Hoy quise probar algo diferente. Voy a dejar un poco de lado mi fanatismo por Hetalia, y le voy a hacer un lugar a esta serie que realmente me encantó. Vi Durarara! hace algún tiempo, y ayer encontré esta historia que andaba perdida desde esos tiempos. El título se debe a que no me decidía cual poner, así que directamente lo deje así :B

Durarara! y todos sus personajes y lo relacionado a la novela, manganime no me pertenece. Hago esto sin fines de lucro.

Shizuo x Izaya.


Era como una rutina, un acuerdo. Una invitación indirecta al departamento del rubio, una mano que guía a la otra en medio de los pasillos oscuros hacia la habitación.

Shizuo comienza lento, tranquilo. Deja su fuerza bruta en la entrada, junto con su juicio y sus zapatos. Desliza lentamente la remera hacia arriba, disfrutando del sonido de la tela rozar la piel del informante. Y sonríe. Sonríe por que siente las piernas de Izaya temblar, y por que hasta ahora todo va bien.

A la escasa luz que entra a través de la ventana, la piel contraria luce mas pálida, mas irreal. Se deja llevar por esa ilusión, y se acerca a probar un poco. Empieza por un beso en el cuello, aspirando el aroma, dejando que lo llene y lo haga mas adicto que la nicotina. Acaricia los costados lentamente, en una caricia vaga que no quiere terminar. E Izaya sonríe, por que por mas que crea conocer a Shizuo, este siempre lo sorprende. Y con eso en mente, se deja llevar.

Enreda los brazos alrededor del cuello del rubio, y aprieta fuertemente. Las manos que lo recorrían ahora yacen en su cintura, apretándolo contra el. Sabían que iba a pasar mucho tiempo antes de que se vuelvan a reunir.

Shizuo muerde el hombro que tiene a disposición, y el suspiro que obtiene como respuesta lo incita a seguir. Deshace un poco el abrazo, lo suficiente como para llegar mas al cuello. Y localiza el punto, el lugar que sabe que le pertenece, ese rincón entre el hombro y el cuello. Y muerde. Muerde y lame. Marca y pide perdón. Siente a Izaya suspirar, y se levanta para mirarlo a los ojos.

—Seis meses.— La voz de Izaya, suena profunda y tranquila. Un susurro que en esa habitación envuelta en silencio, parece un grito.

Y Shizuo le sonríe, por que sabe por que están ahí. Sabe que Izaya pasó demasiado tiempo en Ikebukuro, así como sabía que iba a tener que compensar ese tiempo que estuvo fuera del trabajo. También sabía que cuando se despertara la mañana siguiente, Izaya no iba a estar ahí. Por que esa noche era la última, para luego separarse, añorarse, reencontrarse y luego terminar así. Era como una rutina. Y la despedida era como un ritual.