El cuento del príncipe
Disclaimer: Ningún personaje me pertenece.
El pasto estaba húmedo y frío y ellos estaban recostados sobre él. Cuando se tienen once o doce, quizá hasta trece años, eso no es demasiado importante.
De hecho no es nada importante.
—Ya es tarde, Sev…
Eso lo dijo la niña pelirroja.
—Sí, ¿verdad?
Ninguno hizo ademán de levantarse. Era domingo y los demás alumnos de Hogwarts acababan de regresar de Hogsmead. Ellos estaban cansados. Como pocas veces desde que llegaron al castillo habían tenido la oportunidad de pasar toda la tarde juntos y sin ser molestados. Era casi como cuando estaban en casa.
— ¿Te acuerdas de todas las historias que me contabas, Sev? Ya no lo haces…
—No lo hago porque ahora puedes ver tú misma todo lo que te contaba.
Lily, la pelirroja cerró un momento los ojos, como recordando. Después de un momento, dijo:
—Me gustaba como hablabas, como si fueran cuentos.
—Ya te lo dije, Lily, nada de eso eran cuentos.
Lily suspiró exasperada.
—Vamos a hacer un cuento.
—Hazlo tú. Yo no tengo imaginación.
Lily pensó que Sev mentía, pero no dijo nada, más bien tomó aire y pensó un momento en cómo comenzar el cuento:
—"Había una vez un príncipe llamado Severus…"
— ¿Por qué tiene que llamarse Severus? —Preguntó el niño indignado.
— ¿Y por qué no? —Replicó ella—. No eres el único Severus en el mundo, ¿o sí?
Él pensaba que tal vez así era, ya que no era un bonito nombre, pero no dijo nada ya que de manera egoísta, le reconfortaba la idea de que hubiera otro niño en el mundo lidiando con un nombre tan feo.
—Continúo: "ese príncipe vivía en un palacio sombrío, ya que su madre, la reina, era víctima de una terrible maldición".
La mirada de Severus era tan sombría como el palacio donde vivía su homónimo. No le gustaba el cuento.
—"Así pues, Severus escapó de palacio y comenzó la búsqueda de la contra-maldición que liberara a su madre. Pasado algún tiempo y de algunas aventuras, como peleas con dragones y ladrones de caminos, se encontró con la duquesa Lily, quien también buscaba una solución, ya que su hermana estaba encantada, de tal manera que la veía como un monstruo…"
—Tu hermana no está encantada, solo es horrible. —Interrumpió Severus.
—Petunia no es horrible y yo no soy esa Lily —Reclamó Lily y luego, agregó—: ya te dije que es un cuento.
—Está bien, ya termina con esta tortura.
—"Ella le contó que buscaba a un mago muy poderoso llamado Merlín, un hombre muy viejo y muy sabio que vivía excluido en el bosque. Juntos pasaron por muchas aventuras antes de encontrar al viejo mago y regresar con él al palacio para quitar la maldición y luego al castillo del ducado a desencantar a Petunia…"
—Lo ves, si era Petunia…
—"y vivieron felices y…" —decía Lily, pero Severus no estaba de acuerdo:
— ¿Solo eso? ¿No podría haber algo más?
—Algo más, ¿cómo qué?
—Pues, no sé… como que el príncipe y la duquesa se casan y tienen bebés… y eso…
Lily sonrió.
—Sí había pensado en algo como eso, pero como eres tan pesado, no me quise arriesgar… bueno: "el príncipe Severus desposó a la duquesa Lily y vivieron en el palacio, donde luego de algún tiempo, nacieron un par de mellizos, llamados: Harry y Eileen…"
— ¿Por qué Harry?
—Me gusta ese nombre. "Y entonces sí, vivieron felices y comieron perdices". —Finalizó Lily.
Severus se quedó un momento viendo el cielo, donde acababa de aparecer la primera estrella de la noche, al tiempo que imaginaba que el cuento se haría realidad algún día y que él y Lily, efectivamente, vivirían felices y comerían perdices… lo que fuera que significara eso.
