¡Hoooola, Marvelitos! ¡Bienvenidos a esta nueva historia Stony, pero que es algo diferente! Sí, a parte de ser un universo alternativo, claro esta. En vez de ser dos hombres, o que uno de los dos pase por el cambio de género, en esta historia, nuestros dos protagonistas van a ser mujeres.

Y diréis: ``¿Y para qué quieres hacer algo como eso?´´. Bien. Se llama tener Internet y ver demasiadas imágenes Stony. Vi una de ellas donde Tony y Steve eran dos chicas e iban con una especie de uniforme. No me preguntéis porqué, pero la cosa es que las vi adorables y guardé la foto. Y, días después de eso, en Facebook, en una página de Stony que sigo, ¡zass!, otra vez ví la foto y me saltó toda una historia a la cabeza.

Así es, amiguitos míos. Ya puedo ver la misma foto mil veces, que las ideas me saltan cuando les da la gana. Creo que es cosa de mi Musa, porque estaba a punto de irme a la cama y, por tener esta idea, me pasé la mayor parte de la noche sin dormir, creando escenas, lugares, los personajes que tenían que salir…

No sé si habrá lemon (yo el tema yuri creo que no lo he tocado en mi vida, excepto por una pequeña escena en una historia mía en fanfiction de ``Zombie Loan´´. Pero no sé si cuenta porque la personalidad de la chica que metía mano era un chico. Cosas raras que solo pasan en animes) Pero, si lleva a ver, será suave y de buen gusto. No me gusta de nunca las escenas guarras o que se pasan con el vocabulario. Son cosas que no soporto y lo sabéis.

Bien. Como siempre, después de eso, añadir que los personajes no me pertenecen a mí, si no a Marvel (ya que ellos, al menos, crearon a Natasha para el universo 3490) y sus dibujantes, guionistas….. Ya sabéis. Toda la peña. Yo solo los tomo prestados para sacar una de las muchas historias que parece que habitan en mi cabeza. Aunque no sirve de nada, ya que, en cuanto termino una, se me ocurren diez. ¡Así no hay manera de vivir tranquila!

En fin. Antes de que pierda la cabeza del todo, será mejor que os deje con el capitulo. Ya me diréis que os ha parecido este primer contacto. Disfrutadlo.

CAPITULO 1

Aquel estúpido colegio era como si a Natasha la hubieran mandado a una prisión de máxima seguridad para criminales peligrosos. Después de todo, el resultado y la estancia eran más o menos lo mismo; tendría que permanecer allí encerrada, sin posibilidades de salir, a manos de los carceleros a los que tendría que llamar profesores, hasta que acabara sus estudios.

Y todo, ¿por qué? Porque su padre estaba empeñado en que la mejor educación solo la recibiría en los mejores internados.

Aquel colegio, concretamente, estaba oculto de los ojos de todo el mundo en mitad de un bosque vallado, que era propiedad del colegio. Si se quería escapar de allí, había que recorrer el bosque, saltas las vallas y caminar durante una hora y media para llegar al pueblo más cercano, que estaba a unos cuantos kilómetros.

-Comprenderás que este no es un lugar tan malo, señorita Stara- le dijo la directora Danvers mientras la introducía en aquel horror.

Su padre ni siquiera se había molestado en llevarla allí personalmente. Se había encargado de que fuera Jarvis, el mayordomo, que la había criado desde que tenía uso de razón, el que la llevara a aquella pesadilla.

-Aquí te enseñaremos a como comportarte, así como también a hacer pleno uso de todas tus capacidades- le siguió diciendo aquella mujer rubia.

Entre su cabello corto y su porte estirado, estaba claro que aquella mujer era un producto más del ejercito, seguramente formando aquella escuela para llevar a más jóvenes hacia su sórdido mundo de juramentos a la bandera y órdenes absurdas.

Natasha a penas le prestaba atención mientras observaba los enormes pasillos, vacías de decoración alguna, así como los enormes jardines que había tanto alrededor de los edificios que formaban aquel lugar, como los que se encontraban ocultos dentro de algunos de aquellos edificios, con fuentes aquí y allá, y unos cuantos invernaderos, donde lo más seguro sería que las obligaran a cultivar su propia comida.

Aquel colegio para señoritas era un infierno, se mirara por donde se mirara.

-Ahora, te llevaré a tu habitación y te presentaré a tu compañera de cuarto- le dijo la señorita Danvers, ya que no parecía estar casada.-Ella se encargará de explicarte como funciona todo y ayudarte con lo que no entiendas.

¡Genial!, pensó Natasha entonces. No solo iba a tener que residir continuamente en mitad de aquella cárcel, si no que, encima, iba a tener que compartir cuarto con alguna de las chicas a las que aquella mujer habría lavado el cerebro.

Llegaron la zona de los dormitorios, un compuesto de unas especie de casitas, conectadas entre sí por pasillos cubiertos, de no más de 3 pisos de altura, donde parecía habe dormitorios por ``casita´´, llamando a una de las puertas del tercer piso, en uno de los edificios más alejados de aquella zona.

-Adelante- canturreó una voz en el interior.

La directora abrió la puerta, mostrándole un amplio cuarto.

El lugar estaba dividido por la mitad, como si los dos lados del cuarto se reflejaran en un espejo, con una cama, un armario, una mesilla, un escritorio y poco más a cada lado, como si todo estuviera pensado para dos.

Ante ellas, luciendo el horrible uniforme del lugar, se encontraba una chica, rubia, con una amplia sonrisa, la cuál le sacaría casi una cabeza de altura a Natasha, con un generoso pecho y las manos cruzadas en el regazo, esperándolas de pie en mitad del cuarto, como si le hubieran avisado de su llegada.

Bueno…..viendo las maletas que había en la cama vacía, seguramente lo habían hecho.

-Natasha, ella es Stephanie Rogers, tu compañera de cuarto- le dijo la directora.

La joven rubia le hizo una rápida reverencia, como si fuera su forma normal de saludar en aquel lugar, pero ella solo levantó un momento la mano y nada más.

La chica era despampanante, demasiado. Incluso con aquel vestido negro que les obligaban a usar, y que Natasha ya lucía también en esos momentos, en aquella chica lucía bien. Y la odiaba por ello.

-Señorita Rogers, confío en que usted le brindará toda la ayuda posible a nuestra nueva alumna- le dijo la directora.

-Por supuesto- afirmó aquella rubia, sin dejar de sonreír.

¿Acaso era aquel el aspecto normal en su cara o qué?

-Bien. Señorita Stark- la llamó la directora, haciendo que volviera la cabeza hacia ella.-Espero que sepa comportarse. Ya he oído de su fama en otras instituciones de esta índole y desde ya le advierto que eso no será permitido aquí.

Natasha no comentó nada, pero puso cara de disgusto y miró hacia otro lado, cruzándose de brazos.

-La señorita Rogers es también su delegada de clase, a parte de su compañera de cuarto. Si su comportamiento no es el adecuado, me lo hará saber.

¡Ah! Así que por eso la estaban obligando a compartir cuarto con aquella modelo sonriente. Porque era una chivata de mucho cuidado. Siempre había alguien de ese estilo en todos los lugares donde había estado; gente que deseaba estar de buen acuerdo con los profesores y utilizaban a sus compañeros, vendiéndolos, para ello.

Gracias a gente como aquella, era que ya había sido expulsada de más de un centro.

-Bien. Ahora, niñas, disfrutad del día libre. Las clases comienzan mañana- les dijo la señorita Danvers antes de abandonar el cuarto y dejarlas a solas.

-No pareces estar muy contenta de estar aquí- le dijo Stephanie, aun sin abandonar su postura en el centro del cuarto.

-¿Y tú sí?- le soltó Natasha a su vez.-¿Quién querría ir libremente a la cárcel?

-Oh, no. Este lugar es muy agradable. No tiene nada que ver con un sitio como ese. Cuando lleves un tiempo aquí, te darás cuenta.

-Mira- le soltó Natasha, alzando una mano para acallarla.-Dudo que vaya a permanecer mucho tiempo aquí, así que, hasta que me echen, ¿por qué no simplemente nos ignoramos y te chivas de todo lo que hago? ¿Eh?- le soltó.

Aquello dejó a la joven parpadeando.

-¿De verdad crees que iré corriendo a contarle a la directora todo lo que haces?

-Sí, tienes toda la pinta de hacerlo.

-Soy la delegada y, como tal, tengo la obligación de velar por mis compañeras de clase, pero no lo hago con la intención de perjudicarlas.

-Mira- le volvió a decir esta, mirando hacia otra parte para perderla de vista.-Puedes ser todo lo buena que quieras. No es mi problema. Pero no me cuentes todo lo que han metido en la cabeza con sus lavados de cerebro porque no me interesa. Me largó a dar una vuelta- dijo, encaminándose hacia la puerta.

-Pero debes volver antes de las 7 o no podrás cenar- le dijo la joven rubia.

Natasha no dio muestras de haberla escuchado si quiera. Simplemente, salió del cuarto y se dirigió a los jardines, tratando de perderse por alguna parte.

Lo que menos deseaba era tener encima a una lameculos, pendiente de sus entradas y salidas, controlando lo que hacia. Había acabado en peleas con gente como esa.

Necesitaba un lugar tranquilo, relajado, un lugar que le hiciera olvidarse de donde se encontraba y por culpa de quién.

Encontró el lugar ideal entre una serie de árboles no muy lejos de allí, donde pudo tumbarse sobre la hierba. Y, sacando su iphone, se puso a escuchar música mientras el sol de la tarde calentaba el lugar y a ella.

Si no se evadía de allí, su primer día sería el principio del infierno y no pensaba permitir que aquel lugar pudiera con ella tan jodidamente rápido.

Su padre creía que enviándola a lugares como aquel, su actitud cambiaría, se haría tan dócil como él siempre había querido que fuera, cuando, en realidad, ni siquiera había tratado de ver que ambos eran iguales. Si su padre odiaba tanto su forma de ser era porque se veía reflejado en ella continuamente y por eso chocaban una vez tras otra.

Pero el carácter de su padre le había llevado a la fama que tenía ahora, a conseguir los logros que había obtenido. ¿Por qué quería que ella cambiara? ¿Acaso no era mejor tener a una heredera fuerte para Industrias Stark? Al fin y al cabo, cuando él faltara, ella iba a tener que hacerse cargo de todos los negocios, ¿verdad?

Debió de quedarse dormida sin darse cuenta, ya que no recordaba nada más después de haber pensado eso, hasta que una voz lejana comenzó a llamarla.

Aunque se dio cuenta de que parecía lejana porque aun llevaba los auriculares puestos.

-Natasha, se nos hace tarde- le dijo Stephanie, quitándole uno de los auriculares del oído.

-¿Tarde para qué?- le espetó esta, molesta porque aquella chica tuviera que aparecer para incordiarla.

-Para la cena. Son casi las siete.

-¿Ya?- exclamó esta, incorporándose y dándose cuenta de que el sol ya se estaba ocultando.-¿Cuánto llevo aquí?

-Yo diría que casi tres horas. Te has echado una buena siesta- le dijo esta, sonriendo.

Natasha contempló aquella sonrisa, como si fuera lo más normal del mundo lucirla, con fastidio, empezando a cansarse de verla.

-Tampoco me moriría por perderme una comida- se quejó.

-Oh. No digas eso. Es una buena ocasión para conocer a tus compañeras de clase. Así podrás hacer más amigas.

-No voy a estar aquí tanto tiempo como para eso- dijo Natasha, poniéndose en pie y sacudiéndose la falda del uniforme, tratando de limpiarla.

-No digas eso- repitió la joven rubia.-Ya verás como te acabará gustando estar aquí. Es un buen colegio.

-¿Tú cómo acabaste aquí?- le preguntó Natasha.

-Oh. ¿Yo? Mi madre había sido alumna de este colegio. Y mi abuela antes que ella también, así que era lo más natural que yo también asistiera.

-Pues yo estoy aquí porque mi padre quería deshacerse de mí y no sabía cómo, así que deja de tratar de venderme este lugar y deja de fingir que eres amiga mía. No necesito amigas ni nadie que me vigile- le soltó antes de echar de nuevo a andar hacia los dormitorios.

Pensaba que así dejaría el tema, que la chica iría a donde tuviera que ir y la dejaría por fin en paz de una buena vez.

Pero, tras llegar al cuarto y dejarse caer sobre su cama, en el lado derecho de la habitación, Stephanie apareció en la habitación, cerrando tranquilamente la puertas tras ella, como si no le acabara de decir todo lo que le había dicho.

-¿Acaso no tienes hambre?- le preguntó esta, tan calmada que hasta casi daba miedo.

-¿Y tú?- le espetó Natasha, colocando las manos debajo de su cabeza.-¿No tienes que alimentar esas dos bolas de grasa de ahí?

Stephanie se miró el pecho al decirle eso y volvió a sonreírle, dejando que una pequeña risa escapara de ella.

-Sí que son grandes, ¿verdad?

-Parecen dos balones de fútbol- comentó Natasha, mirando el techo.

-Las chicas suelen competir por esas cosas en los exámenes médicos, aunque a mi me parece una tontería.

-¿Nos hacen exámenes médicos?

-Tienes que asegurarse de que estemos sanas y que crezcamos y comamos como es debido- le dijo esta, tomándose aquello en serio.-La nutrición es esencial.

-Pues si tan preocupada estás por tu nutrición, será mejor que corras al comedor antes de que te dejen sin tu parte.

En otros internados a los que había asistido, uno de los castigos más usados había sido el dejarla sin comer o cenar. O reducir su ración o darle solo lo básico, creyendo que, de esa manera, doblegarían su carácter a voluntad. Sin embargo, lo único que habían logrado con eso había sido que se acostumbrara a pasar hambre de vez en cuando sin ningún problema.

Haría falta algo más que eso para poder con el carácter de una Stark.

Sin embargo, con lo que no contó fue con su cabezota compañera de cuarto.

En vez de rendirse de una buena vez y dejarla en paz, que era lo que quería, la joven rubia se dirigió a su propia cama, se acomodó la falda y se sentó, como si fuera a permanecer allí mucho tiempo.

-¿Qué es lo que estás haciendo?- le preguntó cuando la vio hacer eso.

-Si tú estás haciendo alguna dieta, es posible que la haga yo también. Como has dicho, no me faltan reservas.

Aquello hizo que Natasha frunciera el ceño.

¿De verdad esperaba que le importara en lo más mínimo que quisiera pasar hambre? ¿Por qué debía de importarle aquella cabezota chica, que, seguramente, había sido obligada a permanecer a su lado por la directora? Por ella, como si se moría de hambre.

-Creo que hoy había lasaña para cenar- comentó Stephanie.-Mañana tenemos clase de educación física a primera hora, así que dejan cosas de ese estilo para los días que saben que haremos más ejercicio.

-¿Y a mi qué? No me vas a ver sudando- comentó Natasha a su vez, con los ojos cerrados, tratando de ignorarla.

Aquella chica podría hacer lo que le viniera en gana. Si pensaba que iba a ceder de un modo tan simple, estaba muy equivocada.

-La cocinera, Wanda, le pone muchísimo cariño a todo lo que hace. Incluso las verduras consigue que sepan de manera espectacular. Hemos tenido mucha suerte con ella- siguió diciéndole esta.

Natasha la miró de mala manera, ya que no le interesaba en lo más mínimo las artes culinarias de la cocinera de aquella cárcel, pero, del mismo modo que Natasha trataba de ignorarla, Stephanie miraba a otro lado mientras hablaba, más como si reflexionara en voz alta en vez de hablando con ella.

-El otro día nos sirvió salmón y estaba….. Incluso las chicas que no les gusta demasiado el pescado quisieron repetir. Es una joya.

-¿Me vas a hablar de todo el menú?- le espetó ella.

Se estaba cansando rápido de aquella charla estúpida.

-Solo te informo de lo que te estás perdiendo- le dijo Stephanie, toda inocencia.-Es…..una nota informativa del colegio.

-Pues ahórrate el informe. Si quieres ir a cenar, ve tú sola.

-Pero…..es que es tu primer día.

Ah. Ahora lo comprendía. Seguramente, la directora le habría dicho que no se despegara de ella, pasara lo que pasara. Así que, si se pasaba una semana sin comer, la chica tendría que hacer lo mismo, ¿no?

-¿Y qué te importa a ti lo que yo haga o deje de hacer? Ya te he dicho que no voy a pasar mucho tiempo aquí.

-Pero….eres mi compañera de cuarto. En realidad, la primera que he tenido.

Aquello hizo que Natasha volviera la cabeza para mirarla.

-¿Y qué hay con eso?

-Bueno…..pensé que, cuando tuviera una, seríamos buenas amigas. Podríamos hablar hasta tarde por las noches, compartir nuestras cosas, ir juntas a clase y al comedor…..Ese tipo de cosas- comentó, pareciendo avergonzada.

¿En serio? ¿Aun existía gente tan inocente en el mundo, que pensara de esa manera?

-De verdad que eres una chica rara- le soltó Natasha, centrando de nuevo la vista en el techo, apartando los ojos del sonrojo que cubría las mejillas de esta.

-Puede ser- comentó Stephanie, luciendo una tímida sonrisa.-Pero yo le pedí que fuéramos compañeras a la directora cuando me enteré que llegaba una alumna nueva.

-¿Para qué? ¿Para tratar de ganarte mi favor?- le soltó Natasha a su vez.

No sería la primera ni la última persona que se acercaba a ella con la intención de sacarle algo a cambio, ya fueran vienes materiales o una relación más cercana con la familia Stark y todo lo que a ellos rodeaba.

-¿Para qué iba a querer ganarme tu favor? – preguntó Stephanie, mirándola.

-Oh, por favor. Ahora no me irás a decir que no sabes quienes son la familia Stark, ¿verdad?

-¿Quién es la familia Stark?

Natasha volvió los ojos entrecerrados hacia ella, pero o aquella chica era realmente la mejor actriz que había visto nunca o de verdad ignoraba por completo el poder con el que contaba su familia.

-¿Cómo es posible que no sepas quiénes somos?

-Bueno…..llevo aquí desde los seis años, así que hay cosas de fuera que no conozco- le contó esta, dejando que, de nuevo, un ligero sonrojo le subiera a las mejillas.-Desconozco los grupos de moda, la ropa que se lleva y algunas noticias. Hay Internet, no me malentiendas, pero aquí no hay necesidad de nada de eso.

¿Desde los seis años? ¿Llevaba encerrada en aquella cárcel desde los seis años? No era de extrañas que su forma de comportarse recordara tanto a la de la directora. Se había mimetizado tanto con el entorno que ya le sería imposible ser de otro modo.

-Por eso quería una compañera- siguió diciéndole esta.-Alguien que me hablara del mundo de fuera. Me gusta estar aquí, pero yo también tengo curiosidad. Rara vez voy a casa por vacaciones debido a los horarios de mis padres.

Eso Natasha lo conocía bien. El pasar las fechas señaladas, donde normalmente las familias se reunían para celebrar, completamente sola, con sus padres en algún lugar del mundo, sabiendo que su padre no abandonada su trabajo bajo ninguna circunstancia, ni siquiera por ella, era demasiado conocido.

-Yo nunca he sido de tener grandes amistades- le soltó Natasha, aun contemplando el techo del cuarto.-La gente suele serme una molestia.

-Oh. Pero no creo que toda la gente sea igual. Y tendrás que comer.

-Eso tampoco me es un problema.

-Vaya. No sé si decirte que qué afortunada eres o no.

Natasha iba a añadir algo más, pero el sonido de un gruñido, algo bajo pero profundo, llenó el cuarto durante unos instantes.

No supo qué había sido eso hasta que vio como Stephanie se sonrojaba aun más y se llevaba una mano al estomago, como si quisiera acallar el sonido.

-¡Si tanta hambre tienes, ve a cenar, idiota!- le gritó la castaña, incorporándose sobre sus brazos, volviéndose hacia ella.-¡No tienes que pasar hambre por mi!

-Pero yo quería que fuéramos juntas a comer. Eres mi compañera. No quiero dejarte aquí sola.

Natasha ya no estaba tan segura de que la directora hubiera mandado a aquella chica. Después de todo, parecía estar haciendo el trabajo por ella misma, sin saberlo. Pero una cosa sí quedaba clara. Era demasiado estúpida.

-¡Si yo no quiero comer, tú no tienes que pasar hambre!- le volvió a gritar.-¡Ve al comedor antes de que me enfade de verdad!

Aunque…..que alguien del tamaño de Natasha se enfadara de verdad no tenía que imponer demasiado para alguien de la altura de Stephanie, que solo la miró con ojillos de cachorro.

-Es imposible que tú no tengas hambre- comentó la joven rubia, poniéndose en pie y dirigiéndose hacia ella.

Natasha frunció el ceño cuando la vio acercar, esperando a ver qué era lo que quería hacer, pero no se esperó lo que hizo.

Con toda la tranquilidad del mundo, Stephanie se inclinó hasta quedar a su altura y pegó su frente a la suya, dejando a la joven Stark con los ojos abiertos como platos ante aquellas confianzas.

-No parece que tengas fiebre ni nada- comentó Stephanie, ignorante al sonrojo en la cara de Natasha.-Deberías comer algo.

-¡Vale!- exclamó esta, incorporándose y levantándose de la cama para apartarse de ella.-¡Si lo que quieres es que te acompañe, te acompaño, pero déjalo ya!

-¡¿De verdad?!- exclamó esta, volviéndose hacia ella, pareciendo rebosante de felicidad en esos momentos.

-Sí. Pero no te me vuelvas a acercar de ese modo.

-Es el mejor modo para ver si alguien tiene fiebre- comentó esta.

-Pues no quiero que lo vuelvas a hacer conmigo.

-De acuerdo. Si no quieres que lo haga, no lo haré- afirmó esta, dirigiéndole una sonrisa más amplia de lo normal.

Natasha no se dio cuenta del modo en el que se quedó mirándola hasta que sonó unas campanadas en la distancia, marcando las siete, sacándola de su estupor y preguntándose qué demonios le estaba pasando.

-¡Vamos a cenar!- canturreó Stephanie, aferrándose a su brazo como si fueran amigas de toda la vida.

Y, sin que ella pudiera decir algo al respecto, se vio arrastrada por la joven rubia por aquellos enormes pasillos desiertos, preguntándose porqué le había estado latiendo tan fuerte el corazón.

Fin del primer capitulo.

Bien. ¿Qué os ha parecido? ¿Ha sido este un buen primer encuentro, teniendo en cuenta que Natasha odia con toda su alma los internados a los que la manda su padre? ¿Y qué os parece Stephanie? Yo diría que me ha salido demasiado adorable. Pero, claro, es lo que tiene haber pasado toda la vida allí encerrada, sin a penas haber salido.

No supuso lo que me iba a llevar escribir una historia completa de la foto que había visto y, la verdad, no tengo ahora mismo ni la más remota idea de cuantos capítulos o cuan larga va a ser la historia. Pero espero que no me salga como ``Después de una Guerra´´ o ``You are my destiny´´ o moriré.

Y no lo digo porque me lleve mucho tiempo escribir, si no que, como Wattpad sí permite subir imágenes con los textos, he empezado a hacer mis propios dibujos de los capítulos y, como mínimo, son dos imágenes por cada uno. Los dibujos que hago a papel luego los tengo que pasar al ordenador, dibujarlos con un programa y pintarlos. Vamos. Que es trabajo. Por eso espero que no sea mucho.

De todas maneras, yo estaré aquí el tiempo que haga falta.

Como siempre, me despido de vosotros deseándoos que os mantengáis sanos y nos seguimos leyendo en el siguiente capitulo. Hasta pronto.