejero...

Más golpes.

- No tengo miedo! - Gritó Sasuke cogiendo la espada en el piso y la arrastró consigo hacia la puerta. - Sal de aquí rufián, yo Sasuke Uchiha te dará tu merecido - gritó abriendo la puerta con espada en mano. - ¿Quién demonios eres? - Dijo apuntando con la espada a un peluche con forma de gato, detrás del muñeco había un niño rubio de ojos azules casi de su misma altura.

- Soy Naruto - dijo el niño cabizbajo, tímido. - Vivo ahí - señaló la torre.

- ¿Vives ahí?

- Mi mamá es Tsunade.

- ¿La ancianita tiene hijo?

- ¿Podrías bajar la espada? - Dijo Naruto como Sasuke seguía apuntándolo con la espada.

- No, ¿qué quieres?

- Siempre te veo con tu hermano desde la ventana.

- Tan joven y tan mirón - dijo Sasuke acercando el filo contra su nariz.

- No es eso, es que... Nunca hay nada que hacer ahí solo... y... Acabo de ver que tu hermano se fue... y... creí que te sentías mal en estar solo.

- Claro que no, no le tengo miedo a nada.

- Ya veo... ¿Podemos dormir juntos?

- ¡¿QUÉ? - Asustado por la oferta, Sasuke arrojó la espada lejos.

- Yo sí me siento solo ahí - dijo mirando a la torre como abarzaba fuerte al peluche. - Yo... hacía tiempo quería venir... hablar con ustedes... tenía miedo de que me rechazaran...

- Ya cállate, puedes quedarte aquí esta noche, pero mañana te vas, no quiero problemas con la vieja de Tsunade - dijo Sasuke empujando a Naruto dentro y cerró la puerta.

Sasuke se fue a su cuarto y se fue a la cama, en eso Naruto lo siguió acostándose a su lado.

- Oiga, puedes dormir en el sofá - dijo Sasuke con malas pulgas.

- Pero aquí la cama es más caliente y te tengo - dijo él sonrojado. - Por si me pasa algo malo...

- Con lo feo que eres no creo que nadie quiera siquiera mirarte - dijo Sasuke riéndose.

- Mamá tenía razón, la gente fuera de la torre es mala! - Dijo Naruto pegándole con el peluche.

- Ya verás - dijo Sasuke cogiendo al muñeco y lo botó contra la pared.

- No puedo dormirse sin mi peluche - dijo Naruto con lágrimas en los ojos. - Me siento solo...

- No estas solo, ¿yo qué? - Dijo Sasuke entre dientes como se levantaba de la cama por el gatito, pero Naruto lo retuvo y se abalanzó sobre él, abrazándolo fuerte.

- Tienes razón - dijo Naruto acostando su cabeza contra su pecho y cerraba los ojos, durmiéndose al instante, por primera vez sentía el calor humano, otros brazos, a pesar de que Sasuke lo rodeaba con vacilación se podía sentir su calidez.

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- Naruto, ya puedes despertarte - dijo Kakashi chasqueando los dedos para que el rubio acostado en el diván abriera los ojos lentamente.

- Lo conseguí, doctor - dijo Naruto levantándose como un resorte.

- Estoy sorprendido, has podido viajar a tu vida pasada en tan solo una semana de hipnosis.

- Quiero regresar - dijo Naruto lleno de ansiedad.

- Continuaremos mañana, puedes quedarte en coma si te estancas en el viaje y no regresas.

- Pero... - Dijo Naruto con un dejo de tristeza. - Lo vi... a él...

- Descansa, regresa a tu habitación - dijo el hombre con una sonrisa como el rubio asintió.

Manicomio, asilo, clínica mental. Había muchos nombres para ese lugar. Naruto no se consideraba loco, él mismo se metió al "manicomio". Un año atrás sufrió un accidente de carro, sus padre murieron, él estuvo en coma y se la pasó "soñando" con cierto pelinegro de piel pálida y ojos oscuros. Desde entonces cada vez que dormía soñaba con él, tenía miedo y confusión, no sabía quién era él, pero al mismo tiempo no se sentía solo ni triste en el mundo, por eso pidió a Kakashi, el psiquiatra del lugar que le diera terapias de hipnosis para descubrir quién era el pelinegro.

Naruto estaba feliz porque creía que ya había dado un nombre a ese chico... SASUKE UCHIHA. Qué nombre tan misterioso como su dueño, pensó de camino a su habitación.

Mientras tanto, Itachi dejaba a Sasuke ante el manicomio.

- Baja - dijo él abriendo la puerta del carro. - ¿O quieres ir a la cárcel?

- Eres un mal hermano por dejarme con estos locos que pueden matarme - dijo Sasuke enojado como tomaba su maleta y bajaba del carro.

- Soy un mal hermano por no haberte castigado nunca, pero ahora tienes que cumplir con lo que manda el juez.

Sasuke cerró la puerta de golpe y mostró su dedo corazón a Itachi antes de subir por los escalones del asilo. Se había ido de clases, había ido a los videojuegos, se metió en una pelea con los delincuentes del barrio y en el juicio le hicieron escoger cárcel o trabajo comunitario. A Sasuke le daba lo mismo, así que Itachi escogió por él, ahora Sasuke tenía que hacer un mes de trabajo comunitario en el asilo de enfermos mentales para no tener que ir un año a la cárcel, claro que tenía que ir a vivir al asilo para que a trabajadora social a su cargo viera que avanzaba positivamente.

- Usted debe ser Sasuke Uchiha, nuestro nuevo ayudante problemático - dijo Iruka con tono de broma como lo esperaba en el lobby.

- ¿Esa gente es peligrosa? - Dijo con desprecio como miraba a hombres y mujeres ir por ahí sin camisas de fuerzas.

- Los que lo son están apartados, algunos vienen aquí por decisión propia - dijo Iruka.

- Claro, no están locos - dijo Sasuke con sarcasmo como daba su maleta a Iruka. - Llévala a m habitación mientras que voy a ver el lugar.

- No soy el botones - dijo el mayor con una gota de sudor en la cabeza.

Sasuke lo ignoró y se fue por el corredor en medio de todos esos "locos". Él ni los miraba, pero entonces se tropezó con un rubio de grandes ojos azules, pasaba a su lado y él también lo vio, sus mriadas se encontraron por un instante y era como si se tocaron a pesar de que había una rejilla entre ellos.

- ¿Qué me miras, loco idiota? - Dijo Sasuke sacándolo de su trance.

- No te miro, maldito imbécil - dijo Naruto sacándole la lengua como retomaba su camino.

Me desperté en medio de un sueño.

Mis ojos estaban llorosos...